Brian vio en su reloj que llevaba diez minutos caído. Atef ya había muerto cerebralmente y nada podrían hacer por él. El oficial de infantes de marina giró a la izquierda y caminó hasta la siguiente esquina, donde tomó un taxi, chapurreando el nombre del hotel que, de todas formas, el conductor supo interpretar. Cuando llegó, Dominic estaba en el vestíbulo. Juntos, se dirigieron al bar.
Lo bueno de matar a un tipo que recién salía de la iglesia era que tenían la razonable certeza de no haberlo enviado al infierno. Al menos, eso aligeraría un poco sus conciencias. La cerveza también ayudaba.
CAPÍTULO 20 El sonido de la caza
Las 14:26 de Munich equivalían a las 8:26 del horario estándar Este en el Campus. Sam Granger llegó temprano a su oficina, preguntándose si tendría algún mensaje de correo electrónico. Los gemelos trabajaban rápido. No tanto como para ser imprudentes, pero ciertamente estaban haciendo uso de la tecnología con que se los había equipado, y no malgastaban ni el tiempo ni el dinero del Campus cuando operaban. Ya tenía el objetivo número tres para enviarles por Internet, por supuesto que codificado. A diferencia de lo ocurrido con Sali en Londres, esta vez no podía contar con una noticia "oficial" con respecto a esta muerte por parte del servicio de inteligencia alemán, el Bundesnachrichtensdienst, que se había ocupado poco de Anas Alí Atef. En todo caso, sería un caso para la policía de la ciudad de Munich, más probablemente para el forense local – un ataque cardíaco más en un país en el que demasiadas personas fumaban y comían alimentos grasoso.
El mensaje de correo electrónico, originado en la computadora de Dominic, llegó a los 8:43. Reportaba el exitoso golpe en considerable detalle, casi como si se tratara de un reporte investigativo oficial del FBI. El hecho de que Atef estuviese acompañado de un amigo probablemente fuese favorable. Que uno de los suyos hubiera sido testigo de la muerte probablemente significara que la muerte del sujeto no despertaría sospechas. El Campus haría cuanto pudiera por obtener el informe oficial del fin de Atef, simplemente para asegurarse, aunque ello no sería fácil.
En el piso inferior, Ryan y Wills no sabían nada al respecto, por supuesto. Jack estaba inmerso en su diaria rutina de examinar el tráfico interno de mensajes de los servicios estadounidenses -lo que le llevaba más de una hora- y después, examinar el tráfico de mensajes vía Internet de direcciones electrónicas de sospechosos de terrorismo. La abrumadora mayoría de éstos era tan rutinaria que podían haberse tratado de comunicaciones entre esposo y esposa respecto de qué compra hacer en Safeway de regreso a casa desde el trabajo. Algunos de estos e-mails podían haberse tratado de mensajes significativos codificados, pero no había forma de saberlo sin un programa o una clave. Al menos un terrorista había usado "tiempo caluroso" para referirse a la presencia de severa vigilancia en algún punto de interés, pero los mensajes en cuestión habían sido enviados en julio cuando el clima realmente era demasiado cálido para resultar agradable. Y ese mensaje había sido copiado por el FBI e inicialmente el Buró no le había concedido importancia. Pero hubo un nuevo mensaje que pareció saltar de la pantalla hacia sus ojos.
"Eh, Tony, no te pierdas éste, compañero".
Quien recibía el mensaje era su viejo amigo SóMoHa@eurocom.net, y el contenido reconfirmaba su identidad como nexo para mensaje de los terroristas: ATEF HA MUERTO. MURIO ANTE MIS OJOS AQUÍ EN MUNICH. SE LLAMO A UNA AMBULANCIA y LO ATENDIERON EN LA ACERA MISMA PERO MURIÓ EN EL HOSPITAL DE UN ATAQUE CARDÍACO. ESPERO INSTRUCCIONES. FA'AD. Su dirección era Honeybear@ostercom.net, y era nueva para Jack.
"¿Honeybear?", observó Wills con una risita. "Ese 'oso mielero' debe de andar buscando mujeres en la web".
"Muy bien, será que se dedica al cibersexo. Tony, si acabamos de eliminar a un tipo llamado Atef en Alemania, aquí está la confirmación de lo ocurrido, además de un nuevo blanco que rastrear". Ryan regresó a su terminal y utilizó el ratón para verificar fuentes. "Mira, la NSA también lo escogió. Tal vez crean que es un posible jugador".
"Vaya si te gusta usar la imaginación", observó un impasible Wills.
"iDe ninguna manera, qué joder!", por una vez, Jack se enfadó realmente. Empezaba a comprender por qué su padre a menudo se había indignado ante la información de inteligencia que llegaba a la Oficina Oval. "Maldita sea, Tony, ¿cuánto más claras tienen que ser las cosas?"
Wills respiró hondo y habló con su habitual calma. "Tranquilízate, Jack. Este es un informe único, originado en una única fuente, respecto de algo que puede o no haber ocurrido. No se dan las cosas por hechas hasta que no son confirmadas por una fuente conocida. Esta identidad Honeybear puede ser muchas cosas, pocas de las cuales nos sirven para dictaminar si el tipo es bueno o malo.
Por su parte, Jack se preguntaba si estaría siendo puesto a prueba – iotra vez!- por su oficial entrenador. "De acuerdo, veámoslo paso a paso. MoHa cincuenta y seis es una fuente que consideramos tiene una alta posibilidad de ser un jugador, probablemente un oficial de operaciones del enemigo. Desde que estoy aquí que barremos Internet en su busca, ¿verdad? De modo que barremos el éter y aparece este mensaje en su casilla de correo en momentos en que nosotros -nosotros- tenemos un equipo de eliminación en campaña. A no ser que me digas que Uda bm Sali sufrió un infarto de miocardio en el centro de Londres mientras fantaseaba acerca de su puta favorita, y al Servicio de Seguridad británico le pareció un episodio altamente interesante, porque un sospechoso de banquero terrorista no cae muerto en la calle a diario. ¿Me olvido de algo?"
Wills sonrió. "No está mal como presentación. Un poco escasa en lo que hace a la evidencia, pero bien organizada. ¿De modo que te parece que debo transmitirla al piso superior?"
"No, Tony. Creo que deberías transmitirla urgentemente al piso superior", dijo Ryan, tragándose la furia. Respira hondo y cuenta hasta diez.
"Entonces así lo haré".
Cinco minutos después, Wills entraba en la oficina de Rick Bell. Le entregó dos hojas de papel.
"Rick ¿tenemos un equipo en acción en Alemania?", preguntó Wills. La respuesta no lo sorprendió en lo más mínimo.
"¿Por qué lo preguntas?" La cara de póquer de Bell habría impresionado a una estatua de mármol.
"Lee", sugirió Wills.
"Vaya", reaccionó el jefe de análisis. "¿Quien pescó este pescado del océano electrónico?"
"Adivina", sugirió Tony.
"El chico no se desempeña mal". Bell miró atentamente a su interlocutor. "¿Cuánto crees que sospeche?"
"No te quepa duda de que en Langley ya estaría poniendo nerviosos a muchos".
"¿Y a ti?"
"Digamos que sí, replicó Wills. "Sabe usar bien la imaginación".
Esta vez, Bell hizo una mueca. "Bueno, no es exactamente la competición de salto en largo en las olimpíadas".
"Rick, Jack suma uno más uno más o menos a la velocidad en que una computadora diferencia uno de cero. Tiene razón, ¿verdad?"
Bell se tomó uno o dos segundos antes de responder. "¿Tú que crees?"
"Creo que sin duda eliminaron a este tipo Sali y que probablemente ésta sea la misión número dos. ¿Cómo lo hacen?"
"Realmente no debes saberlo. No es tan limpio como parece", respondió Bell. "Este tal Atef era un reclutador. Envió al menos un tipo a Des Moines".
"Como razón, alcanza", opinó Wills.
"Lo mismo opina Sam. Le pasaré esto. ¿Más datos?"
"Este tipo MoHa debe ser examinado más de cerca. Tal vez podamos dar con él", dijo Wills.
"¿Tienes idea de dónde está?"
"Parece que en Italia, pero vive mucha gente en la bota. Muchas ciudades grandes con muchas cuevas para ratas. Ubicación central. Servicio aéreo en todas partes. Y últimamente los terroristas la han dejado en paz, así que no se ocupan mucho de ellos".
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