Array Array - Atlas de geografía humana

Здесь есть возможность читать онлайн «Array Array - Atlas de geografía humana» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на русском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Atlas de geografía humana: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlas de geografía humana»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Atlas de geografía humana — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlas de geografía humana», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Esto sí que me lo habías contado… —murmuré. Habíamos hablado mucho de sexo al principio, larguísimas conversaciones de cama deshecha y risas, y él siempre empezaba igual, recordando aquel collar de falso azabache y la intensidad de su asombro, repitiendo que jamás habría podido ni soñar que yo pudiera llegar a comportarme así, a desmayarme hasta conseguir borrarme del todo, y a mí no me extrañaba su sorpresa porque, aunque él nunca quisiera acabárselo de creer, lo cierto es que la compartía. Para mí, acostarme con un hombre nunca había sido nada parecido a aquello, por eso no tenía ningún modelo previo con el que compararme, hablábamos mucho de eso, yo intentaba convencerle, desentrañar sus reacciones, interpretarlas en voz alta, y los dos nos divertíamos mucho mientras tanto—. Lo que no podía imaginarme es que fuera tan importante para ti. Siempre me has parecido segurísimo de todo lo que haces.

—¿Lo ves? —sonrió—. ¿Ves cómo tenía motivos para no contarte según qué cosas? Ahora

parece la gilipollez del siglo, ¿no?, es que no me puedo creer ya cómo pude llegar a ser tan tonto, pero la primera vez que te vi todavía era algo importante para mí, era importantísimo, hostia, aunque a la vez fuera una tontería, una simple cuestión de fetichismo elemental, de machismo residual, de personalidad dominante, un simple accesorio de la vida o ni eso, una manera de follar, tan inocente como jugar a policías y ladrones… Eso le decía yo a Teo, pero cuando me lo decía a mí mismo tampoco me lo creía. Y ahora sé que no es ninguna tontería, pero también sé que por mucho que haya contribuido a formar mi carácter, no debo sufrir por eso. Porque es que no te lo vas a creer —se reía, y sin embargo, yo no solamente le creía, sino que me alegraba de poder hacerlo—, pero antes de conocerte hubo una época en la que llegué a sufrir mucho, pero muchísimo, en serio, te lo juro, y renegaba de mí mismo todos los días, intentaba arrancarme cosas que ni siquiera yo entendía, de lo enterradas que estaban, y me sentía fatal porque no veía solución, porque nunca podría ser yo y ser feliz del todo al mismo tiempo, porque nunca podría controlar la zona oscura de mi cabeza, nunca jamás, podría aprender a dominarlo todo menos eso, y por muy enamorado que pudiera llegar a estar de una buena chica, por muy considerado que fuera follando con ella, todas las putas noches de mi vida, antes de dormirme, me acordaría de las cosas que las chicas malas se dejan hacer… A veces pensaba que más me habría valido ser homosexual, porque para comprender la homosexualidad sí que estábamos todos preparados. Y tiene gracia, pero era precisamente eso lo que me impedía romper con Lucía, con Machús, aunque luego la situación mejoró, desde luego, primero porque, quieras que no, uno se va haciendo mayor y al mismo tiempo la vida menos dramática, y luego porque las chicas malas se fueron quedando tan atrás que dejé de acordarme de ellas a todas horas. Además, descubrí que existían chicas regulares, marchosas a su pesar, que no estaban mal del todo, y seguía estando muy ocupado, que era lo que más me convenía… Y de repente, cuando ya había elegido un camino para llegar a estar conforme conmigo mismo, cuando dejé de pedirle a la vida más de lo que podía darme, cuando ya había decidido extirpar hasta la menor fantasía nociva de mi cabeza con la misma amable pero férrea disciplina que aplicaba a mis subordinados, apareciste tú, y fue como descubrir que los Reyes Magos existen de verdad a los veinticinco años. Entonces comprendí que no eras solamente la mujer perfecta sino mucho más. Eras la única mujer que existía para mí en este mundo.

Hizo una pausa que no fui capaz de rellenar con mis propias palabras, demasiado absorta en la tarea de descifrar lo que me estaba ocurriendo a mí misma mientras le escuchaba, mientras sus palabras convocaban una tumultuosa amalgama de sentimientos de muchas naturalezas distintas, y reconocí el amor, y reconocí el deseo, pero además, dentro de mí crecía el asombro, y la vanidad, la complicidad y el estupor, la comprensión, la certidumbre, y un vago reproche por los años vividos al amparo de una verdad escondida, y una seguridad en mí misma, en todo lo que yo era, que no había probado nunca hasta entonces, y mezclado con todo esto, casi oculto por emociones más urgentes, volví a distinguir los perfiles de una mujer mayor que estaba en paz, porque entre otras muchas cosas, las palabras de Martín me habían devuelto el futuro.

—Mira, Fran, tú, con esa especie de afán litúrgico con el que te empeñas en analizar el mundo, estás convencida de que yo te salvé. Pero fue al revés, y te he contado todo esto precisamente ahora, que sé que estás jodida, que sé que estoy jodido, que sé que lo que nos jode es que nos estamos haciendo viejos y que, por mucho que sea una barbaridad, eso tampoco tiene arreglo, para que te enteres de una vez. Fuiste tú quien me salvó a mí, y no sólo porque me dieras la razón a destiempo, muchos años después de que yo hubiera sospechado por primera vez que eras la mujer ideal, sino porque sólo tú, y el culto que fundaste alrededor de lo que soy con la asombrosa facilidad que tú tienes para esas cosas, le dio sentido a mi impostura.

—Tú no eres un impostor, Martín —acerté a decir, y dos lágrimas encontraron el camino de mis ojos aunque nadie las hubiera invitado.

—Sí que lo soy. O mejor dicho, lo era hasta que tú me liberaste de la obligación de seguir sobreactuando, de seguir trabajando para no pensar, de seguir afirmando que creía seis veces en cosas en las que me costaba trabajo creer todavía… Porque cuando me contaste que te habías

enamorado de mí porque te recordaba al cuadro de Lenin que había en tu casa y al que le rezabas de pequeña, me di cuenta de que todo aquello había servido para algo, y me dejó de pesar el recuerdo de Lucía, y dejó de avergonzarme el recuerdo de Machús, dejé de sentir la lucha política como una condena perpetua y merecida, dejé de juzgarme a mí mismo como un gusano ruin y miserable, y no me perdoné del todo, pero me enamoré de ti, y volví a tener algo entre las manos. Todo lo demás también estuvo muy bien, descubrir que el pobre Teo tenía más razón de lo que pensaba, y hasta qué punto eres capaz de transfigurarte cuando estás conmigo desnuda en una cama, cómo llega a embellecerte esa capacidad para agotarte de placer que has debido heredar de tu madre por mucho que te joda, y conocerte, y encontrarte, tan acojonantemente complicada como eres, más que yo, que ya es decir, debajo de aquel sencillo disfraz de activista radical que nunca logró engañarme del todo, y desentrañar tu propia impostura, aprender que no eres una mujer dura, ni insensible, ni autosuficiente, porque nadie que merezca la pena lo es, y descubrir que si eres así de religiosa, fue porque te criaron en el culto incondicional a la personalidad de tu padre y a la belleza de tu madre, y coger de la mano a la patita fea que no llegó a convertirse en cisne para convencerla de que a mí me gusta así… A veces pienso que enamorarme de ti es lo único elevado que he hecho en toda mi vida, y es desde luego la única verdad que tengo para justificar todo lo demás, mi propia actitud, mi propio pasado, mi ambición y mis dudas, porque si no hubiera abandonado a Lucía no habría podido casarme contigo, porque si no me hubiera enrollado con Machús, nunca te habría reconocido en los comentarios de Teo, porque si no hubiera hablado tanto con Teo, quizás nunca habría llegado a descubrirte, porque si no me hubiera comportado como un cabrón, nunca me habría convertido en un líder auténtico, porque si no me hubiera convertido en lo que tú querías ver en mí, jamás me habrías querido como me quieres, porque si tú no me quisieras como me quieres, yo sería un hombre mucho menos feliz, e infinitamente peor de lo que soy.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Atlas de geografía humana»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlas de geografía humana» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Atlas de geografía humana»

Обсуждение, отзывы о книге «Atlas de geografía humana» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x