Advertí que esto sonaba débil en el momento en que las palabras salían de mi boca.
– Llamé- dije-. Y llamé y llamé y llamé. Estaba preocupada. Entonces vine a ver qué quería Jeremy. Traté de averiguarlo anoche, pero no me lo dijo.
– Entonces ahora que sabes, te vas. De nuevo -dijo Clay, su voz baja pero dura.
Me volví hacia él.
– Te lo dije anoche…
– Jeremy te llamó por un motivo, Elena -dijo Antonio, interponiéndose entre Clay y yo-. Necesitamos saber quién es este perro. Tú eres la que lleva los archivos. Los conoces. Es tu tarea.
– Era mi tarea.
Nick se enderezó. Su confusión mezclada con alarma.
– ¿Qué significa esto?
Clay comenzó a pararse.
Jeremy se interpuso.
– Significa que Elena y yo tenemos que discutir algo en privado. Continuaremos esta reunión después.
Peter y Antonio salieron del cuarto rápidamente. Nick tardó un rato más, tratando de que lo mirara a los ojos, Cuando no lo hice vaciló y luego siguió a su padre. Clay se quedó en su asiento.
– Clayton – Dijo Jeremy.
– Me quedo. Tiene tanto que ver conmigo como contigo. Quizá más Si Elena cree que puede aparecer e irse de nuevo, cuando la he esperado más de un año…
– ¿Qué me vas a hacer? -dije dando un paso hacia él-. ¿Me volverás a secuestrar y encerrar en un cuarto de hotel?
– Eso fue hace seis años. Y sólo trataba de convencerte de que hablaras conmigo antes de irte.
– ¿Convencerme? Ja. Probablemente seguiría allí si no te hubiese convencido de que me dejaras ir colgándote del balcón por los tobillos. Tendría que haberte dejado caer.
– No hubiera servido de nada nena. Yo reboto. No puede deshacerte de mí con tanta facilidad.
– Yo me estoy deshaciendo de ti ahora -dijo Jeremy-. Te vas. Es una orden.
Clay se contuvo, suspiró, se puso de pie y salió del cuarto cerrando la puerta. Pero eso no significaba que se hubiera ido. No se escucharon pasos que se alejaran por el corredor. Sentí el golpe en el piso cuando se dejó caer junto a la puerta para espiar. Jeremy decidió ignorarlo.
– Necesitamos tu ayuda -dijo, Jeremy, volviéndose hacia mí-Has investigado a los callejeros. Esa era tu tarea Sabes más de ellos que cualquiera de nosotros.
– Yo tomé esa tarea cuando era parte de la Jauría. Te lo dije…
– Necesitamos tu olfato para encontrarlo y tu conocimiento para identificarlo. Luego necesitamos tu ayuda para eliminarlo. Es una situación complicada, Elena. Clay no puede manejarla.
Tenemos que proceder con total cautela. Este callejero ya mató en nuestro territorio y se insinúa en nuestro pueblo. Necesitamos encontrarlo sin llamar la atención ni permitir que lo domine el pánico. Tú puedes hacerlo. Sólo tú.
– Lo siento, Jer, pero no es mi problema. Ya no vivo aquí. No tengo que estar buscando callejeros aquí. No es mi tarea.
– Es mi tarea, lo sé. Esto nunca debió suceder. No estaba lo suficientemente atento. Pero eso no cambia el hecho de que sucedió y que todos estamos en peligro, incluso tú. Si ese callejero sigue causando problemas, corre el riesgo de que lo atrapen. ¿Si 1o atrapan, qué le impedirá hablar de nosotros a la policía?
– Pero yo…
– Todo lo que quiero es que me ayudes a solucionar este problema. Cuando se aclare, puedes hacer lo que quieras.
– ¿Y si quiero dejar la Jauría? ¿Vale lo que dijiste anoche? ¿Que soy yo la que decide?
Algo pasó en el rostro de Jeremy. Se sacó el pelo de la cara y su expresión volvió a la normalidad.
– Estaba enojado anoche. Eso no es motivo para que estés tan apurada, Elena. Dije que te dejaría ir y que vivieras tu vida y sólo te convocaría si se trataba de algo urgente. Esto es urgente. No te he llamado por ningún otro motivo. No dejé que Clay se contactara contigo. No te convoqué a otras reuniones. No esperaba que mantuvieras los archivos ni ninguna de las otras cosas que haces normalmente para nosotros. No daría ese trato a nadie más. Te lo doy porque quiero que tengas toda la libertad necesaria para tomar una decisión fundada.
– Esperas que lo supere.
– Adaptarse a esto ha sido más difícil para ti que para cualquier otro. No creciste sabiendo que serías mujer loba. Que te mordieran ya fue bastante malo, pero el modo en que sucedió, las circunstancias, lo vuelven diez veces peor. Tu naturaleza es luchar contra algo que no escogiste. Cuando elijas, quiero que sea porque has pasado suficiente tiempo afuera como para saber qué es lo quieres y no porque seas terca y quieras afirmar tu derecho a autodeterminarte aquí y ahora.
– En otros términos, esperas que se me pase.
– Te pido ayuda, Elena. La pido, no la exijo. Si me ayudas a resolver este problema podrás volver a Toronto. Nadie te detendrá. -Miró hacia la puerta, esperando la protesta de Clay, pero hubo silencio. – Te daré tiempo para pensarlo. Ven a verme cuando estés lista.
Me quedé en el estudio más de una hora. Me maldije en parte por volver; maldije a Jeremy por imponerme esto, maldije a Clay por… bueno, por todo lo demás. Quería patalear como una niña de dos años y gritar que no era justo. Pero lo era. Jeremy actuaba razonablemente. Y eso era lo peor.
Tenía una deuda con la Jauría que no habla terminado de pagar. Estaba en deuda con Antonio y Peter y Nick y Logan por su amistad y protección, y aunque me trataran como a una hermanita menor; a la que había que malcriar y acunar y hacerle chistes, me habían aceptado y me cuidaron cuando yo no podía hacerlo por mí misma. Pero a quien más le debía era a Jeremy. Por más que me quejara de sus exigencias y su autoridad tiránica, yo nunca me olvidaba de cuánto le debía.
Cuando me mordieron, Jeremy me había acogido, me alimentó y me enseñó a controlar mis Cambios e impulsos y a acomodarme al mundo exterior. La Jauría a menudo bromeaba diciendo que criar a Clay fue el mayor desafió para Jeremy, las siete tareas de Hércules en una sola. Si supieran lo que Jeremy pasó conmigo, quizá cambiarían de idea. Vivió un infierno conmigo durante un año entero. Cuando me traía comida, se la tiraba. Cuando me hablaba, lo maldecía y lo escupía. Cuando trataba de tocarme, lo atacaba. Cuando finalmente escapé, puse en riesgo a toda la Jauría. Cualquier otro licántropo se hubiese dado por vencido, me hubiera cazado y matado. Jeremy me rastreó, me trajo de vuelta a Stonehaven y comenzó de nuevo.
Cuando me recuperé, me alentó a terminar mis estudios universitarios, pagando los costos de los estudios, un departamento y todo lo demás. Cuando terminé los estudios y empecé a trabajar de periodista por cuenta propia, me alentó. Cuando anuncié que quería hacer la prueba de vivir sola, obviamente estuvo en desacuerdo, pero me dejó ir y me protegió desde lejos. Ahora lo maldecía por interferir en mi nueva vida. La verdad es que sin la ayuda de Jeremy, no tendría una nueva vida. Si hubiese sobrevivido, sería como los callejeros, apenas capaz de controlar mis Cambios, totalmente incapaz de controlar mis impulsos, matando humanos, yendo de un lugar a otro, escapando de las sospechas, sin empleo, sin departamento, sin amigos, ni amante, ni futuro.
Ahora me pedía algo. Un favor, que ni siquiera pedía de tal modo. Un pedido de ayuda.
No podía negarme.
Le dije a Jeremy que me quedaría el tiempo suficiente para ayudarlos a encontrar y matar a ese perro, con la condición de que, cuando se terminara el asunto sin que él o Clay intentaran impedírmelo, Jeremy aceptó. Luego fue a decírselo a los demás, y se llevó a Clay al fondo para darle una explicación especial y más extensa. Cuando Clay volvió, estaba contento, bromeaba con Peter, luchaba con Nick, habló con Antonio y me ofreció el sofá cuando volvimos al estudio a continuación de la reunión. Dado que Jeremy no le habría ocultado el arreglo a Clay, obviamente lo había reinterpretado con su propia lógica, una lógica tan indescifrable como su propio código de conducta y ética. Pronto le haría ver la realidad.
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