James Patterson - Bikini

Здесь есть возможность читать онлайн «James Patterson - Bikini» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Bikini: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Bikini»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un thriller escalofriante escrito por el autor más vendido del mundo. Una espectacular top-model desaparece en Hawai, donde estaba trabajando en una sesión de fotos. Sus padres, alertados por una llamada telefónica y temiéndose lo peor, deciden viajar hasta allí sin sospechar el horror que los aguarda. Entretanto, el reportero de Los Angeles Times Ben Hawkins está llevando a cabo su propia investigación del caso.

Bikini — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Bikini», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No diré «Ten cuidado con lo que deseas», Ben, porque eso no basta para describir lo que será trabajar con esta… criatura.

– Si pudiera alejarme de esto, Amanda, echaría a correr. A correr.

Ella me besó la coronilla y siguió removiendo su salsa. Poco después sonó el teléfono.

– Aguarde, lo llamaré -dijo Amanda.

Me entregó el teléfono con una expresión que sólo puedo describir como horror puro.

– Es para ti.

– ¿Sí? -dije al auricular.

– ¿Cómo ha ido nuestra gran reunión en Nueva York? -me preguntó Henri-. ¿Tenemos un contrato?

Mi corazón dio un brinco. Hice lo posible por conservar la calma.

– Estamos trabajando en ello -dije-. Hay que consultar a mucha gente, con la cantidad de dinero que pides.

– Lamento oír eso.

Yo tenía la aprobación de Zagami y se lo podía haber dicho, pero estaba escrutando el crepúsculo por la ventana, preguntándome dónde se encontraba Henri, cómo sabía que Amanda y yo estábamos allí.

– Haremos ese libro, Ben -dijo-. Si Zagami no está interesado, se lo llevaremos a otro. Pero, de cualquier modo, recuerda tus opciones. Escribir o morir.

– Henri, no me he expresado con claridad. Tenemos un acuerdo. Están trabajando en el contrato. Papeleo. Abogados. Hay que llegar a una cifra y hacer una oferta. Es una empresa enorme, Henri.

– Perfecto, entonces. Descorchemos el champán. ¿Cuándo tendremos esa oferta en firme?

Le dije que esperaba noticias de Zagami en un par de días y que luego habría que redactar un contrato. Era la verdad, pero aun así sentí vértigo. Iniciaría una sociedad con un gran tiburón blanco, una máquina de matar que no dormía nunca.

Henri nos observaba en ese preciso momento, ¿o no?

Nos observaba continuamente.

75

Henri no me había aclarado el destino final cuando me describió el trayecto.

– Coge la Diez y ve hacia el este -dijo-. Después te diré qué hacer.

Tenía los papeles en el maletín, el contrato de Raven House, las cesiones, las líneas punteadas de «Firmar aquí». También tenía una grabadora, libretas, ordenador, y en el bolsillo con cremallera del dorso del maletín, junto al equipo de recarga del ordenador, mi pistola. Esperaba tener oportunidad de usarla.

Subí al coche y me dirigí a la autopista. No era gracioso, pero la situación era tan extravagante que sentía ganas de reírme.

Tenía un contrato para un «best-seller garantizado» que había soñado durante años, sólo que este contrato tenía una cláusula de rescisión bastante drástica.

Escribir o morir.

¿Algún autor de la historia moderna firmó un contrato sujeto a la pena de muerte? Estaba seguro de que esto era único, y era todo mío.

Era un sábado soleado de mediados de julio. Eché a andar por la autopista, mirando el espejo retrovisor a cada instante, esperando que me siguieran, pero no vi a nadie. Me detuve para repostar gasolina, compré café y un donut, y volví a la carretera.

Al cabo de cien kilómetros y dos horas, sonó mi teléfono móvil.

– Coge la Ciento once a Palm Springs -dijo Henri.

La aguja del velocímetro había subido cuando vi la salida para la 111. Cogí la rampa y seguí por la autopista hasta que se transformó en Palm Canyon Drive, una calle de una sola dirección.

El teléfono volvió a sonar y recibí más instrucciones de mi «socio».

– Cuando llegues al centro, vira a la derecha en Tabquitz Canyon, y a la izquierda en Belardo. No cuelgues el teléfono.

Hice los dos giros, presintiendo que estaba cerca del sitio de reunión.

– Ya tienes que verlo -dijo Henri-, El Bristol Hotel.

Nos reuniríamos en un edificio público.

Eso era bueno. Era un alivio. Sentí un estallido de euforia.

Llegué a la entrada del hotel, le di las llaves al mozo del tradicional y famoso spa, conocido por su refinamiento y sus servicios.

Henri me habló al oído:

– Ve al restaurante que está junto a la piscina. La reserva está a mi nombre. Henri Benoit. Espero que tengas hambre, Ben.

Eso era positivo: me había dado un apellido. No sabía si era real o ficticio, pero me pareció una muestra de confianza.

Atravesé el vestíbulo y me dirigí al restaurante, pensando que todo iba a ser muy civilizado.

«Descorchemos el champán.»

76

El restaurante Desert Rose estaba bajo un dosel largo y azul cerca de la piscina. La luz rebotaba en el patio de piedra blanca y tuve que taparme los ojos para protegerme del resplandor. Le dije al ma î tre que almorzaría con Henri Benoit.

– Usted es el primero en llegar -me dijo.

Me condujo a una mesa con una vista perfecta de la piscina, del restaurante y un sendero que serpenteaba alrededor del hotel y conducía al aparcamiento. Estaba de espaldas a la pared, con el maletín a mi derecha.

La camarera vino a la mesa, me habló de las diversas bebidas, que incluían la especialidad de la casa, un cóctel de granadina y zumo de frutas. Pedí una botella de Pellegrino y, cuando llegó, empiné una copa entera, la llené y esperé la llegada de Henri.

Miré la hora: sólo llevaba esperando diez minutos. Tenía la sensación de haber esperado el doble. Siempre alerta, llamé a Amanda y le dije dónde estaba. Luego usé el teléfono para hacer una búsqueda en Internet de cualquier mención de Henri Benoit.

No encontré nada.

Llamé a Nueva York para hablar con Zagami y le dije que estaba esperando a Henri. Maté otro minuto mientras le describía a Leonard el viaje al desierto, el hermoso hotel, mi estado de ánimo.

– Empiezo a entusiasmarme con esto-dije-. Sólo espero que firme el contrato.

– Sé cauto -dijo Zagami-. Guíate por el instinto. Me sorprende que llegue tarde.

– A mí no. No me gusta pero no me sorprende.

Fui al servicio y luego regresé a la mesa con precipitación. Me temía que Henri hubiera llegado mientras yo no estaba y estuviera sentado frente a mi silla vacía.

Me preguntaba qué apariencia tendría hoy. Si habría sufrido otra metamorfosis. Pero no había llegado.

La camarera se acercó, dijo que el señor Benoit había telefoneado para decir que se retrasaría y yo tendría que empezar sin él.

Pedí el almuerzo. La sopa de habichuelas a la toscana con col negra estaba bien. Probé algunos penne con desgana, sin saborear lo que me imaginaba era una gastronomía excelente. Acababa de pedir un espresso cuando sonó mi móvil.

Lo miré un instante.

– Hawkins -respondí, tratando de fingir que no estaba hecho un manojo de nervios.

– ¿Estás preparado, Ben? Tienes que conducir un poco más.

77

Coachella, California, situado a cuarenta kilómetros al este de Palm Springs, tiene una población de 25.000 personas. Un par de días al año, en abril, ese número casi se duplica durante el festival anual de música, un Woodstock en miniatura, sin el lodo.

Cuando termina el concierto, Coachella vuelve a ser una planicie agrícola en el desierto, hogar de jóvenes familias latinas y jornaleros, un lugar de paso para los camioneros que usan esa localidad como parada.

Henri me había dicho que buscara el Luxury Inn, y fue fácil encontrarlo. Estaba aislado en un largo tramo de carretera, y era un clásico motel con forma de U y piscina.

Dirigí el coche hacia el fondo, como me había dicho, busqué el número de habitación que me había dado, el 229.

Había dos vehículos en el aparcamiento. Uno era un Mercedes negro de modelo reciente, un coche alquilado. Supuse que Henri lo habría llevado allí. El otro era una camioneta Ford azul enganchada a una vieja caravana de nueve metros. Plateada con rayas azules, aire acondicionado, matrícula de Nevada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Bikini»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Bikini» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


James Patterson - WMC - First to Die
James Patterson
James Patterson - French Kiss
James Patterson
James Patterson - Truth or Die
James Patterson
James Patterson - Kill Alex Cross
James Patterson
James Patterson - Murder House
James Patterson
James Patterson - Second Honeymoon
James Patterson
James Patterson - Tick Tock
James Patterson
James Patterson - The 8th Confession
James Patterson
James Patterson - Podmuchy Wiatru
James Patterson
James Patterson - Wielki Zły Wilk
James Patterson
James Patterson - Cross
James Patterson
Отзывы о книге «Bikini»

Обсуждение, отзывы о книге «Bikini» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x