– No puedo pensar en eso ahora mismo. Más adelante arreglaremos lo de Jake, tenderemos puentes o haremos lo que haga falta.
Con la capacidad, propia de un abogado, de centrarse en un tema cuando era necesario, Ash dijo:
– Está bien, volvamos a tu convicción de que estabas perdiendo energía debido a la influencia de otra persona.
– Sí. Si tengo razón, y creo que la tengo, todos esos rituales ocultistas, incluido el asesinato o asesinatos, no eran una cortina de humo, sino más bien una estratagema.
– Para conectar con la energía oscura y utilizarla.
Riley asintió con la cabeza.
– Pero ¿ése no es siempre el fin de cualquier ritual ocultista?
– Hay argumentos en un sentido y en otro. Según mi experiencia, a la mayoría de quienes practican la magia negra les interesa más subvertir las tradiciones religiosas, mandar a Dios a paseo como niños traviesos, y convencerse de que comportarse como animales es liberador.
– ¿Vestirse con túnicas y follar en un ataúd?
– Sí, básicamente. Sólo que sin sacrificios humanos.
– Entonces, normalmente no muere nadie.
– No, prácticamente nunca. Es raro que se derrame sangre. Las únicas excepciones que conozco han sido casos en los que alguien verdaderamente malvado dirige o controla un grupo. Es el tipo del asesino sádico. Unos cuantos han intentado imitar a Charlie Manson, convenciendo a sus seguidores de que maten por ellos, pero casi siempre son ellos los que matan. Les divierte disfrazarse con túnicas y fingir que están convocando al diablo o canalizando su energía, y que es todo por la noble causa de iluminar a los ignorantes.
Ash había fruncido el ceño.
– De acuerdo. Entonces, si el sacrificio humano era solamente un ingrediente del ritual para crear energía, y si no crees que la muerte de Wesley Tate fuera una cortina de humo para ocultar a un asesino con un móvil concreto…
– Entonces, puede que saber quién era no sea tan importante como creía al principio. -Ahora fue Riley quien frunció el ceño-. Pero Tate sigue siendo parte del rompecabezas, de todos modos. Encaja en alguna parte, y no sólo porque procurara la sangre para el ritual. A las víctimas se las elige. Por muy loco que esté el asesino, su lógica tiene sentido dentro de su propio mundo.
– Entonces, el paso siguiente es hablar con el grupo de la casa de los Pearson.
– Son los únicos satanistas confesos que conocemos de momento. Y aunque se perdieran los preliminares, lo cual es problemático y no me ayuda a juntar las piezas, no hay duda de que estaban aquí a tiempo para participar en lo que pasó el domingo por la noche. -Arrugó el ceño.
– ¿Qué pasa?
– Ese recuerdo que acabo de tener. No sé si puedo fiarme de él, porque estaba recuperando fuerzas, pero si fue eso lo que pasó de verdad el domingo por la noche, entonces cuando llegué al claro tuve la extraña sensación de que todo estaba preparado. O manipulado de algún modo. El cadáver era real, pero todo lo demás, hasta mi sensación de que allí había habido una ceremonia previamente, parecía irreal.
Ash sacudió la cabeza ligeramente, desconcertado.
– Tú mismo lo dijiste. La conspiración en casos de asesinato es extremadamente rara. Puede que no hubiera conspiración. Las ceremonias de ocultismo que hayan podido tener lugar aquí pudieron acabar sin ningún asesinato.
– ¿Y el asesinato tuvo lugar después, por obra de un solo individuo?
– ¿Por qué no? Los satanistas se lo pasan en grande celebrando un ritual inofensivo, bailan y cantan alrededor de una hoguera, beben un montón de vino y practican sexo en cantidad, y luego se van a casa a dormir la borrachera. El asesino vuelve más tarde y hace lo suyo, preparándolo todo para que parezca que fue parte de la ceremonia. Utiliza el lugar y el asesinato como medio para generar más energía negativa, a través del asesinato mismo y del miedo que genera en la gente. Y nos mantiene distraídos. Así perdemos tiempo buscando en sitios equivocados y haciendo preguntas equivocadas.
– Como quién tenía motivos para matar a Wesley Tate, por ejemplo.
– Tal vez.
Ash dijo lentamente:
– Si ese asesino tiene la capacidad de absorber energía a través de lugares o rituales, o lo que sea, y canalizarla y utilizarla, tiene que haber algo que lo impulse. Uno no se despierta un buen día y decide que hay mejores modos de destruir a la gente que una pistola o un cuchillo.
– No. Aunque sea un don natural, el tiempo y el esfuerzo necesarios para aprender a controlarlo… Canalizar energía en bruto no es muy divertido. Hay que tener una motivación muy poderosa.
– ¿El odio, quizá?
– Probablemente -respondió Riley
– Entonces la verdadera cuestión es quién te odia lo suficiente como para hacer todo esto con el fin de destruirte.
– Sí -dijo Riley-. Esa es la cuestión.
*****
– Yo apostaría -le dijo Jake a Steve- a que las pruebas forenses sitúan al menos a algunos miembros de su grupo en ese claro del bosque. Los análisis preliminares indican la existencia tanto de semen como de secreciones vaginales de distintos sujetos en la tierra. ¿Qué pasa? ¿Es que Satán no les deja llevarse una manta a la fiesta?
– Sheriff -respondió Steve con calma-, fuera lo que fuese lo que hicimos el domingo por la noche, todos estábamos en casa mucho antes de medianoche. Encargamos unas pizzas a eso de las once. Estoy seguro de que el restaurante y el repartidor que trajo seis pizzas grandes podrán corroborarlo.
– ¿Y qué? Wesley Tate murió en algún momento entre las dos y las seis de la madrugada, lo que significa que cualquiera de ustedes, o todos, tuvieron tiempo de sobra para comerse las pizzas y volver al claro.
– Yo no he dicho que estuviéramos en el claro.
– Pronto lo averiguaremos, ¿no cree? Porque la declaración de Riley de que hablaron con Wesley Tate antes de llegar, unida a lo que ustedes mismos han contado a los vecinos del pueblo sobre sus prácticas satánicas, basta para que el juez expida una orden obligándoles a aportar muestras de ADN.
Viendo que Steve le lanzaba una mirada de reproche, Riley dijo:
– Lo siento, Steve, pero ha muerto un hombre. Tenemos que averiguar quién lo mató y por qué. Y vamos a averiguarlo. Si tus compañeros y tú no tenéis nada que ver, éste es el momento de convencernos de ello.
Jenny tomó la palabra en ese momento.
– Sigo creyendo que nuestro abogado debería estar presente.
Riley observó pensativamente a la mujer morena. Era el único miembro del grupo, aparte de Steve, que tenía algo que decir; las otras diez personas (cinco hombres y cinco mujeres) sentadas en el salón de la casa alquilada permanecían en silencio, inexpresivas.
Eran un grupo bastante variado, con edades que iban entre los veinte años y casi la edad de la jubilación, pero por lo demás tenían el aspecto de cualquier otro veraneante de Opal Island, con sus pantalones cortos de colores vivos y sus camisetas finas. Casi todos presentaban, como mínimo, casos leves de quemaduras por el sol.
Riley percibía una tensión de nivel bajo en la habitación, lo cual era perfectamente lógico dadas las circunstancias, pero nada que le hiciera sospechar del grupo en conjunto.
Jenny, en cambio… Lo de Jenny era distinto.
Jenny estaba preocupada.
«… no es que yo quisiera. ¿Cómo iba a querer? Pero…, no lo sabía. Pensé que su mente se había abierto por fin, que… Pensé que había cambiado .»
Interesante. Y a Riley le desvelaba muchas cosas. Pero antes de que pudiera seguir aquella pista, Jake volvió a insistir, decidido a que contestaran a sus preguntas ahora que tenían un vínculo tangible que los relacionaba con el hombre asesinado.
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