Sophie Hannah - No es mi hija

Здесь есть возможность читать онлайн «Sophie Hannah - No es mi hija» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

No es mi hija: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «No es mi hija»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

No es mi hija es la historia de una mujer, Alice, que sale a dar un paseo poco después de haber dado a luz a su hija Florence. Al regresar, descubre que el bebé que está en la cuna no es su hija, a pesar de que su marido insiste en que está equivocada. A partir de ese momento empieza la agónica pesadilla de Alice para conseguir que alguien la crea y descubrir qué ha pasado con su bebé.

No es mi hija — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «No es mi hija», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Me has insultado. Así que puedes ir directa a la bañera.

– No.-Clavo mis uñas en mis palmas-. ¡No lo haré! Apártate y déjame ir al baño.

– Sabes, podría tomar medidas para asegurar que nunca vuelvas a ver a Florence -dice tranquilamente-. No sería difícil. Nada difícil.

– ¡No! Por favor, no puedes. ¡Promete que no harás eso! -El terror corre a través de mis venas, dispersándose por todas las células de mi cuerpo. Suena como si tuviera la intención de hacerlo.

– Puedo y te haré más daño del que tú puedes hacerme a mí, Alice. Mucho más. Recuerda eso. Puedo y lo haré.

– ¿Así que admites que sabes dónde está Florence, entonces? ¿Dónde está ella, David? Por favor, dímelo. ¿Está a salvo? ¿Dónde la escondes? ¿Con quién está?

Examina sus uñas en silencio. Quiero gritar y golpear mi cabeza contra la pared. La personalidad de mi marido se ha solidificado en esta nueva encarnación monstruosa. Se ha metido en el papel de torturador y lo está disfrutando. Quizás así es cómo sucede. Pienso en todas las atrocidades del mundo y los que las cometen. Tiene que haber alguna clase de explicación. Siempre la hay, para todo.

Incluso ahora, no puedo evitar esperar que las cosas mejoren. Quizás realmente estoy loca. Me imagino a David, como el único superviviente de una catástrofe natural, diciendo «No sé qué entró en mí». Si lo dijera de ese modo, en términos de una aberración, una posesión provisional por alguna fuerza destructiva, posiblemente lo podría perdonar. Todo el amor que he sentido por él aún está en mí, ondeando bajo la superficie, influyendo sutilmente en la textura de mis pensamientos, como un rugoso viejo tapiz bajo pintura nueva.

Sólo tengo que resistir hasta el viernes. Ahora que David ha hecho su espantosa amenaza, no me arriesgaré hasta entonces. Debo sacrificar mi orgullo y dignidad si esa es la única forma de proteger Florence. Mis piernas están temblando. Adrenalina desenfrenada arrasa mi cuerpo. Estoy sufriendo por la presión sobre mi vejiga y los intestinos.

– Bien- digo -. No lastimes a Florence. Haré todo lo que quieras.

David arruga su nariz a disgusto.

– ¿Lastimarla? ¿Estás sugiriendo que heriría a mi propia hija?

– No, lo lamento. Lo lamento todo. Dime qué quieres que haga.

Él parece tranquilo de momento.

– Quítate el pijama y entra en el baño -dice lentamente y con paciencia deliberada, como si yo fuera un idiota -. Y te quedarás ahí hasta que yo te diga.

Obedezco sus instrucciones, cantando una canción en mi cabeza para distraerme de lo que está sucediendo: Second-Hand Rose, una de las canciones que mi madre solía cantarme cuando era niña. Mis pies, mis tobillos y mis pantorrillas sienten el dolor por el frío cuando entro en el agua. David me dice que me siente. Lo hago, y mi corazón se sacude por el contraste. El agua congelada tiene el efecto que sabía que tendría -que David debe haber sabido que tenía- en mi cuerpo. Los sentimientos de dolor y humillación que me abruman son tan insoportables que por un momento no puedo respirar. Por primera vez en mi vida, entiendo por qué a veces la gente desea estar muerta.

Cuando oigo la voz de David otra vez, suena como si procediera de una gran distancia.

– Eres repugnante -dice. -Mírate. Mira lo que has hecho. Nunca he visto nada tan sucio en mi vida. ¿Qué puedes decir?

– Lo siento -tartamudeo. Los dientes castañean violentamente.

Está de pie por encima de mí con sus brazos plegados, mirándome, sacudiendo su cabeza y expresando impaciencia, deleitándose con mi vergüenza. Nunca debí haberme casado contigo. Siempre fuiste la segunda mejor después de Laura. ¿Sabías eso?

– Por favor déjame salir -susurro, temblando convulsivamente-. Me estoy congelando. Duele.

– Quiero que admitas que estás mintiendo sobre Florence -ordena David-. Quiero que digas a Mamá y a la policía que has inventado toda la historia. ¿Lo harás?

Entierro mi cara en mis rodillas. Me está pidiendo algo que no puedo hacer, pero me aterroriza decir que no si está planeando castigos peores que éste, en caso de que cumpla su amenaza de que nunca veré a Florence. Sospecho que, para David, todo el placer está en las propias amenazas, en el descanso psicológico que le proporcionan, pero no puedo arriesgarme.

Suspira y se sienta en la tapa de lavabo cerrada.

– Yo no soy un hombre violento, Alice. ¿Alguna vez he puesto un dedo sobre ti? ¿Violentamente, quiero decir?

– No.

– No. Y no soy un hombre irracional. No quiero tener que hacerte esto, pero me has dejado sin alternativas.

Continúa así por un tiempo, justificando sus acciones, interrumpiendo sus justificaciones para, de vez en cuando, insultarme y mofarse de mí. Cuando subo mis rodillas hasta mi pecho, me dice que no puedo hacerlo. Debo poner mis piernas estiradas contra el fondo de la tina. No debo cubrir mi pecho con mis brazos. Hago lo que me dice, pero además de eso intento no escucharlo. Escucho solamente el canturreo intimidatorio sin compasión de un hombre que, durante años, ha sido dominado por su madre. En mi mente veo la imagen de una flor atada a un tutor, para que crezca en una dirección establecida. Ése es David. Y ahora está ejercitando su poder, atiborrándose de él, como un hambriento que teme que ésta fuese su única oportunidad de comer.

No sé cuánto tiempo me hace sentarme en el agua helada, sucia. Hasta que apenas puedo sentir alguna sensación por debajo de mi cintura y mis piernas tienen una especie de color azul fantasmagórico. Me siento como un animal, peor que un animal. Soy una desgraciada. Es mi culpa que esto me haya pasado. No le pasa a la mayoría de las personas, a nadie más. No se puede caer más bajo. No puedo proteger a mi propia hija.

Al final David suspira, descorre el cerrojo de la puerta de cuarto de baño y dice:

– Bien, espero que hayas aprendido algo de esta experiencia. Es mejor que te limpies. Y también el baño. Recuerda, eres una invitada en la casa de mi madre.

Sale de la habitación, silbando.

Capítulo 24

8/10/03, 14.40 horas

Simon se dirigió con su coche a Spilling por la Carretera Silsford, y de Silsford siguió los carteles blancos de madera con letras negras por todo el camino hasta Hamblesford, el pueblo donde vivían los padres de Laura Cryer. Había dejado la sala del dic media hora antes de lo que había necesitado. Prefería esperar fuera de la casa de los Cryers, si fuera necesario, en lugar de pasar otro minuto en compañía de Charlie.

Ella había estado intentando acosarlo toda la mañana. «Apuesto que tiene pechos enormes y un lindo culito duro» había especulado sobre Suki Kitson, el amorcito extraoficial de Sellers. «Y, aceptémoslo, Stacey tenía dos críos. Sellers probablemente se sacudía dentro de ella como un pepinillo en conserva dentro del saco de un cartero.» Simon reconocía la amenaza en la voz de Charlie. Cuando su conversación se volvía anatómica, era el momento adecuado para salir huyendo. Charlie mencionaba partes del cuerpo femenino como una forma de llegar a Simon, lo cual le enfadaba y lo ponía nervioso.

Temía que fuera su manera de intentar recordarle, indirectamente, su cobardía indecorosa en la fiesta de Sellers.

Si no empezara pronto a comportarse más normalmente, tendría que hablar con Proust. Se suponía que Charlie era su sargento, sin embargo su rabia y su sarcasmo estaban haciendo imposible que se concentrara en su trabajo. Seguía teniendo que pensar en ese maldito extintor y su espuma húmeda para impedir que él mismo no le echara la bronca o le diese una bofetada en la cara a Charlie. Pero ¿Cómo habían llegado a esto?, pensaba, ¿Y por qué ahora? Simon no entendía qué había causado este deterioro repentino y rápido en su relación con Charlie. Hasta hace poco, y a pesar de cualquier tensión que existiera entre ellos, habían sido buenos amigos. Charlie era casi la única amiga de verdad de Simon, ahora que pensaba en ello no quería perderla. ¿Quién quedaba? ¿Sellers y Gibbs? ¿Cuán preocupados estarían si nunca lo volviesen a ver?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «No es mi hija»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «No es mi hija» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «No es mi hija»

Обсуждение, отзывы о книге «No es mi hija» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x