Tamil Rahani, el heredero de los Blofeld, había decretado que ambos debían morir, y que él asistiría a su muerte. Sólo lamentaba que ésta tuviera que ser rápida.
Cetrino y de corta estatura, el hombre, que era el más sigiloso y certero asesino con que contaba ESPECTRO, escudriñó el interior por el enrejillado de la persiana y, sonriente, retiró de entre sus ropas una cerbatana de marfil, de quince centímetros de longitud. Con cuidado aún mayor introdujo el minúsculo dardo de cera impregnada de letal nicotina pura, y deslizó el extremo de la boquilla a través de la celosía. Percy, tendida en el lecho y con los ojos entornados, ocupaba el lugar más próximo a la ventana.
Su reacción fue producto del largo entrenamiento que le había conferido un instinto casi animal frente al peligro. Con un súbito movimiento, se deshizo del abrazo del sobresaltado Bond y alcanzó el pequeño revólver que siempre dejaba en el suelo, junto a la cama.
Disparó dos veces, volteando desnuda sobre el suelo, según un procedimiento de manual. El hombre, cuya silueta se perfilaba claramente detrás de las persianas, saltó hacia atrás, como a cámara lenta, mientras su último aliento proyectaba el mortífero dardo al vacío.
Bond, ASP en mano, no tardó más de un segundo en situarse junto a ella. Al salir al aire de la noche, oyeron, procedente de la carretera, el rugido de un motor. Sabían, sin que nadie se lo dijera, quién era el dueño de aquel coche.
Más tarde, retirado ya el cadáver, cursadas las oportunas llamadas a Londres y a Washington, y satisfechas por fin la policía y demás autoridades, Bond y Percy se dirigieron en coche a la ciudad de Corfú, donde se alojaron por una noche en uno de sus hoteles importantes.
– Bien; por lo menos esto aclara la situación -dijo Percy-. Ahora sabemos los dos a qué atenernos.
– No te entiendo.
Habían conseguido que les sirviesen una improvisada cena en la habitación. Bond, pese a todo, no conseguía sosegarse.
– Hablo del futuro, James. Después de este desagradable incidente, sabemos lo que nos reserva.
– ¿Quieres decir que ninguno de los dos conoceremos la paz mientras siga vivo el sucesor de los Blofeld?
– Esa es una parte de la cuestión. Pero hay más -hizo una pausa y tomó un sorbo de vino-. He matado, James. He matado de forma mecánica y…
– Eficiente en extremo, cariño.
– Sí, a eso me refería. No somos como la demás gente, ¿verdad? Estamos disciplinados, reglamentados y… obedecemos órdenes. Tenemos que meternos en situaciones peligrosas como quien dice sin previo aviso…
Bond lo meditó un instante.
– Desde luego tienes razón, cariño. Comprendo lo que quieres decir: la gente de nuestra especie no puede interrumpir la marcha y entregarse a una vida normal.
– Exactamente, James. Han sido unos días maravillosos. Los mejores que recuerdo. Pero…
– Pero hemos de darlos por terminados.
Percy asintió. él se inclinó hacia ella, la mesa de por medio, y la besó.
A la mañana siguiente cambiaron sus billetes de avión. Bond fue a despedirla al aeropuerto, y siguió con la mirada el vuelo del avión que, tras recorrer la pista, se remontó en el aire describiendo un círculo en dirección a Atenas, donde Percy transbordaría rumbo a París.
Él saldría una hora más tarde rumbo a Londres, hacia una de sus otras vidas, a desempeñar alguna nueva misión por la patria.
***
[1]Máquinas tragaperras; el apodo proviene de la palanca que había que accionar para hacer girar los rodillos con las figuras.
[2]"Salas privadas". En ellas se podía jugar sin límite.
[3]A principios de la década de 1980 aparecieron las primeras consolas para videojuegos instaladas en lugares públicos.
[4]Los números impares.
[5]"Hagan juego."
[6]"¡Ya no va más!"
[7]"¡Diecisiete, negro, impar y falta!"
[8]El caballo, o pareja, consiste en apostar a dos números poniendo la ficha sobre la línea que los separa, y se paga uno a diecisiete. El cuadrado consiste en apostar a cuatro números poniendo la ficha sobre el punto en el que se tocan, y se paga uno a ocho. La columna consiste en apostar a una de las tres columnas que forman los números del tapete, y se paga uno a tres.
[9]"Para los empleados."
[10]Juego de palabras entre Holy y Holly (Santo).
[11]La C.I.A., Company Inteligency Agency, Agencia Central de Inteligencia, tiene su base en la localidad de Langley, en el estado de Virginia.
[12]Cuadrados.
[13]"Erewhon" leído al revés es "Nohwere", casi "No-were", es decir "en ningún lugar". La expresión está tomada de una novela anti-utópica de Samuel Butler "Erewhon: or, Over The Range" (1872).