Carlos Fuentes - Cambio De Piel

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Fuentes - Cambio De Piel» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cambio De Piel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cambio De Piel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Domingo de Ramos de 1965 cuatro personajes inician un viaje hacia Veracruz y se detienen en Cholula, ciudad de las pirámides aztecas. En el laberinto de sus galerías se internarán las dos parejas, como en un descenso a los infiernos, que concluirá con una tragedia ritual inesperada. `Ficción total` en palabras del propio autor, `Cambio de piel` indaga en el mito del México prehispánico y en el holocausto europeo a través de la memoria de sus protagonistas para decirnos que, en definitiva, todas las violencias son la misma violencia. Un retrato del hombre de nuestro siglo, atormentado por las dudas sobre el presente, la carga del pasado y el miedo del porvenir.

Cambio De Piel — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cambio De Piel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– La recuerdo también porque tratando de distinguir sus facciones me di cuenta de mí miopía. Oh come on.

Debiste guiñar para distinguir, débilmente, las cejas espesas, los labios pequeños y precisos, llenos, dibujados; los ojos de almendra, la nariz levantada, el mentón un poco saliente. Por ella fuiste al oculista y te sentó frente a las letras negras y supiste que tenías una dioptría y media en el ojo izquierdo. Pensaste que a Javier le daría risa verte con los anteojos de carey, cuando regresaste a almorzar. Sólo lo sorprendiste. Te pidió, con una mueca mal disimulada, que no los usaras en la calle.

– ¿Y en el cine?

– Tampoco.

– ¿Y para ver mejor a la muchacha de enfrente?

Javier enmudeció. Te miró como si hubieses violado su secreto más íntimo.

– Me miraste como si sólo tú hubieras estado observando a la muchacha durante todas esas semanas, como si ella fuese tu propiedad. Yo debía mirar, ¿qué cosa?, ¿eh? ¿Qué se suponía que yo debía mirar, eh?

Las ramas desnudas de los árboles. El paso de los autobuses. Quizás al portero polaco. Ver a la muchacha era el privilegio de Javier.

A ella le dirías en secreto las palabras que no escribiste, las palabras que me dijiste sin pronunciarlas. A la desconocida, intocable, lejana imagen de soberbia y soledad, hecha tuya en algo más que la imaginación, como creí entonces. Ship ahoy. En el revés del deseo, ¿qué tal? En el deseo sin deseo. ¿Me entiendes? ¿Me oyes?

No quisiste admitir la verdad. Reíste. Te pusiste el suéter amarillo y saliste al balcón. Javier te siguió. Tú pediste que jugaran con la desconocida. Que se entretuvieran imaginando su nombre, su ocupación, su estado civil, sus esperanzas.

– Hablaste, Ligeia, hablaste mucho. ¿Nombre de la heroína? ¿De cuál libro? Ulalume, Berenice, ¿otra vez Ligeia? Aurelia, Mirto, divina encantadora, Paquita la de los ojos de oro, ¿otra vez Ligeia? -y en otro estilo, Becky, Jane, Tess… ¿Quién sería su héroe? Las heroínas de los poemas sólo tienen un héroe, el que las nombra. Pero las de las novelas… Me pediste que me disfrazara ya. ¡Qué repertorio! Sombrío Heathcliff para Cathy o ridículo Coronel Crawley para Becky o frívolo De Marsay para Paquita… ¿Javier, nombre de héroe? A volar, Supermán. Le dijiste que podía volar del balcón a la ventana y descubrir si era prostituta, vicetiple del teatro Maipo, estudiante de química, rentista, mucama de casa elegante, institutriz, profesora de yiddish. Sí, Rebeca, Miriam, Sara, era una belleza judía, a pesar de la naricilla levantada: era una judía oscura; podían ver las gotas de su sudor azul, en las sienes, en los sobacos, en los labios, en la división de los pechos: una judía negra.

– …para completar la dualidad trunca, yo la judía rubia, la judía sajona, Miriam la muchacha de enfrente, una hebrea de orgasmos negros, casada, entretenida, viuda, soltera. El descubrimiento de América. Bullshit.

Ahora, con tus anteojos, podías verla sudar. Más de cerca, podrías verla sucia, a pesar de sus afeites, con el pelo sin lavar, con caspa, con grasa.

Acércate. No, no a mí. A ella. Búscala. Sólo hay una acera entre los dos, un campanazo, un elevador. Land ahoy. Tráela. O no la traigas. Pero cuéntame. Cuéntame cómo amarías hoy a una mujer.

Javier se levantó del sofá, le dio la espalda a Miriam, y Miriam, como si le llegara una señal invisible, corrió sus cortinas azules para vestirse, para desvestirse, para recibir un amante, para dormir la siesta. No salieron más al balcón. Esperaron a que el follaje brotara de nuevo: la primavera, el fin de la temporada, la clausura del Teatro Colón, los abrigos envueltos en bolas de naftalina y guardados en la parte alta del closet, los estampados a la tintorería, Perón en el poder, Eva en los balcones de la Plaza de Mayo, los slogans cantados en las manifestaciones, mi general qué grande sos, mi general, cuánto vales: los tilos empezaban a reverdecer, iban ocultando la visión de los edificios.

Javier, te apuesto a que no recuerdas más quiénes eran los generales Rawson, Ramírez y Farrel. ¿A que no?

– ¡Qué más da! Recuerdo sus uniformes y me río.

Pero no tanto como para impedir que una tarde lo vieras de pie en el balcón, mirando hacia la ventana de Miriam. La cortina azul había desaparecido. Del otro lado de la ventana abierta, sólo había un cuarto vacío. Los cuartos vacíos parecen más grandes, más claros que los habitados. Las sombras de los muebles, de los retratos, de la ropa arrojada sobre la cama, han desaparecido. Como por arte de brujería.

Aquí lo trae el periódico por si no quieres creerlo. Mistress Jane, la hija del acaudalado burgués Robert Throckmorton, residente de Warboys, ha sufrido violentos ataques a la edad de diez años. Estornuda durante media hora y después se desmaya con los ojos abiertos. Luego el estómago se le inflama y nadie puede tenerla recostada; a veces sacude una pierna, luego la otra. Una vecina de setenta y seis años, Mrs. Alice Samuel, pasa a visitar a la familia y saluda a la enferma en su recámara y Jane dice: Mira a la bruja sentada allí. ¿Han visto a una con más aspecto de bruja? Quítenle el gorro a la bruja. El señor y la señora Throckmorton no hacen caso de esta actitud y los médicos siguen visitando a la pequeña Jane. Pero dos meses después, las cuatro hermanas de Jane -la menor tiene nueve años, la mayor quince- muestran síntomas idénticos; y después de ellas, siete criados empiezan a estornudar y a gritar y a sacudir las extremidades. Uno de los médicos admite que se trata de un caso de brujería y los padres confrontan a sus hijos con la anciana vecina, Mrs. Samuel. Las niñas comienzan a gritar, arrojándose al suelo con extraños tormentos y arañando las manos de la señora Samuel. Al principio, las niñas sólo tenían ataques cuando la señora Samuel era llevada ante ellas; después, los continuaron a toda hora, gritando que sólo la presencia de la señora las aliviaba un poco. Los padres secuestraron a la señora y la obligaron a vivir con las niñas, aunque negándole los alimentos, y las niñas atormentaban a la señora y le preguntaban si no podía ver las formas que corrían, saltaban y jugueteaban por el cuarto. En septiembre de 1590, Lady Cromwell, la dama más distinguida del condado, visitó a la familia y, al ver a la anciana, la declaró bruja, le quitó el bonete de un golpe y ordenó que se le quemara la cabellera. La anciana lloró y después se supo que Lady Cromwell sufría pesadillas, que su salud empeoraba, y, finalmente, que había muerto en julio de 1592. Las niñas continuaron sufriendo ataques hasta la navidad de ese mismo año, cuando la señora Samuel les rogó que se comportaran. Los ataques cesaron. Los padres ya no tuvieron dudas. La propia Mrs. Samuel dejó de creer en su inocencia y pidió perdón a los amos. Por fin, el pastor Dorrington logró que la señora confesara. Pero al día siguiente, después de descansar, Mrs. Samuel se retractó. Fue entregada a la policía y juzgada mientras las niñas Throckmorton la acusaban, continuaban sus ataques e insinuaban que la Madre Samuel era responsable de la muerte de Lady Cromwell. Exaltadas por la aventura insólita, presas de una risa nerviosa, cómplices de miradas maliciosas, las niñas Throckmorton no descansaron hasta que la Madre Samuel confesó y aceptó todos los cargos, incluso el de conocimiento carnal del demonio. Pero al sugerírsele que, para evadir la horca, confesara su preñez por juntamiento con Satanás, la anciana se colocó la cuerda al cuello y exclamó: “Seré bruja, pero no puta”.

– Conozco estos sortilegios, dijo Medea. ¿Has terminado?

– No. Cerramos la puerta. Ulrich ya había abierto el refrigerador. Asentí. Recogimos el cuerpo. Lo despojamos del edredón que lo envolvía y lo pusimos de pie. Vestía una camisa de noche larga, demasiado larga. En vida, debió haberse tropezado con esas colas más largas que sus piernas. Lo enderezamos. Con esfuerzo, logramos que sus brazos se despegaran de la postura del sueño; los sujetamos contra sus caderas con cuerdas, aunque la cabeza se negó a adoptar una postura más noble y quedó recargada contra el hombro. Le cerramos los párpados primero y luego las quijadas, amarrándole un pañuelo al cráneo. Yo saqué rápidamente el trozo de queso, las dos cervezas y las lechugas que se enfriaban allí. Y Herr Urs von Schnepelbrucke entró, con las piernas levemente arqueadas, pero por lo demás bastante digno y erecto, a su frío sarcófago. Cerramos la puerta y suspiramos. Dame un cigarrillo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cambio De Piel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cambio De Piel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Carlos Fuentes - Chac Mool
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - En Esto Creo
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - Vlad
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - Hydra Head
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - Christopher Unborn
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - Instynkt pięknej Inez
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - La cabeza de la hidra
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - Inquieta Compañia
Carlos Fuentes
Carlos Fuentes - La Frontera De Cristal
Carlos Fuentes
Отзывы о книге «Cambio De Piel»

Обсуждение, отзывы о книге «Cambio De Piel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x