Martha Grimes - Las Posadas Malditas

Здесь есть возможность читать онлайн «Martha Grimes - Las Posadas Malditas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las Posadas Malditas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las Posadas Malditas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La novelista norteamericana Martha Grimes es una verdadera revelación. Ha sido aclamada por la crítica por su habilidad para recrear en sus novelas el clima inglés con que supieron deleitar a sus lectores Agatha Christie, Margery Allingham o Ngaio Marsh.
En las típicas posadas de un lejano pueblo ocurren dos crímenes difíciles de entender, con autor o autores más difíciles de descubrir. Los sospechosos abundan, sin embargo. El vicario, un conde y su ridícula tía americana, un funcionario retirado o su aburrida esposa, un escritor de misterio de dudosa reputación, y su sensual "secretaria", el pulcro propietario de una de las posadas, un anticuario, una encantadora poetisa… El inspector Richard Jury, afable y pragmático, logra develar el misterio de las dos muertes pero no puede evitar una tercera. Las posadas malditas es una verdadera obra maestra de ingenio y de suspenso.

Las Posadas Malditas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las Posadas Malditas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Scroggs se rascó la cabeza; luego recordó.

– Pidió la cena, después que le mostré el cuarto, claro. Comió a las ocho, se quedó sentado un rato y se fue a su cuarto. Acababan de dar las nueve, creo. – Dick Scroggs reflexionó un momento y agregó: – Quiero decir, me dio la impresión de que subía a su cuarto.

Jury lo miró.

– Ésa es una distinción interesante, señor Scroggs. ¿Quiere decir que pudo haber salido por una puerta trasera?

– Sí, así es, pudo haber salido. No por la puerta del frente, porque lo habría visto. Pero la puerta de atrás – Scroggs señaló hacia abajo con el pulgar -, está casi siempre abierta.

– ¿Pudo haber encontrado a alguien afuera, entonces?

Scroggs asintió.

– O alguien pudo subir a su cuarto, sin que yo lo viera.

– ¿Quién más estaba en la posada?

– Casi todos. – La cara de Scroggs hizo una mueca de esfuerzo por recordar y repitió los nombres de los mismos que habían estado en The Man with a Load of Mischief, con excepción de Trueblood y Lady Ardry. No porque importara mucho, pensó Jury. Como Scroggs había dicho, cualquiera pudo haber entrado por la puerta de atrás y haber subido la escalera.

Scroggs miró por la ventana.

– Qué increíble, ¿no? Ponerlo acá arriba para que lo viera todo el mundo. No tiene sentido.

– Eso parece, señor Scroggs. Pero la verdad es que nadie vio a Ainsley por un buen rato, ¿no?

CAPÍTULO 7

Miércoles 23 de diciembre

Cuando Richard Jury se despertó a la mañana siguiente, nevaba otra vez. La ventana con rejas fue lo primero que vio al incorporarse en la cama en busca del despertador y ver la hora: las ocho y cuarto. Se reclinó sobre las almohadas y miró caer la nieve en copos húmedos y gordos. Volvió a cerrar los ojos; se sentía bastante optimista. Cualquier otro pensaría: “Qué desgracia pasar una Navidad así”. Pero a Jury le parecía perfecto: un pueblo de tarjeta postal cubriéndose de nieve.

Salió de la cama y caminó hasta la ventana, la abrió y sintió un fresco estimulante. Pensó en Keats en la posada en Burford Bridge, escribiendo: “Mágicas ventanas de ensueño, que se abren a la espuma/De mares peligrosos, en desiertos países de hadas”. Se sintió sacudido por una ola de nostalgia. Antes de que lo venciera, se vistió y atravesó el vestíbulo hacia el cuarto del sargento Wiggins.

A diferencia de Jury, Wiggins no parecía muy ansioso por ponerse el impermeable y las botas altas y comenzar a caminar por el pueblo.

– Me siento muy afiebrado, señor. Estaba pensando si no me puedo quedar un poco más en la cama y reunirme con usted más tarde.

Jury suspiró. Pobre Wiggins. Pero sería un estorbo, con los bolsillos llenos de gotas y pastillas. Así que Jury asintió de buen grado.

– Por supuesto. Quédese. Quizás un ron caliente le venga bien. – Wiggins suspiró aliviado. Parecía un muñeco de nieve detrás de su trinchera de sábanas blancas.

Jury supo que podría prevenirle una enfermedad respiratoria fatal si conseguía que Wiggins se concentrara en el caso en lugar de en los frascos que había sobre la mesa de luz, así que acercó una silla, se sentó a horcajadas, y dijo:

– ¿Qué le parece, Wiggins?

– ¿Qué, señor?

– El caso, Wiggins. La puerta del sótano.

Wiggins lo miró pensativo y se pasó el pañuelo por la nariz una o dos veces. Luego lo dobló con cuidado y lo sostuvo con gesto casi sagrado, como si fuera un fragmento del velo de Verónica.

– ¿Que el candado estaba roto? ¿A eso se refiere?

Jury asintió y esperó paciente. Como Wiggins no dijo nada, Jury sugirió:

– No es probable que alguien haya entrado por ahí, ¿no? Pratt dijo que había llovido muchísimo la noche del 17.

A Wiggins se le iluminó la cara, y se incorporó un poco.

– Los escalones exteriores parecían cubiertos de tierra y polvo de años. Pero del lado de adentro estaba limpio.

– Exacto – dijo Jury, sonriendo. Wiggins parecía satisfecho. – Además, piense un momento. – Jury encendió un cigarrillo.- ¿Por qué, en nombre de Dios, iba alguien a entrar desde afuera para encontrarse con Small en el sótano? ¿Y romper la puerta también? No tiene sentido, ¿no?

– Pero si no vinieron desde afuera, deben de haber venido desde adentro. – Señaló hacia el techo. – Tiene que haber sido uno de los de ahí arriba.

Jury se levantó de la silla.

– Exacto, Wiggins. Ahora cúrese, que lo necesito.

Wiggins ya estaba mejor cuando Jury se volvió en la puerta para despedirse.

Después del desayuno (huevos, salchichas y arenque ahumado, servido por Daphne Murch) Jury atravesó el patio hacia el auto policial estacionado allí. La nieve se había depositado sobre el techo de paja y las baldosas del patio. Primero le devolvería a Pluck su adorado Morris; luego podría hacer su caminata a través de la nieve mientras llevaba a cabo sus investigaciones. Apoyado contra el auto, dejó que la nieve le cayera en la cara mientras se calentaba el motor, y estudió el mapita que le había hecho Pluck con indicaciones de las casas de la gente a la que debía ver. Decidió empezar con Darrington, que vivía en el otro extremo del pueblo. Se pasó la lengua por los labios y se subió al auto. Le gustaba el invierno más que ninguna otra estación, más incluso que la primavera. También prefería la lluvia al sol, y la niebla a un día claro. Un melancólico del diablo, pensó, mientras salía del patio.

Oliver Darrington vivía del otro lado del Long Piddleton, por el camino a Sidbury. Jury pasó por la Iglesia St. Rules y el vicariato a la derecha y siguió hasta la plaza. Allí estaba el salón de té y confitería donde suponía que la señorita Ball estaría amasando sus tortas. Luego de cruzar el puente Jury vio a Marshall Trueblood detrás de su ventana y le devolvió el breve saludo. La posada Jack and Hammer estaba cerrada como una tumba, con ese aire de desolación que tienen algunas tabernas antes de las once de la mañana.

Jury estacionó en auto frente a la estación de policía y cuando Pluck se le acercó corriendo, al parecer víctima de gran agitación nerviosa por el destino de su Morris, le entregó la llave.

– Voy a estar en lo de Darrington si me necesita, sargento.

– ¿Irá a pie, señor? – preguntó Pluck, asombrado.

– Ajá. He estado mucho tiempo encerrado en la ciudad.

Pero al parecer a Pluck no le interesaban mucho los deseos de Jury; inspeccionó el auto concienzudamente buscando algún raspón.

Jury comenzó a caminar por la calle principal, admirando los colores de las casas, que brillaban al sol. Al llegar al fin de la calle se puso a cantar una canción sobre los Coldstream Guards. Lo hizo en voz bastante alta, porque cerca de la carretera a Sidbury se abrió una ventana en una casa con techo de paja y una cabeza se asomó por un segundo. Dejó de cantar y observó la cortina que alguien corría lentamente. Sacó el plano del bolsillo. Lady Ardry vivía en aquella casa.

La casa de Darrington tenía el aspecto justo que debía tener la casa de un escritor adinerado: era apartada y de estilo isabelino. Estaba detrás de un alto cerco de sauces y olmos y quedaba bastante lejos de la carretera.

El autor debía de estar bastante satisfecho de sus novelas de misterio desde el punto de vista financiero, a juzgar por la casa. Jury había leído su primer libro. Bastante bueno, suponía, para quienes prefirieran los detectives de ficción fríos, fuertes y con nervios de acero. Al presionar el timbre y oír su eco en el vestíbulo, Jury deseó que el autor no se identificara con su personaje, que siempre imponía sus propias teorías.

La mujer que abrió la puerta era llamativa, fuera de toda duda. Quizás un poco provocativa, ya que abrió la puerta con un aspecto de fabuloso desaliño, su bata oscura entreabierta y nada debajo. Para ver su reacción, Jury preguntó:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las Posadas Malditas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las Posadas Malditas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Las Posadas Malditas»

Обсуждение, отзывы о книге «Las Posadas Malditas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x