Todo va bien.
Sí, tal vez todo fuera bien, pero él se sentía inquieto de todos modos. Había creído que sacar a Sandra Duncan de la casa iba a resultar más difícil.
A menos que ellos también quisieran verla lejos de allí tanto como él. Era mucho más fácil deshacerse de alguien que se esconde del mundo.
Pero solamente si la encontraban.
– Le dije que se quedara con Eve. -Joe Quinn subía los escalones hacia él.
– Y ella le dijo a usted que se quedara con Kessler.
– Viene detrás de mí.
– Y yo estoy a cien metros del laboratorio.
– Esos cien metros son demasiados.
– Tenía que hacer llamadas y me pareció que Eve quería quitarme de en medio.
– Ella tiene buen gusto.
Era hora de cerrar el abismo.
– Tiene razón. Ella tiene todo el derecho del mundo de guardarme rencor. Y usted también. -Miró a Quinn a los ojos. -Pero no me dé órdenes. Estamos del mismo lado y haré todo lo que pueda, pero trabajaré con usted, Quinn, no para usted.
Joe esbozó una sonrisa cargada de ironía.
– ¿Y no trabajará en contra de mí? ¿Qué le dijo a Eve de mí?
– Lo que tuve que decirle para proteger mi posición. Le aseguro que fue solamente la verdad.
– Sí, la verdad según John Logan.
Logan asintió.
– Creo que sabe lo que le dije. Imagino que es lo que estuvo ocultando durante tantos años.
– Maldito canalla.
– Creo que tengo el derecho de protegerme. Usted se estaba poniendo demasiado peligroso. Qué le parece si llegamos a un acuerdo. Usted trabaja conmigo de buena gana, aunque no sea amistosamente, y yo no le hablo más a Eve de su otra personalidad.
Quinn lo miró por un instante.
– Váyase al diablo. -Pasó a su lado y entró en el edificio.
Logan soltó aire que ni siquiera sabía que había estado conteniendo. Se había enfrentado con muchos hombres peligrosos en su vida, pero Quinn pertenecía a otra categoría. Le resultaba asombroso que Eve no se hubiera dado cuenta.
Bueno, quizá no fuera tan extraño. Para ella, Quinn era el protector, el hombre que la había salvado y sostenido en sus momentos difíciles.
Era difícil ver a un exterminador en un salvador.
UNIVERSIDAD ESTATAL DE KENNESAW
01:05
– ¿Cómo te está yendo? -Logan se agachó junto a la silla de Eve. -¿Tienes un minuto?
– No, no tengo un minuto. Me llevó horas conseguir este equipo y armarlo. -Ajustó el monitor. -Acabo de empezar.
– Llamó Margaret desde Lanier. Tengo el número de teléfono. Pensé que querrías hablar con tu madre.
– ¿Por qué no me lo dijo? Claro que quiero hablar con ella.
Logan marcó el número y le pasó su teléfono a Eve.
– ¿Mamá, cómo estás?
– Cansada. Preocupada por ti -respondió Sandra-. Diablos, y preocupada por mí también. Aparte de eso, estoy fantásticamente bien. ¿Cuándo va a terminar todo esto, Eve?
– Me encantaría saberlo. -Cambió de tema. -¿Qué tal es la cabaña?
– Linda. Está sobre el lago y tiene muy buena vista.
Pero Sandra no parecía estar disfrutando de la cabaña ni de la vista. ¿Y quién podía culparla? Eve le había alterado la vida y la había arrancado del nicho cómodo y agradable que se había construido.
– Trata de disfrutar y relajarte. ¿Tienes libros para leer?
– Margaret trajo unas novelas de suspenso, pero yo no leo demasiado, sabes. Hay un televisor gigante. -Hizo una pausa. -¿Crees que podría llamar a Ron? Sin decirle dónde estoy, desde luego.
– No, no lo hagas. Te prometo que trataré de sacarte de allí en unos días.
– De acuerdo. -La voz de Sandra se oía desganada. -Creo que me siento sola, nada más. Estaré bien. Ten cuidado, Eve.
– Sí, mamá. Que duermas bien. Te llamaré todos los días. -Entregó el teléfono a Logan. -Gracias. Me siento un poco mejor ahora.
– Ésa era la intención. ¿Cómo está ella?
– Deprimida. Quiere volver a su vida habitual. -Eve contempló el monitor, sin verlo. -Se merece una buena vida. Tuvo muchos problemas y ahora, por fin, las cosas están mejorando para ella. Conoció a alguien que le gusta mucho. Mamá siempre tuvo necesidad de otras personas.
– ¿Y tú no?
Eve se encogió de hombros.
– Creo que nunca me puse a pensar en eso. Siempre tuve demasiado trabajo.
– ¿Siempre?
– No, siempre no. Cuando Bonnie… -Se volvió y lo miró. -Otra vez está hurgando en mi vida, Logan.
– Perdón. Solamente quería saber qué es realmente importante para ti. -Dirigió una mirada al cráneo sobre el pedestal. -Además de tu obsesión por nuestros amigos los difuntos. Es curioso, parece que después de la muerte de tu hija no tuviste muchos amigos.
– Estuve muy ocupada.
– Sí, y tal vez no quieres establecer vínculos con nadie para no correr el riesgo de sufrir otra vez.
– ¿Cree que me voy a caer de espaldas ante su percepción? Sé perfectamente bien que evito las relaciones nuevas y también por qué lo hago.
– Por supuesto que lo sabes. Eres una mujer brillante. ¿Entonces por qué no haces algo al respecto?
– Tal vez no quiera hacer nada al respecto.
– ¿Ni siquiera vivir una vida más plena, más rica?
– No sabe cuán rica y plena es mi vida comparada con lo que era antes. Estaba perdida y ahora encontré un camino. -Siguió hablando en tono vacilante. -Me ahogaba en el dolor y ahora he logrado trepar a tierra firme. Con eso alcanza, Logan.
– No, no alcanza en absoluto. Es tiempo de seguir adelante.
Eve sacudió la cabeza.
– Usted no entiende.
– Trato de hacerlo.
– ¿Por qué?
– Te aprecio -respondió él con sinceridad.
Eve se quedó mirándolo.
– ¿Qué está tramando, Logan?
– Nada. No tengo todo planeado. Me hago de nuevos amigos… Aun si corro el riesgo de perderlos. Te aprecio y te admiro. Sentí deseos de decírtelo.
– Antes de empezar a usarme otra vez.
– Sí.
– Usted es increíble. -Eve volvió a fijar la vista en el monitor. -¿Espera que le diga que todo queda perdonado y que vayamos a jugar juntos al arenero?
– No, ya te dije, no tengo nada planeado. Todo eso quedó atrás. Por una vez quería ser sincero contigo. Lamento haberte desconcertado. -Se puso de pie. -Será mejor que te deje volver a trabajar.
– Sí, mucho mejor.
– Pensé que a esta altura habrías avanzado más.
Eve sintió alivio de que hubiera pasado ese extraño momento de revelación e intimidad y que Logan hubiera vuelto a su exigencia habitual. Tenía razón. La había desconcertado.
– Limpiar a Ben me llevó más tiempo de lo que creí. -Echó una mirada a Kessler, que estaba sentado ante una mesa en un extremo del laboratorio. -A Gary no le hizo gracia. No ve la hora de empezar a trabajar y yo todavía necesito el cráneo para la verificación.
– ¿Para qué tomaste esas fotografías en Barrett House?
– Como seguro.
– ¿Cuánto va a tardar la superimposición? Este lugar es demasiado público. Me quiero ir.
– Me estoy apurando todo lo posible. -Ajustó el enfoque de la cámara que apuntaba al cráneo sobre el pedestal y luego hizo lo mismo con la segunda cámara que apuntaba a las fotografías de Ben Chadbourne que Logan le había dado en Barrett House.
– ¿Cuánto te va a llevar esto? -insistió Logan.
– Depende. A veces lo que lleva más tiempo es preparar todo, nunca usé estos equipos antes. Creo que ya tengo todo listo.
– ¿Cómo funciona?
– ¿No tiene nada que hacer, me pregunto?
– Es que me interesa. ¿Te molesto?
– Bueno, digamos que no. -Hizo otros ajustes. -Como puede ver, una cámara apunta al cráneo, la otra enfoca la fotografía. El ángulo sobre el cráneo y la fotografía tiene que ser igual. Después las dos cámaras se conectan a una mezcladora, una máquina compaginadora que tengo conectada a una video reproductora. Esta video reproductora pasa las imágenes en el monitor. La mezcladora puede crear una pantalla dividida donde corre una línea vertical y horizontalmente entre las imágenes al mismo tiempo, o sobre la mitad de cada imagen. La línea puede moverse para mostrar menos de una imagen y más de otra. Eso se llama wipe. Pero lo que necesito hacer es un fade.
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