Cuando Rachael se movió, Rio le apretó la mano, indicándole que permaneciera en silencio.
– ¿Cómo te las has arreglado para escapar?
Drake miró Rio con dureza, sus extraños ojos estrechándose, pero no dijo nada.
Kim echó un vistazo a su hermano.
– No me encontré con mi padre. Era para una ceremonia especial, mi familia sabía que yo no me la perdería a menos que algo pasara.
Tama asintió.
– Mi padre estaba muy preocupado. Había habido conversaciones arriba y abajo del río sobre los bandidos, sobre como estaban buscando a alguien y que si alguien la escondía lo matarían. Advirtieron a nuestra gente. Cuando Kim no volvió, mi padre me envió a buscarlo. Envié una llamada y Drake estaba cerca, así que vino para ayudarme a rastrear a Kim.
– Te llamé por radio -Drake recogió la historia- Sabía que querrías saber que Kim estaba desaparecido y ayudarnos a rastrearlo, pero no contestaste, entonces me preocupé por ti. Obviamente innecesariamente
– Mi radio está fuera de servicio -dijo Rio concisamente- Recibió una bala.
– Fritz está herido.
Drake se movió hacia el pequeño gato, pero Franz se paseó hacia adelante y hacia atrás delante del leopardo herido y mostró sus dientes parecidos a sables a modo de advertencia.
Drake hizo muecas al leopardo nublado, pero se alejó del inquieto gato.
– Entonces te topaste con problemas.
Rio se encogió de hombros.
– Nada que no pudiera manejar. ¿Ayudaste a Tama a sacar a Kim del campamento de los bandidos? -Echó un vistazo hacia el gato que gruñía- Franz, tranquilízate o vete fuera.
Franz siseó en advertencia, pero se enroscó alrededor de Fritz, con los ojos mirando fijamente a los intrusos.
Drake asintió, todo el rato manteniendo un ojo cauteloso sobre el leopardo nublado.
– Kim estaba en mala forma. Ellos no creyeron que ella se hubiera caído por la borda en el río. Le golpearon.
Rachael hizo un pequeño y estrangulado sonido. Rio deslizó el pulgar sobre la palma de su mano en un gesto calmante.
– Golpearon a todo el mundo, incluso a la mujer -Kim informó con gravedad. Miró a Rachael- No van a dejar de buscarla a menos que encuentren su cuerpo. Alguien ofreció una recompensa de un millón de dólares por usted.
Rachael cerró los ojos ante la repentina desesperación que se apoderó por ella. No había considerado tanto dinero. La gente mataba por mucho menos. ¿Qué significaría un millón de dólares para los hombres que estaban en frente de ella?
– Eso explica mucho -dijo Rio. Suspiró suavemente- Drake, ando escaso de medicamentos, pero tengo bastantes para limpiar a Kim y vendar sus heridas.
– Conseguiré las plantas que necesitamos -dijo Tama- No nos paramos para nada, nos apresuramos para comprobar que estabas bien.
Abandonó la casa bruscamente.
– Aprecio eso -contestó Rio. Se hundió en la silla al lado de Rachael, moviéndola despacio, cuidadoso de su pierna bajo la manta, colocándola parcialmente junto a su muslo, arreglando su pierna y la manta a su satisfacción. Hizo señas con la mano a los demás para que encontraran asientos.
– ¿Qué es eso? -preguntó Drake mientras hurgaba en el bolso de las medicinas- ¿Qué explica un millón de dólares?
– Tuve un visitante anoche. Uno de nosotros, uno que no reconocí. Un traidor, Drake. No puedo imaginar que induciría a uno de los nuestros a convertirse en traidor, pero un millón de dólares puede hacer perder la cabeza de un hombre.
Rachael estaba muy silenciosa, consciente de que la información que se estaba intercambiando era importante para ella. Esperaba que se olvidaran su presencia y así hablarían más abiertamente.
– ¿Cómo podría haber sido uno de nosotros si no reconociste su olor, Rio? -Drake no alzó la vista de donde estaba lavando las heridas de Kim.
Rachael no podía soportar mirar la cara hinchada y magullada de Kim. Estaba estoico mientras Drake limpiaba las laceraciones, pero cuando se encogió de hombros para quitarse la camisa rasgada, lo vio estremecerse. Se dio la vuelta ligeramente y ella jadeó.
– ¿Qué le hicieron?
Rio resbaló un brazo alrededor de ella.
– Esas marcas están hechas con una caña. Los bandidos son conocidos por usar una caña sobre sus víctimas. Thomas es famoso por ello. No creo que hayamos liberado a ninguna victima de secuestro sin evidencias y cuentos de haber sido golpeados con la caña.
Rachael volvió la cara sobre el hombro de Rio.
– Lo siento, Kim, no quería herir a nadie. Pensaba que si me precipitaba en el río, creerían que me ahogué.
– Habrían encontrado otra razón para golpearlo con la caña -dijo Rio, sus dedos masajeando su nuca- Thomas es un enfermo. Disfruta con el dolor de la gente.
– Lo que dice es verdad, señorita Wilson -estuvo de acuerdo Kim.
– Rachael. Llámame Rachael, por favor.
– Tiene problemas con su apellido -ofreció Rio.
Rachael lo miró airadamente.
– Eres tan gracioso. Deberías ser cómico.
– Ni siquiera sabía que Rio tuviera sentido del humor -dijo Drake, lanzando una sonrisa infantil sobre su hombro a Rio.
– No tengo -contestó Rio siniestramente.
Tama se dio prisa, llevando varias plantas y raíces.
– Estas te curarán rápido, Kim, y quizás al gato también.
– ¿Mandaste aviso a tu padre de que encontraste a Kim vivo? -preguntó Rio.
– Enseguida. El viento llevó las noticias. Verá la visión en sus sueños y sabrá que Kim está bien -contestó Tama, rasgando afanosamente tiras de una de las plantas y lanzando tiras de tallos verdes en un pote.
Rachael frunció el ceño mientras Rio asentía.
– ¿Está diciendo que el padre Kim soñará que está vivo y sabrá que es verdad?
– Su padre es un curandero poderoso. La verdad, creo que sabe más sobre las plantas del bosque, venenos, y visiones que cualquier hombre vivo. Si le enviaron las noticias, las recogerá en una visión, o en un sueño, si prefieres llamarlo así -explicó Rio.
Rio no sonaba como si le estuviera tomando el pelo, pero ella encontraba la idea de enviar noticias vía visiones un poco difícil de creer.
– Realmente no crees que ellos puedan hacer eso, ¿verdad?
– Sé que pueden hacerlo. Lo he visto. No soy bueno enviando visiones, pero las he recibido. Es mejor que el correo aquí en el bosque -dijo Rio.
Drake asintió de acuerdo.
– Las visiones son cosas arriesgadas, Rachael. Tienes que ser un experto en interpretarlas
– ¿Rachael? -Rio arqueó una ceja a Drake en advertencia.
– Ella pidió que la llamáramos Rachael -indicó Drake, mirando inocente- Estaba siendo educado.
Un olor extraño se elevó del pote donde Tama presionaba hojas, pétalos, tallos y raíces de varias plantas en una pasta espesa. No era desagradable, olía a menta y flores, naranja y especias. Fascinada, Rachael miró con cuidado, no haciendo caso del intercambio entre los hombres.
– ¿Qué es eso?
Tama le sonrió.
– Esto prevendrá la infección -Inclinó el pote para que pudiera ver la pasta verde pardusca.
– ¿Valdrá para Fritz? -preguntó Rachael- Sus heridas están supurando y Rio ha estado preocupado por él.
– El leopardo lo atacó, casi lo mata -añadió Rio- Sabía bastante sobre mí como para saber que elegiría salvar a Fritz y trataría de rastrearlo más tarde.
– Entonces conoce el modo en que cazas -Drake sonó preocupado- No demasiadas personas saben que los leopardos nublados te acompañan cuando sacamos a una víctima de los campamentos de los bandidos.
Kim alzó la vista de donde su hermano aplicaba la pasta espesa sobre la peor de las laceraciones de su pecho.
– Sólo tu unidad y un par de mi gente, Rio.
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