Array Array - Atlas de geografía humana
Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Atlas de geografía humana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Atlas de geografía humana
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Atlas de geografía humana: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlas de geografía humana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Atlas de geografía humana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlas de geografía humana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
—Buenas noches —el desconocido me saludó en español.
—Buenas —le respondí, distinguiendo en la penumbra sus ojos negros, relucientes, sus dientes blanquísimos—. ¿Por qué me miras?
Se echó a reír, desbaratando el aire con las manos, para hacerme entender que, aparte de la convencional fórmula de su bienvenida, no hablaba español, y repetí la pregunta en francés, mientras me atrevía a mirarle con más detenimiento y una punta de descaro para descubrir que los italianos no se habían equivocado. Era un chico guapo de verdad, no muy alto, pero más alto que yo, no tan joven, pero bastante más joven que yo, la piel oscura, pero brillante como un espejo, el pelo rizado, las manos bonitas y un cuerpo de niño grande bajo la camisa blanca, ancha, casi completamente abierta, y los pantalones blancos, limpios, más estrechos que ajustados.
—Pareces aburrida —me contestó por fin, en un francés bastante mejor que el mío—, y eso no
me gusta. Nuestra misión es que no se aburra nadie.
—¿Trabajas aquí? —le pregunté, sorprendida no tanto por no haberlo visto antes como por la precaución con la que había abandonado su escondite detrás del seto, un detalle que me indujo a pensar que se había colado saltando la verja.
—Claro. Soy el responsable de todo esto… —su dedo índice, extendido, hizo un gesto circular que pretendía abarcar todo cuanto nos rodeaba, y sólo entonces me fijé en que llevaba prendida sobre el bolsillo de la camisa una placa de plástico en la que me costó trabajo descifrar la palabra Entrenen.
—¡Ah! —exclamé, más para mí misma que para él, misteriosamente aliviada por el hecho de que en efecto trabajara en aquel lugar.
—Me he fijado en ti… —me confesó, con una naturalidad pasmosa—. ¿Por qué no bailas?
—Porque nadie me invita a bailar.
—¿El inglés no? —me di cuenta de que se refería a Jonah, y me eché a reír—. Me he fijado en ti —repitió, riendo él también.
—Ya lo veo…
—¿Quieres bailar conmigo?
Me prohibí terminantemente a mí misma pensar siquiera que podría contestar que no, y le cogí de la muñeca para conducirle a la pista de baile, pero él no quiso mover los pies del suelo.
—No, ahí no… —dijo—. Es mejor aquí. Aquí no nos verá nadie.
Al echarle los brazos al cuello, un instante antes de desaparecer con él detrás del seto, pude ver aún a Guido y a Cario, abrazados y sonrientes, haciendo gestos de ánimo con los brazos en alto, y de repente me sentí muy bien, muy segura, capaz de cualquier cosa, una súbita fortaleza que probó enseguida su eficacia, porque Said me sujetó entre sus brazos como si tuviera miedo de que pudiera salir volando, y pegó su cuerpo contra el mío hasta obstaculizar cualquier posible movimiento de mis piernas, y sólo después inició un dudoso simulacro de baile moviendo despacio la cintura al ritmo de la música que llegaba de muy lejos, tanto que no llegué a identificar la canción, una típica balada lenta de los años setenta, Noches de blanco satén, quizás, no lo sé, yo apreciaba su presión y seguía vagamente el balanceo que imprimían sobre mi cuerpo sus manos abiertas, una en el centro de la espalda, la otra mucho más abajo, deslizándose con cautela hasta lograr posarse encima de mi culo con una franqueza que me desconcertó. Entonces, como si cualquier objetivo ulterior hubiera estado supeditado a esa conquista preliminar, esencial, movió la cabeza y pensé que iba a besarme, pero hizo todo lo contrario, porque separó su cara de la mía, como si necesitara mirarme y, sin soltarme el culo, alargó la otra mano hasta mi cabeza para acariciarla muy despacio.
—Tienes un pelo muy bonito —susurró—, rubio, rubio…
Después sí me besó, y lo hizo como nadie me había besado desde que tenía catorce años, con nervios, con prisa, con una torpeza inmensa, su lengua presionando contra mi paladar como el puño de un náufrago desesperado, empujando con saña a mi propia lengua hasta negarle el menor lugar donde replegarse, hasta lograr que de repente me sobrara entera, igual que me sobraban mis dientes, mis encías, mis labios tensos, inútiles, toda mi boca, que no era más que una accesoria prolongación de su boca, todo mi cuerpo, que no era más que un asombrado pretexto de su ímpetu, el afán que me obligaba a la forzosa quietud de una estatua de cera. Aquella irresistible pasividad instaló en mis ojos una mirada ajena, alumbrando un foco de luz blanquísima bajo el que me contemplé con el mismo moderado y distante interés que me habría merecido aquella escena si su protagonista hubiera sido otra mujer, quizás la turista rubia, fea y sola que me había precedido una semana antes de mi llegada, o esa otra, tan parecida, que ocuparía sin duda mi lugar una semana después de que yo partiera. Las veía tan claramente como si las hubiera conocido desde siempre, biografías discretas, físicos discretos, ambiciones discretas, y la discreta elegancia de quien no tiene que cuidar de nadie excepto de sí misma, y lleva siempre los zapatos brillantes y el bolso medio vacío. Sabía que ésas eran sus presas favoritas, las más fáciles, porque se había fijado en mí, que era fácil, y sin embargo no entendía muy bien qué obtenía a cambio un hombre como él, y a la amable hipótesis de
que las turistas guapas nunca viajan solas, sucedió una sospecha mucho más terrible, tanto, que antes de comprender que jamás podría atreverse a pedirme dinero porque esa audacia podría costarle el trabajo, sufrí un ataque de pánico que multiplicó en un instante la fuerza de mis brazos, y apenas tuve que esforzarme para apartarlo de mí.
Él se me quedó mirando con una expresión divertida, como preguntándome qué iba a pasar después, y yo, que no lo sabía, eché de menos su calor, la brutal complicidad de su abrazo. Entonces, una sensatez distinta, profunda y verdadera, se abrió paso de golpe desde el sótano al que destierro las cosas que no quiero saber que sé, y en silencio escuché mi propia voz, una pregunta neutra, desapasionada, sinceramente interesada en obtener una respuesta, ¿y para qué quieres tú el dinero, Marisa?, eso decía, si tienes treinta y cinco años, y estás sola en el mundo, y follar te gusta tanto como el chocolate a los niños pobres, y no te comes un colín ni por casualidad, imbécil, ¿quieres decirme en qué cono estás pensando? La dignidad, me contesté tímidamente, y yo misma me mandé a la mierda. Luego, tendí los brazos hacia él, y le besé, y le dije en español, vamos, y él me entendió, pero tampoco esta vez quiso seguirme hasta mis dominios, y tiró de mí en dirección contraria para llevarme a una especie de almacén, un edificio rectangular de paredes de cemento, lleno de maquinarias y herramientas de todas clases, que incluía, al fondo, un cuarto pequeño, con una cama de hierro que encontré extrañamente acogedora a pesar de su estricta desnudez.
Cuando todo acabó, y fue enseguida, no me arrepentí de haber escuchado mi voz más afilada, la más oscura, la que más ferozmente defendía mis verdaderos intereses. Said no era un buen amante, o al menos nunca fue un buen amante para mí, pero su belleza, su edad, el equilibrado conjunto de atributos que lo convertían en un ejemplar insólito en mi raquítica colección de conquistas, una versión juvenil y exótica de esa clase de hombres apasionantes a los que nunca me he atrevido a aspirar, compensaban misteriosamente su inconstancia, su apresuramiento, y hasta el mecánico desinterés con el que insinuaba apenas, tan rápidos eran sus labios, sus dedos, ciertas caricias aprendidas que en ningún momento lograron convencerme de que mi placer le importara en lo más mínimo, un grado de indiferencia que en Occidente habría rebasado el rango de lo imperdonable, pero que en él era tan natural, tan inocente como respirar. Lo absolví de sus pecados sin esfuerzo mientras me vestía de nuevo, y lo seguí en silencio por el camino que me devolvía a mi bungalow sintiéndome mucho más ligera, más satisfecha conmigo misma, de lo que recordaba haber estado en años. Me despidió con un beso mudo al borde de la piscina y no quise esperar a verle marchar. Recuerdo aún mi gozoso reencuentro con las sábanas limpias, la serenidad con la que renuncié al orgasmo que él no había sabido proporcionarme, y la gloriosa pesadez del sueño que me abrazó apenas posé mi cabeza en la almohada, contraseñas físicas de una gesta tan pobre, y tan importante en cambio para mí.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Atlas de geografía humana»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlas de geografía humana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Atlas de geografía humana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.