Christine Feehan - Fuego Ardiente

Здесь есть возможность читать онлайн «Christine Feehan - Fuego Ardiente» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Fuego Ardiente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fuego Ardiente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Conner Vega, física y emocionalmente marcado por su pasado, ha vuelto al paisaje exuberante y exótico de la selva de Panamá; su lugar de nacimiento, y esperanzadoramente un lugar en el que escapar de la culpa que lo consume. Libre para vagar por fin, el leopardo en él anhela tomar el control, pero sabiendo lo peligroso que esto sería, Conner debe resistir.
Sin embargo, hay cuestiones más serias que tratar. Conner ha sido traído de regreso para un propósito específico: ayudar a salvar a su pueblo del mal que amenaza la existencia de este, y para vengar el brutal asesinato de su madre. Y esta vez piensa encargarse del asunto.

Fuego Ardiente — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fuego Ardiente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Vamos. Tenemos que salir de este árbol.

– Nunca creerán que hemos podido subir aquí.

– Cortez tiene dos leopardos renegados en nómina. Ellos nos podrían seguir.

El corazón de Isabeau saltó.

– ¿Hombres como tú?

– Hombres mucho peores que yo. -Le deslizó la mirada sobre la cara-. Puedes no creerme, Isabeau, pero yo tengo un código. La jodí contigo, pero tengo uno. Esos hombres no.

Ella agachó la cabeza. No quería hablar del pasado. Era demasiado doloroso. Él la había roto, dejado medio viva, una concha vacía que nunca podría amar a otro hombre. Sabía eso con absoluta certeza. Siempre sería Conner al que anhelara, por mucho que lo despreciara.

Le siguió, sorprendida por la facilidad con que podía equilibrarse cuando dio un paso sobre la red de ramas a la rama de un árbol vecino. La lluvia aumentó en fuerza, como a menudo hacía en la temporada húmeda. No hacía frío y con la avalancha de humedad y calor, el vapor se alzó en torno a ellos, convirtiendo el dosel en un mundo misterioso.

Los dedos de Conner se apretaron en torno a los de ella, pidiendo silencio. Ella oyó el sonido de voces a la deriva por el velo de niebla y mil mariposas revolotearon en su estómago. La boca se le secó. Conner nunca vaciló, caminaba por las ramas como si fueran una acera, yendo de árbol en árbol. Dos veces hizo un ruido de resoplidos como si advirtiera a alguna criatura más grande de su presencia, pero gran parte del tiempo, los sonidos que hacía estaban en algún lugar entre un extraño ronroneo y unos gruñidos bajos y retumbantes. En vez de amenazar, las notas eran tranquilizadoras.

Ella empezó a ser consciente de las criaturas del dosel. Donde antes los animales habían estado frenéticos, escapando del fuego y gritándose advertencias los unos a los otros, ahora estaban mucho más tranquilos, como ella. Era la voz de Conner, esa hermosa, tranquilizadora y calmante voz. No tenía sentido. Debería haber estado aterrorizada. Estaba a unos treinta metros del suelo de la selva, rodeada por humo y una niebla tan espesa que era casi imposible ver la mano delante de la cara, colocando con cuidado los pies en ramas resbaladizas. En algún lugar de abajo, hombres con armas les estaban cazando y ella estaba con el hombre que había roto su mundo en pedazos y lo había dejado en ruinas.

Los pájaros se asentaban en los árboles en torno a ellos en vez de volar con temor. Los monos solamente les miraban con curiosidad, pero el frenético parloteo había descendido a algo normal. La lluvia caía de forma constante y la vida parecía volver a la normalidad rápidamente. Miró al hombre que la guiaba con tal confianza por la carretera retorcida de ramas. Era Conner. La pura fuerza de su personalidad extendía calma no sólo a ella, sino a los animales.

Ella le siguió, tratando de averiguar cómo frenar su reacción a él. ¿Cómo bloqueaba uno su voz, su carisma, su puro magnetismo? Era el tipo de hombre que destacaba en una multitud. ¿Cómo se suponía que iba a enfriar su sangre y calmar su pulso después de compartir un incendio descontrolado con él? Cada vez que él la miraba estaba allí otra vez, esa respuesta salvaje y apasionada que no podía evitar.

Debería haberlo sabido. Ella no era la clase de mujer que un hombre como él desearía. Su mirada era demasiado concentrada, demasiado absoluta, haciéndola sentir como si fuera la única mujer en su mundo. Como si él nunca pudiera ver a nadie excepto a ella. Era el animal en él. El leopardo. Acechando a la presa. Ella había sido su presa. Un solo sonido escapó, un grito bajo y herido que estranguló apresuradamente.

Inmediatamente él se dio la vuelta, su cuerpo elegante y fluido, casi de ballet en la rama estrecha. Se inclinó sobre ella, tirándola al refugio de su cuerpo.

– ¿Qué es?

. La acusación estaba allí en su mente. En su corazón. Que Dios la ayudara, en su alma. Él era lo que estaba mal. El modo en que se movía. El sonido de su voz. El recuerdo de sus manos, boca y cuerpo perteneciéndole a ella. Isabeau sacudió la cabeza. No había sabido que sería tan difícil verlo, olerlo. Ese olor salvaje y peligroso.

– Es sólo un poco de miedo aquí arriba -mintió. Y ella oyó la mentira en su voz. Podía decir por sus ojos que él la oyó también.

– Las mentiras tienen un olor propio -dijo él.

– ¿De verdad? Me enseñaste muchas cosas, pero descuidaste enseñarme eso.

– No todo fue mentira, Isabeau.

Ella sacudió la cabeza, el corazón tan dolorido que levantó una mano para presionar contra el pecho.

– No te creo. Y ya no importa, ¿no? Tenemos que encontrar un modo de recuperar a esos niños. Eso es todo lo que importa. -Se forzó a decirlo. No era una cobarde-. No estabas equivocado con respecto a él, mi padre. Excavé mucho y averigüé la verdad. Estaba implicado con la célula terrorista que destapaste. Aceptaba su dinero. -Se encontró con sus ojos-. Eso no significa que no le quisiera, ni que lo que hiciste estuviera bien, pero él no era inocente.

– Lo siento, Isabeau. Averiguar esas cosas debe haberte herido.

– No tanto como verlo morir. -O averiguar que el hombre al que amaba por encima de todo sólo la había utilizado para acercarse a su padre. Había creído en él con cada fibra de su ser, le había dado todo lo que ella era o sería jamás. Y todo había sido una mentira.

El corazón de Conner se apretó. Isabeau nunca sería experta en ocultarle sus sentimientos. Herida no era la palabra para lo que le había hecho. La había roto y la había desilusionado. Había culpa y humillación mezclados con dolor.

– No tienes nada de lo que avergonzarte, Isabeau. Soy el único que actuó sin honor. Tú no hiciste nada malo.

– Me enamoré del hombre equivocado.

– No lo hiciste, Sestrilla , yo soy el hombre correcto. Sólo era el tiempo equivocado para nosotros.

Ella levantó el mentón, los ojos echando fuego.

– Vete al infierno, Conner. Yo no soy tu trabajo esta vez. No te molestes en practicar conmigo, no lo necesitas.

Su voz cortó como un cuchillo, lo bastante para hacerlo respingar. Aunque se lo merecía. Movió la mirada sobre la cara de ella con intensidad melancólica. Parecía rebelde, desafiante, tan hermosa que dolía por adentro. Se había dicho que se alejaría de ella, ¿pero cómo? ¿Cómo podría dejarla? Estaba ya tan enamorado de ella que no había salida. Levantó la mano de ella a su pecho, apretó la palma sobre el corazón.

– Tú nunca fuiste mi trabajo, Isabeau. -Iba a encontrar un modo de ganarse su confianza otra vez. Tenía que haber una manera.

Ella tragó con fuerza y apartó la mirada, pero no antes de que él captara el brillo de lágrimas.

– Vamos.

– Maldita sea, Isabeau. ¿Cómo conseguiremos superar esto?

– ¿Superarlo?

Furiosa, Isabeau liberó la mano de un tirón y se alejó, dando un paso hacia atrás, al espacio vacío. Echó las manos al aire pero ya estaba cayendo. El terror la atrapó cuando miró arriba y vio la máscara resbalar de la cara de Conner para ser reemplazada por el temor. Vio la mandíbula endurecerse cuando saltó de la rama tras ella. Entonces dio un salto mortal por el aire. El pánico inundó el cuerpo de Isabeau con adrenalina helada.

Respira. Alcanza a tu gata. Juró que oía la voz de Conner, tan tranquilo como siempre, inundando su mente, expulsando el susto para ser reemplazado por una calma extraña.

Sintió su cuerpo retorcerse hasta que la parte superior señaló hacia abajo y las piernas hicieron lo mismo. Parecía estar cayendo fuera de control y ella misma se rindió a la felina para que luchara por venir en su ayuda. La piel picó y el pelaje estalló por su cuerpo, frenando el descenso. Instintivamente abrió los brazos y se dobló por la mitad. Su espina dorsal se flexionó. Los oídos le ardían, casi como si su cuerpo se afinara para saber qué era arriba y qué abajo. Los ojos centrados en el suelo que corría para encontrarla.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fuego Ardiente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fuego Ardiente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Christine Feehan - Samurai Game
Christine Feehan
Christine Feehan - Fuego Salvaje
Christine Feehan
Christine Feehan - Corrientes Ocultas
Christine Feehan
Christine Feehan - El Despertar
Christine Feehan
libcat.ru: книга без обложки
Christine Feehan
libcat.ru: книга без обложки
Christine Feehan
Christine Feehan - Dark Hunger
Christine Feehan
Отзывы о книге «Fuego Ardiente»

Обсуждение, отзывы о книге «Fuego Ardiente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x