P. Cast - Profecía De Sangre

Здесь есть возможность читать онлайн «P. Cast - Profecía De Sangre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Profecía De Sangre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Profecía De Sangre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Elphame es mitad humana mitad centauro, hija de Etain, esposa de Epona. Es prácticamente humana pero su apariencia evidencia la rareza de su origen, sus piernas de centauro, su condición de híbrido, la separan del mundo.
Cuando emprende su viaje hacia el castillo de MacCallan lo hace dejándose llevar por una atracción que desde niña ha sentido por las leyendas del mundo antiguo. Cien años atrás, unas criaturas demoniacas y sangrientas llamadas Fomorians arrasaron aquel lugar. Una premonición de su hermano pequeño, que le acompaña en el viaje, le dice a Elphame que allí encontrará no solo su destino sino también un compañero para su vida. La profecía se cumple cuando Elphame conoce a un mitad hombre y mitad Fomorian llamado Lochlan.

Profecía De Sangre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Profecía De Sangre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Por lo menos, ya sabía el motivo por el que la visión de su hermano era incompleta, y no podía evitar pensar que Epona había sido muy sabia al ocultarle el rostro de Lochlan a Cuchulainn. Si él supiera que su compañero iba a ser un demonio Fomorian… Elphame ni siquiera quería pensarlo.

– Esto va a ser muy difícil -dijo.

Lochlan sonrió.

– Mi madre habría dicho que entonces es algo que merece la pena.

El cariño con el que mencionó a su madre hizo que la irritación de Elphame desapareciera.

– La querías mucho.

– Ella me dio la humanidad, y después me enseñó lo que significaba. Nunca me vio como si fuera un monstruo, sino como a su hijo.

– Tú no eres un monstruo -dijo Elphame.

– No. No lo soy, pero llevo la sangre de una raza de demonios en las venas, y eso es algo que ninguno debemos olvidar.

– ¿Debería tener miedo de ti?

– No puedo responder a esa pregunta por ti -dijo él-. Lo único que puedo decirte es que preferiría morir antes que hacerte daño.

Elphame notó que se le hacía un nudo en la garganta. Su mente y su corazón estaban batallando. Debería pedirle que se marchara. Le daría ventaja, y después informaría a Cuchulainn de que había una criatura Fomorian en Partholon. Tenía que dejar de pensar como una tonta romántica. Él no era más que un sueño peligroso.

– Me marcharé, si es lo que deseas -dijo él.

– ¿Puedes leerme el pensamiento? -preguntó Elphame con aspereza.

– No, no puedo, sólo puedo leer tu semblante y tus ojos. He soñado contigo desde que naciste. Ha sido tiempo más que suficiente para aprender cómo son todas las expresiones de tu cara, y para entender tus estados de ánimo.

Elphame lo miró a los ojos, intentando obviar la tristeza que percibió en ellos. Podía hacerlo. Podía pedirle que se fuera. Su destino era ser la Jefa del Clan, ser La MacCallan, y estaba marcada por el poder de Epona. Estaba aparte de los demás.

Como Lochlan.

Lo miró y analizó la verdad de la criatura que estaba ante ella. Tenía un cuerpo muy humano. Era alto y musculoso, y estaba bien formado. Sin embargo, los hombres no tenían alas, y no tenían la piel brillante como si irradiaran una luz pálida. Tampoco había visto nunca unos ojos de aquel color gris oscuro, como una tormenta. Elphame recorrió su figura con la mirada hasta que llegó a sus pies.

– Garras -dijo Lochlan, y se encogió de hombros-. Tengo garras. Tú tienes cascos. Si pudiera elegir, creo que preferiría tener cualquiera de esas dos cosas antes que los pies de un hombre. No puedo imaginar cómo es llevar zapatos.

Elphame se rió.

– Ésta es la primera vez que lo digo en voz alta, pero pienso lo mismo. Cuando era niña, mi madre se ponía triste porque yo no podía ponerme medias y zapatos, así que me abrillantaba los cascos hasta que relucían. Yo intentaba explicarle que a mí no me importaba, que me gustaban mis cascos, pero ella nunca lo entendió.

Lochlan le devolvió la sonrisa.

– Mi madre sólo me decía que me cortara las garras porque estaba cansada de remendar mis sábanas.

Era muy fácil hablar con él. Cuando dejó de analizar su humanidad, y comenzó a reaccionar como una mujer ante un hombre, se dio cuenta de que no era difícil olvidar que fueran tan distintos. Su corazón le decía que él no podía ser un monstruo, pero ¿podía confiar en su corazón?

Lochlan no mostró ninguna señal de su propia angustia mientras observaba su lucha interna y el conflicto de sus emociones. ¿Qué podía decirle? No podía pedirle que lo aceptara. ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Qué ocurriría si no encontraba ningún modo de llevar a cabo la Profecía, si no era con su sangre? Debería dejarla en aquel mismo instante, darse la vuelta y huir, y no volver a verla, aunque al hacer aquello estuviera condenando a los suyos a la locura eterna.

Notaba el tirón del demonio que habitaba en sus venas. «Llévatela», le susurraba. «Tómala y haz lo que quieras con ella».

«¡No!», pensó Lochlan, y aceptó el dolor con agrado, como siempre que conseguía reprimir al demonio de su sangre. Aquel dolor era el mismo que estaba haciendo que su gente perdiera la humanidad y se abandonara lentamente a la locura y a la sed de sangre que era la esencia de la raza Fomorian. El dolor era el precio que debían pagar por intentar ser algo más que sus demoníacos padres. Habían nacido diferentes, únicos. En los vientres de sus madres, cada uno de ellos se había alterado, y en vez de pertenecer a la raza Fomorian, había evolucionado hasta ser algo casi humano. Sin embargo, la llamada de su sangre oscura siempre estaba presente, y era una tentación que debían reprimir. Era una seducción llena de sueños de muerte y de la enloquecedora esencia de la sangre.

¿Cómo iba a salvar a su raza de la violencia que los estaba destruyendo? ¿Matando a Elphame? ¿Cómo podía pedirle Epona algo semejante? No tenía sentido. Debía de haber otro modo de cumplir aquella Profecía.

Ella estaba muy cerca, y ya no era la mujer etérea de sus sueños, sino un ser vivo que respiraba, y que estaba a pocos metros de él. No podía dejarla. Todavía no. Había pasado un siglo luchando contra la oscuridad, y no iba a retirarse.

Lentamente, Elphame alzó la vista para mirarlo, y Lochlan vio su confusión, que era casi un espejo de la que él sentía.

– No tengo todas las respuestas que necesitas -dijo-. Están sucediendo muchas cosas que yo tampoco entiendo, pero te juro que mi corazón, incluso mi alma, están ligados a los tuyos. Si tú no estás a mi lado, sufriré por ti hasta que deje de respirar -dijo Lochlan.

Él sufría por ella. Elphame estaba empezando a sentir algo igualmente terrible y maravilloso. De repente, quiso acariciarlo. Quería sentir la seguridad de que él respiraba, de que era de carne cálida. Él había estado soñando con ella durante toda la vida, y ella sólo había soñado con él durante una fracción de aquel tiempo, pero Elphame ya sabía que quería algo más que sueños y esperanzas.

Sin dudarlo, bajó cuidadosamente de su asiento y se acercó a él.

– Elphame -susurró él-, no debería quedarme.

– Lo sé, pero no quiero que te marches -respondió ella, e intentó sonreír-. Pero tal vez el golpe que me di en la cabeza me esté nublando el juicio.

Lochlan frunció los labios.

– Entonces, parece que tu herida se me ha contagiado -dijo. Alzó la barbilla y señaló a un lado de la cabeza de Elphame-. Y parece que has mejorado mucho. Te curas con rapidez -añadió, y miró su hombro-. Veo que tu Sanadora te ha dado permiso para que te quites el cabestrillo.

– Brenna -dijo ella-. La Sanadora se llama Brenna. Tiene mucho talento, y además es mi amiga.

Él asintió pensativamente.

– Me gustaría ver cómo te ha curado el corte del costado.

Elphame se puso la mano sobre el vendaje que tenía bajo la túnica de lino.

– Creo que tendrás que aceptar mi palabra de que también se está curando bien.

Lochlan sonrió con picardía.

– Ya te he visto el costado desnudo.

Oh, por Epona… Elphame sintió un cosquilleo en el estómago. Deseó desesperadamente tener el don de su hermano para flirtear.

– Bueno, eso fue en un momento de urgencia, pero ahora no me va a atacar ningún jabalí. Y de todos modos, no creo que tenga muy buen aspecto. No me he bañado desde el accidente.

Elphame se pasó una mano, con un gesto nervioso, por el pelo. Le pareció que estaba sin vida, muy sucio. Incluso dio un paso atrás por miedo a oler tan mal como pensaba.

Pero Lochlan no le permitió que se retirara. Sin acercarse a ella, la tomó de la muñeca. Elphame notó el contacto de su mano y le pareció fuerte y cálida. Él tiró suavemente, y ella dio un paso adelante.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Profecía De Sangre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Profecía De Sangre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Profecía De Sangre»

Обсуждение, отзывы о книге «Profecía De Sangre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.