Ella frunció el entrecejo y él tuvo el deseo loco de bajarle la cabeza y besarla para quitarle ésa mirada de la cara. La agarró de la nuca e hizo eso, movió la boca sobre la suya, besándola una y otra vez, satisfaciendo su necesidad de saborearla, perdiéndose en la belleza de su respuesta.
– Laskovaya Moya , yo haré las compras en las tiendas para nosotros. Te estoy pidiendo que creas en mí del modo en que yo creo en ti.
– Sólo has degustado la libertad, Lev. Puedes ir adónde quieras ahora. Todos piensan que estás muerto. Puedes tener cualquier vida que quieras. Cualquier mujer. -Forzó una pequeña sonrisa y los dedos le agarraron del pelo-. Una que pueda tener hijos.
Él se quedó inmóvil por dentro. Allí estaba. El problema como lo veía ella.
– La vida que deseo está aquí. La mujer que deseo está aquí. En cuanto a niños, yo nunca consideré tener alguno, así que si no tenemos, no echaré en falta nada en lo que nunca he pensado en primer lugar.
– Si tenemos un hijo, tendría miedo de que resultara como yo -admitió ella en voz baja.
Él la besó otra vez, dolido por dentro.
– ¿Una mujer de valor? ¿Una que se abre paso por sí misma en el mundo? ¿Una que tiene éxito sin importar las probabilidades?
– Es difícil crecer no siendo normal en un mundo donde lo diferente no es aceptado. Una pequeña cosa como cambiar la luz en las escuelas quizás hubiera ayudado, pero fue más fácil deshacerse de mí antes que gastar dinero. Enseñar a los niños comprensión y tolerancia hubiera ayudado también. No quiero mi vida para mi niño. No pienses que me quejo, Lev, porque no lo hago. Sólo creo que las probabilidades de que cualquier hijo mío tuviera que luchar cada día de su vida para que le acepten son más grandes.
– Me conformo con haber conseguido toda tu atención -dijo-. Quiero envejecer contigo, Rikki. Te pido que te entregues a mí completamente.
Los ojos de Rikki se suavizaron y se volvieron tiernos.
– Entonces sí. Absolutamente sí.
Afuera, un búho chilló, luego un segundo. Lev salió rodando de la cama, se puso en pie de un salto alcanzando el arma y metiéndola en la funda que había colocado sobre la mesa. Se puso la funda, dio un tirón a una chaqueta y salió corriendo.
– Llama a Jonas. Pratt está aquí. Está jodidamente cerca. No sé cómo ha pasado a los centinelas. Y sal de aquí, sube a la carretera y espera.
No esperó para ver si le obedecía, ya estaba saliendo como un rayo por la puerta. Un asesino decidido con mucha experiencia podría hacer mucho daño. El incendiario tenía que ser detenido ahora. Se movió rápidamente, siguiendo esta vez las imágenes que el búho le proyectaba. Gerald Pratt estaba en el área del jardín, en la cuesta que llevaba a la casa de Rikki.
Jurando, Lev corrió a través del terreno desigual. Pratt había entrado por la entrada trasera. Al igual que muchas personas desequilibradas, era astuto, y entró a favor del viento, teniendo cuidado de no poner sobre aviso a los pájaros. Había colocado sus líneas de fuego como un general. El suelo estaba mojado, pero no empapado, y con suficiente combustible, ardería rápidamente y se propagaría directo a la casa de Rikki.
Cuando Lev corrió entre los árboles pudo oler el queroseno, denso y fuerte, y supo que Pratt había estado en ello durante un tiempo. Los troncos de los árboles que le rodeaban habían sido salpicados con el líquido inflamable. El incendiario trabajaba lenta y muy cuidadosamente alrededor de la casa de Rikki para atraparla dentro. Pratt había estado tan dominado por la necesidad de destruir a Rikki que no había esperado a que hubieran bajado la guardia. Había elaborado otro plan de ataque y lo estaba aplicando inmediatamente.
El combustible Jet A proporcionaría el necesario calor para secar el suelo entre la vegetación espesa y la casa de Rikki. Una vez que Pratt encendiera el fuego, podría manipular las llamas, hasta que ardieran lo bastante caliente para subir por la ladera, consumiendo todo a su paso, incluyendo la casa de Rikki. Esta vez, Pratt cortaría todas las rutas de escape empapando los árboles en el risco por encima de ella también. Si Pratt no hubiera sido un elemento fuego, Lev no habría estado tan alarmado. El suelo no estaba seco y preparado para la menor chispa, pero Pratt tenía la capacidad de controlar el fuego, de hacerlo arder con bastante fuerza como para provocar el daño que pretendía. El calor se arremolinaría detrás de las llamas, creando más oxígeno y alimentando el fuego mientras crecía en tamaño hasta que todo a su paso se consumiera.
Con el corazón palpitando desenfrenado y saboreando el temor en la boca, Lev se maldijo por no haberse asegurado de que Rikki estuviera a salvo. Había estado tan concentrado en apartar a Pratt de su vida, que no había considerado que pudiera quedar atrapada esperando a Jonas y al cuerpo de bomberos. Miró al cielo. Había nubes, pero no tan pesadas como la otra noche. Unas pocas parecían gris y negras, pero no muchas.
Lev, ¿dónde está?
Se permitió respirar. El incendiario no sabía que podían comunicarse en silencio. Giró la cabeza para echar un vistazo por encima del hombro y pisó la piscina de líquido. El suelo estaba saturado de combustible. Supo instantáneamente que el hombre había esperado compañía. Estaba en su profesión y había sido educado en el modo que el fuego funcionaba. Debería haber estudiado la topografía de la granja y el bosque circundante.
La casa de Rikki estaba considerada interfaz urbana, una casa rodeada por cantidades tremendas de combustible. Había limpiado los peligros cerca de la casa y plantado sólo plantas resistentes al fuego y de bajo crecimiento dentro de los diez metros de su casa. Había convencido a sus hermanas para hacer lo mismo. La mayor parte de las plantas contenían agua, haciéndolas perfectas para soportar sequías y para ayudar a resistir el fuego. Las podaba regularmente y quitaba toda la vegetación muerta, permaneciendo extremadamente vigilante a causa de los fuegos en su pasado. Fresas salvajes, jarritos y fucsias estaban más cerca de la casa, mientras que plantas como la lavanda, milenrama, flor de mono y ciclamores proporcionaban un círculo mediano con la salvia y conchas en el extremo exterior. Por todo el jardín, tenía aspersores y un vasto suministro de agua.
No vengas aquí, Rikki. Ha echado combustible por todas partes. Y recuerda, tiene un lanzallamas. En el momento en que sepa que estamos fuera de la casa y en el bosque, encenderá ese acelerante. Te quiero fuera de aquí.
Bien, eso no sucederá. Estoy extrayendo toda la humedad que puedo de este área, del cielo y de debajo de nosotros. No la puedo utilizar hasta que él haga su movimiento. Una vez que eso suceda, cortaré su vía de escape utilizando la charca. Tiene que haber calculado que escapará por ahí. No voy a dejar que nuestra granja arda. El sheriff y el cuerpo de bomberos están en camino. Les he dicho a mis hermanas que se vayan inmediatamente.
Ésa era su mujer. Fría bajo el fuego. Decidida. Podía enfrentarse a un entrenado interrogador ruso y usar lo que otros llamaban una debilidad como su fuerza más grande, y entonces fría y deliberadamente salía a la noche y trabajaba con él, a pesar del peligro, para salvar la granja. Por supuesto que Pratt tenía un plan de fuga. Iba a prenderle fuego a las colinas y al bosque. Tenía que tener un sendero seguro para salir.
Permaneciendo agachado, Lev se movió en un semicírculo, más despacio ahora, estirándose en busca de los pájaros para que le dieran una idea clara de dónde estaba trabajando el incendiario. Se movió en silencio, sabiendo que si Pratt le oía llegar, utilizaría inmediatamente el lanzallamas y provocaría la fuente de ignición. Ardería lo bastante caliente para provocar un fuego en la ladera.
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