Michael Crichton - Esfera

Здесь есть возможность читать онлайн «Michael Crichton - Esfera» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Esfera: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Esfera»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En las profundidades del Océano Pacífico se descubre una misteriosa nave espacial de grandes dimensiones. Las autoridades norteamericanas envían a un grupo de científicos para que investigue el inquietante hallazgo. ¿Procede la nave de alguna civilización extraterrestre? ¿De un universo diferente? ¿Del futuro? La respuesta desafía la imaginación y escapa a cualquier intento de explicación lógica: un extraordinario y terrible poder amenaza toda la vida existente en torno al enigmático objeto.

Esfera — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Esfera», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Norman miró a Harry, que roncaba con gran sonoridad, pero seguía inconsciente. Norman se paseaba por el Cilindro D como un león enjaulado; después, se dirigió a los monitores.

La pantalla parpadeó.

YA VOY.

– ¡Oh, Dios! -exclamó.

Pero, acto seguido, pensó: «¿Cómo puede estar pasando esto? No puede ser. Harry sigue fuera de combate. ¿Cómo es posible que esto ocurra?»

YA VOY POR VOSOTROS.

– ¡Beth!

En el intercomunicador, la voz de Beth sonó con estridencia:

– Sí, Norman.

– Lárgate de ahí, de inmediato.

NO TENGÁIS MIEDO.

– ¿Qué pasa, Norman? -preguntó Beth.

– Recibo algo en la pantalla.

– Vigila a Harry. Tiene que estar despertándose.

– No, sigue igual. Regresa aquí, Beth.

VOY AHORA.

– Muy bien, Norman, voy hacia allá.

– Rápido, Beth.

Pero no necesitaba decirlo: ya veía la luz del casco de Beth, que subía y bajaba con rapidez, mientras ella corría por el fondo del mar. Se encontraba a noventa metros del habitáculo, por lo menos. A través del intercomunicador, Norman la oía respirar con dificultad.

– ¿Puedes ver algo, Norman?

– No, nada.

Se esforzaba por mirar hacia el horizonte, que era el sitio por el cual siempre había aparecido el calamar. La primera señal siempre había sido un lejano fulgor verde. Ahora no se veía.

Beth jadeaba.

– Puedo sentir algo, Norman. Siento el agua…, una ola grande…, fuerte.

La pantalla destelló:

OS MATARÉ AHORA.

– ¿Ves algo por ahí? -preguntó Beth.

– No. Nada en absoluto.

Vio a Beth, sola sobre el lodoso fondo. Su luz era el único centro de la atención de Norman.

– Lo puedo sentir, Norman. Está cerca. ¡Dios bendito! ¿Qué pasa con las alarmas?

– Nada, Beth.

– ¡Jesús!

Mientras avanzaba apresurada, el sonido de su respiración llegaba como jadeos sibilantes. Beth estaba en buen estado físico, pero no se podía esforzar en esa atmósfera. No le sería posible durante mucho tiempo, pensaba Norman. Ya podía ver que la mujer se estaba desplazando con menor velocidad. La lámpara del casco subía y bajaba con más lentitud.

– ¿Norman?

– Sí, Beth. Estoy aquí.

– Norman, no sé si lo voy a lograr.

– Beth, tú lo puedes lograr. Reduce tu velocidad.

– Está aquí. Lo siento.

– No veo nada, Beth.

Oyó un sonido rápido y entrecortado, como de dos cosas duras que se golpean. En un primer momento pensó que era estática en la línea, pero después se dio cuenta de que eran los dientes de Beth que castañeteaban: la mujer estaba tiritando. Con semejante esfuerzo físico debería haber entrado en calor y, en cambio, se estaba enfriando.

Norman no entendía el porqué.

– … frío, Norman.

– Ve más despacio, Beth.

– No puedo… hablar… cerca…

Contra su voluntad, estaba reduciendo cada vez más la velocidad. Había entrado en la zona iluminada por las luces del habitáculo y ya estaba a menos de nueve metros de la escotilla, pero Norman se daba cuenta de que sus brazos y piernas se movían con lentitud, sin coordinación.

Y entonces pudo ver, por fin, que algo revolvía el lodoso sedimento que había detrás de Beth, en la oscuridad que se hallaba más allá de las luces. Era como un tornado, una nube remolineante de sedimento cenagoso. Norman no podía distinguir qué había dentro de la nube, pero percibía el poder que tenía en su interior.

– Cerca… Nor…

Beth tropezó y cayó. La nube remolineante se desplazó hacia ella.

OS MATARÉ AHORA.

La mujer consiguió ponerse de pie, miró hacia atrás y vio la nube rotatoria que se le aproximaba. En aquella masa lodosa había algo que llenaba a Norman de un horror profundo, de un horror que se remontaba a su niñez. Era el material básico que constituía las pesadillas.

– Normannnnn…

Entonces, el psicólogo empezó a correr, sin saber realmente qué iba a hacer, impulsado por lo que acababa de ver, pensando sólo en que tenía que hacer algo, ponerse en acción. Pasó por el Cilindro B, entró en el A y buscó su traje, pero no disponía de tiempo para ponérselo y, por la escotilla abierta, el agua negra estaba borboteando y remolineando. Vio la mano enguantada de Beth por debajo de la superficie, agitándose con desesperación. Estaba allí, justo debajo de él, y era la única compañera que tenía ahora. Sin pensarlo, saltó hacia el agua negra y se hundió en ella.

La repentina sensación de frío le hizo sentir ganas de gritar; le laceraba los pulmones. Al instante, todo el cuerpo se le quedó insensible y, durante un segundo, experimentó una espantosa parálisis. El agua lo volteó y lo lanzó como si lo hubiera atrapado una gran ola; se hallaba impotente para luchar contra ella. Su cabeza golpeó contra la cara inferior del habitáculo. No podía ver absolutamente nada.

Palpó en derredor, en busca de Beth, estirando los brazos a ciegas en todas direcciones. Los pulmones le ardían. El agua le hacía girar sobre sí mismo en círculos; lo ponía cabeza abajo.

Tocó a Beth; la perdió. El agua seguía haciéndole dar vueltas.

Agarró algo: un brazo. Norman ya estaba perdiendo el sentido del tacto. Se sentía cada vez más lento y más atontado. Por encima de él vio un anillo de luz: la escotilla. Hizo un movimiento de pataleo, pero no tuvo la impresión de desplazarse. El círculo no se acercaba.

Pataleó cada vez más, arrastrando a Beth como un peso muerto. Quizá ella estaba muerta. Los pulmones le quemaban. Era el dolor más intenso que había experimentado en toda su vida. Luchó contra él, y luchó contra el agua furiosa que le hacía dar vueltas sobre sí mismo. Siguió pataleando hacia la luz. Ése era su único pensamiento: patalear hacia la luz, acercarse a la luz, alcanzar la luz, la luz…, la luz…

La luz.

Las imágenes eran confusas: el cuerpo de Beth, envuelto en el traje de buceo, resonaba contra el metal, dentro de la esclusa. La propia rodilla de Norman sangraba sobre el borde de la escotilla, y las gotas de sangre salpicaban el suelo. Las temblorosas manos de Beth se extendían para cogerse el casco, lo hacían girar intentando que se destrabara del traje. Manos que temblaban. Agua en la escotilla, agua que brotaba y succionaba. Luces en los ojos de Norman. Un dolor terrible en alguna parte de su cuerpo. Herrumbre muy cerca de su cara; un borde metálico afilado. Metal frío. Luces en sus ojos, luces que se volvían mortecinas, se extinguían… La negrura.

La sensación de calor era desagradable. En los oídos tenía un rugido sibilante. Alzó la vista y vio a Beth, sin su traje. Norman la veía desproporcionadamente importante y grande. Ella estaba ajusfando el gran calefactor de ambiente; después, lo encendió. La mujer todavía tiritaba, pero estaba encendiendo la calefacción. Norman cerró los ojos: «Lo logramos -pensó-, todavía estamos juntos. Todavía estamos bien. Lo logramos.»

Se relajó.

Sobre el cuerpo sintió una sensación de hormigueo. «Debe de ser por el frío -pensó-. Tiene que ser consecuencia de que el cuerpo está recobrando su temperatura normal.» La sensación de hormigueo, de algo que se arrastraba, no era agradable. Como tampoco lo era el siseo que oía: como un silbido, intermitente.

Mientras yacía sobre la cubierta, algo se le deslizó con suavidad por debajo del mentón. Abrió los ojos y vio un tubo blanco plateado. Entonces se esforzó por ver y descubrió los diminutos ojos redondos y brillantes, la lengua que oscilaba. Era una serpiente.

Una serpiente marina.

Quedó petrificado. Miró hacia abajo, moviendo nada más que los ojos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Esfera»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Esfera» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Michael Crichton - Drug of Choice
Michael Crichton
Michael Crichton - Gold - Pirate Latitudes
Michael Crichton
Michael Crichton - Latitudes Piratas
Michael Crichton
Michael Crichton - Beute (Prey)
Michael Crichton
Michael Crichton - The Terminal Man
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
libcat.ru: книга без обложки
Michael Crichton
Michael Crichton - The Andromeda Evolution
Michael Crichton
Отзывы о книге «Esfera»

Обсуждение, отзывы о книге «Esfera» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x