John Irving - Una mujer difícil

Здесь есть возможность читать онлайн «John Irving - Una mujer difícil» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una mujer difícil: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una mujer difícil»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nacida para sustituir, en cierto modo, a dos hermanos muertos en un accidente, Ruth Cole vive una infancia muy especial. En el verano de 1958, cuando ella tiene cuatro años, Marion, su madre, tras una tórrida aventura con un jovencito de dieciséis, abandona el hogar. Ruth se queda con su padre, con el que mantiene una relación de amor-odio marcada por la rivalidad. Pero, andando el tiempo, a sus treinta y seis años, Ruth se ha convertido en una mujer atractiva y en una escritora de éxito, y, pese a su personalidad compleja y difícil, cuatro años después no sólo se ha casado, sino que tiene un hijo, enviuda y, por si fuera poco, se enamora por primera vez. Lo que no podía prever era la reaparición de la inquietante Marion…

Una mujer difícil — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una mujer difícil», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Llegó a la conclusión de que lo mejor que podía hacer era quitarse la chaqueta y la camisa y escurrirlas. También escurrió el agua de la corbata, pero cuando volvió a vestirse, vio las extraordinarias arrugas que se habían formado en la camisa y la corbata, y que la camisa, antes blanca, era ahora de un rosa jaspeado y desvaído. Se miró las manos, manchadas con la tinta roja de la pluma que usaba para hacer correcciones (la llamada favorita del maestro) e, incluso antes de mirar en el interior de la cartera, supo que las correcciones en rojo del texto de su presentación primero se habrían desleído y luego convertido en manchas rosadas sobre las páginas húmedas

En efecto, cuando examinó las páginas de su presentación, vio que todas las correcciones manuscritas habían desaparecido o vuelto borrosas hasta resultar irreconocibles, y que el texto, ahora sobre un fondo rosa, era notablemente menos claro de lo que había sido. Al fin y al cabo, antes resaltaba en una página limpia y blanca

El peso del puñado de monedas le torcía la chaqueta. En el baño no había papelera, por lo que, confiando en que aquello fuese la culminación de su insensata conducta durante aquel día, arrojó a la taza toda la calderilla. Después de que tirase de la cadena y el agua se aclarase, comprobó con su resignación habitual que las monedas de veinticinco centavos seguían en el fondo de la taza

Ruth usó el lavabo después de Eddie. Cuando él la seguía hacia el fondo del escenario, y mientras los demás iban a mezclarse con el público y buscar sus asientos, la escritora le miró por encima del hombro y le dijo:

– Un curioso sitio para convertirlo en pozo de los deseos, ¿verdad?

Eddie tardó unos instantes en comprender que se refería a las monedas que se habían quedado en la taza del water. Ignoraba, naturalmente, si ella sabía que se trataba de su dinero. Entonces Ruth le habló de una manera más directa y sin malicia.

– Espero que cuando termine esto cenemos juntos. Así tendremos ocasión de hablar

Los latidos del corazón de Eddie se aceleraron. ¿Quería decir que iban a cenar solos? Incluso él sabía que no podía esperar tal cosa. Cenarían con Karl, Melissa y, sin duda, con el campechano nuevo editor de Random House y sus manazas tan proclives a tomarse ciertas familiaridades. De todos modos, tal vez podría estar un momento a solas con ella. De lo contrario, le propondría otro encuentro más íntimo

Sonreía estúpidamente, pasmado por el atractivo -o lo que algunos considerarían la belleza- del rostro de Ruth, cuyo labio superior era idéntico al de Marion. También los senos, voluminosos y algo colgantes, eran como los de su madre. Sin embargo, sin la alargada cintura de Marion, los senos de Ruth parecían demasiado grandes en comparación con el resto del cuerpo, y tenía las piernas cortas y robustas de su padre

La camiseta negra que vestía era cara y le sentaba muy bien. Estaba confeccionada con un tejido sedoso, y Eddie supuso que era más suave que el algodón. También los tejanos, de color negro, eran de una calidad superior a los tejanos corrientes. Le había dado su chaqueta al editor, y Eddie vio que era una prenda de cachemira confeccionada a medida, que con la camiseta y los pantalones negros formaba un conjunto de vestir más que deportivo. No quería llevar la chaqueta mientras daba la lectura, y Eddie llegó a la conclusión de que sus admiradores esperaban verla con la camiseta. Y no cabía duda de que era una autora con algo más que simples lectores. Ruth Cole tenía admiradores, y a Eddie le asustaba francamente dirigirse a ellos

Cuando se dio cuenta de que en aquel momento Karl le estaba presentando, prefirió no escucharle. El tramoyista de aspecto siniestro había ofrecido a Ruth su taburete, pero ella lo rechazó y siguió en pie, balanceándose un poco, como si estuviera a punto de jugar a squash en vez de dar una lectura

– No estoy muy satisfecho de mi discurso… -le dijo Eddie a Ruth-. La tinta se ha corrido

Ella se llevó a los labios uno de los índices cortos y cuadrados. Cuando Karl terminó de hablar, Ruth se inclinó hacia Eddie y le susurró al oído:

– Gracias por no haber escrito acerca de mí. Sé que podrías haberlo hecho

Eddie no pudo articular palabra. Hasta que la oyó susurrar, no se dio cuenta de que Ruth tenía la misma voz de su madre. Entonces la escritora le empujó hacia el escenario. Como no había escuchado la presentación de Karl, Eddie no sabía que éste y el público, que era el de Ruth Cole, aguardaban su intervención

Ruth había esperado toda su vida a encontrarse con Eddie. Desde la primera vez que le hablaron de la relación entre Eddie O'Hare y su madre, deseó conocerle. Ahora no soportaba verle dirigirse al escenario, puesto que se alejaba de ella, y prefirió mirarle en el monitor de televisión. Desde la perspectiva del cámara, que era la del público, Eddie no se alejaba, sino que avanzaba hacia el público. "¡Por fin ha venido a mi encuentro!", imaginaba Ruth. "Pero ¿qué diablos pudo ver en él mi madre?", se preguntó. ¡Qué hombre tan patético y desventurado! Observó con detenimiento la imagen de Eddie en blanco y negro en la pequeña pantalla del televisor, una imagen simple, primitiva, que le daba un aspecto juvenil. Ruth comprendió que debía de haber sido un chico guapo. Pero, en un hombre, la guapura sólo tiene un atractivo temporal

Mientras Eddie O'Hare hablaba sobre ella y su escritura, Ruth se distrajo haciéndose una pregunta familiar y turbadora: ¿qué le atraía a ella permanentemente en un hombre?

Ruth pensaba que un hombre ha de tener confianza en sí mismo, pues al fin y al cabo los hombres están hechos para actuar con agresividad. No obstante, su atracción hacia hombres seguros de sí mismos y enérgicos le había llevado a entablar ciertas relaciones discutibles. Ella jamás toleraría la agresión física, y hasta entonces se había librado de cualquier clase de episodio violento, como los que habían vivido algunas de sus amigas. Dado lo poco que le gustaba su instinto con respecto a los hombres, un instinto en el que no tenía ninguna confianza, no dejaba de ser sorprendente que Ruth creyera poder detectar, en la primera cita, la capacidad de un hombre para mostrarse violento con las mujeres

Era ésa una de las pocas cosas, en el confuso mundo del sexo, de las que Ruth se sentía orgullosa, aunque Hannah Grant, su mejor amiga, le había dicho repetidas veces que simplemente había tenido suerte. ("Lo que ocurre es que no has conocido al tipo adecuado…, quiero decir inadecuado -le había dicho Hannah-. Ya verás cuando salgas con él.")

Ruth opinaba que un hombre debía respetar su independencia. Nunca ocultaba el hecho de que no estaba segura acerca del matrimonio, y más insegura aún con respecto a la maternidad. Sin embargo, los hombres que respetaban su pretendida independencia solían mostrar una falta de compromiso del todo inaceptable. Ruth no estaba dispuesta a tolerar la infidelidad, exigía de inmediato a todo hombre con el que se relacionaba que le fuese fiel. ¿Acaso era tan sólo anticuada?

A menudo Hannah se había burlado de lo que llamaba la "conducta contradictoria" de Ruth. A pesar de que ésta tenía ya treinta y seis años, nunca había vivido con un hombre, y no obstante esperaba que cualquier amigo con el que saliera en ese momento le fuese fiel aunque no vivieran juntos. "No veo nada contradictorio en eso", decía Ruth, pero Hannah pretendía que Ruth a los treinta y seis años ella era superior a Ruth en lo concerniente a las relaciones de pareja. Ruth suponía que esa pretensión de su amiga se basaba en que había tenido más relaciones que ella

Según el criterio de Ruth, e incluso según criterios más liberales que el suyo, Hannah Grant era promiscua. En aquel momento, mientras Ruth aguardaba para leer un capítulo de su nueva novela en la YMHA de la Calle 92, Hannah también llegaba tarde. Ruth esperaba encontrarse con ella en el camerino, antes del acto, y ahora le preocupaba que su amiga llegara demasiado tarde para ser admitida, aunque le habían reservado un asiento. El retraso era muy propio de Hannah, quien probablemente había conocido a un hombre y estaba hablando con él. (En realidad habría hecho algo más que hablar.)

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una mujer difícil»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una mujer difícil» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una mujer difícil»

Обсуждение, отзывы о книге «Una mujer difícil» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x