Donna Leon - Un mar de problemas

Здесь есть возможность читать онлайн «Donna Leon - Un mar de problemas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un mar de problemas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un mar de problemas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La décima novela del comisario Brunetti se desarrolla en Pellestrina, una isla de pescadores del el sur de la laguna de Venecia. Dos pescadores de almejas, un padre y un hijo, han sido asesinados: un caso aparentemente fácil para Brunetti. Cuando el comisario se da cuenta de que no puede vencer la dificultad de entenderse en un dialecto diferente y la desconfianza que la cerrada cofradía de almejeros abriga contra la policía, accede a que la enigmática signorina Elettra pase unos días de vacaciones con unos parientes en la isla y averigüe, de incógnito, lo que esconde la impenetrable comunidad. El protagonismo de la infatigable signorina Elettra, los códigos de lealtad de una población sumamente peculiar, las alianzas, la amistad y el amor, convierten a Un mar de problemas en una de las creaciones más ricas de la gran «dama del crimen» actual.

Un mar de problemas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un mar de problemas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Vianello se acercó a ella, le puso el jersey sobre los hombros y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. Ella hizo como si no lo viera, movió los hombros y dejó resbalar el jersey a la arena.

Vianello se puso en cuclillas a su lado, recogió, solícito, el jersey y volvió a arroparla con él, atándole las mangas bajo la barbilla.

– Venga con nosotros -dijo, se levantó y la ayudó a ponerse de pie a su lado.

El sargento fue a decir algo, pero se contuvo al oír un ruido que llegaba de la dirección de Pellestrina. Los tres volvieron la cabeza al mismo tiempo en dirección al zumbido estridente que anunciaba la llegada de los carabinieri.

Elettra empezó a tiritar.

La lancha se acercaba describiendo una curva cerrada. El piloto paró el motor y dejó derivar la embarcación hasta pocos metros de la orilla. En la proa, tres agentes con chalecos antibalas apuntaban con sus metralletas a las tres personas de la playa. Cuando el hombre que estaba al timón, al reconocer a Vianello, les ordenó bajar las armas, pareció que les costaba obedecer.

– Dos de ustedes, vengan a ayudarla -gritó Brunetti, indiferente a la circunstancia de que su rango no le daba autoridad sobre aquellos hombres-. Llévenla al hospital. -Los tres agentes miraron al piloto, esperando instrucciones. Él movió la cabeza de arriba abajo. No había embarcadero, y tendrían que saltar al agua. Mientras los hombres dudaban, la signorina Elettra miró a Brunetti y dijo:

– No puedo irme sin él.

Antes de que Brunetti respondiera, Vianello la tomó en brazos para llevarla a la lancha. Brunetti vio que ella protestaba, pero tanto sus palabras como la respuesta de Vianello quedaron ahogadas por el chapoteo de los pies del sargento en el agua. Cuando Vianello llegó a la lancha, uno de los carabinieri se arrodilló junto al costado, extendió los brazos e izó a bordo a la signorina Elettra.

El hombre la sentó con la espalda erguida, y Brunetti vio que Vianello se inclinaba hacia la lancha y que le ceñía el jersey a los hombros. El motor volvió a roncar y la lancha se puso en movimiento. Vianello desde el agua y Brunetti desde la playa la vieron alejarse, pero la signorina Elettra no miró atrás.

Vianello volvió a la arena y, en silencio, los dos hombres fueron hacia donde estaban Massimo y el prisionero. Encontraron al amigo de Vianello sentado en la piedra en la que Brunetti los había esperado, con el rifle atravesado sobre las rodillas. El prisionero les gritó:

– ¡Soltadme! -Era una orden. Ellos hicieron como si no le hubieran oído.

– Bonsuan está ahí abajo -dijo Brunetti señalando la puerta de la escalera que descendía. Era más difícil ver el interior ahora que la luz de la tarde se apagaba.

– Massimo -dijo Vianello a su amigo-. Dame la linterna. -De uno de los muchos bolsillos de su cazadora, Massimo sacó una linterna negra que tendió a Vianello.

– Espere aquí -dijo Brunetti al hombre del rifle. Él y Vianello bajaron la escalera siguiendo el haz luminoso de la linterna. Mientras bajaba, Brunetti suplicaba a algo en lo que no creía que hiciera que encontraran a Bonsuan vivo; herido y aturdido, pero vivo. Hacía mucho tiempo que Brunetti había abandonado la costumbre de su infancia de tratar de hacer un pacto con quienquiera que controlara esas cosas, por lo que se limitó a suplicar sin ofrecer nada a cambio.

Pero Bonsuan ya no estaba vivo, ni volvería a estar aturdido nunca más. Su última impresión de este mundo fue aquella explosión de dolor que sintió en el pecho al volverse hacia Brunetti en la escalera, para decir en son de broma que se alegraba de conservar la cabeza, aunque le doliera y admirarse de la fuerza de la tormenta.

Vianello enfocó con la linterna la cara de su amigo, sólo un momento, y dejó caer el brazo a lo largo del cuerpo. La luz iluminó sus zapatos, el suelo sucio y el hombro izquierdo de Bonsuan, del que asomaba aquella astilla incongruente.

Al cabo de un minuto, Vianello fue hacia la escalera, evitando iluminar de nuevo la cara de Bonsuan. Arriba, vieron que el amigo de Vianello no se había movido, ni tampoco el rifle, ni el hombre atado como un cerdo.

– Por favor -suplicó el hombre, ya sin asomo de amenaza en la voz-. Por favor.

Vianello sacó una navaja del bolsillo de atrás de su pantalón vaquero, la abrió y se arrodilló al lado del hombre. Brunetti, maquinalmente, se preguntó si iría a cortarle las ligaduras o el cuello, y descubrió que le era indiferente. Se quedó observando mientras la mano que sostenía el cuchillo desaparecía de su vista, oculta por el cuerpo de Vianello. El prisionero se estremeció y enderezó las piernas.

El hombre se quedó quieto un momento, jadeando del dolor que le causaba el movimiento. Miraba a Vianello con los ojos entornados. El sargento cerró la navaja con la palma de la mano derecha y echó el brazo hacia atrás, para guardarla en el bolsillo. El prisionero eligió ese momento para atacarlo. Dobló las rodillas hacia el pecho, gimiendo al tensar los músculos y golpeó a Vianello con los pies alcanzándolo en la cadera y haciéndolo caer de lado.

El hombre volvió a doblar las rodillas, para repetir el golpe, pero antes de que completara el movimiento, Massimo se levantó y se acercó a él sosteniendo el rifle por el cañón. El hombre, al sentir la presencia que se cernía sobre él, relajó las piernas, apartándolas de Vianello que en aquel momento se levantaba.

– Está bien, está bien. Ya he parado -dijo Spadini, y sonrió. Massimo, con indiferencia, levantó el rifle y con la culata le golpeó en la nariz. Brunetti oyó cómo el hueso se partía con un crujido líquido, como de cucaracha aplastada.

Spadini, con las manos atadas a la espalda, aulló y rodó por el suelo, para escapar del hombre del rifle. Massimo frotó la culata contra una mata de hierba, de un lado y de otro, media docena de veces, hasta que le pareció que ya estaba lo bastante limpia. Sin hacer caso de los sollozos del hombre que sangraba por la destrozada nariz manchando la arena, Massimo volvió a sentarse en la piedra, al lado de la pared. Dijo a Brunetti.

– Yo salía a pescar con Bonsuan.

No volvieron a hablar hasta que de Pellestrina llegó un todoterreno de los carabinieri, cruzando la playa a gran velocidad, indiferente a los estragos que hacía en las dunas y entre las aves que no conseguían escapar de sus ruedas.

27

Los carabinieri que bajaron del jeep no mostraron gran sorpresa ante lo que encontraron, y cuando Brunetti les contó lo ocurrido parecieron aún menos interesados en los hechos. Uno bajó al bunker. Cuando subió ya estaba hablando por su telefonino, para pedir una ambulancia.

Entre tanto, los otros dos agentes habían metido a Spadini en el jeep, sin molestarse en desatarle las manos, dejándolo en el asiento trasero como un fardo. Ni Brunetti ni Vianello querían dejar solo el cuerpo de Bonsuan y rechazaron el ofrecimiento de los carabinieri de llevarlos hasta el puesto del Lido. Uno de los agentes se sentó al lado de Spadini, los otros dos subieron delante y el jeep se alejó.

La mole de Vianello ya no ofrecía a Brunetti aquella promesa de consuelo animal, y el comisario se acercó a la orilla. Vianello se quedó a la izquierda de la puerta que bajaba al bunker, mirando al inmóvil Brunetti que, a su vez, contemplaba la inmóvil ciudad que, pasada la tormenta, volvía a verse a lo lejos. Los dos estaban mojados y helados, pero no parecían notarlo, hasta que Massimo volvió de la lancha con un chaquetón para Brunetti. El hombre ayudó al comisario a cambiar la americana por el chaquetón. En el suelo quedó la chaqueta de Brunetti. Al oír la sirena de la ambulancia que se acercaba desde el norte, Vianello desvió la atención hacia ella, abandonando a su superior a sus cavilaciones.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un mar de problemas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un mar de problemas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un mar de problemas»

Обсуждение, отзывы о книге «Un mar de problemas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x