Juan Bolea - La melancolía de los hombres pájaro

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Bolea - La melancolía de los hombres pájaro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La melancolía de los hombres pájaro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La melancolía de los hombres pájaro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Francisco Camargo es un controvertido empresario español. Propietario de una naviera, una flotilla de aviones, una cadena de hoteles, otra de supermercados y varios bancos en España, tiene, además, grandes intereses económicos en la exótica Isla de Pascua. Allí ha iniciado las obras del hotel más lujoso de la isla y ha financiado un proyecto único cuyo fin es sacar a la luz una serie de “moais” de incalculable valor.
En El Tejo, a escasos kilómetros de Santander, vive Jesús Labot. Cuñado de Camargo, Labot es un prestigioso abogado criminalista acostumbrado a defender a los peores y más corruptos criminales de la sociedad. Su apacible y acomodada vida dará, sin embargo, un vuelco definitivo cuando encuentren a su hija Gloria brutalmente asesinada. Varios días después de la trágica pérdida, con ocasión del eclipse total que acontecerá el 31 de diciembre y coincidiendo con la fecha de inauguración del hotel, Camargo reúne en la isla a Labot y su esposa Sara, a Martina de Santo, una afamada inspectora de Policía que trabaja en Homicidios, a Úrsula Sacromonte, una novelista de enorme éxito, y a José Manuel de Santo, el embajador de España en Chile y primo de Martina, entre otros invitados. Durante los escasos cinco minutos que dura el eclipse se cometerá un nuevo y misterioso asesinato…
La leyenda del hombre pájaro, el enigma que rodea el yacimiento arqueológico donde se encontraron los moais, un hijo bastardo que podría arruinar la reputación de toda una familia, un críptico diario escrito por Gloria poco antes de morir y la conexión entre dos crímenes separados por diecisiete mil kilómetros de distancia, pondrán a prueba a Martina y a Labot en una novela de resolución magistral.

La melancolía de los hombres pájaro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La melancolía de los hombres pájaro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Capítulo 35

El aeropuerto Mataveri era tan precario que parecía de ficción.

Un minibús aguardaba a los invitados del Easter. La guía que acompañaba al conductor fue obsequiando a los recién llegados con vistosos collares de conchas trenzados con fibras vegetales.

El vehículo arrancó y comenzó a traquetear por la única carretera asfaltada de toda la isla, en dirección a la capital, Hanga Roa. Desprovisto de vegetación, el paisaje de llanuras áridas permitía admirar los volcanes.

La guía se llamaba Haitiare. Había nacido en una aldea isleña cuyo complicado gentilicio pronunció aun a sabiendas de que nadie lograría retenerlo.

– Mi pueblo ha tenido varios nombres. También la isla se ha llamado de diferentes maneras a lo largo del tiempo: Rapa Nui, isla de San Carlos, Vaihú, Teapi… Los pascuenses nacemos, vivimos y morimos sobre un diminuto jardín de tierra volcánica situado en mitad del océano Pacífico; o, si lo prefieren, en medio de la nada. Nos encontramos a 2600 kilómetros del archipiélago de Gambier, a 3600 de Chile y a 6900 de Nueva Zelanda. Pascua tiene forma triangular y tan solo 24 kilómetros en su eje más ancho. Los tres principales volcanes se encuentran en los ángulos de dicho triángulo: al noroeste, el Rano Aroi, con 535 metros sobre el nivel del mar; al suroeste, el Rano Kao, con 400 metros; y al noreste, el Rano Raraku, de 300.

– ¿Hay temblores? -quiso saber Aldea, el constructor, seguramente pensando en la posibilidad de elevar unos bloques.

Haitiare sonrió de un modo sedante.

– Pueden estar tranquilos. Aunque nos hallemos en una de las zonas de mayor actividad sísmica del planeta, no existen registros recientes de terremotos. El vocabulario rapa nui no incluye palabra alguna para designarlos.

– ¿Y tsunamis?

– Hasta donde la memoria de nuestro pueblo alcanza, tampoco -descartó Haitiare; tenía una sonrisa de ángel y un pelo tan negro que parecía teñido.

– Y, sin embargo -intervino Camargo-, hace unos cuantos siglos los moais bien pudieron ser derribados por uno o varios tsunamis. Las estatuas de Anakena aparecieron a centenares de metros de su altar, lo que puede explicarse si fueron arrastradas por una violenta corriente de agua.

Haitiare sabía quién era el jefe y por eso asintió, dándole la razón antes de continuar con sus explicaciones.

– Cuando, a lo largo del siglo XVIII, comenzaron a llegar las primeras expediciones marítimas, eso mismo fue lo que los capitanes pensaron. El primero de ellos fue el navegante holandés Jakob Roggeveen, quien arribó el 5 de abril de 1722, festividad de la Pascua de Resurrección. De ahí, el nombre elegido para bautizar la isla. Roggeveen había partido el 16 de julio de 1721 del puerto de Ámsterdam, al mando de una flotilla integrada por tres barcos, el Thiehoven, el Areud y el African Galley. El 15 de febrero arribaron a la isla de Juan Fernández, frente a la costa chilena. Desde allí pusieron rumbo noroeste. Tras veintiún días de navegación divisaron tierra y las gigantescas estatuas diseminadas por la costa. El sargento alemán Bherens fue comisionado por Roggeveen para los reconocimientos que se llevarían a cabo durante los tres días en que la flotilla permaneció atracada frente a la isla. A Bherens le cupo el honor de ser el primer europeo que puso el pie en la isla de Pascua. Tendrían que pasar cincuenta años para que la isla fuese visitada por otro europeo. Aquella segunda expedición estaba al mando del español Felipe González.

– ¿De qué me suena ese? -saltó Enrique Leca, despertando un coro de risas.

– González de Ahedo -precisó Haitiare, habituada a que los grupos de españoles hicieran parecidos comentarios-. Por encargo del virrey del Perú, y con el objetivo de encontrar la mítica «tierra de Davis», un filibustero inglés que en 1687 aseguró haber avistado tierra en estas latitudes. Felipe González de Ahedo zarpó de El Callao el 10 de octubre de 1770, al mando del San Lorenzo y del Santa Rosalía. Cumplidas ocho semanas de navegación divisó la isla, donde desembarcó el 15 de diciembre de 1770 y de la cual tomó posesión en nombre del rey Carlos III. En su honor, la bautizó como «isla de San Carlos». Un extenso documento que recogía características físicas, etnográficas y lingüísticas de la población dejó constancia de su incorporación a la soberanía española. Dicha escritura fue rubricada por los jefes indígenas. Unos firmaron con el dedo mojado en tinta; otros, con una cruz; otros, con el dibujo de un hombre pájaro.

– Un poco como viene sucediendo hoy en día -bromeó

Camargo, aludiendo a los complejos contratos que sus abogados se habían visto obligados a negociar con propietarios nativos, a fin de hacerse con el arrendamiento de los terrenos sobre los que se levantaba el Easter. Leca, que había participado en esas arduas negociaciones, captó la indirecta y secundó a su jefe con una sarcástica interjección.

El minibús avanzaba por una tierra pobre y reseca, incapaz de ofrecer poco más que una monótona variedad de arbustos espinosos. Omnipresente, el mar, de un azul oscuro que revelaba su profundidad, podía verse desde cualquier parte.

La amable Haitiare continuó desgranando aspectos de la historia y geografía de Pascua y aligerando los datos con anécdotas. Por la riqueza de su lenguaje, Martina sospechó que no se trataba de una simple guía turística. Estaba en lo cierto. En el transcurso de la copa que compartirían antes de cenar, Camargo les comentaría que Haitiare era, en realidad, una de las arqueólogas de la excavación de La Pérouse, donde, bajo el patrocinio de su grupo, los expertos estaban rescatando de las aguas un primitivo altar con moais de gran envergadura, más unas curiosas piedras esféricas con singulares relieves…

El minibús cruzó el centro de Hanga Roa y se dirigió hacia el puerto. Un poco más allá, sobre una pradera que declinaba con suavidad hacia la costa, se levantaba el hotel Easter Island.

– Son las seis de la tarde -dijo Camargo, dirigiéndose al grupo desde el asiento que había compartido con Haitiare, tras coger el micro-. No tengo más remedio que reunirme durante un par de horas con mis colaboradores. Les propongo que descansen un rato en sus habitaciones o que den un paseo por los alrededores, hasta las ocho y media. A esa hora les espero en el bar Intercontinental, dentro del propio hotel. Tomaremos un cóctel y nos dirigiremos a cenar a uno de los mejores restaurantes de la isla, el Tataku Vane, especializado en cocina francesa. Después de la cena disfrutaremos de un espectáculo de danzas típicas, aperitivo de las muchas sorpresas que nos esperan.

Los pasajeros descendieron del minibús. También la recepción del Easter obedecía al diseño de una casa barco construida enteramente en madera y rematada por una techumbre en forma de quilla invertida. No había ventanas ni puertas, como tampoco en la mayoría de los espacios comunes del hotel.

Los bungalós todavía olían a barniz y a pintura. Eran amplios, con una antesala y una gran cama en el centro del dormitorio.

Martina se dejó caer a plomo sobre el colchón. Durante unos minutos permaneció con los ojos cerrados, en duermevela. En las dos últimas noches no había descansado apenas.

Necesitaba fumar. Prefirió no hacerlo en la habitación y salió a la terraza. Desde allí vio a algunos de los restantes huéspedes dirigiéndose a sus alojamientos.

Minutos más tarde, sorprendió a Francisco Camargo saliendo de una de las suites-barco, con la misma forma, pero de bastante mayor tamaño que los bungalós, y dirigiéndose hacia la parte trasera del hotel.

El dueño del Easter fue rodeando la laguna artificial que imitaba el lago volcánico del Rano Kau y por una puerta camuflada en la valla perimetral abandonó el recinto. Martina pensó que ese comportamiento no se correspondía con su anuncio previo de una reunión de negocios y decidió averiguar adónde iba.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La melancolía de los hombres pájaro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La melancolía de los hombres pájaro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La melancolía de los hombres pájaro»

Обсуждение, отзывы о книге «La melancolía de los hombres pájaro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x