• Пожаловаться

Nadine Gordimer: Un Arma En Casa

Здесь есть возможность читать онлайн «Nadine Gordimer: Un Arma En Casa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Nadine Gordimer Un Arma En Casa

Un Arma En Casa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un Arma En Casa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La vida de los Lingord, un matrimonio liberal de Suráfrica, sufre un vuelco cuando su hijo Duncan mata a uno de sus compañeros de piso. El joven ha confesado su autoría, pero no el motivo del crimen. Para afrontar el proceso, los Lingord recurren a un abogado negro recién regresado del exilio, una elección arriesgada en un país donde sólo formalmente se ha puesto fin a la discriminación racial.

Nadine Gordimer: другие книги автора


Кто написал Un Arma En Casa? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Un Arma En Casa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un Arma En Casa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ahora están los tres de pie como si, de nuevo, fuera a suceder algo para lo que no existe preparación posible. De la misma manera que la ansiedad puede hacer que el cuerpo rompa a sudar, ellos reproducen la presión atmosférica de aquella casa en la que Duncan entra -el otro hombre está solo en aquel sofá bebiendo un Bloody Mary - y ésta los abruma. Pero no pueden admitirlo; deben transformarla en algo comprensible, controlable. El mensajero se dispone a hacer que su corcel gire en redondo y partir: eso es. No puede soportar más su necesidad, ya tiene bastante.

– No te vayas -le pide Claudia, aunque él no se ha movido. De modo que queda aceptado; lo que iba a suceder era que él iba a abandonarlos. Ella abre las manos señalando el lugar donde estaban sentados y vuelve a ocupar su sitio.

Para retenerlo con ellos, pasan a discutir temas prácticos. La posibilidad de pedir una vez más la libertad bajo fianza cuando el caso comparezca en una primera vista; las condiciones en las que se encuentra un preso a la espera de juicio. Podrían seguir preguntado muchas cosas, él y ellos lo saben, y él podría seguir contando sobre aquella casa con sofá, sobre la casita y la vida que su hijo llevaba allí, pero les parece evidente que el joven se encuentra en un conflicto entre lo que es una obligación para con ellos y la traición a los códigos de la amistad. Lo más cerca que pueden llegar de esa zona es preguntándole si, últimamente, Duncan parecía tener algún problema, pongamos, en el trabajo (que no es un contexto íntimo). ¿Lo habían notado? Eso era lo máximo que Harald podía acercarse a cualquier estado mental enloquecido que hubiera podido darse en la casita.

– Duncan es una persona fuerte.

Esto podría satisfacer a Harald, pero Claudia apartó la vista de los dos hombres con un gesto brusco.

– Trabajas con él en el mismo despacho, ¿quieres decir que, sencillamente, oculta su estado de ánimo, sus sentimientos? ¿Incluso a ti? Te llamó, habló contigo, el viernes.

– Si nos apetece hablar de algo, lo hacemos; si uno de nosotros no quiere, no lo hacemos. Lo dejamos correr.

– Siempre ha sido una persona reservada. Tal vez habría sido mejor si hubiera hablado antes.

– ¿Reservado? Cómo puedes decir eso, Harald: siempre ha sido abierto y afectuoso; no ibas a esperar que hablara de sus asuntos amorosos contigo.

Hablaban de su hijo, el amigo de Julián Verster, como si estuviera muerto. Estar en la cárcel es estar muerto a la conexión con la conciencia exterior, existir en ella sólo en pasado. Un silencio horrorizado los interrumpió. Harald miró a Claudia con la expresión que, según los signos familiares entre ellos, sugería que deberían ofrecer una bebida al joven. Ella parecía atónita, inabordable. Harald cogió unos vasos y botellas, latas de soda y zumo de frutas, el hábito usual de la hospitalidad. Los vasos llenos les dieron algo que hacer con las manos; si no podían hablar, por lo menos podían tragar.

– No recuerdo haberlo visto beber nunca whisky.

Siguieron el razonamiento de Claudia: hasta la botella de whisky, el vaso sin usar y el cubo de hielo junto a ese sofá.

Antes de irse, pareció prudente preguntarle si, como amigo (íntimo, como resulta evidente) Julián Verster podía sugerir algo en concreto para llevarle a la visita del día siguiente.

Nada, claro. Nada.

Por la noche, insomnes, ponen en escena lo que podría suceder. En el lugar de los paisajes oníricos, la oscuridad da forma a la cárcel, las rejas de acero, las llaves (quizás ahora haya un sistema de segundad controlado electrónicamente, como los ojos verdes o rojos que autorizan o impiden entrar o salir por las puertas de un banco). Si nunca han estado ante un tribunal, menos aún dentro de una cárcel. La estructura procede de la perspectiva de pasillos cada vez más estrechos sacada de escenas de películas de la televisión, ojos a través de las mirillas, con una banda sonora de ecos pesados, puesto que de todo el murmullo de la vida ordinaria, la conversación de los pájaros, los humanos, el tráfico, sólo quedan los gritos y el estallido de las botas contra los suelos de hormigón. No es necesario soñar a los portadores de las botas; los han encontrado ya en la sala B17; jóvenes con rostros curtidos por la intemperie que permanecen de pie con imperturbable falta de atención y aire de estar satisfechos con su vida privada mientras se decreta el crimen y el castigo. La celda… Pero los visitantes de la cárcel no verán las celdas, habrá una sala de visitas, las celdas serán como todo aquello a lo que se ha enfrentado el preso bajo el estrado de la sala: desconocido. No hay intimidad más inviolable que la del preso. Visualizar la celda donde él está pensando, llegar a lo que sólo él sabe; es un hueco en la oscuridad.

Tú tampoco puedes dormir.

Junto a ella, él no contesta. Pero ella sabe por su respiración -no tiene el ritmo familiar- que Harald no está dormido. En la oscuridad, su atención está demasiado concentrada para responder. Eso es todo. Él, también, tiene una intimidad inviolable: está rezando. Harald es lo que se conoce como un gran lector, lo que significa que busca algo ambiciosamente llamado la verdad; él sería el primero en admitir, divertido, la precariedad de ambos conceptos. A lo largo de los años ha intentado, a través de las distintas formulaciones que ha ido encontrando, explicarle a Claudia lo que es rezar de modo que fuera comprensible para alguien sin fe religiosa, y lo más cerca que ha llegado ha sido gracias a la definición de Simone Weil de la plegaria como forma elevada de concentración inteligente. Cuando ella puso en cuestión la condición de «inteligente» -¿de qué otro modo podría ser la concentración?-, él satisfizo su incertidumbre señalando que existe la posibilidad de una concentración pasmada en algo banal, que no implica inteligencia en el sentido religioso y filosófico. La oración como una forma de concentración inteligente queda secularizada de manera tal que Claudia ha tenido que aceptarla. Lo ha hecho separando la concentración inteligente de aquel o aquello a lo que va dirigido; entonces no es una comunicación con un Dios supuestamente existente, sino un modo elevado de comunicarse con los propios recursos para buscar algo que nos guíe a través de los miedos, fracasos y penas.

Harald está rezando. Su oración introduce la puesta en escena de lo que tendrá lugar mañana. Ella está acostada a su lado en la oscuridad. ¿Por qué reza? ¿Reza para que su hijo no haya hecho aquello de que lo acusan? Si Harald necesita rezar por eso, ¿significa que cree en lo que no puede decir? ¿Que su hijo ha matado a un hombre?

Se levantaron más temprano de lo que lo habrían hecho rutinariamente en un día laborable. Les sobró tiempo antes de que se iniciara el horario de visitas. Pasaron las páginas del periódico hacia delante y hacia atrás, leyendo la continuación de las crisis cuyos primeros episodios estaban mirando cuando llegó el mensajero. Para él, la fotografía de un niño agarrándose al cuerpo de su madre muerta y el reportaje sobre una noche de fuego de mortero que enviaba a personas anónimas, al azar, al refugio de paredes destrozadas y los sótanos que se hundían, pasó a ser de repente parte de su propia vida, ya no como algo externo, sino dentro de los parámetros del desastre. La noticia era su noticia. Para ella, aquellos acontecimientos quedaban más lejos, incluso más alejados de lo que lo habían estado por la distancia, más distantes de lo que lo habían estado en relación con su vida, debido al mensaje que los había interrumpido: el desastre personal aleja del resto del mundo.

Él salió y dio vueltas por el pequeño jardín que les correspondía, vallado y mantenido, dentro de la ajardinada urbanización; el sendero de intrincado pavimento situado bajo las aves del paraíso se recorría en unos pocos pasos, adelante y atrás. No había adonde ir. Allí donde se detuvo, el rayo tangencial del sol encendía las flores, colgadas como pájaros, en llamaradas naranjas y azules. Ella estaba en la cocina, entreteniéndose con algo. Cuando llegó el momento, apareció con un cuenco de plástico tapado con papel de aluminio que depositó a los pies del asiento delantero. Mientras él conducía, ella sostenía el cuenco entre sus pies calzados con sandalias.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un Arma En Casa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un Arma En Casa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Nadine Gordimer: La Hija De Burger
La Hija De Burger
Nadine Gordimer
Nieves Hidalgo: El Ángel Negro
El Ángel Negro
Nieves Hidalgo
Tatiana Rosnay: La casa que amé
La casa que amé
Tatiana Rosnay
Lynne Graham: El Hijo del Griego
El Hijo del Griego
Lynne Graham
Alberto Vázquez-Figueroa: Viaje al fin del mundo: Galápagos
Viaje al fin del mundo: Galápagos
Alberto Vázquez-Figueroa
Отзывы о книге «Un Arma En Casa»

Обсуждение, отзывы о книге «Un Arma En Casa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.