Array Array - Atlas de geografía humana

Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Atlas de geografía humana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Atlas de geografía humana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlas de geografía humana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Atlas de geografía humana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlas de geografía humana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

es verdad, y que me protejo detrás de una fortaleza aparente y completamente fingida. Nunca he sabido sacar partido de mi debilidad, esa clase de ventaja siempre me ha parecido indigna, así que procuro vivir por encima de ella, pero Martín la detectó enseguida y, en cierto modo, él fue quien supo explotarla en su propio provecho. A lo mejor no lo entiendes, me dijo al principio, como disculpándose de antemano por lo que vendría a continuación, pero ese contraste brutal entre tu apariencia y tu verdadera naturaleza es lo que más me atrae de ti. Cada vez que te pillo en un renuncio, excitas una fibra de la zona más oscura de mi cerebro, y no está bien, y no quiero, pero no lo puedo evitar. Es como si despertaras sin querer a una bestia dormida y le colocaras un buen pedazo de carne delante de los colmillos, ¿sabes?, o algo peor… Me miraba de una forma extraña, risueña y torva a la vez, y le pregunté si estaba dispuesto a ser más explícito. Se lo pensó un par de minutos antes de concederme otra oportunidad. Por ejemplo, continuó al fin, piensa en cualquiera de esas repulsivas, fascistas, baratas, sexistas, clasistas e imperialistas series americanas de televisión que suceden en un juzgado, o en una comisaría. Cuando aparece una mujer rubia, independiente, autosuficiente y hecha a sí misma, que no renuncia a ser atractiva aunque sólo vive para su trabajo, y por eso, y porque no es tan fuerte como parece, afronta riesgos impropios de una señorita… ¿qué pasa con ella al final? Que la violan, respondí. Premio, aprobó él, y me aseguró que los violadores le parecían auténticos monstruos cuando podía pensar con frialdad. Pero algunas veces no puedo, dijo, y me pidió que intentara ponerme en su lugar antes de preguntar de nuevo, y si yo estuviera delante del televisor en un mal día… ¿qué pasaría conmigo? Le dije que no me atrevía a suponerlo y me propuso un test. A, apago la televisión, B, de acuerdo con mi ideología, con mis verdaderas opiniones y mis auténticos criterios, me retuerzo de repugnancia en un sillón, C, me empalmo sin remedio. ¿Te empalmas de verdad?, le pregunté, muerta de risa, porque no me daba ningún miedo escucharle, y él sonrió mientras me confesaba que sí, y que si la rubia estaba buena, a veces se hacía una paja antes de llegar al telediario. Yo también tengo algunas pieles de más, Fran, más niveles de la cuenta… Eso me contó, y yo me sentí mucho más cerca de él al escucharle. Vaya, le dije entonces, pues no está mal, es incluso peor que lo de Lenin…

—¿Qué es lo de Lenin?

—¡Oh…! Creí que se lo había contado —medité durante un par de segundos. Tenía demasiadas ganas de llegar a casa para embarcarme en una historia tan larga—. Una fantasía infantil. De pequeña estaba enamorada de Lenin, no tiene ninguna importancia, créame…

Arqueó las cejas tanto como pudo, pero no quiso insistir, y yo se lo agradecí.

—Muy bien —admitió, antes de recapitular por mí—, sin embargo me gustaría conocer qué vínculo establece usted entre el escepticismo al que ha aludido al principio y su… ¿le parecería acertado que lo llamáramos éxito sexual?

—Bueno, si quiere… Aunque yo nunca lo he vivido como un éxito propio, sino más bien como una fuente de felicidad que en el fondo no tiene mucho que ver conmigo, algo así como mi sistema inmunológico, por ejemplo, que está dentro de mí pero que yo no puedo controlar. Por eso debe de ser tan terrible aceptar una suerte semejante. Ya sabe, sólo se puede perder lo que se ha tenido antes, y a mí no me tocaba una historia así. Si me había resignado a no esperar alguna cosa de mi futuro era precisamente ésa, ¿sabe? Yo no soy como mi madre, y sin embargo, me he sentido adorada muchas veces, muchas noches… Pero lo que más me asombraba de todo era el propio Martín, que parecía una especie de copia perfeccionada de mi padre, tan parecido a él en tantas cosas, pero tan distinto en lo fundamental. Un hombre de izquierdas, inteligente, culto, irónico y capaz que, sin embargo, no habría podido enconarse jamás con una pija remilgada, por muy buena que estuviera. Un hombre brillante que sin embargo acabó eligiéndome a mí, a la hija fea de mi madre… ¿Quién habría sido capaz de tragarse una historia así…?

Había preguntado al aire, pero ella quiso contestarme.

—Mucha gente —dijo—. Mucha gente más fea que usted, y más tonta que usted, e infinitamente menos sensible que usted, pensaría, si estuviera en su lugar, que el destino aún no les ha compensado bastante por el mérito de haber nacido, créame… —hizo una pausa y bajó la vista,

como si ya estuviera cansada de mirarme de frente—. Aunque quizás debería corregir los verbos. Usted habla siempre en pasado.

—¿En seno…? —mi asombro era genuino—. Bueno, ya sabe. Las cosas cambian.

—¿A peor?

Me maldije brevemente a mí misma por haber iniciado aquella precisa conversación, y puse mi cerebro del revés un par de veces en busca de una respuesta airosa, que no existía.

—Según se mire… —estaba dispuesta a resistirme hasta el final—. Tal vez han cambiado para mejor, porque ahora me creo a pies jun tillas mi propio pasado. De repente, lo comprendo todo. Es el presente lo que se me resiste. Pero ya es muy tarde, y no me apetece hablar de eso… Tiene gracia de todas formas, ¿no? Nunca he podido estar segura de que Martín me quisiera de verdad, y sin embargo, no dudaba de él. Ahora dudo pero, a cambio, sé también cuánto me ha querido, todos estos años…

Ella no dijo nada, y yo me levanté en silencio, esforzándome por demostrar una serenidad que desmentían mis gestos torpes, atropellados. Cuando me incliné para estrechar la mano que me ofrecía desde el otro lado de la mesa, derribé con el bolso un vaso lleno de lápices que se desparramaron por todo el tablero y me sentí peor que nunca, como si mi vida corriera verdadero peligro en aquel despacho alargado y frío, tan brutalmente impersonal. La atmósfera del taxi que me llevó a casa era hasta demasiado distinta del aire extranjero que había respirado en las dos últimas horas, pero agradecí la vaharada de calor que empañaba los cristales como se agradece el blando pellizco de una abuela, y aprecié el cochambroso tacto de la tapicería de plástico rajada en un par de sitios, e incluso la compañía de los caireles que festoneaban una especie de doselete de terciopelo rojizo que ocupaba la franja superior del parabrisas delantero y se movían sin cesar, para que sus diminutos cascabeles entonaran una enloquecida canción sin ritmo alguno, puro estrépito sin principio y sin final.

El taxi se detuvo frente al portal de mi casa y, antes de pagar, miré hacia arriba. No vi ninguna luz en el salón. Años atrás, habría sabido con exactitud dónde estaba Martín en ese momento, pero ya no solía contarme sus planes en el desayuno, y aunque en las peores ocasiones, sobre todo cuando llegaba a asustarme de lo tarde que volvía a casa, o cuando no volvía, había intentado justificarme a mí misma diciendo que me daba miedo saberlo, la verdad es que casi siempre se me olvidaba preguntarle qué pensaba hacer durante el día. Lo peor de todo era que muchas veces, en un estado de ánimo parecido al que me acompañaba al bajar de aquel taxi, prefería no encontrármelo arriba, porque le deseaba desesperadamente, y por eso no podía soportar mi propio silencio, el saludo convencionalmente educado que brotaría sin duda de mis labios en respuesta a la seca formalidad de su bienvenida. Ya no sabía besarle, no sabía arrinconarle contra una esquina del pasillo, no sabía colgarme de él, como hacía antes. Y sin embargo le amaba, le deseaba desesperadamente, y me sentía como muerta, podrida por dentro.

Distinguí a Shostakovich desde más allá de la puerta blindada, pero la casa en la que entré estaba a oscuras. Avancé entre los muebles tanteando con las dos manos, como una ciega reciente, en dirección a la claridad metálica que se adivinaba al fondo, en el salón, mientras me recordaba a mí misma que el equipo de música no andaba solo. En el centro de la habitación, frente al gran ventanal que había bastado para convencernos de que, si no comprábamos inmediatamente aquel piso, no nos lo podríamos perdonar jamás —Las Vistillas, qué horror, tan ruidoso…, ¿y dónde vais a aparcar?, dijeron a coro nuestros dos padres, nuestras dos madres—, Martín miraba la ciudad nocturna desde su sillón favorito, con el arrogante gesto de un coleccionista absorto en su miniatura más hermosa. Madrid se encendía sólo para él, ventanas, neones, farolas como comas de luz acentuando el horizonte, matices templados y sin embargo audaces en el grandioso esplendor rojizo del anochecer, un espectáculo al que ninguno de los dos hemos podido resistirnos nunca.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Atlas de geografía humana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlas de geografía humana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Atlas de geografía humana»

Обсуждение, отзывы о книге «Atlas de geografía humana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x