• Пожаловаться

Mary Clark: Última Oportunidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Mary Clark: Última Oportunidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Детектив / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Mary Clark Última Oportunidad

Última Oportunidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Última Oportunidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"Sterling Brooks no ha tenido una vida ejemplar. Por ello lleva esperando más de cincuenta años en la antesala del cielo. Unos días antes de Navidad, el consejo celestial decide proponerle un trato: entrará en el cielo si antes consigue hacer una buena obra en la tierra. Se trata de su última oportunidad. No le especifican cuál es su misión, y de pronto se ven en pleno Rockefeller Center, en medio de una multitud de patinadores, en busca de alguien que necesite un ángel. Así encuentra a Marissa, una niña de siete años, apenada por la desaparición de su padre y su abuela, que se han visto obligados a…"

Mary Clark: другие книги автора


Кто написал Última Oportunidad? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Última Oportunidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Última Oportunidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La joven parecía extasiada.

– Soy muy feliz-. Susurró.

Sterling se alejó de allí meneando la cabeza.

Eso en mis tiempos no se podía ni imaginar, pensó. Un tanto desanimado, se acercó a la barandilla que rodeaba la pista de patinaje. La música estaba terminando y los patinadores se dirigían a la salida. Vio a una niña que daba un último giro sobre el hielo. Lo hace muy bien, pensó.

Un instante después la niña levantó la vista, y Sterling vio que hacía esfuerzos por contener las lágrimas. Sus miradas se encontraron. ¿Podrá verme?, se preguntó. No podía decirlo con seguridad, pero tenía la certeza de que la niña se había fijado en él, y que le necesitaba. Mientras la observaba alejarse lentamente por la pista, con los hombros visiblemente caídos, no le cupo duda de que era a ella a quien le habían enviado a ayudar.

La niña se puso los zapatos y luego se dirigió hacia las escaleras. Por un momento, Sterling la perdió de vista, pero enseguida la alcanzó cuando ella estaba subiendo a un autobús con la inscripción MADISON VILLAGE SCHOOLS que estaba esperando en la calle Cuarenta y nueve. Ah, pensó, así que van a Long Island. Oyó que la profesora llamaba Marissa a la que sin duda era la alumna más pequeña del grupo. Marissa fue directamente hasta el fondo del vehículo y se sentó sola en el último asiento.

Cada vez más a gusto, sabiendo que nadie podía verle, siguió a la niña hasta el autobús y se sentó en el asiento del otro lado del pasillo. Ella miró hacia donde se encontraba él en varias ocasiones, como si fuera consciente de su presencia.

Sterling se acomodó. Iba por buen camino.

Miró de reojo a Marissa, que se había apoyado en la ventanilla y tenía los ojos cerrados. ¿Qué era lo que tanto abrumaba a la chiquilla? ¿En qué estaba pensando?

Sterling se moría de ganas de saber qué ocurría en su casa.

– Es increíble. Otra Navidad con mamá a tantos kilómetros de aquí. -Eddie Badgett estaba a punto de llorar- Echo de menos mi tierra, echo de menos a mamá. Quiero verla.

Su rostro rubicundo se desdibujó en una expresión de congoja. Pasó los dedos por su espesa mata de cabellos grises.

La Navidad había puesto a Eddie en un estado de tristeza que todo su dinero, acumulado gracias a la usura, no podía borrar.

Estaba hablando con su hermano Junior, que, con cincuenta y cuatro años, era tres más joven que Eddie. A Junior lo habían bautizado como a su padre, que había pasado media vida encarcelado en una malsana prisión de Valonia, un diminuto país fronterizo con Albania.

Los hermanos se encontraban en una habitación que su carísimo decorador había bautizado ampulosamente como «la biblioteca» y llenado de libros que ninguno de los hermanos tenía la menor intención de leer.

La mansión, situada en doce acres de la dorada costa norte de Long Island, era un tributo a la capacidad de los hermanos Badgett para privar a otros seres humanos de sus bien ganados capitales.

Su abogado, Charlie Santoli, se encontraba con ellos en la biblioteca, sentado a una recargada mesa de mármol con el maletín al lado y una carpeta abierta ante él.

Santoli, un individuo aseado y menudo de sesenta y tantos años, con una desafortunada tendencia a completar su higiene diaria con dosis exageradas de colonia Manly Elegance, miró a los hermanos con su habitual mezcla de desdén y temor.

A menudo pensaba que aquellos dos le recordaban a una pelota de baloncesto y un bate de béisbol. Eddie era bajo, rechoncho, duro, redondo.

Junior era alto, flaco, recio. Y siniestro: podía enfriar toda una habitación con su sonrisa, o incluso con la mueca que él consideraba un gesto amable.

Charlie tenía la boca seca. Su deber era decirles a los hermanos Badgett que no había sido posible conseguir otro aplazamiento de su juicio por estafa, usura, incendio provocado e intento de asesinato. Lo cual quería decir que Billy Campbell, el famoso y apuesto cantante de rock de treinta años, y su glamurosa madre, la antigua cantante de cabaret Nor Kelly, propietaria de un conocido restaurante, tendrían que salir de su escondite y comparecer ante los tribunales. Su testimonio llevaría a Eddie y a Junior a sendas celdas que estos podrían decorar con fotos de su mamá, porque a ella no la iban a ver nunca más. Pero Santoli sabía que, incluso estando en prisión, se las apañarían para que Billy Campbell no volviera a cantar una sola nota más y para que su madre, Nor Kelly, no tuviera un solo cliente más en su establecimiento.

– Te da miedo hablar con nosotros -gruñó Junior-, pero será mejor que empieces. Somos todo oídos.

– Sí -careó su hermano Eddie al tiempo que se enjugaba los ojos y se sonaba la nariz-, somos todo oídos.

Madison Village estaba varias salidas después de Syosset por la autopista de Long Island.

En el aparcamiento de la escuela, Sterling bajó del vehículo con Marissa. Estaba nevando. Un tipo de unos cuarenta años, de pelo rubio y ralo -alto y larguirucho, de esos que la madre de Sterling habría llamado «un largo trago de agua»-llamó a Marissa y le hizo señas.

– Ven aquí, cariño. Date prisa. ¿No llevas gorro? Vas a pillar un catarro.

Sterling oyó rezongar a Marissa mientras corría hacia un sedán beige que estaba entre otra media docena de coches, que a Sterling le parecieron más bien camiones. En la autopista se había fijado en que abundaban. Se encogió de hombros: otro de los cambios de estos últimos cuarenta y seis años.

Marissa dijo «Hola, Roy» al ocupar el asiento delantero. Sterling se acomodó en el de atrás, entre dos pequeños asientos que sin duda eran para niños muy pequeños. ¿Qué no se inventarán?, se preguntó. Cuando yo era un crío, mi madre me llevaba en sus rodillas y me dejaba coger el volante.

– ¿Cómo está nuestra patinadora olímpica? -preguntó Roy a Marissa. Sterling se dio cuenta de que procuraba ser simpático, pero Marissa no quería saber nada.

– Bien -respondió la niña sin el menor entusiasmo.

¿Quién es este tipo?, se preguntó Sterling. No puede ser su padre. ¿Un tío, quizá? ¿El novio de su madre?

– Ponte el cinturón, princesa -le aconsejó Roy en un tono excesivamente alegre.

¿Cariño? ¿Princesa? ¿Patinadora olímpica?

Este tipo es un empalagoso, pensó Sterling.

– Déjame en paz -suspiró Marissa.

Sobresaltado, Sterling observó la posible reacción de Roy. No hubo tal. Roy estaba totalmente pendiente de la carretera. Sus manos agarraban con fuerza el volante, y conducía muy por debajo del límite permitido.

– Patinando llegaría antes a casa -murmuró Marissa.

Sterling se sintió muy satisfecho de comprobar que no solo tenía la facultad de hacerse visible a ella a su antojo, sino que podía además leerle el pensamiento. Sin duda alguna, el Consejo Celestial le estaba proporcionando ciertas herramientas y poderes, pero dejándole que él mismo descubriera su alcance.

Estaba claro que no le iban a facilitar las cosas.

Se echó hacia atrás, consciente de que aun cuando no estaba allí en carne y hueso, se sentía claramente incómodo. Era la misma reacción que había tenido al tropezarse con aquella mujer en la pista de patinaje.

El resto de los siete minutos de trayecto hasta la casa transcurrieron básicamente en silencio, a excepción de la radio, que estaba sintonizada en una emisora que emitía una música muy lánguida.

Marissa se acordó de un día en que había puesto la radio del coche de su padre y había salido una canción suya.

– ¡Pero bueno! -Había dicho él- ¿Es que no te he enseñado a tener buen gusto en música?

– ¡Es la emisora que escucha Roy! -había exclamado ella, triunfante. Y los dos se habían reído.

– Nunca entenderé por qué tu madre decidió cambiarme a mí por él-había comentado su papá.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Última Oportunidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Última Oportunidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Última Oportunidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Última Oportunidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.