Mario Llosa - Conversación En La Catedral

Здесь есть возможность читать онлайн «Mario Llosa - Conversación En La Catedral» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Conversación En La Catedral: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Conversación En La Catedral»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Zavalita y el zambo Ambrosio conversan en La Catedral. Estamos en Perú, durante el ochenio dictatorial del general Manuel A. Odría. Unas cuantas cervezas y un río de palabras en libertad para responder a la palabra amordazada por la dictadura.Los personajes, las historias que éstos cuentan, los fragmentos que van encajando, conforman la descripción minuciosa de un envilecimiento colectivo, el repaso de todos los caminos que hacen desembocar a un pueblo entero en la frustración.

Conversación En La Catedral — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Conversación En La Catedral», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Durante el almuerzo el senador le hizo bromas, ¿la hija de Zavala todavía no te daba bola, pecoso?, y él se ruborizó: ya le estaba dando su poquito, papá. Eres una criatura para tener enamorada, dijo su vieja, que se dejara de adefesios todavía. Qué ocurrencia, ya está grande, dijo el senador, y además la Teté era una linda chiquilla. No des tu brazo a torcer, pecoso, a las mujeres les gustaba hacerse de rogar, a él le había costado un triunfo enamorar a la vieja, y la vieja muerta de risa. Sonó el teléfono y el mayordomo vino corriendo: su amigo Santiago, niño. Tenía que verlo urgente, pecoso. ¿A las tres en el Cream Rica de Larco, flaco? A las tres en punto, pecoso. ¿Tu cuñado iba a sacarte la mugre si no dejabas en paz a la Teté, pecoso?, sonrió el senador, y Popeye pensó qué buen humor se gasta hoy. Nada de eso, él y Santiago eran adúes, pero la vieja frunció el ceño: a ese muchachito le falla una tuerca ¿no? Popeye se llevó a la boca una cucharadita de helado, ¿quién decía eso?, otra de merengue, a lo mejor lo convencía a Santiago de que fueran a su casa a oír discos y de que llamara a la Teté, sólo para conversar un rato, flaco. Se lo había dicho la misma Zoila en la canasta del viernes, insistió la vieja. Santiago les daba muchos dolores de cabeza últimamente a ella y a Fermín, se pasaba el día peleando con la Teté y con el Chispas, se había vuelto desobediente y respondón. El flaco se había sacado el primer puesto en los exámenes finales, protestó Popeye, que más querían sus viejos.

– No quiere entrar a la Católica sino a San Marcos -dijo la señora Zoila-. Eso lo tiene hecho una noche a Fermín.

– Yo lo haré entrar en razón, Zoila, tú no te metas -dijo don Fermín-. Está en la edad del pato, hay que saber llevarlo. Riñéndolo, se entercará más.

– Si en vez de consejos le dieras unos cocachos te haría caso -dijo la señora Zoila-. El que no sabe educarlo eres tú.

– Se casó con ese muchacho que iba a la casa -dice Santiago-. Popeye Arévalo. El pecoso Arévalo.

– El flaco no se lleva bien con su viejo porque no tienen las mismas ideas -dijo Popeye.

– ¿Y qué ideas tiene ese mocoso recién salido del cascarón? -se río el senador.

– Estudia, recíbete de abogado y podrás meter tu cuchara en política -dijo don Fermín- ¿De acuerdo, flaco?

– Al flaco le da cólera que su viejo ayudara a Odría a hacerle la revolución a Bustamante -dijo Popeye-. Él está contra los militares.

– ¿Es bustamantista? -dijo el senador-. Y Fermín cree que es el talento de la familia. No debe ser tanto, cuando admira al calzonazos de Bustamante.

– Sería un calzonazos, pero era una persona decente y había sido diplomático -dijo la vieja de Popeye-. Odría, en cambio, es un soldadote y un cholo.

– No te olvides que soy senador odriísta -se rio el senador-. Así que déjate de cholear a Odría, tontita.

– Se le ha metido entrar a San Marcos porque no le gustan los curas, y porque quiere ir donde va el pueblo -dijo Popeye-. En realidad, se le ha metido porque es un contreras. Si sus viejos le dijeran entra a San Marcos, diría no, a la Católica.

– Zoila tiene razón, en San Marcos perderá las relaciones -dijo la vieja de Popeye-. Los muchachos bien van a la Católica.

– También en la Católica hay cada indio que da miedo, mamá -dijo Popeye.

– Con la plata que está ganando Fermín ahora que anda de cama y mesa con Cayo Bermúdez, el mocoso no va a necesitar relaciones -dijo el senador-. Sí, pecoso, anda nomás.

Popeye se levantó de la mesa, se lavó los dientes, se peinó y salió. Eran sólo las dos y cuarto, mejor iba haciendo tiempo. ¿No somos patas, Santiago?, anda, dame un empujoncito con la Teté. Subió por Larco pestañeando por la resolana y se detuvo a curiosear las vitrinas de la Casa Nelson: esos mocasines de gamuza con un pantaloncito marrón y esa camisa amarilla, bestial. Llegó al Cream Rica antes que Santiago, se instaló en una mesa desde la que podía ver la avenida, pidió un milk-shake de vainilla. Si no lo convencía a Santiago de que fueran a oír discos a su casa irían a la matiné o a timbear donde Coco Becerra, de qué querría hablarle el flaco. Y en eso entró Santiago, la cara larga, los ojos como afiebrados: sus viejos la habían botado a la Amalia, pecoso. Acababan de abrir la sucursal del Banco de Crédito, por las ventanas del Cream Rica, Popeye veía cómo las puertas tumultuosas se tragaban a la gente que había estado esperando en la vereda. Hacía sol, los Expresos pasaban repletos, hombres y mujeres se disputaban los colectivos en la esquina de Shell. ¿Por qué habían esperado hasta ahora para botarla, flaco? Santiago encogió los hombros, sus viejos no querían que él se diera cuenta que la botaban por lo de la otra noche, como si él fuera tonto. Parecía más flaco con esa cara de duelo, los pelos retintos le llovían sobre la frente.

El mozo se acercó y Santiago le señaló el vaso de Popeye, ¿también de vainilla?, sí. Por último qué tanto, lo animó Popeye, ya encontraría otro trabajo, en todas partes necesitaban sirvientas. Santiago se miró las uñas: la Amalia era buena gente, cuando el Chispas, la Teté o yo estaban de mal humor se desfogaban requintándola y ella nunca nos acusó a los viejos, pecoso. Popeye removió el milk-shake con la cañata, ¿cómo te convenzo de que vayamos a oír discos a tu casa, cuñado?, sorbió la espuma.

– Tu vieja le fue a dar sus quejas a la senadora por lo de San Marcos -dijo.

– Puede ir a darle sus quejas al rey de Roma -dijo Santiago.

– Si tanto les friega San Marcos, preséntate a la Católica, qué más te da -dijo Popeye-. ¿O en la Católica exigen más?

– A mis viejos eso les importa un pito -dijo Santiago-. San Marcos no les gusta porque hay cholos y porque se hace política, sólo por eso.

– Te has puesto en un plan muy fregado -dijo Popeye-. Te las pasas dando la contra, rajas de todo, y te tomas demasiado a pecho las cosas. No te amargues la vida por gusto, flaco.

– Métete tus consejos al bolsillo -dijo Santiago.

– No te las des tanto de sabio, flaco -dijo Popeye-. Está bien que seas chancón, pero no es razón para creer que todos los demás son unos tarados.

Anoche lo trataste a Coco de una manera que no sé cómo aguantó.

– Si a mí no me da la gana de ir a misa, no tengo por qué darle explicaciones al sacristán ése -dijo Santiago.

– O sea que ahora también te las das de ateo -dijo Popeye.

– No me las doy de ateo -dijo Santiago-. Que no me gusten los curas no quiere decir que no crea en Dios.

– ¿Y qué dicen en tu casa de que no vayas a misa? -dijo Popeye-. ¿Qué dice la Teté, por ejemplo?

– Este asunto de la chola me tiene amargo, pecoso -dijo Santiago.

– Olvídate, no Seas bobo -dijo Popeye-. A propósito de la Teté, por qué no fue a la playa esta mañana.

– Se fue al Regatas con unas amigas -dijo Santiago-. No sé por qué no escarmientas.

– El coloradito, el de las pecas -dice Ambrosio-. El hijito del senador don Emilio Arévalo claro. ¿Se casó con él?

– No me gustan los pecosos ni los pelirrojos -hizo una morisqueta la Teté-. Y él es las dos cosas. Uy, qué asco.

– Lo que más me amarga es que la botaran por mi culpa -dijo Santiago.

– Más bien di culpa del Chispas -lo consoló Popeye-. Tú ni sabías lo que era yobimbina.

Al hermano de Santiago le decían ahora sólo Chispas, pero antes, en la época en que le dio por lucirse en el Terrazas levantando pesas, le decían Tarzán Chispas. Había sido cadete de la Escuela Naval unos meses y cuando lo expulsaron (él decía que por haberle pegado a un alférez) estuvo un buen tiempo de vago, dedicado a la timba y al trago y dándoselas de matón. Se aparecía en el óvalo de San Fernando y se dirigía amenazador a Santiago, señalándole a Popeye, a Toño, a Coco o a Lalo: a ver, supersabio, con cuál de ésos quería medir sus fuerzas. Pero desde que entró a trabajar a la oficina de don Fermín se había vuelto formal.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Conversación En La Catedral»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Conversación En La Catedral» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Conversación En La Catedral»

Обсуждение, отзывы о книге «Conversación En La Catedral» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x