Jack Higgins - El Ojo Del Huracan

Здесь есть возможность читать онлайн «Jack Higgins - El Ojo Del Huracan» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Ojo Del Huracan: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Ojo Del Huracan»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una feroz guerra subterránea… y el más audaz de los atentados. Sean Dillon es un asesino. Quizá su atracción por la violencia surgiera de la convicción política cuando formó parte del IRA. Pero ya ha perdido las referencias y los escrúpulos. Dillon es un sicario, un carísimo sicario. Tan caro que sólo un magnate iraquí del petróleo puede pagarle. Son los tiempos de la guerra del Golfo, y un magnicidio puede afectar el equilibrio de los aliados. Se trata de un extraordinario desafío, que sólo Dillon puede abordar. Y él mismo fijará el blanco: el primer ministro británico, John Major.
La minuciosa preparación del golpe, los ciegos esfuerzos del servicio secreto por evitarlo, forman el nudo de una obra tan inteligente como trepidante. La maestría de Jack Higgins -de quien Grijalbo ha publicado Ha llegado el águila y El águila emprende el vuelo- alcanza en esta obra la máxima sutileza, energía y verosimilitud.

El Ojo Del Huracan — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Ojo Del Huracan», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Cabrones!

Flood se volvió hacia Mordecai.

– ¿Estás bien?

– Lo estaré cuando el doctor Aziz se haya ocupado de mí, Harry. Ese pequeño bastardo estuvo muy rápido.

Flood, sin soltar la Walther, se sujetó el brazo izquierdo y la sangre goteó entre sus dedos. Miró a Brosnan.

– Acabemos con eso.

En dos pasos se acercó al escritorio y alzó la Walther apuntando a Harvey.

– Te voy a dar entre los ojos si no nos cuentas lo que queremos saber. ¿Qué hay de Sean Dillon?

– ¡Que te parta un rayo!- replicó Jack Harvey.

Flood bajó un momento la Walther y luego apuntó con intención, a lo que Myra gritó:

– ¡No! Por favor, dejadle en paz. El hombre al que buscáis se hace llamar Peter Hilton. Es el mismo que hizo tratos con tío Jack en el ochenta y uno, y que entonces usaba el nombre de Michael Coogan.

– ¿A qué ha venido?

– Compró cincuenta libras de Semtex. Anoche las recogió y pagó al contado. Hice que Billy le siguiera por ahí con la BMW.

– ¿Y dónde dices que está?

– Aquí -les pasó un papel que tenía sobre el escritorio-. Lo había anotado todo para Jack.

Flood ojeó el papel y se lo pasó a Brosnan, sonriendo pese al dolor de la herida:

– Cadge End Farm, Martin. Parece prometedor. Vámonos de aquí.

Se volvió hacia la salida y Mordecai le siguió, arrastrando la pierna herida y goteando sangre. Myra se acercó a Billy, que empezaba a gemir en voz alta; luego se volvió y dijo en tono áspero:

– Me las pagaréis por esto.

– Nada de eso, Myra -replicó, Harry Flood-. Si tienes dos dedos de frente lo archivarás a título de experiencia. ¡Ah!, y no dejes de llamar a un médico de confianza.

Dicho lo cual se volvió y salió, seguido por Brosnan.

Faltaba poco para las diez cuando se subieron en el Mercedes, y Charlie Salter dijo:

– Por Dios, Harry, vais a poner el coche todo perdido de sangre.

– Tú conduce, Charlie. Ya sabes adónde tienes que ir.

Mary preguntó, ceñuda:

– ¿Qué ha ocurrido ahí dentro?

– Esto ha ocurrido -Brosnan le mostró el papel con las señas de Cadge End Farm.

Mary lo leyó y exclamó:

– ¡Dios mío! Será mejor que llame al brigadier.

– Nada de eso -dijo Flood-. Me figuro que ahora es asunto nuestro, después del jaleo que se ha armado y de haber puesto en juego nuestro propio pellejo, ¿no te parece, Martin?

– Desde luego que sí.

– Así que vamos a pasarnos por esa discreta residencia que tiene mi buen amigo el doctor Aziz en Wapping, para que remiende a Mordecai y le eche una ojeada a mi brazo. Luego nos vamos a Cadge End.

Cuando Fahy se sumó a la corriente de la circulación procedente del muelle Victoria, para entrar en la avenida Horse Guards delante del edificio del Ministerio de Defensa, sudaba a pesar del frío. Debido a la intensidad del tráfico rodado la calzada estaba limpia de la nieve que, en cambio, se acumulaba sobre las aceras, los árboles y los edificios a ambos lados. A través del retrovisor veía a Dillon, siniestro en su traje de cuero negro sobre la BSA. Era la hora de la verdad y todo se desarrolló en un abrir y cerrar de ojos.

Al llegar al cruce de Horse Guards con Whitehall maniobró la camioneta y la detuvo en la posición calculada de antemano. Al otro lado de la calle, en Horse Guards Parade, dos soldados de la guardia montada, como de costumbre, permanecían inmóviles con los sables en posición de presentando armas.

Algo más allá un guardia urbano se volvió y reparó en la camioneta. Fahy cortó el contacto, puso en marcha los temporizadores y se caló el casco de motorista. Cuando salió y echó llave a la puerta de la furgoneta el policía le interpeló desde lejos y echó a correr hacia él. Dillon frenó la BSA al lado de Fahy, éste se subió a horcajadas en el asiento trasero y la moto reanudó la marcha, describiendo un círculo alrededor del asombrado guardia y enfilando a toda velocidad hacia Trafalgar Square. La primera detonación se oyó en el mismo instante en que Dillon se confundía con la circulación que entraba en la plaza. Luego hubo otra, o quizá dos, y por último todo pareció fundirse en la gigantesca explosión que destruyó automáticamente la Ford Transit.

Dillon continuó no demasiado deprisa, pasando por Admiralty Arch y la avenida del Mall; diez minutos más tarde cruzaba Marble Arch y doblaba hacia Bayswater Road, y poco después entraba en la zona de estacionamiento del supermercado. Angel se apeó de la camioneta al verlos, abrió las puertas traseras y colocó la plataforma en posición. Dillon y Fahy metieron la moto y cenaron las puertas sin pérdida de tiempo.

– ¿Ha funcionado? -preguntó Angel-. ¿Ha salido todo bien?

– No te preocupes por eso ahora. Tú sube y conduce -ordenó Dillon; mientras ella se disponía a obedecer, los dos hombres subieron a su lado.

Un minuto después salían otra vez a Bayswater Road.

– Ahora nos volvemos por donde hemos venido, y sin correr demasiado -dijo Dillon.

Fahy conectó la radio y se puso a buscar entre las diferentes sintonías de la BBC.

– Nada, ¡maldita sea! Sólo música y cháchara.

– Déjala encendida y ten paciencia -ordenó Dillon-. No tardará en salir.

Encendió un cigarrillo y se arrellanó en el asiento, silbando quedamente.

Mordecai Fletcher estaba tendido sobre un quirófano en la pequeña sala de operaciones de la clínica próxima a la carretera de Wapping. Un indio canoso, con gafas redondas de montura de acero, el doctor Aziz, examinaba su pierna.

– Amigo Harry, ¿no habíamos convenido que no volveríamos a correr este género de aventuras? -dijo-. Henos aquí otra vez como después de una noche de algaradas en Bombay.

Flood se había quitado la americana y estaba sentado en una silla, mientras una joven enfermera india se ocupaba de su brazo. Había recortado la manga de la camisa y le limpiaba la herida con unos algodones. Brosnan y Mary, de pie, contemplaban la cura.

Flood pregunto a Aziz:

– ¿Cómo está?

– Permanecerá ingresado dos o tres días. Necesito anestesiarlo para extraer esos perdigones, y además han afectado a una arteria. A ver lo tuyo, ahora.

Sosteniendo el brazo de Flood, lo exploró cuidadosamente con unas pinzas, mientras la enfermera acercaba una bandeja esmaltada. Aziz dejó caer en ella un perdigón, luego dos, mientras Flood hacía muecas de dolor. El indio localizó otro perdigón.

– Creo que ya está, Harry, pero tendré que sacar una radiografía.

– Por ahora véndalo y ponme un cabestrillo -dijo Flood-.

Volveré más tarde.

– Si te empeñas…

Vendó el brazo con habilidad, ayudado por la enfermera. Luego abrió un armario y halló una caja de viales de morfina, de los cuales inyectó uno a Flood.

– Como en Vietnam, Harry -comentó Brosnan.

– Esto te aliviará el dolor -dijo Aziz a Flood mientras la enfermera le ayudaba a ponerse la americana-. Te espero por la tarde; no lo demores más.

La enfermera pasó el cabestrillo por la nuca de Flood. Estaba poniéndole el abrigo sobre los hombros cuando se abrió la puerta de golpe y entró Charlie Salter de estampida.

– Hay un jaleo de mil demonios. Acabo de oírlo en la radio. Ataque de mortero contra el diez de Downing Street.

– ¡Dios mío! -exclamó Mary Tanner.

Flood la tomó del brazo y la condujo hacia la salida, al tiempo que ella se volvía hacia Brosnan.

– Vámonos, Martin. Al fin ya sabemos adónde ha ido el muy bastardo.

El gabinete de Guerra estuvo más concurrido que otras veces aquella mañana. Eran quince, contando al primer ministro. Apenas había dado principio la reunión en la sala del Gabinete, situada hacia la parte posterior del edificio, cuando cayó el primer obús, describiendo una gran parábola de unos doscientos metros de alcance, desde la esquina de Horse Guards con Whitehall donde estaba la furgoneta. Hubo una explosión tremenda, tan fuerte que se escuchó con toda claridad en el despacho del brigadier Charles Ferguson, del lado del ministerio que daba a la avenida Horse Guards.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Ojo Del Huracan»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Ojo Del Huracan» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Ojo Del Huracan»

Обсуждение, отзывы о книге «El Ojo Del Huracan» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x