P. Cast - Profecía De Sangre

Здесь есть возможность читать онлайн «P. Cast - Profecía De Sangre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Profecía De Sangre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Profecía De Sangre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Elphame es mitad humana mitad centauro, hija de Etain, esposa de Epona. Es prácticamente humana pero su apariencia evidencia la rareza de su origen, sus piernas de centauro, su condición de híbrido, la separan del mundo.
Cuando emprende su viaje hacia el castillo de MacCallan lo hace dejándose llevar por una atracción que desde niña ha sentido por las leyendas del mundo antiguo. Cien años atrás, unas criaturas demoniacas y sangrientas llamadas Fomorians arrasaron aquel lugar. Una premonición de su hermano pequeño, que le acompaña en el viaje, le dice a Elphame que allí encontrará no solo su destino sino también un compañero para su vida. La profecía se cumple cuando Elphame conoce a un mitad hombre y mitad Fomorian llamado Lochlan.

Profecía De Sangre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Profecía De Sangre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Has dicho algo, Elphame? -preguntó Brighid, acercándose a ella entre la oscuridad-. Aquí está muy oscuro. No es de extrañar que estés tardando tanto.

– Debemos arreglar los apliques de las paredes y colocar antorchas -dijo Brenna con nerviosismo. Era sólo una pequeña silueta oscura junto al pelaje blanco, casi etéreo, de la Cazadora.

Elphame sonrió e intentó que su voz sonara con normalidad.

– Tienes razón. Me ha costado mucho encontrar la daga, pero ya la tengo, así que por fin podemos marcharnos -dijo, y con una última mirada hacia la fuente rodeada de niebla, Elphame se encaminó hacia la salida del castillo.

Capítulo 9

Por el camino recién despejado que atravesaba el bosque, perfumado con la dulce fragancia de los árboles en flor, Elphame comenzó a relajarse. Allí, con Brenna y Brighid charlando amigablemente sobre los sucesos del día, era difícil creer que un momento antes hubiera estado hablando con el espíritu de El MacCallan, el Jefe del Clan que había muerto hacía más de un siglo. Elphame no dudaba de lo que había presenciado, pero estaba anonadada, porque durante años nunca le había ocurrido nada remotamente mágico. Hasta aquella mañana, el reino de los espíritus había estado vetado para ella. Y ahora, los espíritus de las piedras le hablaban, y también los muertos, en menos de un día.

Pensó que tal vez se encontrara en estado de shock, y por eso era capaz de caminar y de hablar y sonreír a sus acompañantes como si no hubiera pasado nada, en vez de quedarse helada y sin habla. Tuvo que contener una risita de histeria. Oyó su nombre y asintió distraídamente al comentario que acababa de hacer Brenna.

– ¡Maravilloso! Te dije que era buena idea, Brighid.

– ¿Estás segura, Elphame?

El tono de la pregunta de la Cazadora sacó a Elphame de su ensimismamiento. Se dio cuenta de que Brenna la estaba mirando con una gran sonrisa.

– Por supuesto que sí lo está. Tú ya has dicho que no iba a haber una bañera lo suficientemente grande para ti y, mirad, el riachuelo forma una poza allí. Es grande.

Elphame siguió el dedo con el que estaba señalando Brenna. El terreno descendía de manera brusca y creaba una zona rocosa entre los pinos. Y allí, el riachuelo caía de un nivel a otro en forma de pequeñas cascadas, que formaban una poza antes de que la corriente dibujara un meandro y siguiera su camino hacia el bosque. Elphame miró a la Sanadora, intentando no dejar entrever su horror. ¿Acaso Brenna quería que se bañaran allí mismo? Ella nunca se había bañado frente a nadie, ni siquiera permitía que las sirvientas permanecieran en los baños del templo con ella. ¿Iba a ser capaz de desnudarse frente a sus dos compañeras?

– Me parece buena idea -dijo Elphame con determinación.

Antes de poder cambiar de idea, se dirigió hacia el riachuelo y comenzó a descender hacia la poza, entre las rocas. Oyó que Brenna y Brighid la seguían. Podía hacerlo. Si quería que la trataran con normalidad, tendría que empezar a comportarse con normalidad. Se detuvo a la orilla de la poza y esperó a que Brenna y Brighid se reunieran con ella. Era más grande de lo que parecía desde la carretera. Las tres cascadas hacían un sonido agradable, como si fueran cristales líquidos cayendo sobre las rocas alisadas por la acción del agua.

– Parece profunda -dijo Brenna.

– Parece fría -añadió Brighid.

– Bien -dijo la Sanadora, y comenzó a desabrocharse el broche que mantenía la tela de su túnica sujeta a la altura del hombro derecho-. Será muy refrescante después de un largo y sudoroso día de trabajo.

Se abrió la túnica y se quitó la parte superior, y después comenzó a desatar los nudos que mantenían la falda atada a su cintura esbelta.

Elphame no pudo apartar la vista del cuerpo de Brenna. En el lado izquierdo tenía la piel suave y sin una sola marca, pero, como en su rostro, el lado derecho estaba cubierto de profundas cicatrices, que iban desde el hombro hasta la parte superior de su pecho.

Brenna alzó los ojos y miró a la Diosa y a la Cazadora, que estaban observándola en silencio. Entonces, se dio cuenta de repente de que había olvidado sus horribles cicatrices. Apartó la mirada rápidamente y fingió que le estaba costando deshacer uno de los nudos, para que ellas no vieran que se le habían llenado los ojos de lágrimas.

– Lo siento -dijo Elphame en voz baja-. No quería mirarte fijamente.

Sin mirarla, Brenna respondió. Su voz sonó ahogada.

– No tienes que sentirlo. Todo el mundo me mira.

Elphame respiró profundamente y se desabrochó la túnica. Después fue desenvolviéndose la tela de la cintura, y dejó que cayera al suelo del bosque. Se inclinó y se quitó el pequeño triángulo que cubría sus partes más íntimas. Totalmente desnuda, se quedó inmóvil para permitir a Brighid y a Brenna que la observaran.

– Entiendo perfectamente lo que quieres decir. Por eso me he disculpado.

Brenna miró hacia arriba con los ojos muy abiertos de la sorpresa. Por primera vez en su vida, la Sanadora no pudo evitar mirar a otro ser humano con fijeza. Salvo que el cuerpo de Elphame no era humano. La parte superior era de una belleza que cualquier mujer envidiaría. Las caderas eran unas curvas poderosas que se unían a las patas musculosas de un caballo bien formado. A partir de la cintura, su piel se transformaba en el pelaje caoba de un caballo, que brillaba de salud y juventud. Sus partes más privadas eran como las de Brenna, cubiertas con un vello caoba oscuro y rizado que formaba un triángulo.

Ambas mujeres oyeron un sonido fuerte de cascos y se volvieron hacia atrás. Brighid estaba pisoteando unas piedras de la orilla, que comenzaron a formar burbujas.

– Jabón de roca -dijo la Cazadora-. Me he puesto a hacer algo útil mientras vosotras terminabais de inspeccionaros la una a la otra -se inclinó y tomó unos cuantos guijarros-. Creo que ya está bastante desmenuzado -dijo. Entonces, se quitó el chaleco y lo dejó cuidadosamente sobre una roca seca.

– ¿Por qué tú no nos miras? -le preguntó Brenna.

– Me educaron diciéndome que los humanos son unas criaturas raras y malformadas, así que vosotras dos me parecéis muy normales -dijo con una sonrisa sarcástica, y se metió al agua.

– Sé que no lo ha dicho como un cumplido, pero su actitud es un cambio refrescante -dijo Brenna.

– Sí, es verdad -convino Elphame. Después sonrió a su nueva amiga-. ¿Hemos terminado de inspeccionarnos?

– Eso creo, aunque me gustaría tocar tu pelaje, si no te importa.

– Claro que no.

Brenna pasó un dedo por la rodilla de Elphame hasta su casco brillante y negro.

– Oh, vaya… -susurró-. Es tan suave como parecía -dijo, y su parte de Sanadora tomó el control de la situación-. ¿Te haces heridas fácilmente en el pelaje, o es más duro que la piel humana? ¿Y cómo reaccionas a las plantas que hacen inflamarse la piel, como las ortigas, por ejemplo?

– Si tu hermano viene a buscarte y nos encuentra desnudas a las tres, sé que dos de nosotras vamos a estar muy incómodas con eso -dijo Brighid desde el centro de la poza.

Brenna palideció y miró hacia la carretera.

– Tiene razón. Eso sería horrible.

– Vamos al agua -dijo Elphame-. Ya me preguntarás luego.

– De acuerdo -respondió Brenna con una sonrisa.

– Tomad un poco de jabón de roca -les dijo Brighid.

Brenna respiró profundamente y se metió en la poza, y al sentir el frío del agua, se le escapó un jadeo.

Elphame sonrió y le salpicó un poco con el casco.

– ¿Sigues pensando que es buena idea?

Brenna, temblando de frío, asintió con entusiasmo.

– No está tan mal cuando te acostumbras.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Profecía De Sangre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Profecía De Sangre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Profecía De Sangre»

Обсуждение, отзывы о книге «Profecía De Sangre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.