Dueñas, María - El tiempo entre costuras

Здесь есть возможность читать онлайн «Dueñas, María - El tiempo entre costuras» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Старинная литература, spa. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El tiempo entre costuras: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El tiempo entre costuras»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El tiempo entre costuras — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El tiempo entre costuras», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Recorrimos el largo pasillo agarradas del brazo, hablando entre susurros y sombras. Llegamos a su cuarto, cerró tras sí, y el recuerdo de Tetuán me invadió de pronto como una bocanada de aire africano. La alfombra berberisca, un farol moruno, los cuadros. Reconocí una acuarela de Bertuchi: las paredes encaladas de la morería, las rifeñas vendiendo naranjas, un mulo cargado, jaiques y chilabas y, al fondo, el alminar de una mezquita recortado sobre el cielo marroquí. Aparté la vista; no era momento para la nostalgia.

–Tengo que encontrar a Marcus Logan.

–Vaya, qué coincidencia. Él vino a verme hace unos días: quería saber de ti.

–¿Qué le dijiste? – pregunté alarmada.

–Sólo la verdad -dijo alzando la mano derecha como dispuesta a prestar juramento-. Que la última vez que te vi fue el año pasado en Tánger.

–¿Sabes cómo encontrarle?

–No. Quedó en que volvería a pasarse por El Galgo, nada más.

–¿Qué es El Galgo?

–Mi club -dijo con un guiño mientras se recostaba en la cama-. Un fantástico negocio que he abierto a medias con un amigo. Nos estamos forrando -remató con una carcajada-. Pero ya te contaré todo eso en otro momento, vamos a centrarnos ahora en cuestiones más urgentes. No sé dónde encontrar a Marcus, darling. No sé dónde vive ni tengo su número de teléfono. Pero ven, siéntate aquí a mi lado y cuéntame la historia, a ver si se nos ocurre algo.

Qué consuelo haber reencontrado a la Rosalinda de siempre. Extravagante e imprevisible, pero también eficaz, rápida y resolutiva aun en mitad de la noche. Una vez superada la sorpresa inicial y una vez que tuvo claro que mi visita tenía un objetivo concreto, no perdió el tiempo en preguntar inutilidades, ni quiso saber sobre mi vida en Madrid ni acerca de mis quehaceres a las órdenes de aquel Servicio Secreto a cuyos brazos ella misma me lanzó. Tan sólo entendió que había algo que resolver urgentemente y se dispuso a ayudarme.

Resumí la historia de Da Silva y lo que Marcus tenía que ver en ella. Nos mantuvimos alumbradas tan sólo por la luz tenue de una pantalla de seda plisada, acomodadas ambas en su gran cama. Aunque sabía que estaba contraviniendo las órdenes expresas de Hillgarth de no contactar con Rosalinda bajo ningún concepto, no me preocupó hacerla partícipe de los entresijos de mi misión: confiaba en ella con los ojos cerrados y era la única persona a la que podía acudir. Además, en cierta manera ellos mismos habían provocado que acabara buscándola: me habían enviado a Portugal tan desprotegida, tan sin asideros, que no tuve otra opción.

–Veo a Marcus muy de vez en cuando: a veces pasa por el club, en alguna ocasión hemos coincidido en el restaurante del hotel Aviz y un par de noches, igual que tú, nos cruzamos en el casino de Estoril. Siempre encantador, pero algo esquivo acerca de sus ocupaciones: nunca me ha dejado claro a qué se dedica ahora pero, desde luego, dudo mucho que sea al periodismo. Cada vez que nos encontramos, hablamos un par de minutos y nos despedimos con cariño prometiendo vernos más a menudo, pero nunca lo hacemos. No tengo idea de en qué anda metido, darling. Desconozco si sus asuntos son limpios o necesitan pasar por la lavandería. Ni siquiera sé si reside permanentemente en Lisboa, o va y viene a Londres o a algún otro sitio. Pero si me das un par de días, puedo intentar hacer averiguaciones.

–Creo que no hay tiempo. Da Silva ya ha dado instrucciones de que le quiten de en medio para dejar el camino libre a los alemanes. Tengo que avisarle cuanto antes.

–Ten cuidado, Sira. Tal vez él mismo esté metido en algo oscuro que tú desconozcas. No te han dicho qué tipo de negocios le unían a Da Silva y ha pasado mucho tiempo desde que convivimos con él en Marruecos; no sabemos qué ha sido de su vida desde que se marchó hasta ahora. Y, de hecho, tampoco supimos mucho entonces.

–Pero consiguió traer a mi madre…

–Fue un simple mediador y, además, lo hizo a cambio de algo. No fue un favor desinteresado, recuérdalo.

–Y sabíamos que era periodista…

–Eso suponíamos, pero la verdad es que nunca vimos publicada la famosa entrevista con Juan Luis que supuestamente fue el motivo que le llevó a Tetuán.

–Quizá…

–Ni tampoco el reportaje sobre el Marruecos español por el que se quedó allí durante todas aquellas semanas.

Había mil razones que podrían justificar todo eso y seguro que era fácil encontrarlas, pero no podía perder el tiempo con ellas. África era el ayer, Portugal el presente. Y el apremio estaba en el aquí y el ahora.

–Tienes que ayudarme a encontrarle -insistí saltando por encima de los recelos-. Da Silva ya tiene a su gente alerta, al menos hay que poner a Marcus sobre aviso; él sabrá qué hacer después.

–Por supuesto que voy a intentar localizarle, my dear, quédate tranquila. Pero sólo quiero pedirte que actúes con cautela y tengas en cuenta que todos hemos cambiado enormemente, que ninguno de nosotros es ya quien un día fue. En el Tetuán de hace unos años tú eras una joven modista y yo, la amante feliz de un hombre poderoso; mira ahora en qué nos hemos convertido, fíjate dónde estamos las dos y cómo hemos tenido que vernos. Marcus y sus circunstancias probablemente hayan cambiado también: es ley de vida, y más aún en estos tiempos. Y si sabíamos poco de él entonces, menos aún sabemos ahora.

–Ahora se dedica a los negocios, me informó el propio Da Silva.

Recibió mi explicación con una risa irónica.

–No seas ingenua, Sira. La palabra «negocios» en estos días es como un gran paraguas negro que puede tapar cualquier cosa.

–¿Me estás diciendo entonces que no debo ayudarle? – dije intentando no sonar confusa.

–No. Lo que estoy haciendo es aconsejarte para que tengas mucho cuidado y no arriesgues más de la cuenta, porque ni siquiera conoces con certeza quién es y en qué anda metido el hombre al que estás intentando proteger. Es curioso las vueltas que da la vida, ¿verdad? – continuó con una media sonrisa retirándose de la cara su eterna onda rubia-. El estaba loco por ti en Tetuán y tú te negaste a implicarte del todo con él a pesar de lo mucho que os atraíais los dos. Y ahora, después de tanto tiempo, por protegerle te arriesgas a que te desenmascaren, a jugarte la misión, y quién sabe si algo más, y todo ello en un país en el que estás sola y apenas conoces a nadie. Sigo sin entender por qué fuiste tan reacia a empezar con Marcus algo en serio, pero muy profundo debió de ser lo que dejó en ti cuando te estás exponiendo por él de esta manera.

–Te lo conté cien veces. No quise una nueva relación porque la historia de Ramiro todavía estaba reciente, porque aún tenía abiertas las heridas.

–Pero había pasado tiempo…

–No el suficiente. Me daba pánico volver a sufrir, Rosalinda, me daba tanto miedo… Lo de Ramiro fue tan doloroso, tan sangrante, tan, tan tremendo… Sabía que tarde o temprano Marcus también acabaría yéndose, no quería volver a pasar por aquello otra vez.

–Pero él nunca te habría dejado de esa manera. Antes o después habría vuelto, quizá tú podrías haberte ido con él…

–No. Tetuán no era su sitio, y sí lo era el mío, con mi madre a punto de llegar, dos denuncias a mi espalda y España aún en guerra. Yo estaba confusa, magullada y trastornada todavía por mi historia anterior, ansiosa por saber de mi madre y construyendo una personalidad falsa para ganar clientas en una tierra extraña. Levanté un muro para evitar enamorarme perdidamente de Marcus, es cierto. Y aun así, él consiguió traspasarlo. Se coló entre las rendijas y me alcanzó. No he vuelto a querer a nadie desde entonces, ni siquiera me he sentido atraída por ningún hombre en concreto. Su recuerdo me ha servido para hacerme fuerte y afrontar la soledad y, créeme, Rosalinda, he estado muy sola todo este tiempo. Y cuando pensaba que no volvería a verle más, la vida me lo ha puesto en el camino en el peor de los momentos. No pretendo rescatarle ni tender un puente sobre el pasado para retomar lo perdido, sé que eso es imposible en este mundo de locos en que vivimos. Pero, si al menos puedo ayudarle a que no acaben con él en cualquier esquina, tengo que intentarlo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El tiempo entre costuras»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El tiempo entre costuras» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El tiempo entre costuras»

Обсуждение, отзывы о книге «El tiempo entre costuras» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x