Joseph Wambaugh - El caballero azul

Здесь есть возможность читать онлайн «Joseph Wambaugh - El caballero azul» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El caballero azul: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El caballero azul»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El caballero azul era una narración en primera persona. Bumper Morgan es un policía de la calle a punto de jubilarse. No quiere dejarlo. Tiene cincuenta y tantos. Está con una mujer espléndida. La perspectiva de un amor eterno mano a mano lo desconcierta. Está enganchado al placer mundano y a veces apasionante del trabajo policial. En el fondo del corazón, tiene miedo. El trabajo en su territorio de ronda le permite vivir en un nivel distanciado y circunscrito. Reina benévolamente en su pequeño reino. Da y recibe afecto de una forma compartimentada que nunca pone a prueba su vulnerabilidad. Le asusta amar a pecho descubierto. Sus últimos días en el cuerpo van pasando. Aumenta el rechazo a dejarlo. Interceden acontecimientos violentos. Sirven para salvarlo y condenarlo, y le procuran el único destino lógico posible". James Ellroy comentando el libro Hollywood Station del mismo autorsis.
Joseph Wambaugh fue durante catorce años miembro del Departamento de Policia de Los Ángeles, del que se retiró con el grado de sargento. Neoyorquino de nacimiento, es uno de los nombres de referencia del Procedural, una corriente dentro de la novela negra que incide sobre el tratamiento literario del "procedimiento" que se emplea en la policía para la resolución de los delitos. Es autor de más de quince novelas, entre las que destacan "Los Nuevos Centuriones", "El Caballero azul", "Los chicos del coro" (no confundir con la producción francesa del mismo título), "La Estrella Delta" o "Hollywood Station" (todas ellas adaptadas al cine y la televisión), con Campo de cebollas, deja la ficción para adentrase en terrenos de la crónica y consigue un éxito editorial de primer orden y su mejor obra. Actualmente reside en California y es "Gran Maestro" de los escritores de misterio de America.

El caballero azul — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El caballero azul», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Dame las llaves -me dijo Stan Ludlow que trabajaba en la División de Información. Se encontraba sentado al volante, tan apuesto como siempre con su traje verde oscuro y su corbata de pajarita color menta.

Me saqué las llaves del cinturón y se las entregué y él se alejó del bordillo en el momento en que algo golpeó contra el guardabarros del vehículo. Mientras nos marchábamos, se acercaron al centro de reclutamiento cuatro coches radio con tres oficiales metropolitanos en cada uno y empezaron a dispersar al grupo.

– Eres la peor víctima que jamás he visto -me dijo Stan girando hacia la Novena y aparcando detrás de un coche de la policía de paisano en el que esperaba su compañero.

– ¿A qué demonios te refieres?

– Te han cogido, hombre. Te acaban de coger.

– Ya me daba cuenta de que algo andaba mal -contesté, angustiado, porque temía escuchar lo que imaginaba que iba a decirme-. ¿Me han tomado el pelo?

– ¿Que si te han tomado el pelo? No, no les ha hecho falta. ¡Tú mismo te lo has tomado! Pero, hombre, Bumper, ya tendrías que saber que no se les puede echar discursos a grupos como ése. ¿Por qué demonios lo has hecho?

Stan llevaba unos quince años en la profesión y era sargento a pesar de que no tendría más que unos cuarenta años, y exceptuando sus sienes plateadas, se le veía muy joven. Yo en cambio me sentía como un chiquillo estúpido. Me parecía que era mucho mayor que yo, mucho más listo, y soporté la reprimenda sin mirarle a la cara.

– ¿Cómo sabes que les estaba echando un sermón, Stan?

– Uno de ellos es de los nuestros -repuso Stan-. Le equipamos con un micrófono y lo hemos escuchado todo, Bumper. Hemos llamado a los metropolitanos porque sabíamos lo que iba a suceder. Pero por poco no llegamos a tiempo.

– ¿Quiénes eran los organizadores? -pregunte en un intento de salvar un poco de orgullo-. ¿La bruja del traje amarillo y el tipo de la banda en la cabeza?

– No, hombre -contestó Stan, molesto-. Estos se llaman John y Marie French. Son un par de necios que quieren mezclarse con los muchachos. No son nada. Ella es una revolucionaria de San Pedro que se ha autoproclamado así y él es su marido. En realidad, él ha sido el que ha recogido a nuestro hombre y le ha acompañado en coche hasta la manifestación cuando el jefe le mandó llamar. French es sobre todo nuestro chico de los recados. Conduce una furgoneta y recoge a todos los que necesitan trasladarse a estas manifestaciones pacifistas. No es nada. ¿Habías creído que eran los organizadores?

– Más o menos -contesté yo en un susurro.

– Y les has querido apabullar, ¿verdad?

– Más o menos. ¿Y los de los gorros rusos?

– No son nadie -repuso Stan-. Andan por ahí constantemente con sus insignias de los Panteras y consiguen adeptos, pero no son nadie. Negros profesionales.

– Supongo que el organizador del espectáculo era un muchacho alto y bien parecido que se llama Scott… -dije, mientras las luces de las calles se iban encendiendo lentamente.

– Sí, Scott Hairston. Es de la U.C.L.A. La chica con trasero de melocotón que le colgaba del brazo es su hermana Melba. Era la fuerza que organizaba las subversiones que se producían en su escuela cuando todavía mascaba chicle. Su padre Simón Hairston es abogado y un cochino bastardo; su hermano John es antiguo activista.

– Así que la nena de ojos brillantes es toda una víbora, ¿eh? Se me ha pasado por alto, Stan.

Stan sonrió comprensivamente y me encendió un puro.

– Mira, Bumper, estos muchachos han sido destetados con esta mierda. Tú eres un principiante. No te lo tomes a mal. Pero, por el amor de Dios, la próxima vez no discutas con ellos. ¡Y nada de discursos, por favor!

– Les debo haber parecido un idiota -dije, y note que el rubor me llegaba hasta la punta de los pies.

– Eso no tiene demasiada importancia, Bumper, pero esta pequeña bruja de Melba te ha grabado en cinta. Siempre provoca comentarios casuales en los policías. A veces lleva oculto un micrófono de mano y el hilo le sube por la manga y baja hasta la caja que guarda en el bolso. ¿Llevaba un bolso muy grande no?

No tuve que contestar. Stan lo comprendió a través de la tristeza de mi rostro.

– Van a publicar tus observaciones, Bumper. He escuchado a algunos de ellos a través del micrófono que llevaba nuestro muchacho. Por el amor de Dios, has hablado de atizar con la porra y de dejar marcadas las huellas de los dientes en la porra, y de atizar y de anotar nombres.

– Pero yo no quería decir todo eso, Stan.

– Pero así van a presentar tus comentarios: fuera del contexto. Lo publicarán en algún periódico clandestino o quizás en algún diario si Simón Hairston se lo propone.

– Oooooh -me lamenté yo, ladeándome la gorra sobre los ojos y hundiéndome en el asiento.

– No vaya a darte un ataque al corazón por mi culpa, Bumper -me dijo Stan-. Todo se arreglará.

– ¿Que se arreglará? ¡Seré el hazmerreír del Departamento!

– No te preocupes, las grabaciones de Melba van a desaparecer.

– ¿Vuestro hombre secreto?

Stan asintió.

– Que Dios le bendiga -dije en un susurro-. ¿Cuál era? ¿No será el muchacho al que estuve a punto de romper el brazo?

– No -contestó Stan echándose a reír-, el muchacho alto negro. Te lo digo porque vamos a utilizarle de todos modos dentro de unos días como testigo material y tendremos que revelar su identidad. Tenemos acusaciones secretas contra cuatro individuos que fabrican explosivos tremendos en el sótano de una casa de North Hollywood. Él trabaja conmigo desde que se incorporó al Departamento hace trece meses. Le tenemos matriculado en la universidad. Buen chico. Juega al baloncesto de maravilla. Está deseando ponerse un uniforme azul y empezar a trabajar en un coche radio. Ya está harto de mezclarse con estos revolucionarios.

– ¿Cómo sabes que podrá hacerse con la grabación?

– Lleva viviendo prácticamente con Melba estos seis últimos meses. Esta noche se acostará con ella y lo conseguirá.

– Menudo trabajo -comenté yo.

– Esta faceta del trabajo no le desagrada -dijo Stan, riéndose-. Está deseando ver cómo reaccionarán todos sus amigos cuando se enteren de que es de los nuestros. Dice que les ha utilizado tanto de víctimas propiciatorias y que lleva interpretando tanto tiempo el papel de negro airado que es probable que no se lo crean hasta que le vean con el uniforme azul y esta gran placa tan odiada prendida al pecho. Y espera a que Melba se entere de que ha estado acostándose con un policía. Apuesto a que no se lo dirá a nadie.

– Entonces nadie va a enterarse de lo mío, ¿verdad, Stan?

– Borraré la cinta, Bumper -dijo Stan apeándose del coche-. Mira, en cierto sentido, ha dado resultado. Scott Hairston esperaba la llegada de unos cien manifestantes dentro de unas horas. Aún no quería que se iniciara el jaleo. Tú se lo has echado a perder todo.

– Hasta luego, Stan -dije, procurando hablar con indiferencia, como si no me sintiera totalmente humillado-. Toma un puro, amigo.

Me sentía fatigado después de todo este jaleo y a pesar de que ya se estaba haciendo tarde, enfilé la carretera del Puerto y me dirigí hacia el Sur con toda la rapidez que me permitió el tráfico, con el vago propósito de ir a contemplar el océano. Estaba intentando hacer algo que normalmente me sale bastante bien, es decir, controlar mis propios pensamientos. De nada me serviría seguir pensando en todo lo que acababa de suceder, por lo que estaba procurando pensar en alguna otra cosa, quizás en comida, o en Cassie, o en el aspecto de los pechos de Glenda; en fin, en algo bueno. Pero me sentía deprimido y no sé me ocurría nada bueno, por lo cual decidí no pensar absolutamente en nada, cosa que también sé hacer muy bien.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El caballero azul»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El caballero azul» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joseph Wambaugh - The Choirboys
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Finnegan's week
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Echoes in the Darkness
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Hollywood Hills
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Los nuevos centuriones
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Cuervos de Hollywood
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - The Blue Knight
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Hollywood Moon
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Hollywood Crows
Joseph Wambaugh
Joseph Wambaugh - Hollywood Station
Joseph Wambaugh
Pilar Caballero Sánchez de Puerta - Negociación y contratación internacional. COMM0110
Pilar Caballero Sánchez de Puerta
Отзывы о книге «El caballero azul»

Обсуждение, отзывы о книге «El caballero azul» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x