Carlos Zafón - Las Luces De Septiembre

Здесь есть возможность читать онлайн «Carlos Zafón - Las Luces De Septiembre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las Luces De Septiembre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las Luces De Septiembre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Irene y su familia se trasladan a vivir a bahía azul, donde su madre trabaja como ama de llaves de un misterioso fabricante de juguetes donde vive recluido en una gigantesca mansión poblado por seres mecánicos y sombras del pasado. Un enigma en torno a unas extrañas luces que brillan entre la niebla que rodea el islote del faro, una criatura de pesadilla que se oculta en el bosque, el misterio unirán a Ismael e Irene para siempre durante un mágico verano.
Un misterio que los llevará a vivir la más emocionante de las aventuras en un laberíntico de luces y sombras.

Las Luces De Septiembre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las Luces De Septiembre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Hoy he visto por vez primera el rostro de la sombra. Me observaba en silencio desde la oscuridad, acechante e inmóvil. Sé perfectamente lo que había en aquellos ojos, aquella fuerza que la mantenía viva: odio. He podido sentir su presencia y he sabido que, tarde o temprano, nuestros días en este lugar se convertirán en una pesadilla. Es ahora cuando me doy cuenta de toda la ayuda que él necesita y de que, pase lo que pase, no puedo dejarlo solo…

Página tras página, la voz secreta de aquella mujer parecía hablarle en susurros, entregándole las confidencias y los secretos que habían permanecido sumergidos y olvidados durante años. Seis horas después de haber iniciado la lectura del diario, la dama desconocida se había convertido en una especie de amiga invisible, de voz varada en la niebla que, a falta de otro consuelo, la había escogido a ella para depositar sus secretos, sus memorias, y el enigma de aquella noche que habría de llevarla a la muerte en las frías aguas del islote del faro, aquella noche de septiembre.

Ha sucedido de nuevo. Esta vez han sido mis ropas. Esta mañana, al acudir a mi vestidor, he encontrado la puerta de mi armario abierta y todos mis vestidos, los vestidos que él me ha regalado durante años, hechos jirones, destrozados como si el filo de cien cuchillos los hubiese cercenado. Hace siete días fue mi anillo de compromiso. Lo encontré deformado y destrozado en el suelo. Otras joyas han desaparecido. Los espejos de mi habitación están rajados. Cada día su presencia es más fuerte y su rabia más palpable. Es sólo cuestión de tiempo que sus ataques dejen de concentrarse en mis pertenencias y lo hagan en mí. Es a mí a quien odia. Es a mí a quien quiere ver muerta. No hay sitio para ambas en este lugar…

El amanecer había tendido un tapiz de cobre sobre el mar cuando Irene desgranó la última página del diario. Por un instante pensó que jamás había sabido tantas cosas acerca de nadie. Nunca persona alguna, ni su propia madre, había revelado todos los secretos de su espíritu ante ella con la sinceridad con que aquel diario desnudaba los pensamientos de aquella mujer que, irónicamente, le era desconocida. Una mujer que había muerto años antes de que ella viese la luz.

No tengo a nadie con quien hablar, nadie a quien confesar el horror que me invade el alma día tras día. A veces desearía volver atrás, rehacer mis pasos en el tiempo. Es entonces cuando más comprendo que mi miedo y mi tristeza no pueden compararse con los suyos, que él me necesita y que, sin mí, su luz se apagaría para siempre. Sólo pido a Dios que nos dé fuerzas para sobrevivir, para huir del alcance de la sombra que se cierne sobre nosotros.

Cada línea que escribo en este diario me parece la última.

Por algún motivo Irene descubrió que sentía ganas de llorar. En silencio, derramó sus lágrimas en recuerdo de aquella dama invisible cuyo diario había encendido una luz en su propio interior. Acerca de la identidad de su autora, cuanto el diario aclaraba era un par de palabras en el vértice de la primera hoja.

Poco después, Irene contempló la vela del Kyaneos desgarrar la neblina rumbo a la Casa del Cabo. Cogió el diario y, casi de puntillas, se encaminó hacia su nueva cita con Ismael.

En tan sólo unos minutos, el barco se abrió camino entre la corriente que batía en el extremo del cabo y se adentró en la Bahía Negra. La luz de la mañana esculpía siluetas en las paredes de los acantilados que formaban buena parte de la costa de Normandía, muros de roca que se enfrentaban al océano. Los reflejos del sol sobre el agua dibujaban destellos cegadores de espuma y plata encendida. El viento del norte impulsaba el velero con fuerza, la quilla segando la superficie como una daga. Para Ismael, aquello era simple rutina; para Irene, las mil y una noches.

A los ojos de una marinera novata como ella, aquel desbordante espectáculo de luz yagua parecía llevar la promesa invisible de mil aventuras y otros tantos misterios que esperaban ser descubiertos bajo el manto del océano. Al timón, Ismael se mostraba inusualmente sonriente y encaminaba el velero rumbo a la laguna. Irene, víctima agradecida del embrujo del mar, siguió con su relato de cuanto había averiguado en su primera lectura del diario de Alma Maltisse.

– Evidentemente, lo escribía para sí misma -explicó la joven-o Es curioso que nunca mencione a nadie por su nombre. Es como un relato de gente invisible.

– Es impenetrable -apuntó Ismael, quien había dejado por imposible la lectura del diario tiempo atrás.

– En absoluto -objetó Irene-. Lo que ocurre es que para entenderlo hay que ser una mujer.

Los labios de Ismael parecieron a punto de disparar una réplica ante la aseveración de su copiloto, pero por algún motivo, sus pensamientos se batieron en retirada.

Al poco, el viento de popa los condujo hasta la boca de la laguna. Un estrecho paso entre las rocas esbozaba una bocana en un puerto natural. Las aguas de la laguna, de apenas tres o cuatro metros de profundidad, eran un jardín de esmeraldas transparentes, y el fondo arenoso parpadeaba como un velo de gasas blancas a sus pies. Irene contempló boquiabierta la magia que el arco de la laguna confinaba en su interior. Una bandada de peces danzaba bajo el casco del Kyaneos, igual que dardos de plata brillando intermitentemente.

– Es increíble -balbuceó Irene.

– Es la laguna -aclaró Ismael, más prosaico.

Después, mientras ella seguía bajo los efectos de una primera visita a aquel paraje, el chico aprovechó para arriar las velas y anclar el velero. El Kyaneos se meció lentamente, una hoja en la calma de un estanque.

– Bien. ¿Quieres ver esa cueva o no?

Por toda respuesta, Irene le ofreció una sonrisa desafiante y, sin apartar los ojos de los suyos, se despojó de su vestido lentamente. Las pupilas de Ismael se expandieron como platos. Su imaginación no había anticipado semejante espectáculo. Irene, pertrechada con un sucinto bañador, cuya brevedad habría hecho que su madre jamás lo hubiera considerado merecedor de dicho nombre, sonrió ante el semblante de Ismael. Tras aturdirlo un par de segundos con la visión, justo lo necesario para no dejarlo acostumbrarse a ella, saltó al agua y se sumergió bajo la lámina de reflejos ondulantes. Ismael tragó saliva. O él era muy lento o aquella muchacha era demasiado rápida para él. Sin pensado dos veces, saltó al agua tras ella. Necesitaba un baño.

Ismael e Irene nadaron hacia la boca de la Cueva de los Murciélagos. El túnel se adentraba en la tierra, como una catedral labrada en la roca. Una tenue corriente emanaba del interior y acariciaba la piel bajo el agua. El interior de la caverna marina se alzaba en forma de bóveda, coronada por cientos de largas astillas de roca que pendían en el vacío como lágrimas de hielo petrificado. Los reflejos del agua descubrían mil y un recovecos entre las rocas, y el fondo arenoso adquiría una fosforescencia fantasmal que tendía una alfombra de luz hacia el interior.

Irene se sumergió y abrió los ojos bajo el agua.

Un mundo de reflejos evanescentes danzaba lentamente frente a ella, poblado por criaturas extrañas y fascinantes. Pequeños peces cuyas escamas cambiaban de color según la dirección en que reflejaban la luz. Plantas irisadas sobre la roca. Diminutos cangrejos correteando sobre las arenas submarinas. La muchacha permaneció contemplando la fauna que poblaba la caverna hasta que le faltó el aire.

– Si sigues haciendo eso,,.te saldrá cola de pez, como a las sirenas -dijo Ismael.

Ella le guiñó un ojo y lo besó bajo la tenue claridad de la caverna.

– Ya soy una sirena -murmuró, adentrándose en la Cueva de los Murciélagos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las Luces De Septiembre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las Luces De Septiembre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Carlos Zafón
libcat.ru: книга без обложки
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Alicia, al Alba
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Rosa de fuego
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Der dunkle Wächter
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Das Spiel des Engels
Carlos Zafón
Carlos Zafón - Le prince de la brume
Carlos Zafón
Carlos Zafón - La sombra del viento
Carlos Zafón
Mario Adriano Noverola - El muro de las luces
Mario Adriano Noverola
Отзывы о книге «Las Luces De Septiembre»

Обсуждение, отзывы о книге «Las Luces De Septiembre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x