Iris Johansen - Cuenta atrás

Здесь есть возможность читать онлайн «Iris Johansen - Cuenta atrás» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuenta atrás: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuenta atrás»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La vida de Jane MacGuire parece cambiar para siempre en un segundo cuando, en un secuestro aparentemente azaroso, su amigo de la infancia pierde la vida y mientras Jane trata de salvar la suya, escucha una frase inquietante: «No la mates, imbécil. No nos sirve muerta». De pronto, comienza a sospechar que ella era el verdadero objetivo del ataque. ¿Por qué la buscan? ¿Qué quieren de ella? A partir de ese momento Jane se ve envuelta en una terrible carrera contra el tiempo y ni siquiera su padre adoptivo, Joe Quinn, de la policía de Atlanta, podrá ayudarla. Finalmente, se ve obligada a aceptar la ayuda de Mark Trevor, un atractivo estafador por quien Jane tuvo una atracción en el pasado ¿o no? Mark está allí, dispuesto a cooperar -quién sabe por qué oscuras razones- y ambos emprenden una travesía hacia Nápoles, perseguidos por un asesino obsesionado por un misterio de dos mil años de antigüedad que puede conmocionar al mundo entero.

Cuenta atrás — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuenta atrás», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Bueno, estoy seguro de que la lujuria ocupa un lugar destacado en tu comportamiento. Después de cuatro años de espera, es bastante razonable.

– Estás equivocado, Bartlett.

Bartlett negó con la cabeza.

– Oh, ya sé que has tenido otras mujeres desde que te fuiste de Herculano. Aquella tal Laura me gustaba realmente. Me recordaba a mi…

– Largo.

Bartlett sonrió y se terminó el café.

– Ya me voy. Solo deseaba concederte el beneficio de mi vasta experiencia. Esta noche demostraste que la necesitabas. Y considerando lo desenvuelto que eres, me has sorprendido. Me estaba sintiendo maravillosamente superior, hasta que empecé a sentir lástima por Jane.

– Ella puede cuidar de sí misma. -Los labios de Trevor se torcieron en una mueca-. ¿O estás insinuado que es demasiado joven para saber lo que quiere? ¿Y qué estaría mejor ligando con un muchacho idealista como Mario?

– No he dicho tal cosa. -Bartlett se levantó-. Pero te he visto cuando pasas al ataque. En cuanto te decides, no te detienes. Tienes muchos más años de experiencia que Jane, y eso podría…

– Tengo treinta y cuatro años -dijo con los dientes apretados-. No soy Matusalén.

Bartlett se rió entre dientes.

– Pensé que eso te escocería. Me voy ya.

– Bastardo.

– Te lo mereces por comportarte como un burro durante la cena. Me gusta disfrutar de mis comidas, y cualquier cosa que afecte a mi digestión corre peligro de aniquilación. -Se dirigió a la puerta-. Recuérdalo la próxima vez que te sientas tentado de abrasar a cualquier otro jovencito con tu mala leche.

Cerró la puerta tras él antes de que Trevor pudiera responder.

Pícaro hijo de puta. Si no le tuviera tanto aprecio, lo arrojaría desde lo alto de los parapetos de aquel condenado castillo. Podría hacerlo de todos modos, si Bartlett seguía provocándolo. Sin duda su carácter no era en absoluto estable en ese momento, o de lo contrario no habría tratado a Mario de manera tan idiota. Bartlett tenía razón, había sido una torpeza, y él se enorgullecía de su destreza.

Y había sido igualmente torpe con Jane en la conversación posterior. Debería haber mantenido la distancia y dejar que ella se volviera a acostumbrar a él.

¡Carajo, no! Ella no necesitaba acostumbrarse a él. Era como si nunca hubieran estado separados, y él era incapaz de comportarse de ninguna otra manera cuando estaba con ella. Él no era Bartlett, y no…

El teléfono sonó. Venable.

– Todavía no lo tengo -dijo antes de que Venable pudiera hablar-. Tal vez dentro de unos días. Mario está trabajando en otro pergamino de Cira.

– ¿Y si ese tampoco resulta? -La voz de Venable rezumaba tensión-. Tenemos que avanzar.

– Lo haremos. Pero si no podemos encontrar nada más, entonces seguiremos esa vía. Tenemos tiempo.

– No mucho. Estoy tentado de ir ahí y encargarme de esos pergaminos y…

– Hágalo y recibirá un montón de cenizas.

– No sería capaz de hacer eso. Esos pergaminos no tienen precio.

– Para usted. En cuanto los leo, dejan de significar algo para mí. Así de cernícalo soy.

Venable empezó a decir palabrotas.

– Creo que voy a colgar. Ya he tenido suficientes insultos por una noche. Le llamaré cuando tenga algo concreto.

– No, espere. Hemos interceptado una llamada esta noche de la tal MacGuire. Telefoneó a Eve Duncan.

– ¿Y qué?

– Le habló de Grozak, de la Pista de MacDuff, de todo…

– No es de extrañar. Están muy unidas.

– No debería haberla llevado allí.

– No me diga lo que debo hacer, Venable.

Pulsó la tecla de desconexión. Al cabo de dos minutos Venable volvería a llamar, disculpándose y diciéndole que la desesperación le había hecho perder los nervios.

Que se fuera a la mierda. Venable no era un mal tipo, aunque estaba empezando a sacarlo de quicio. Era un hombre asustado y tenía miedo de que Trevor fuera a meter la pata.

Meter la pata parecía que era el nombre del juego de esa noche, reflexionó Trevor con arrepentimiento. Bueno, estaba cansado de analizar todo lo que hacía o decía. Había vivido valiéndose del instinto la mayor parte de su vida, y así es como manejaría aquella situación.

Se dirigió a la ventana. Esa noche la luna brillaba con intensidad, y Trevor pudo ver los escarpados acantilados y el mar tras ellos. ¿Cuántas veces habría hecho lo mismo Angus MacDuff, mirando a través de la ventana y pensando sobre el siguiente viaje, la siguiente incursión, la siguiente cacería?

La cacería.

Se volvió y se dirigió a la puerta. Necesitaba aclarar su cabeza y poner sus prioridades en orden, y sabía adonde ir para conseguirlo. A la Pista.

Jane se dio una ducha larga antes de ponerse una de las gigantescas camisas de franela de Bartlett y meterse en aquella enorme cama.

Tenía que dormir. Tenía que olvidar a Trevor y la escena que había tenido lugar abajo. Él era el gran manipulador, y el que sabía lo que había pretendido diciéndole que quería acostarse con ella. Podría ser que estuviera ansioso por poseerla, o quizá tan solo estuviera utilizando el conocimiento que tenía de los deseos de Jane para empujarla por la senda por la que él quería que fuera. Lo inteligente sería fingir que no había ocurrido nada, tirar para adelante y hacer lo que ella tenía que hacer allí.

Pero aquello no iba con su carácter. Jane no podía seguir dándole vueltas y más vueltas e ignorar el cartucho de dinamita. Trevor se lo había tirado. Tenía que hacerle frente, y no sentía ningún deseo de hacerlo.

¡Por Dios!, tenía calor. Las pesadas colgaduras de terciopelo de la habitación eran asfixiantes. O quizá ella estaba tan saturada que se le antojaban calurosas. Daba igual. Necesitaba aire…

Es una noche sin aire.

No, aquello era un sueño, el sueño con Cira.

Descorrió las cortinas y abrió la pesada ventana de bisagras.

El claro de luna brillaba sobre el antiguo patio de abajo.

¿Antiguo? Comparado con las ruinas de Herculano, aquel castillo no tenía nada de antiguo. Sin embargo le pareció viejo, cuando pensó en la relativa juventud de los Estados Unidos y de la ciudad de Atlanta, donde había nacido. La Pista de MacDuff tenía un no sé qué inquietante que lo diferenciaba de Herculano. En ésta, el peso de los milenios le obligaba a uno a aceptar la muerte de la ciudad y de sus habitantes. Allí, en aquel castillo, uno todavía podía imaginar a los escoceses que lo habían habitado caminando por la carretera que conducía al castillo o saliendo por aquella cancela para…

Alguien estaba parado junto a la puerta del establo, al otro lado del patio, mirando el castillo.

¿MacDuff?

No, aquel hombre era delgado, casi desgarbado, y parecía tener el pelo claro, no negro. Seguro que no era MacDuff. Sin embargo, de lo que no había ninguna duda era de la intensidad de su lenguaje corporal.

El hombre se puso tenso, la mirada fija sobre alguien o algo que había en la escalinata delantera. Luego, volvió a desaparecer en el interior del establo. ¿A quién había visto?

A Trevor.

Lo vio dirigirse hacia la cancela. Aun después de todos esos años ella no tenía ningún problema en reconocer aquella ligereza en los andares. Los coches estaban aparcados en el patio, pero él no hizo ningún intento de utilizar los vehículos.

¿Adónde demonios iba?

Según parecía no era la única en hacerse esa pregunta. Un hombre enfundado en un impermeable salió de las sombras cuando Trevor se acercó. ¿Uno de los guardas de los que le había hablado Trevor? Los dos hombres hablaron durante un momento, y luego Trevor lo dejó atrás y atravesó la cancela. El guarda volvió a desaparecer entre las sombras.

El terreno era escabroso y agreste en el exterior del castillo y no invitaba a dar un paseo informal. ¿Iba a reunirse con alguien? Si era así, quien quiera que fuera ya debía haber llegado, porque no se veía la luz de ningún coche perforando la oscuridad.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuenta atrás»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuenta atrás» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Iris Johansen
Iris Johansen - Deadlock
Iris Johansen
Iris Johansen - Blue Velvet
Iris Johansen
Iris Johansen - Pandora's Daughter
Iris Johansen
Iris Johansen - A wtedy umrzesz…
Iris Johansen
Iris Johansen - Zabójcze sny
Iris Johansen
Iris Johansen - Sueños asesinos
Iris Johansen
Gregg Hurwitz - Cuenta Atrás
Gregg Hurwitz
Iris Johansen - No Red Roses
Iris Johansen
Iris Johansen - Dead Aim
Iris Johansen
Отзывы о книге «Cuenta atrás»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuenta atrás» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x