Chris Mooney - Desaparecidas

Здесь есть возможность читать онлайн «Chris Mooney - Desaparecidas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Desaparecidas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Desaparecidas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Todo comenzó un día cualquiera para aquellas tres adolescentes de Belham, Massachusetts. Ellas iban a pasar un día como cualquier otro, en el bosque bebiendo cerveza y fumando un poco. Todo iba bien, hasta que presenciaron aquella escena. Ellas no estaban preparadas para ver algo así, les arrancó la inocencia de cuajo, quebró su amistad, y se convirtió en un reguero de sangre y dolor, mucho dolor…
Han pasado veinticinco años desde que ocurriera aquello, y el secuestro de Carol Cranmore, una adolescente de Belham, ha puesto en guardia a la policía y al FBI. Estos últimos, creen saber a lo que se enfrentan, un nuevo ataque de un asesino en serie, posiblemente el mismo que llevan buscando más de veinticinco años… conocido como El Viajero. Solo existe una persona que haya sido capaz de escapar de las garras de este asesino, pero su estado es tan deplorable que apenas puede que ayuda a la investigación que están llevando a cabo. Darby McCormick, miembro del Departamento de Policía de Boston, es acosada por los fantasmas del pasado, y asumirá este caso como algo personal. Intentara encontrar y salvar a Carol, aunque le cueste la vida en el intento…
Mientras tanto, Carol despierta en una celda oscura. Está asustada, no sabe donde está…oye gritos a lo lejos…gritos de mujeres encerradas como ella. Pero de vez en cuando suena un zumbido, y todas las celdas se abren. Carol cruza el umbral, bajo la atenta mirada de un sádico asesino, dispuesto a dar rienda suelta a sus fantasías mas perversas. Se inicia una caza que solo tiene dos reglas básicas: esconderse o morir.

Desaparecidas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Desaparecidas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al final del pasillo había un conjunto de huesos pequeños y grandes: el extremo fracturado de un fémur, una tibia y un cráneo. Darby se preguntó si Evan y Boyle los habrían dejado allí para asustar a las otras mujeres.

El fémur. Tenía un extremo afilado. Podía ser un arma.

Con el hueso en la mano Darby corrió con Carol hacia el extremo opuesto del pasillo. Sólo había una puerta. Darby la abrió y se encontró cara a cara con el hombre del bosque.

Capítulo 68

La cabeza de Evan estaba cubierta por la misma máscara hecha con vendas sucias que ella había visto hacía dos décadas; los ojos y la boca tapados por las mismas tiras de tela negra. Llevaba un mono manchado de sangre y un cinturón de carpintero, que había sido adaptado para guardar varios cuchillos y una pistolera.

Carol gritó cuando Evan levantó el hacha. Darby cerró la puerta y se lanzó contra ella para hacer contrapeso. La puerta carecía de cerradura automática, a diferencia de algunas otras. Carol la ayudó a oponer resistencia.

El hacha partió la madera e hizo un profundo corte en la mejilla de Darby. Ésta gritó, pero mantuvo su posición contra la puerta. Otro hachazo. Tenían que esconderse… «Piensa -se dijo-: el agujero donde estaba el cadáver.» Evan no pasaría por él. Había que ir hacia allí, y tendrían que correr si querían conseguirlo.

Un disparo hizo saltar la madera cerca de la cabeza de Darby. Agarró a Carol de la mano y ambas salieron corriendo. «Dios mío, por favor, que no tropecemos.» Darby iba cerrando puertas mientras corría, Evan las perseguía. Sus pasos se acercaban más y más…

La segunda bala impactó en la pared que tenían detrás. Carol gritó y Darby la empujó hacia el cuarto donde estaba la mujer muerta. Al girarse, vio a Evan pistola en mano. Cerró la puerta al mismo tiempo que él disparaba. La bala se estrelló en la madera. Gracias a Dios, aquélla sí tenía un cierre automático. Darby le dio al botón con el puño.

Carol tenía la mirada fija en el cadáver. Darby la agarró de los hombros y la obligó a darse la vuelta y a avanzar hacia el agujero. Evan pugnaba por abrir la puerta, pero no podía. Estaba encerrado fuera.

– Sube -dijo Darby.

Carol intentó cruzar por la abertura y se quedó atascada. Darby la empujó mientras Evan seguía pateando la puerta.

Darby se arrodilló y le susurró a Carol, que también estaba de rodillas al otro lado:

– Golpea las puertas como si estuviéramos corriendo; haz tanto ruido como puedas, ¿de acuerdo? Me reuniré contigo en un minuto.

– Prometiste que no me abandonarías.

Un disparo agujereó la puerta.

– Corre, Carol. Corre.

Darby se incorporó y a punto estuvo de resbalar a causa de la sangre. La sala estaba a oscuras, pero distinguió la mano enguantada de Evan metiéndose por el agujero. Carol cerraba y abría puertas. Darby apoyó la espalda en la pared. Notaba la sangre goteándole por el cuello. Se tocó la mejilla, la herida y el hueso. El ojo de ese lado seguía cerrado por la hinchazón.

Evan encontró el pomo, lo giró y abrió la puerta.

Entró empuñando la pistola en la mano. Darby agarró el fémur con ambas manos y lo hundió con fuerza en el estómago de Evan.

Un grito de dolor salió de la máscara. Darby sacó la improvisada arma y volvió a clavarla. Cuando él intentó apuntarla con la pistola, ella lo apuñaló por tercera vez. La bala le rozó la oreja, con un ruido atronador, y cuando Evan la agarró del pelo ella levantó el fémur y se lo hundió en la garganta.

Él soltó la pistola y se llevó ambas manos a la garganta. Darby le empujó hacia la otra habitación. El arma de fuego estaba en el suelo: una Glock de nueve milímetros, el arma reglamentaria del FBI. Ella la cogió y cerró la puerta.

– Carol, quédate donde estás -dijo Darby, y luego gritó con más fuerza-: Soy de la policía. Si hay alguien más aquí, que no se mueva hasta que yo le diga que puede salir.

Darby abrió la puerta de par en par y levantó la Glock.

Evan se tambaleaba en el cuartucho. La punta del fémur asomaba por su garganta. Intentaba detener la sangre que le manaba del estómago. Se estaba desangrando. «Que se muera.»

En cuanto la vio fue en busca del hacha.

– No lo hagas.

Él alzó el hacha por encima de su cabeza. Darby disparó, y la bala le atravesó el estómago.

Evan se desplomó contra la pared. Ella apartó el hacha de una patada. Él intentó incorporarse, cayó, y siguió probándolo hasta que sus miembros ya no respondieron.

Por detrás de la máscara emitió un suspiro agónico, estremecedor. Sólo consiguió articular una palabra:

– Melanie.

Darby le arrancó la máscara.

– Enterrada… Está enterrada… -Evan se ahogaba con su propia sangre.

– ¿Dónde? ¿Dónde está enterrada Mel?

– Pregunta… pregúntaselo a tu madre…

Darby sintió una fuerte punzada en la cara. Evan sonrió antes de morir.

Darby le quitó el cinturón y le desabrochó el mono de trabajo. Palpó los bolsillos y encontró un juego de llaves. No halló ningún móvil, pero sí una pequeña cámara digital metida en uno de los huecos del cinturón de carpintero. Ella se guardó la cámara en el bolsillo.

Con las manos manchadas de sangre fue probando llaves hasta dar con una que abría los candados. Darby tomó aire y miró hacia el techo.

– Está muerto. Ya no puede haceros ningún daño. ¿Hay alguien más ahí?

No hubo respuesta. La música seguía sonando.

– Tengo sus llaves. Puedo ayudaros. Si estáis ahí, decid algo.

Sólo se oía música.

Darby fue a buscar a Carol. La adolescente estaba acurrucada en un rincón del pasillo, meciéndose, en estado de shock.

– Se acabó, Carol. Todo ha terminado. Ven, dame la mano. Así, cógete con fuerza. Voy a sacarte de aquí… No, no mires al suelo, mírame a mí. Te sacaré de aquí pero quiero que cierres los ojos hasta que yo te diga que los abras, ¿de acuerdo? Bien. Así me gusta, mantenlos cerrados. Sólo son unos pasos más. Muy bien. No mires abajo. Ya casi estamos. Ya casi estamos en casa.

Capítulo 69

El camino de salida del laberinto se les hizo eterno.

Darby se hallaba en el extremo opuesto de la mazmorra, en un pasillo donde había cuatro jaulas idénticas. Sabía que estaba al otro lado porque ese pasillo tenía una puerta de acero extra asegurada mediante cuatro candados. Usó las llaves. Fue el único instante en que Carol soltó su mano.

Una escalera de mano apoyada en la pared conducía a un sótano iluminado por la luz tenue que salía de una puerta situada a la izquierda, al otro lado de la escalera. Darby se acercó a la puerta, notando los dedos de Carol aferrados a los suyos.

Sobre una vieja mesa había seis pantallas de vídeo. Cada pantalla mostraba una celda de color verde oscuro: visión nocturna. Evan y Boyle habían instalado cámaras de vigilancia equipadas con visión nocturna para vigilar a sus prisioneras. Todas las celdas estaban vacías.

La ropa de Evan aparecía pulcramente doblada encima de otra mesa. El móvil estaba sobre la cartera, junto con las llaves del coche.

Darby estaba a punto de entrar en la habitación cuando vio varios trajes dispuestos sobre maniquíes. Las cabezas aparecían cubiertas con máscaras de Halloween, algunas compradas, otras hechas a mano. Detrás de los maniquíes había un estante lleno de armas varias: cuchillos, machetes, hachas y lanzas.

– Quiero que te quedes un momento aquí fuera -dijo Darby-. No te muevas, ¿vale? Vuelvo enseguida.

Darby cogió el teléfono móvil y las llaves, y vio una puerta cerrada. Una de las llaves la abría. En el interior encontró un archivador cerrado y una pared empapelada con las fotos de las mujeres secuestradas. Probó las llaves en el archivador, pero ninguna lo abría.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Desaparecidas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Desaparecidas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Desaparecidas»

Обсуждение, отзывы о книге «Desaparecidas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x