Jonathan Kellerman - Compañera Silenciosa

Здесь есть возможность читать онлайн «Jonathan Kellerman - Compañera Silenciosa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Compañera Silenciosa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Compañera Silenciosa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un día en una fiesta, el psicólogo infantil Alex Delaware se reencuentra con un viejo amor, Sharon Ransom. Ella solicita su ayuda, pero Alex, demasiado embebido en sus propios asuntos sentimentales, no le hace caso. Dos días más tarde, Sharon se suicida. Alex no puede dejar de sentirse responsable de la desesperada decisión de Sharon.
Y en parte por ello, en parte por resolver los enigmas de aquella relación -la mayoría creados por la oscura personalidad de Sharon- el psicólogo se embarca en una investigación en la que el dinero, el azar de los genes y un pasado trágico configuran el escenario de una prolongada orgía de sexo, dominio y manipulación psicológica al servicio de los menos nobles impulsos del ser humano.

Compañera Silenciosa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Compañera Silenciosa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cría de animales al revés.

– ¿Y qué tal lo hizo con el viejo Leland? -pregunté.

– Fue maravillosa. Tras unas pocas sesiones, él era un hombre nuevo.

– ¿Y cuáles eran los sentimientos que él tenía hacia ella?

Dejó la taza.

– Leland Belding no sentía, doctor. Era lo más parecido a algo mecánico que pueda llegar a ser un humano.

Me volvieron a la mente las palabras de Eilston Crotty: Como una jodida cámara con patas. Recuerdo haber pensado que era un jodido bastardo helado.

– Aun así -le dije-. Los pacientes y los consejeros sexuales acostumbran a desarrollar algún tipo de nexo emocional. ¿Me está diciendo que entre ellos no se desarrolló ninguno?

– Eso es exactamente lo que le estoy diciendo. Era como acudir a una clase, como si aprendiese francés. Leland la recibía en su oficina, cuando habían acabado; se duchaba, se vestía y reanudaba su trabajo, mientras que ella volvía a sus cosas. Yo lo conocía mejor que nadie, lo cual no era mucho… jamás sentí tener acceso a sus pensamientos. Pero yo supongo que él la veía como una más de sus máquinas… una de las más eficientes de todas. Lo cual no quiere decir que tuviese un mal concepto de ella: las máquinas eran lo que él más admiraba.

– ¿Y cuáles eran los sentimientos de ella hacia él?

Un momento de pausa. Una huidiza expresión de dolor.

– No hay duda de que estaba impresionada por su dinero y poderío. A las mujeres les atrae el poder…, pueden perdonarle cualquier cosa a un hombre, menos el que sea impotente. Y también veía su lado impotente. Así que me imagino que lo contemplaba con una mezcla de deslumbramiento y piedad, en el modo en que podría contemplar un médico a un paciente con una enfermedad extraña.

Había construido con sus palabras una frase teórica. Pero la expresión de dolor no dejaba de abrirse camino a través de la fachada de encanto.

Y entonces supe que Linda Lanier se había convertido para él en algo más que una chica de harén a la que se le había asignado una misión. Y supe que aquello no podía ni tocarlo.

– El suyo era, puramente, un acuerdo de negocios -afirmó.

– Lo cual estuvo muy bien, hasta que Cable entró en escena.

La fachada se desmoronó un poco más.

– Cable Johnson era despreciable. Cuando Linda y él eran unos adolescentes, se la vendía a los chicos de su pueblo, para sacarse un dinero… ella tenía por ese entonces catorce o quince años. Así es como se quedó preñada en esas ocasiones de las que le he hablado. Él era pura basura.

Un explotador de mujeres condenando a otro.

– ¿Y cómo es que no lo consideró a él como un factor de riesgo cuando pensó en Linda como instructora?

– ¡Oh, lo hice! Pero pensé que ya no había que preocuparse de ese riesgo: para cuando contraté a Linda, Johnson estaba encerrado en la prisión del condado, por robo… y se enfrentaba con una estancia en la penitenciaría, como reincidente. Estaba en la pura ruina, no era capaz ni de llegar a diez dólares en una fianza de cien. Yo obtuve su libertad, le di trabajo en la Magnafilm con un salario hinchado. El muy idiota ni siquiera tenía que aparecer en el trabajo: le mandaban el cheque a su pensión. Lo único que se le pedía a él era que permaneciese apartado de ella. ¿No le parece que era un acuerdo muy generoso por nuestra parte?

– No, si se compara a un pedazo de la fortuna de Belding.

– El muy estúpido -dijo-. No había la más mínima posibilidad de que obtuviesen ni una moneda de la misma, pero él era un criminal compulsivo, no podía dejar de planear raterías.

– Y entra en escena el doctor Donald Neurath, experto en fertilidad y amigo del alma.

– Vaya, vaya… -exclamó Vidal-. Es usted un investigador muy concienzudo.

– ¿Estaba Neurath en el plan de extorsión?

– Él decía que no, aseguró que se le presentaron como una pareja casada, pobres y sin hijos: el señor y la señora Johnson. Insistió en que no lo habían engañado, que había notado que había algo raro en ellos, y que por tanto se había negado a tomarla como paciente. Pero, de algún modo, lograron convencerle.

– Ya sabe usted cómo -le dije-. Fue un trueque: la película porno a cambio de un tratamiento hormonal para Linda.

– Más suciedad -dijo.

– Y, no obstante, Neurath sabía demasiado. Usted tuvo que acabar con él en algún punto de México. Apuesto que no muy lejos de aquí.

– Doctor, doctor… me concede usted demasiado protagonismo. Yo nunca he acabado con nadie. Donald Neurath vino aquí voluntariamente, a ofrecernos información. Debía dinero a uno de esos prestamistas ilegales y esperaba que yo lo pagase. Me negué. Camino de regreso, su coche se averió… o, al menos, eso es lo que me han dicho. Murió por la exposición a los elementos: el desierto no perdona, y causa su daño rápidamente. Como médico, debería haber estado más preparado para esto.

– ¿Es así como lo conectó usted al esquema de Cable? -le pregunté.

– No. Linda vino a verme diciéndome que ya no podía trabajar con Leland. Y llevando una nota, con papel de Neurath, en la que se decía que había contraído algún tipo de infección vaginal. Al principio, no sospeché nada. Todo parecía correcto. Le di una paga de diez mil dólares como finiquito, y le deseé buena suerte. Naturalmente, luego uní todas las piezas del rompecabezas.

– ¿Cómo reaccionó Belding a la partida de ella?

– No reaccionó. En ese momento estaba experimentando, probando su recién hallada confianza con otras mujeres. Tantas como le era posible. Incluso comenzó a pavonearse de ello.

La transformación de Belding de ermitaño a playboy. Las fechas concordaban.

– ¿Y qué pasó luego?

– Casi un año después, Cable Johnson me llamó y me informó de que, si realmente me preocupaba el bienestar de Leland sería mejor que tuviese una charla con él. Nos citamos en un repugnante hotelucho de la parte baja de la ciudad; Johnson estaba borracho y contento como un chucho con un gran hueso: paseándose arriba y abajo como un pavo real, muy orgulloso de sí mismo. Me explicó que Linda había dado a luz unas hijas de Leland. Que se la había llevado a Texas para que lo hiciese… pero que ahora ya habían regresado y que «nos iban a atornillar».

Vidal alzó su taza de café, lo pensó mejor y la volvió a dejar.

– ¡Oh, se creía muy listo! Lo tenía todo pensado: poniéndome el brazo sobre los hombros, como si fuéramos viejos amigos, ofreciéndome ginebra barata de una botella sucia. Cantando canciones obscenas y diciéndome que ahora, los Johnson y los Belding iban a se r parientes. Luego me dijo que esperase, salió de la habitación y regresó al cabo de unos minutos con Linda y sus pequeños obsequios.

– Tres obsequios -intervine.

Asintió con la cabeza.

Trillizas. Todo aquel trastear con hormonas haciéndoles cosas extrañas a los óvulos, incrementando las posibilidades de un nacimiento múltiple. Hoy esto es de conocimiento médico general, pero Neurath se había adelantado a su tiempo.

– Lo único importante que haya pasado en Port Wallace -comenté-: Jewel Rae, Jana Sue. Y la pobre Joan Dixie, nacida ciega, sorda y paralítica.

– La pobre cosita, tan patética -afirmó él-. Fue algún tipo de daño al cerebro… El lugar al que se llevó a Linda era primitivo. Casi se muere en el parto.

Cerró los ojos y agitó la cabeza.

– ¡Era tan pequeña… no mayor que un puño! Fue un milagro el que sobreviviese. Linda la llevaba en un cesto a todas partes, y no dejaba de hacerle mimos y darle masajes en los miembros. Quería creer que sus espasmos eran movimientos voluntarios. Fingía que todo era normal.

– Algo así debió de ser difícil de aceptar para un hombre remilgado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Compañera Silenciosa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Compañera Silenciosa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jonathan Kellerman - Devil's Waltz
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Billy Straight
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Obsesión
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Test krwi
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Compulsion
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Dr. Death
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - True Detectives
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Evidence
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - The Conspiracy Club
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Rage
Jonathan Kellerman
Jonathan Kellerman - Gone
Jonathan Kellerman
Отзывы о книге «Compañera Silenciosa»

Обсуждение, отзывы о книге «Compañera Silenciosa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x