– No podemos subirla de la manera convencional Briony -explicó Jack-. Tenemos que hacernos una escala humana, uno es el ancla mientras el otro se balancea como un péndulo y se lanza hasta el siguiente apoyo. Es difícil y peligroso.
– Entonces está aquí. ¿Lo harías si no estuviera aquí? Di la verdad.
– Ya habríamos empezado -dijo Jack.
– Es eso entonces -Briony dio una patada a la manta y se levantó-. Vamos.
Ken sacudió la cabeza.
– Así es como esto comienza, hermano. Se vuelve mandona. He oído que las mujeres hacen eso. Comienzan todas suaves y coquetas, engañando a un hombre, y luego salen las garras, las entierran y están al mando -se levantó, el rifle parecía una parte natural de él-. Estás en problemas, Jack.
– Probablemente -Jack estuvo de acuerdo, había orgullo y respeto en su voz para ella-. Vamos a movernos -le dirigió una pequeña sonrisa, aprobatoria.
Jack alcanzó a enrollar el saco de dormir, y una explosión estremeció la noche, sacudiendo la tierra, una bola roja y naranja enorme arremolinándose con una explosión ascendente y extrínseca de humo negro como una violenta nube en forma de hongo. Las aves chillaron, tomando los cielos, y el mundo pareció estar en caos.
– Vienen por nosotros -dijo Jack.
Ambos hombres llevaron tranquilamente sobre sus hombros el equipo e indicaron a Briony que caminara entre ellos en una sola fila, Ken mostraba el camino. Cuando el humo y el destello se decoloraron, la noche se volvió otra vez sorprendentemente silenciosa.
Jack le dio a Briony un arma y un cuchillo, que ella colocó en su cinturón mientras caminada detrás de Ken. Los hombres hicieron poco ruido, y ella trató de hacer lo mismo. Había bastante luz de luna para ver los alrededores. No había ningún rastro, ni siquiera de ciervos, pero Ken parecía saber exactamente donde iba.
Briony anduvo con ellos, tratando de analizar por qué, cuando estaba en medio de una situación extremadamente peligrosa, no estaba ni de cerca tan asustada como normalmente. Ah, la adrenalina corría y su pulso iba a toda velocidad, pero no era debilitante como el miedo que casi siempre tenía en su actuación. No tenía que esforzarse por mantenerlo bajo control; sólo caminaba entre los hermanos, tratando de emular su conciencia aumentada. No era el hecho de que los dos hombres le impidieran sentir los efectos de la violencia que los rodeaba, o de las batallas que ya habían luchado.
Confianza. Exudaban completa confianza. Esto estaba en la forma de sus hombros, la forma en que se movían con fluidez, en la fácil zancada, en el sencillo compañerismo entre ellos, y en el hecho de que simplemente trabajaban tan bien juntos. Le echó un vistazo a Jack sobre su hombro mientras andaba. No miraba el piso, sino todo a su alrededor, arriba en los árboles, las crecientes paredes del cañón, y su rastro. Ella trató de seguir sus movimientos, tratando de ver con su visión aumentada y oír lo que la noche tenía que decir.
– Recuerda, nena -susurró Jack suavemente contra su oído cuando ellos se pararon justo debajo de un saliente que había crecido a unos 20 pies sobre sus cabezas en una pared abruptamente inclinada-. La noche se lleva el sonido. Nos comunicaremos con telepatía, y cuando subamos, trataremos de hacer el menor ruido posible. Si vamos a hacerlo, tenemos que ser fantasmas que sólo se desvanecen.
Ella asintió con la cabeza para avisarle que había entendido. ¿Cómo lo haremos?
Saltamos el saliente e iremos desde allí. Tomaré la delantera y tendremos que usar un movimiento balanceador para conseguir que la persona de abajo llegue al siguiente soporte. Ya verás. Se parece mucho al trabajo que haces en el trapecio. Jeb te atrapa, aquí seremos Ken o yo. Se inclinó para mirar en sus ojos. ¿Estarás bien? No puede haber ninguna vacilación una vez que empecemos.
Ella respiró. ¿Has subido éste antes? ¿Con éxito?
Jack la jaló a sus brazos. Sí. No me arriesgaría si no estuviéramos en aprietos, nena, pero no lo intentaría si no pensara que puedes manejarlo.
Esto le dio más seguridad que cualquier cosa que pudo haber dicho. Él tenía fe en su capacidad y la respetaba lo bastante para intentar una jugada arriesgada. Era más que una acróbata buena, era una dotada. No defraudaría a Jack. Briony trazó su mano sobre su estómago en una pequeña caricia, sus nudillos se rozaron contra Jack. Él al instante colocó su palma sobre la suya y la sostuvo durante un momento, su aliento caliente contra su cuello.
Va a funcionar Briony.
Odio tener que dejar nuestra casa.
Regresaremos algún día. Tendremos un equipo de limpieza aquí afuera mañana por la noche si Whitney no se lleva sus muertos con él, como sospecho que lo hará. Hicieron algunos daño a la casa, pero nada que no podamos reparar rápidamente.
Otra explosión sacudió la tierra, enviando pequeñas rocas rodando hacia abajo la cuesta del barranco para saltar sobre ramas y golpearlas. La luz destelló, y alguien en la distancia gritó en voz ronca.
Ken se aclaró la garganta suavemente para conseguir su atención. Tenemos que movernos ahora, antes de que ellos atraviesen todas las trampas. Sólo los hemos hecho más lentos, no los hemos parado.
Estoy lista , Briony les aseguró, y echó su cabeza atrás para mirar el saliente.
Jack fue primero, agachado directamente debajo del saliente, saltó. Era una extraordinaria distancia para un salto parado.
¿Necesitas ayuda?, preguntó Ken.
Briony sacudió la cabeza, pero retrocedió unos pocos pasos para empezar a correr. Nunca había sido buena en sólo pararse y brincar como Jack había hecho. Borró fácilmente la distancia y aterrizó al lado de Jack, que al instante la agarró de los brazos y la arrastró contra la cara de roca. Ken los siguió.
Ponte contra la pared tan cerca como puedas para darme espacio, nena. Jack ató su paquete firmemente y ató su rifle con correa. Ken, usa la radio tan pronto como estemos lo suficiente alto para hacer la llamada. Cada minuto contará. Hazlos conscientes de ello. Llama a ambos equipos si tienes que hacerlo, pero diles que necesitamos una extracción como ayer. Todas las condiciones de combate, diles que nos estamos quemando
Lo haré. Tendré que subir otros treinta o cuarenta pies antes de intentarlo.
Briony miró a Jack con el corazón en la garganta mientras este buscaba la escarpada cara del acantilado. Antes de que él pudiera reaccionar, ella agarró su mano y tiró, levantando su cara hacia la de él. Este era de jugada de vida o muerte, una lucha que ellos podrían no sobrevivir, y ella quería que él supiera lo importante que era para ella.
Jack enmarcó su cara y la besó suavemente. Superaremos esto.
Lo sé . Ella vertió su confianza en su mente. Si alguien podía mantenerla segura, era Jack. Sintió su preocupación por ella y sonrió. Puedo hacerlo, Jack. Sé que puedo.
Asintió con la cabeza, la besó una segunda vez, y alzó la vista a la cara escarpada que se elevaba por encima de él, frunciendo el ceño un poco. La grieta estaba a su derecha, tuvo que levantarse de un salto y encajar su brazo en la estrecha apertura. Lo había hecho una vez antes con éxito, pero había sido a plena luz del día. Se puso en cuclillas y saltó, el brazo extendido, el puño fuertemente cerrado.
Bajo él, Ken esperó para atraparle. Si Jack fallaba y se venía a estrellarse, sólo tendría una pequeña esperanza de impedirle golpear la tierra debajo del saliente.
Los bordes de la cara de la roca dentada se rasgaron y pelaron su piel cuando Jack cerró de golpe su puño con fuerza en la grieta afilada. La sangre se filtró bajando por su brazo, y su hombro casi roto cuando tomó la mayor parte de todo su peso. Tomando una respiración, su corazón todavía latiendo rápidamente, y despacio la soltó, aliviando el dolor, alejándolo de su mente mientras buscaba con sus botas el saliente de dos pulgadas que sabía estaba allí. Fue un alivio encontrar la diminuta roca sobresaliente ayudándolo a tomar el peso de su cuerpo. Asegurándose de que su puño se sostendría apretado en la grieta, echó un vistazo debajo de él, extendido el brazo libre atrás, hacia su familia.
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