Philip Kerr - Réquiem Alemán

Здесь есть возможность читать онлайн «Philip Kerr - Réquiem Alemán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Réquiem Alemán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Réquiem Alemán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Berlín 1947. Tras la derrota de la Alemania Nazi en la II Guerra Mundial Bernie Gunther,sobrevive como detective privado en una dura postguerra en que los berlineses se encuentran atemorizados por la represión que sufren por parte de las tropas soviéticas (el Ejército Rojo) sobre todo en la llamada Zona Este de la ciudad. Gunther luchó en el frente ruso y pasó una temporada en un campo de concentración soviético antes de poder regresar a Berlín con 15 kilos menos de peso y una ligera cojera como recuerdo.
En Réquiem Alemán Bernie Gunther recibe el encargo por parte de un coronel de la inteligencia soviética de investigar el caso de Emil Becker, un amigo común antiguo compañero de Gunther en la policía criminal (la Kripo). Becker, que después de la guerra controlaba parte del mercado negro en la ciudad austríaca de Viena, ha sido detenido por los estadounidenses acusado del asesinato de uno de los suyos. Pero Becker se declara inocente y reclama a Gunther como el único hombre en que confía para demostrar la verdad. Pero para conseguir la verdad, Gunther deberá sumergirse en las luchas secretas entre los distintos servicios de inteligencia aliados en lo que fueron los inicios de la llamada Guerra Fría.

Réquiem Alemán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Réquiem Alemán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Acabó con una pila de papeles y empezó otra.

– Yo no diría que echo de menos su falta de ruinas -comenté-. Soy de Berlín y nosotros tenemos ruinas a unaescala épica.

– Como si no lo supiera… Pero este inglés que tengo que ver quiere montones de ruinas aquí, en Viena. Igual que Berlín, igual que Rosellini. -Suspiró desconsolado-. Y yo le pregunto: ¿qué hay aparte del Ring y el barrio de la Ópera?

Cabeceé comprensivo.

– ¿Qué espera? La guerra acabó hace tres años. ¿Imagina que hemos retrasado la reconstrucción por si se le ocurría aparecer a un equipo de filmación inglés? Quizá es que esas cosas llevan más tiempo en Inglaterra que en Austria. No me sorprendería, a la vista de todo el papeleo que producen los británicos. No había conocido nunca a una gente tan burocrática. Dios sabe qué voy a decirle a ese tipo. Para cuando empiecen a rodar tendrán suerte si encuentran una ventana rota.

Deslizó una hoja de papel a través del escritorio. Sujeta a la esquina izquierda del papel había una fotografía de tamaño pasaporte.

– Lotte Hartmann -anunció.

Miré el nombre y la fotografía.

– Eso parece.

– La verdad es que me acuerdo de ella -dijo-. No era del todo lo que estábamos buscando en aquella ocasión, pero le dije que era probable que pudiera encontrarle algo en esa producción inglesa. Hay que reconocerle que era guapa, pero, para ser sincero con usted, no muy buena actriz. Un par de papeles de figurante en el Burgtheater durante la guerra y eso es todo. Pero los ingleses van a hacer una película sobre el mercado negro y necesitan muchas chocolateras. A la vista de la experiencia particular de Lotte Hartmann, pensé que podía ser una de ellas.

– ¿Ah, sí? ¿Y cuál es esa experiencia?

– Solía ser relaciones públicas en el Club Casanova y ahora trabaja de crupier en el Casino Oriental. Al menos, eso es lo que me dijo. Por lo que yo sé, podría ser una de las bailarinas exóticas que tienen allí. De cualquier modo, si la está buscando, esta es la dirección que me dio.

– ¿Puedo llevarme este papel?

– Por supuesto.

– Una cosa más: si por alguna razón Fräulein Hartmann se pusiera en contacto con usted, le agradecería que no lecomentara nada de esto.

– Mi boca está sellada.

Me levanté para marcharme.

– Gracias -dije-, me ha sido de mucha ayuda. Ah, y buena suerte con esas ruinas.

Sonrió irónico.

– Sí, ya, si ve alguna pared poco sólida, sea un buen chico y dele un buen empujón.

Aquella noche, fui al Oriental justo a tiempo para el primer número de las 8.15. La chica que bailaba desnuda en la pista de baile estilo pagoda, con acompañamiento de una orquesta de seis músicos, tenía unos ojos tan fríos y duros como el trozo más negro de pórfido del taller de Pilcher. Llevaba el desprecio grabado en la cara de una forma tan indeleble como los pájaros tatuados en sus pechos pequeños adolescentes. Un par de veces tuvo que contener un bostezo y una vez le hizo una mueca al gorila encargado de protegerla en caso de que alguien quisiera demostrarle su aprecio. Cuando, al cabo de cuarenta y cinco minutos, llegó al final de su actuación, su saludo fue una burla a quienes la habíamos contemplado.

Llamé a un camarero y centré la atención en el propio club. «El maravilloso cabaré nocturno egipcio» era como el Oriental se describía a sí mismo en la caja de cerillas que había cogido del cenicero de bronce, y no había duda de que estaba lo bastante grasiento como para pasar por algo de Oriente Próximo, por lo menos, ante los estereotipados ojos de algún creador de decorados de los Estudios Sievering. Una larga escalinata curvada conducía al piso inferior de estilo vagamente árabe, con sus pilares dorados, el techo en forma de cúpula y muchos tapices persas en las paredes cubiertas de mosaicos de imitación. El olor frío y húmedo del sótano, el humo a tabaco turco barato y las muchas prostitutas solo potenciaban aquel auténtico ambiente oriental. Casi esperaba ver cómo el ladrón de Bagdad venía a sentarse a la mesa de marquetería que yo ocupaba. En lugar de eso, vino un chulo vienés.

– ¿Busca una chica guapa? -preguntó.

– Si así fuera, no habría venido aquí.

El macarra lo entendió al revés y señaló a una enorme pelirroja que estaba sentada a la anacrónica barraamericana.

– Puedo arreglarlo para que lo pase bien con aquella de allí.

– No gracias, desde aquí se le huelen las bragas.

– Oiga, pifke, esa chocolatera es tan limpia que podría cenar en su coño.

– No tengo tanta hambre.

– Otra cosa, entonces. Si lo que le preocupa es el contagio, sé dónde encontrar una estupenda nieve fresca, sin huellas dactilares. ¿Me entiende? -Se inclinó hacia mí por encima de la mesa-. Una niña que ni siquiera ha terminado la escuela. ¿Qué tal le suena una primicia así?

– Desaparece, cerdo, antes de que te vuele la bragueta de un tiro.

Se echó hacia atrás de golpe.

– Tranquilo, pifke -dijo con sorna-. Sólo trataba de…

Soltó un chillido de dolor cuando tuvo que enderezarse siguiendo a una de sus patillas sujeta entre el pulgar y el índice de Belinsky.

– Ya has oído a mi amigo -dijo con tono frío y amenazador y, dándole un empujón al tipo para apartarlo, se sentó frente a mí-. Dios, cómo odio a los chulos -murmuró meneando la cabeza.

– Nunca lo hubiera imaginado -dije, y volví a llamar al camarero, quien al ver la forma en que el chulo se marchaba se acercó a la mesa más obsequioso que un criado egipcio-. ¿Qué quieres tomar? -le pregunté al estadounidense.

– Una cerveza.

– Dos Gosser -le dije al camarero.

– Inmediatamente, señores -dijo, y se marchó apresuradamente.

– Bueno, no hay duda de que se ha vuelto más atento -observé.

– Ya, bueno, no vienes al Casino Oriental por su exquisito servicio. Vienes para perder dinero en las mesas o en una cama.

– ¿Y el espectáculo? Te olvidas del espectáculo.

– Y una mierda. -Se echó a reír y procedió a explicarme que procuraba ver el espectáculo del Oriental por lo menos una vez a la semana.

Cuando le hablé de la chica con los tatuajes en los pechos, cabeceó con una indiferencia mundana, y durante un buen rato me vi obligado a escucharlo mientras me contaba cosas de las bailarinas exóticas y de striptease que habíavisto en el Extremo Oriente, donde una chica con un tatuaje no era nada del otro mundo. Este tipo de conversación no me interesaba lo más mínimo y cuando, al cabo de varios minutos, Belinsky agotó sus pecaminosas anécdotas, me alegré de poder cambiar de tema.

– He encontrado a la amiga de König, Fräulein Hartmann -anuncié.

– ¿Sí? ¿Dónde?

– En la sala de al lado. Repartiendo cartas.

– ¿La crupier? ¿Esa rubia bronceada y más tiesa que si llevara un carámbano metido en el culo?

Asentí.

– Traté de invitarla a una copa -dijo-, solo que igual podía haber tratado de venderle una escoba. Si vas a congraciarte con ella, te espera una buena tarea, boche. Es tan fría que su perfume hace que te duela la nariz. Quizá si la raptaras tendrías una posibilidad.

– Estaba pensando más o menos lo mismo. En serio, ¿en qué abismo se encuentra tu crédito con la PM aquí en Viena?

Belinsky se encogió de hombros.

– Tan abajo como el culo de una serpiente. Pero cuéntame qué tienes en mente y te lo diré seguro.

– A ver qué te parece esto. La Patrulla Internacional entra aquí una noche y nos arresta a mí y a la chica con algún pretexto. Luego nos llevan a la Kärtnerstrasse, donde yo empiezo a ponerme terco sobre que se ha cometido un error. Quizá algo de dinero cambia de manos para que parezca convincente de verdad. Después de todo, a la gente le gusta creer que la policía es corrupta, ¿no? Así que tanto ella como König pueden apreciar esos pequeños detalles. De cualquier modo, cuando la policía nos suelta, le digo a Lotte Hartmann que la razón de haberla ayudado es que la encuentro atractiva. Bueno, naturalmente, ella está agradecida y le gustaría demostrármelo, solo que tiene un amigo. Quizá él pueda compensarme de un modo u otro. Facilitarme algún negocio, ese tipo de cosas. -Hice una pausa y encendí un cigarrillo-. Bien, ¿qué te parece?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Réquiem Alemán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Réquiem Alemán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Philip Kerr - Esau
Philip Kerr
Philip Kerr - Prussian Blue
Philip Kerr
Philip Kerr - January Window
Philip Kerr
Philip Kerr - False Nine
Philip Kerr
Philip Kerr - Hitler's peace
Philip Kerr
libcat.ru: книга без обложки
Philip Kerr
Philip Kerr - Plan Quinquenal
Philip Kerr
Philip Kerr - Gris de campaña
Philip Kerr
Philip Kerr - Berlin Noir
Philip Kerr
Отзывы о книге «Réquiem Alemán»

Обсуждение, отзывы о книге «Réquiem Alemán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x