Kelley Armstrong - Algo más que magia

Здесь есть возможность читать онлайн «Kelley Armstrong - Algo más que magia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Algo más que magia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Algo más que magia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Brujas, hechiceros, vampiros… Descendientes de una antigua raza que lucha por su supervivencia en un mundo hostil.
Cuando a Paige Winterbourne la obligan a renunciar a su cargo de Líder del Aquelarre Norteamericano de Brujas, lo único que quiere hacer es alejarse del mundanal ruido durante una buena temporada y pensar en la posibilidad de formar un aquelarre alternativo con sus seguidoras. Pero, claro está, el destino tiene otros planes para ella.
Un psicópata con poderes sobrehumanos e imparables deseos de venganza anda suelto. Al enterarse de que las víctimas del despiadado asesino son adolescentes, Paige decide involucrarse en la investigación junto con Lucas Cortez, el más joven de la súper poderosa Camarilla Cortez.
Deseosa de proteger a aquellos que ama, Paige se introduce en un mundo de arrogantes hechiceros, nigromantes borrachuzos, dioses druidas con mal genio y turbadores vampiros enfundados en cuero que gustan de celebrar espeluznantes orgías de sangre.

Algo más que magia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Algo más que magia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿El señor Cortez?

– Sí -respondió Lucas.

– Trabajo para los St. Cloud. Soy el chófer del señor St. Cloud.

– Rick, ¿no es cierto?

El hombre sonrió.

– Sí, gracias, señor. Sólo quería decirle que apreciamos mucho lo que ha hecho, agarrando a ese tipo. Griffin está dentro. Él hablará con usted personalmente, pero yo quería expresarle mi agradecimiento. Y… -Clavó la mirada en las puertas dobles-. Quería decirle que hay una puerta trasera para entrar allí, si usted lo prefiere.

– ¿Una puerta trasera? -pregunté yo.

– Echh…, sí, señorita. Pasando las otras. Los Nast y algunos de los St. Cloud están en la sala de espera. Hay otro camino para entrar en la sala del tribunal. Usted y el señor Cortez podrían sentirse más cómodos usando esa entrada.

– Gracias -contestó Lucas-, pero estaremos bien por aquí.

– Sí, señor.

El hombre se apartó y se dirigió a una habitación lateral. Me quedé mirando el rostro tenso de Lucas. Toda la tensión que había perdido mientras caminábamos para entrar al edificio había regresado con fuerza duplicada. Y una vez que atravesáramos esas puertas que estaban ante nosotros, iba a ser peor aún.

Lucas necesitaba una distracción. Al mirar los dos recintos laterales, tuve una idea. Sumamente incorrecta, pero a veces una pequeña incorrección es precisamente lo que se necesita.

– Nos quedan cuarenta y cinco minutos -dije-. Estaremos sentados todo el día. No hace falta que nos apresuremos a entrar.

– ¿Te sientes lo suficientemente bien como para hacer una breve caminata?

– No era eso lo que tenía en mente.

Lo llevé hacia el recinto lateral más próximo. Levantó las cejas, pero como no le contesté, me siguió. Giré en el primer pasillo, caminé hacia la tercera puerta y la abrí. Una oficina. Lo intenté con la cuarta. Cerrada. Un rápido hechizo de apertura y la puerta se abrió para mostrar un gabinete.

Encendí la luz.

– Perfecto.

– ¿Puedo preguntar?

– Si tienes que preguntar, verdaderamente estás cansado esta mañana.

El vaciló, y luego sonrió.

– ¿Y bien? -dije, retrocediendo hacia el interior del gabinete.

Entró, cerró la puerta con el pie y echó un hechizo de cerrojo. Yo retrocedí, pero él me tomó de ambos brazos y me atrajo hacia él con un profundo beso.

– ¡Vaya! -dije, suspirando mientras me apartaba-. Lo he estado echando mucho de menos, Cortez. Anoche me preguntaba cuánto peso podría soportar mi cama del hospital. Tendríamos que haber hecho una prueba.

– Quizás esta noche.

– Ajá. Esta noche nos vamos a un hotel y a una cama para dos.

– ¿Estás segura de que te sientes en condiciones?

Le mostré cuan en condiciones me encontraba. Tras unos minutos de besos, deslicé la mano entre los dos, le desabotoné la camisa y le pasé las manos por su pecho desnudo.

– ¿Sabes?, Carlos me dejó pensando -dije-. Si he de convertirme en la esposa de un CEO…

– ¿No era CO-CEO?

– Perdón. CO-CEO. Me costará muchas mamadas, ¿no es cierto?

Lucas rió.

– Me temo que sí, un montón.

– Entonces, estos días que pasé en el hospital me han dejado muy por debajo de mi cuota. Tengo mucho que recuperar. Moví un dedo hacia abajo por su pecho y lo deslicé por debajo de su cinturón-. El médico dijo que no me inclinara, pero no mencionó nada con respecto a arrodillarse.

Lucas contuvo el aliento.

Yo le sonreí.

– ¿Y bien?

– Por más que me cueste negarme, aún estás recuperándote. -Bajó los brazos y me levantó la falda hasta las caderas, mientras sus labios me besaban la oreja-. ¿Puedo sugerir por ahora algo que sea menos exigente?

Me bajé la falda.

– No, no. Una mamada, o nada. -Retrocedí hacia la puerta-. Pero si no estás interesado…

Me atrajo hacia él y luego me empujó la mano hasta su sexo.

– ¿Suficientemente interesado?

– No estoy segura -dije deslizando las yemas de mis dedos a lo largo del bulto de sus pantalones-. Está un poco dura…

– ¿Un poco?

– …un poco difícil de distinguir. -Le desabroché el cinturón, luego los pantalones, y deslicé la mano dentro-. ¡Hummm!, veamos. Sí, yo diría que estás suficientemente interesado.

Me puse de rodillas y empecé a distraerlo.

Después, hablamos con calma, posponiendo nuestra salida de la habitación. A las 7:45, me aparté.

– Quince minutos -dije-. Tendríamos que entrar.

– Un momento. -Me besó-. Te quiero.

– Por supuesto que me quieres. Tienes que hacerlo. Es la ley.

Sonrió y preguntó:

– ¿La ley?

– Cualquier chica que le hace una mamada a alguien en un gabinete de limpieza merece por lo menos un «te quiero». Lo sientas o no estás moral y legalmente obligado a decirlo.

Se rió y me besó la cabeza.

– Bueno, realmente lo siento, y tú lo sabes.

– Lo sé. También sé que si no entramos en ese tribunal antes de que comience la sesión, tendrán una excusa para no dejarnos entrar de ningún modo.

Firmada, sellada y ejecutada

Cuando Lucas abrió la puerta que llevaba a la sala de espera, nos envolvió una oleada de conversaciones apropiadamente discreta. De repente se interrumpió, y todas las cabezas se giraron para vernos entrar. Había por lo menos una docena de hombres, de edades que iban desde la adolescencia hasta la más que mediana edad, todos vestidos con trajes que habrían pagado el alquiler de nuestro apartamento por lo menos durante tres meses, y todos ellos hechiceros. Me recordó el día en que yo entré en el club de informática del instituto, que hasta entonces había estado integrado únicamente por varones. Bastó un solo paso por esa puerta para que las gélidas miradas casi me dejaran congelada en el sitio.

Lucas, que ahora se sentía más en su salsa, echó un simple vistazo a la sala, inclinó la cabeza para saludar una o dos veces, después me rodeó la cintura y me condujo a través del grupo.

Un hombre erguido y de cabello plateado que parecía tener ya más de setenta años nos salió al paso. Me fijé en el brazalete negro que llevaba en una de las mangas de su traje.

– ¿Qué crees que estás haciendo? -preguntó entre dientes-. ¿Cómo te atreves a traerla aquí?

– Paige, Thomas Nast, CEO de la Camarilla Nast. Thomas, Paige Winterbourne.

Thomas Nast. Volví a mirar el brazalete que llevaba en la manga. Era por su hijo Kristof. Ese hombre era el abuelo de Savannah.

– Sé perfectamente quién es, tú… -Se tragó la palabra con un audible golpe de los dientes-. Esto es una bofetada en el rostro de mi familia y no voy a tolerarlo.

Lucas sostuvo la mirada irritada del anciano con firmeza.

– Si usted se refiere a los acontecimientos que condujeron a la muerte de su hijo, permítame señalarle que fue su familia la que instigó el asunto. Al tratar de asegurarse la custodia de una manera tan poco convencional, Kristof infringió las normas de las camarillas.

– Mi hijo está muerto. No te atrevas a sugerir…

– No estoy sugiriendo nada. Estoy mencionando hechos. La escalada de acontecimientos que condujo a la muerte de Kristof fue provocada enteramente por él mismo. En cuanto a su muerte propiamente dicha, Paige no desempeñó en ella papel alguno. Si hubiese habido cualquier prueba de lo contrario, usted la habría sacado a luz en la investigación que se hizo este verano. Ahora, si nos disculpa…

– No va a sentarse en nuestro tribunal…

– Si no fuera por ella, ninguno de nosotros se sentaría en este tribunal. Buenos días, señor.

Lucas me guió, rodeando a Nast, y cruzamos el siguiente conjunto de puertas.

* * *

La sala del tribunal tenía capacidad para que asistieran unas cincuenta personas, las más eminentes, y estaba medio llena cuando entramos. Cuando Lucas buscaba unos buenos asientos, se abrió una puerta que se hallaba al frente de la sala y por ella apareció Benicio, caminando hacia nosotros. Lo oportuno del hecho era demasiado perfecto como para que se tratase de una coincidencia. Había estado esperándonos. ¿Por qué, entonces, no se reunió con nosotros en la otra sala para escoltarnos por el camino espinoso de las camarillas? Porque sabía lo que hacía. Lucas no habría apreciado que su padre lo protegiera de Thomas Nast y los otros, por la misma razón por la que Lucas se negó a entrar solapadamente por la puerta trasera. Lucas elegía su camino, muy literalmente, y aceptaba las consecuencias de esa elección.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Algo más que magia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Algo más que magia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Kelley Armstrong - Wild Justice
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - The Calling
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - The Hunter And The Hunted
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - Jauría
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - Blood Lite
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - The Awakening
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - The Summoning
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - The Reckoning
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - Broken
Kelley Armstrong
Kelley Armstrong - Dime Store Magic
Kelley Armstrong
Отзывы о книге «Algo más que magia»

Обсуждение, отзывы о книге «Algo más que magia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x