• Пожаловаться

Jussi Adler-Olsen: El mensaje que llegó en una botella

Здесь есть возможность читать онлайн «Jussi Adler-Olsen: El mensaje que llegó en una botella» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Детектив / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Jussi Adler-Olsen El mensaje que llegó en una botella

El mensaje que llegó en una botella: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El mensaje que llegó en una botella»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Puede un terrible hecho del pasado seguir teniendo consecuencias devastadoras? Cuando una botella que contiene un mensaje escrito con sangre humana llega al Departamento Q, el subcomisario Carl Mørck y sus asistentes Assad y Rose logran descifrar algunas palabras de lo que fue la última señal de vida de dos chicos desaparecidos en los años noventa. Pero ¿por qué su familia nunca denunció su desaparición? Carl Mørck intuye que no se trata de un caso aislado y que el criminal podría seguir actuando con total impunidad.

Jussi Adler-Olsen: другие книги автора


Кто написал El mensaje que llegó en una botella? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El mensaje que llegó en una botella — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El mensaje que llegó en una botella», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Puedes apretar -afirmó el hombre-. De todas formas, no quiero volver a verte la jeta.

De pronto se echó hacia delante en un movimiento suicida, pero Carl se dio cuenta y retiró el cuchillo hacia sí tanto que la cuchillada fue superficial.

– Ya decía yo -dijo el tipo con desdén mientras la sangre manaba de su cuello mojado por la lluvia-. No vas a hacerlo. No te atreves.

Pero se equivocaba. Si volvía a hacer un ataque así, Carl no iba a retirar el cuchillo. La mirada nebulosa de Assad sería su testigo de que el hombre era culpable de su propia muerte. Que lo intentara. Un problema menos para el sistema judicial.

En aquel momento cesaron los golpes en la caseta.

Carl miró más allá de los hombros del tipo y vio que la puerta se abría como impulsada por un resorte.

Luego el cabrón ocupó todo su campo visual.

– No me has contado cómo me encontrasteis. Tendré que esperar al juicio para saberlo -se resignó-. ¿Qué has dicho que me caería? Quince años. Sobreviviré.

Echó la cabeza atrás y se puso a reír. Puede que en cualquier momento se arrojara contra el cuchillo. En ese caso, allá él.

Carl apretó los dedos en torno al mango, consciente de que iba a ser repugnante.

Entonces se oyó un ruido, como cuando se casca un huevo. Un ruido breve que hizo que el hombre cayera de rodillas y se volcara hacia un lado en silencio. Carl miró a Samuel, que estaba ante él con el martillo en la mano y el rostro surcado por el llanto. Había roto la cerradura desde dentro con el martillo. ¿Cómo diablos se había hecho con él?

Carl bajó la vista. Después soltó el cuchillo y se agachó sobre el hombre que yacía en el suelo, temblando. Todavía respiraba, pero no iba a durar mucho.

Había sido testigo de una ejecución. Un asesinato premeditado. Porque el hombre estaba reducido. El chico tenía que haberlo visto.

– Tira el martillo, Samuel -ordenó, y miró a Assad.

– Ha sido en defensa propia. ¿De acuerdo, Assad?

Assad echó la cabeza hacia atrás y sacó hacia delante el labio inferior.

Su respuesta llegó a sacudidas, mientras vomitaba.

– Bueno, siempre estamos de acuerdo, Carl. ¿Verdad?

Carl se inclinó sobre el hombre que yacía en las baldosas resbaladizas, con los ojos desmesuradamente abiertos y la boca también abierta.

– Vete al infierno -dijo el hombre entre dientes.

– Tú sí que vas a ir al infierno -replicó Carl.

Entonces oyeron los refuerzos acercándose por el bosque.

– Si reconoces lo que has hecho, la muerte será más benigna -susurró Carl-. ¿A cuántos has matado?

El hombre pestañeó.

– A muchos.

– ¿A cuántos?

– A muchos.

Entonces fue como si su cuerpo se rindiera: la cabeza basculó a un lado y se pudo ver la terrible herida de la nuca. Eso y también la alargada cicatriz rojiza de la parte trasera de la oreja.

Se oyó un burbujeo procedente de su boca.

– ¿Dónde está Benjamin? -se apresuró a preguntar Carl.

Los párpados del hombre se fueron cerrando.

– Está con Eva.

– ¿Quién es Eva?

El hombre volvió a guiñar los ojos entreabiertos, esta vez con mayor lentitud.

– Mi fea hermana.

– Tienes que darme un nombre. Necesito un apellido. ¿Cómo te llamas de verdad?

– ¿Que cómo me llamo?

Entonces sonrió y dijo sus últimas palabras.

– Me llamo Chaplin.

Epílogo

Carl estaba cansado. Hacía cinco minutos que había dejado caer una carpeta sobre el montón de la esquina.

Resuelto, terminado y fuera del sistema.

Desde que Assad derribara al serbio en el sótano había pasado mucha agua bajo aquel puente. Los hombres de Marcus Jacobsen se hicieron cargo de los tres nuevos casos de incendio, pero el viejo caso de 1995 en Rødovre se lo quedó el Departamento Q. La guerra de bandas tenía demasiado ocupados a los del segundo piso.

Encarcelaron a gente tanto en Serbia como en Dinamarca, y solo faltaban un par de confesiones. Como si fueran a conseguirlas, decía siempre Carl. Los serbios que habían detenido preferían pudrirse quince años en una cárcel danesa que enemistarse con quienes habían organizado todo.

El resto dependía del fiscal.

Se desperezó y estuvo pensando en echar unos minutos de siesta a la luz de la pantalla plana en la que el canal de noticias no paraba de soltar disparates acerca de un ministro que no era capaz de montarse en una bici sin caerse y romperse varios huesos.

Entonces sonó el teléfono. Puñetero invento.

– Tenemos visita aquí arriba, Carl -informó Marcus por el auricular-. ¿Podéis subir un momento? ¿Los tres?

Llevaba lloviendo diez días sin parar, y era julio. El sol debía de estar hibernando. ¿Por qué diablos tenían que subir hasta el segundo piso? Allí arriba estaba casi tan oscuro como en el sótano.

Al subir las escaleras no dijo palabra a Rose ni a Assad. Putas vacaciones. Jesper se pasaba todo el día en casa, y su novia también. Morten se había ido de vacaciones en bici con un tal Preben, y no tenía prisa por volver. Mientras tanto, habían contratado a una enfermera para Hardy, y Vigga estaba dando la vuelta a la India con un hombre que ocultaba metro y medio de pelo bajo el turbante.

Y allí estaba él, mientras Mona y su familia se ponían morenos en Grecia. Si al menos Rose y Assad hubieran cogido vacaciones, habría podido poner los pies sobre la mesa y pasar la jornada laboral en compañía del Tour.

Odiaba las vacaciones. Sobre todo cuando no era él quien las cogía.

En el segundo piso miró al sitio vacío de Lis. Tal vez estuviera otra vez de vacaciones en la autocaravana con su fogoso marido. Tal vez habría sido más provechoso si se hubiera tratado de la señora Sørensen. Seguro que unos revolcones en la autocaravana podían hacer estremecerse incluso a una momia como ella.

Saludó amable a la bruja con la cabeza, y ella levantó el dedo corazón. Qué sofisticada. Desde luego, aquella arpía avinagrada estaba al día.

Al abrir la puerta del despacho de Marcus Jacobsen, Carl se topó con el rostro de una mujer que no conocía.

– Pasad -invitó Marcus desde su silla-. Mia Larsen ha venido con su marido a daros las gracias.

Carl reparó en el hombre que estaba a un lado. Lo conocía. Era el tipo que estaba frente a la casa en llamas de Roskilde. Kenneth, el que sacó a la mujer. La pobre mujer rígida de aquella vez ¿era realmente la misma que lo miraba ahora con timidez?

Rose y Assad le estrecharon la mano, y Carl hizo lo propio tras una vacilación.

– Perdonen -se disculpó la joven-. Ya sé que tienen trabajo, pero queríamos darles las gracias en persona por haberme salvado la vida.

Se quedaron un rato mirándose. Carl no tenía ni idea de qué decir.

– No puede decirse, o sea, que fuera fácil -indicó Assad.

– Más bien, o sea, lo contrario -añadió Rose.

Los demás rieron.

– ¿Estás bien? -preguntó Carl.

La mujer respiró hondo y se mordió el labio.

– Quería preguntar cómo les va a los dos niños. Se llamaban Samuel y Magdalena, ¿verdad?

Carl alzó un poco las arrugas de la frente.

– Si quieres que sea franco, nunca podremos saberlo. Los dos chicos mayores se han ido de casa, y creo que a Samuel le va bien. En cuanto a Magdalena y sus otros dos hermanos, la comunidad se ha encargado de ellos, por lo que he oído. Puede que sea mejor así, no lo sé. Es muy duro para un niño perder a sus padres.

Ella asintió con la cabeza.

– Sí, lo comprendo. Mi exmarido ha causado mucho mal. Si hay algo que pueda hacer por la niña, espero poder hacerlo.

Después trató de sonreír, pero no lo consiguió hasta que logró decir la siguiente frase.

– Es duro para un niño perder a sus padres, pero también es duro para una madre perder a su hijo.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El mensaje que llegó en una botella»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El mensaje que llegó en una botella» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «El mensaje que llegó en una botella»

Обсуждение, отзывы о книге «El mensaje que llegó en una botella» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.