– ¿Va a meter en esto a los federales? -preguntó Darby.
– No podemos descartar esa posibilidad. Tienen acceso a información sobre ese hombre de la que nosotros no disponemos.
– En mi opinión, sería un error.
– Estoy de acuerdo con Darby -la apoyó Bryson-. Los federales intervendrán, se quedarán con el caso y cuando las cosas salgan mal, nos señalarán a nosotros y pondrán en marcha su maquinaria de relaciones públicas para quitarse el muerto de encima.
– Voy a llamar a un amigo a ver si puedo averiguar algo con discreción -decidió Chadzynski-. Dudo que asignen una fuerza operativa a este caso sólo porque uno de los nuestros haya visto una vez a ese hombre. Querrán pruebas concretas antes de movilizarse. Mientras tanto, debemos tomar algunas medidas para ganar terreno. Darby, puesto que parece haberse centrado en usted, me gustaría poder intervenir todos sus teléfonos y ponerles un dispositivo de localización de llamadas. También me gustaría ponerla bajo vigilancia.
Darby asintió con la cabeza.
– Tim, usted ya tiene experiencia con la vigilancia -continuó Chadzynski-. ¿Podría encargarse?
– Me ocuparé de ello.
– Bien. En cuanto a reanudar el registro del Sinclair, me gustaría suspender la operación hasta que tengamos algo más concreto. Quiero que nos centremos en Judith Chen.
– Puede que tengamos otra víctima en potencia -informó Bryson, y le habló a Chadzynski de Hannah Givens.
– ¿Ha hablado alguno de los dos con el doctor Karim? -quiso saber Chadzynski.
– Le he dejado un mensaje en su despacho este fin de semana -respondió Darby-. Espero que quiera cooperar.
– Yo me encargaré de eso -repuso Chadzynski-. A él le gusta presionar, y a mí me gusta responder presionando aún más. Manténganme informada de cualquier avance en la investigación.
La inspectora se puso de pie.
– Buen trabajo con lo del relicario, Darby. Veamos qué más podemos averiguar.
Cuando Darby llegó al laboratorio, se dirigió inmediatamente a Serología. Coop se había instalado en la parte de atrás, cerca de las ventanas con la luz más potente. Keith Woodbury estaba sacando fotos.
La sudadera de color rosa, los pantalones de deporte de nailon, los calcetines y las zapatillas deportivas estaban dispuestos en capas separadas por papel de estraza. Al igual que en el caso de Emma Hale, la ropa sucia de Judith Chen estaba desgarrada en algunas partes a causa de las piedras, las ramas y otros objetos cortantes que habían golpeado su cuerpo a lo largo del recorrido del mismo por el fondo frío y oscuro del puerto de Boston. Las prendas estaban secas, pero aún conservaban el olor metálico, a contaminación, del agua.
Coop le dio una mascarilla.
– Ya hemos hecho todo el papeleo y Keith casi ha terminado con las Polaroids -declaró.
– ¿Y las digitales? -Darby siempre utilizaba fotografías digitales para engrosar sus informes.
– ¿Cuánto tiempo llevamos trabajando juntos?
Cada uno cogió una prenda de ropa y empezó el lento y laborioso proceso de examinar el tejido bajo la luz de la lupa de aumento.
En el interior de los pantalones de deporte, Coop encontró un pelo largo y negro, y lo puso al microscopio. El pelo no tenía bulbo piloso, de modo que el análisis de ADN quedaba descartado. Dada la longitud, la textura y el color, lo más probable era que perteneciese a la propia Judith Chen. Metió el pelo en el interior de un sobre transparente de glassine y reanudó el examen.
La sudadera tenía restos de sangre. La forma de la mancha indicaba que Judith Chen, al igual que Emma Hale, había recibido un disparo en un momento dado y luego la habían transportado al lugar en que su cuerpo había sido arrojado al agua. Darby se preguntó si el asesino habría usado el mismo vehículo las dos veces. También se preguntó si Chen y Hale sabían que iban a morir. Dado el avanzado estado de descomposición de los cuerpos, era imposible determinar si alguna de las dos había forcejeado o luchado por su vida.
– Esto de aquí es interesante -observó Darby.
Con un par de pinzas, señaló una mancha pálida y diminuta en el hombro derecho de la sudadera.
– ¿Qué es? -preguntó Coop.
– Parece maquillaje.
– ¿Qué es eso que os ponéis las chicas en la cara y en los pómulos?
– Se llama base, y las chicas lo usan para uniformar el tono de la piel.
– Bueno, pues Chen se manchó con un poco de maquillaje en el hombro, ¿y qué?
– Fíjate en el sitio: está demasiado arriba. Ella no pudo haberse manchado así.
– A lo mejor se limpió las manos en la sudadera.
– Las mujeres nunca nos limpiamos las manos en la ropa, Coop.
– Me parece que podemos dar por hecho que se encontraba en circunstancias bastante poco favorables.
– Si quería limpiarse las manos, lo habría hecho en los pantalones o en la parte delantera de la sudadera. ¿Para qué limpiárselas tan arriba, a la altura de los hombros?
– Buena pregunta.
– Seguramente esto lleva una base de aceite.
– Ahora sí que me he perdido.
– El maquillaje tiene una base de aceite. Si fuese de agua seguramente no podríamos verlo, porque todo el tiempo que pasó en el puerto habría eliminado el rastro.
Darby pasó la luz de la lupa por la mancha.
– El color es demasiado claro -observó-. La piel de Chen era más oscura, no habría usado ese tono. Es más propio de las irlandesas de piel pálida.
– Emma Hale tenía la piel muy clara. A lo mejor era de ella.
– Y entonces, ¿cómo fue a parar al hombro de Judith Chen?
– A lo mejor el tipo que secuestró a Chen les hacía ponerse maquillaje.
– O a lo mejor ese mismo tipo usa maquillaje para disimular una cicatriz o alguna imperfección -dedujo Darby-. No me mires así, Coop. Conozco a un montón de hombres que usan corrector para disimular un grano o una cicatriz.
– ¿Te refieres a hombres como Tim Bryson?
– No creo que Tim use maquillaje.
– Pues va a cortarse el pelo a una peluquería cara de Newbury Street y además practica yoga.
– Pues para que lo sepas, el yoga es un ejercicio increíble. Deberías probarlo alguna vez.
– Yo sólo practico el levantamiento de pesas, amiga mía.
– Ya, pero ¿qué método prefieres?
– Lo siento, pero yo sólo tengo un método.
– Me alegro por ti. Me refería a la muestra: ¿espectrómetro de masas o FTIR?
Woodbury respondió a la pregunta.
– La biblioteca de la FTIR es mejor.
Darby asintió. Pese a que el espectrómetro de masas podía aislar los componentes de una muestra, la Espectrometría de Infrarrojos por Transformada de Fourier era un test más sofisticado, capaz de determinar los componentes orgánicos e inorgánicos hallados en una muestra y compararlos con su biblioteca en busca de una «huella molecular».
Darby tomó varios primeros planos de la mancha con la cámara y luego preparó la muestra.
– Seguiré trabajando con la ropa, a ver si puedo encontrar la huella en el bolsillo del pantalón -dijo Coop-. Vosotros dos, pasadlo bien, chicos.
La FTIR no había conseguido encontrar una coincidencia única en su biblioteca de maquillajes, pero eso no significaba que no existiese. El éxito del sistema de FTIR del laboratorio dependía de la extensión de su biblioteca.
En la pantalla del espectrómetro aparecía un gráfico de barras con la lista de las distintas propiedades químicas de la muestra.
– Hay una elevada concentración de dióxido de titanio -señaló Woodbury-. También aparece parafina líquida, cera alba, talco, palmitato de isopropilo, carbonato de magnesio, alantoína, propilparabeno y cera de carnauba. Y una sustancia que aparece como desconocida. Vamos a asegurarnos de que tenemos la última versión de la biblioteca de maquillajes.
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