Colleen Mccullough - On, Off

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen Mccullough - On, Off» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

On, Off: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «On, Off»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El cuerpo de una mujer es hallado en uno de los centro de investigación neurológica más reputados del mundo. Es la primera víctima de una serie de asesinatos que tendrán lugar en el estado Connnecticut. El teniente Delmonicco se hace cargo del caso, y tendrá que actuar con rapidez para evitar futuros asesinatos. Todo apunta a que se trata de un asesino en serie, tal vez un miembro del centro. Son varios los investigadores que despiertan sus sospechas, por lo que Delmonicco solicitará la ayuda de la directora del centro para resolver el enigma.

On, Off — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «On, Off», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Qué está haciendo usted aquí? -preguntó, ofreciendo caballerosamente su mano a Desdemona para ayudarla a salir-. ¿Algún otro incidente?

– Se me ocurrió que tal vez necesitara compañía. ¿Qué tal es la comida de aquí? ¿Hacen hamburguesas para llevar?

– Hamburguesas para llevar no hay, pero comamos dentro. Se está caliente.

– Esta tarde hice lo que pude por el capitán Marciano -dijo ella mordisqueando una patata frita («chip», la llamaba ella) que sostenía entre sus dedos-, pero me llevó media hora localizarlos a todos. No conseguía encontrar a uno solo de los investigadores, de entrada, hasta que caí en la cuenta de que, por más que estuviéramos a uno de diciembre, arriba en la azotea hace calor y se está al resguardo del viento. Allí estaban todos, manteniendo una mesa redonda en torno a Eustace. No faltaba ni uno, y daban la impresión de no haberse movido del sitio en siglos.

– En siglos.

– En mucho rato.

– Lamento haberla hecho pasar por ese trago, pero no podía prescindir de un solo hombre mientras había esperanzas de encontrar a Francine.

– No pasa nada, le eché la culpa a usted. Muy mordazmente. -Cogió otra patata-. Desde que se corrió la voz de que tengo protección policial, me miran de otra manera. Casi todos creen que estoy haciendo teatro.

– ¿Haciendo teatro?

– Inventándomelo. Tamara dice que intento pescarle a usted.

Él sonrió.

– Qué plan más retorcido, Desdemona.

– Es una lástima que mi labor hecha jirones no arrojara ninguna pista.

– Bueno, está claro que es demasiado listo para dejarlas después de la primera vez. Entonces sabía que usted no pondría una denuncia.

Ella se estremeció.

– ¿Por qué me da la impresión de que cree que se trata del Monstruo?

– Porque es una pista falsa, mujer.

– ¿Quiere decir que no corro peligro?

– No he dicho eso. Los polis se quedan.

– ¿Es posible que él piense que yo sé algo?

– Tal vez sí, tal vez no. No hacen falta razones particulares para dejar una pista falsa, se trata únicamente de desviar la atención.

– Vayamos a su apartamento a ver al comisario en las noticias de la noche -dijo ella.

Después de un momento sonrió.

– El comisario da la impresión de ser un trozo de pan -dijo-. ¿No le pareció que toreó admirablemente a la listilla de la presentadora?

Carmine elevó las cejas.

– La próxima vez que le vea le diré que le parece un trozo de pan. Bonita expresión, pero su trozo de pan, en cierta ocasión, tomó un nido de ametralladoras alemán de doce hombres él sólito y salvó a toda una compañía. Entre otras cosas.

– Sí, alcanzo a adivinar esa parte de su personalidad también. Pero usted no va a mencionarme. Cuando le vea será en una reunión muy seria, porque la situación es muy seria. El Monstruo es realmente listo, y tal vez decir eso sea subestimarle.

– Es un montón de cosas, Desdemona. Listo… inteligente… loco… tal vez un genio. Lo que sé es que la fachada que presenta al mundo es totalmente verosímil. Nunca baja la guardia. Si lo hubiera hecho alguna vez, alguien se habría dado cuenta. Creo que puede ser un hombre casado cuya mujer no sospeche nada. Es más listo que el hambre, sí señor.

– Usted también es bastante listo, Carmine, pero tiene algo más a su favor. Es usted un bulldog. Una vez le ha hincado el diente a su presa, ya no la suelta. Al final, el sobrepeso que supone cargar con usted por todas partes acabará por agotarle.

El calor le invadió, aunque no sabría decir si era por el coñac o por el piropo; Carmine se pavoneó un poco para sus adentros, con mucho cuidado de que el resto de su persona no moviera una pestaña.

8

Jueves, 2 de diciembre de 1965

Al día siguiente, Francine Murray seguía desaparecida, y nadie más que sus padres dudaba de que la había atrapado el Monstruo. Ah, los padres lo sabían también, pero ¿cómo puede el corazón humano vivir en ese océano de dolor devastador mientras le quede otra alternativa? Una vez había ido a una fiesta en casa de una amiga sin avisarles…

Simplemente se le olvidó, pero había ocurrido. De modo que aguardaban y rezaban, esperando contra toda esperanza que Francine entrara dando brincos por la puerta.

Cuando Carmine volvió a su despacho, a las cuatro de la tarde, no había sacado nada en limpio de una mañana hablando con gente, incluido el personal del Hug. Dos meses con el caso, y nada de nada. Sonó su teléfono.

– Delmonico.

– Teniente, soy Derek Daiman, del instituto Travis. ¿Podría usted venir aquí de inmediato?

– Estaré allí en cinco minutos.

Derek Daiman, pensó Carmine, sería probablemente el último profesor en marcharse del Travis cada día; ocuparse de su gigantesca y políglota criatura debía de darle muchos quebraderos de cabeza, pero se las arreglaba para dirigirla bien.

Estaba de pie tras las puertas del edificio principal del Travis, pero en el instante en que el Ford se detuvo en el patio, salió afuera, bajó corriendo las escaleras y fue hacia el coche.

– No le he dicho nada a nadie, teniente, tan sólo le pedí al estudiante que hizo el descubrimiento que se quedara donde estaba.

Carmine le siguió; doblaron la esquina izquierda del bloque principal y se acercaron a una estructura desangelada, semejante a un cobertizo, adosada a la pared lateral de ladrillo a través de un breve pasadizo que daba a sus ventanas casi tres metros de aire y luz, además de una vista del revestimiento metálico pintado de beige.

La educación era responsabilidad municipal; las ciudades como Holloman, lastradas por una población en rápida expansión en sus zonas más pobres, se esforzaban por proporcionar unas instalaciones adecuadas. Así fue como surgió el cobertizo, un hangar que contenía una pista de baloncesto y tribunas de espectadores, y en el extremo más alejado aparatos de gimnasia: potros, anillas colgadas del techo, barras paralelas y lo que parecían ser dos postes y un listón cruzado para saltos de altura o con pértiga. En el lado derecho, un segundo gimnasio parecía el reflejo de éste, aunque una piscina con sus tribunas ocupaba el lugar de la pista de baloncesto, y había además una zona en un extremo dedicada al boxeo, la lucha y la musculación. Las chicas allí, a ejecutar gráciles saltos, y los chicos allá, a zurrar la badana a sacos de boxeo.

Aunque entraron en el gimnasio por el patio, podían hacerlo igualmente por el edificio; el corto pasadizo facilitaba a los estudiantes un acceso directo, imprescindible los días de lluvia, pero que tenía también su puerta.

Derek Daiman condujo a Carmine más allá de la pista de baloncesto y sus tribunas, hacia el gimnasio del fondo, dotado a ambos lados de banquetas junto a lo que parecían grandes taquillas de madera. Él usaba el término que solían darle en el ejército; en el instituto, creía recordar, las llamaban simplemente cajas. Junto a la última taquilla del lado del pasillo se hallaba de pie un joven negro, alto, de aspecto atlético, con la cara surcada de lágrimas.

– Teniente, éste es Winslow Searle. Winslow, dile al teniente Delmonico lo que has encontrado.

– Esto -dijo el chico, alzando en la mano una chaqueta rosa como un caramelo de fresa-. Pertenece a Francine. Lleva su nombre, ¿lo ve?

Podía leerse FRANCINE MURRAY, bordado a máquina, en la recia tira que permitía colgar la chaqueta de un gancho.

– ¿Dónde estaba, Winslow?

– Ahí dentro, embutida dentro de una de las colchonetas, con un puño asomando.

Winslow levantó la tapa de la taquilla para mostrar que contenía aún dos colchonetas de gimnasia, enrollada una, plegada la otra de cualquier manera.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «On, Off»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «On, Off» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Credo trzeciego tysiąclecia
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «On, Off»

Обсуждение, отзывы о книге «On, Off» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x