Antonio Skármeta - Los días del arco iris

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio Skármeta - Los días del arco iris» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los días del arco iris: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los días del arco iris»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Esta novela obtuvo el IV Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa 2011, concedido por el siguiente jurado: Ángela Becerra, Alberto Díaz, Guillermo Martínez, Álvaro Pombo, Imma Turbau y Ricardo Sabanes, que actuó como secretario sin voto. La reunión del Jurado tuvo lugar en Santiago de Chile el 13 de marzo de 2011. El fallo del Premio se hizo público dos días después en la misma ciudad.
Nico ha visto cómo se llevaban a su padre delante de toda la clase y sabe que tiene que hacer dos llamadas y esperar. Lo llamaban el plan Baroco. Su enamorada, Patricia Bettini, hija de un conocido publicista, le acompaña y, sin apenas darse cuenta, impulsa a su padre a escuchar las voces de la gente y participar en una auténtica rebelión. Juntos y con un acto imaginativo, lleno de humor, abren el camino a la libertad.
Una novela de padres e hijos, maestros y discípulos que se las ingenian para devolver los colores y la música a una capital gris.
Con la prosa delicada de Antonio Skármeta y la voz de Nico, la novela es una bella historia de ilusión y esperanza en tiempos difíciles.

Los días del arco iris — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los días del arco iris», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

No te abandonaría

en tiempos difíciles,

jamás lo haría,

me diste los años buenos,

tomo también los años perros

porque me gustas tal cual como eres.

No contesto absolutamente nada del Mito de la Caverna.

– ¿Qué tal, Santos? -me pregunta Valdivieso cuando le entrego la prueba.

– Aquí estamos -digo, y salgo al patio entre los otros compañeros.

Capítulo 14

Bettini abandonó el local decidido a presentarle la renuncia a Olwyn. Por todas partes la suma de factores le daba el mismo producto: desánimo en la población, hábito a la dictadura, desesperanza confundida con tedio, actos heroicos y aislados de la resistencia pulverizados por el régimen, ninguna idea luminosa para iniciar la campaña y la voz del doctor Fernández sonando en su cabeza como un campanazo agrio: «Si quiere darme un alegrón, no acepte dirigir la publicidad del "No".»Al entrar al gabinete de Olwyn decidió evitar la formalidad de un saludo para no arrepentirse.

– No se me ocurre nada -fue lo único que dijo.

– ¿Cómo así, hombre?

– Éste es un país arrasado anímicamente por Pinochet. La gente está resignada. Renuncio.

– Tiene que crear una campaña que les dé ánimo.

– ¡Ánimo! Todo lo ven de color gris.

– Diseñe una estrategia que les haga ver el futuro ‹le otro color. Ahora no puedo perder el tiempo con usted. Yo tengo que sudar la gota gorda para mantener cohesionados a los dieciséis partidos que nos apoyan, conseguir que no se desmigaje el queque, y usted me viene con desmayitos metafísicos.

Bettini se dejó caer abatido en el viejo sofá de cuero.

– Me siento tan solo, señor.

– Pero ¿por qué? ¡El pueblo chileno y dieciséis partidos de oposición están a su lado!

– Preferiría que el partido de oposición fuera uno solo con una clara identidad y no esta bolsa de gatos de los dieciséis.

Olwyn pegó un puñetazo en la mesa. Parecía haber perdido su paciencia.

– ¡«Bolsa de gatos»! ¿De dónde sacó esa expresión, Bettini?

– De mi hija, señor. De mi hija.

– ¿De su propia hija?

– De mi propia hija, señor.

– A más tardar el sábado necesito el símbolo del «No», la canción del «No», el afiche del «No».

– Sí, señor.

– ¿Qué va a hacer ahora?

– Tomarme un whiskey.

– ¡Pero si usted es un genio! ¿No se le ha ocurrido nada de nada?

– Tonterías blandengues. Cosas del tipo «Democracia o Pinochet».

– Es para ponerse a bostezar.

– En cambio se me ocurre una muy buena para la campaña a favor de Pinochet: «Yo o el caos.» Tiene toda la precisión que nosotros no logramos. Además la gente no quiere libertad. Quiere consumir. Miran embobados las propagandas comerciales y se endeudan para comprar todo. Pinochet les dice que si él pierde, los estantes estarán vacíos.

Olwyn le clavó la vista mientras se frotaba las manos como un sacerdote.

– ¿Se sentiría más cómodo trabajando para el «Sí»?

Capítulo 15

En el estudio de la productora de cine Filmo Centro se convocaron los voluntarios que querían dar su testimonio de cómo estaban sufriendo la dictadura: madres con hijos desaparecidos, mujeres violadas, adolescentes torturados, obreros con riñones molidos a golpes, ancianos sordos, cesantes sin hogar, estudiantes expulsados de la universidad, pianistas con las muñecas fracturadas, pezones mordidos por perros, oficinistas con la mirada perdida, niños con hambre. Una mujer de cincuenta años se le acercó a Bettini acompañada de un guitarrista.

– Quiero que presente en su programa mi cueca.

– Una cueca está bien -dijo el publicista-. Es algo alegre.

– Este joven es mi hijo, Daniel. Es guitarrista.

– Hola, Daniel.

– Es una cueca dedicada a mi marido. Detenido desaparecido.

– ¿Con quién la va a bailar?

– Con él, caballero. Con mi marido.

Del pecho extrajo un pañuelo blanco y lo agitó finamente entre el índice y el pulgar de la mano derecha. El muchacho hizo los rasguidos introductorios y con voz aguda introdujo el primer verso: «Mi vida en un tiempo, yo fui dichosa…»El hecho de que la mujer reaccionara a los pasos de baile de su desaparecido con una dignidad sin énfasis hacía su danza tanto más demoledora. Bettini se excusó con un gesto vago y fue hasta el baño.

Echó a correr el agua sobre su nuca sin importarle chorrearse la camisa. Y se frotó el rostro bajo el chorro como si quisiera pulverizar su palidez.

Así, de esa manera, también sus lágrimas se disolvieron en el lavatorio.

Capítulo 16

Después del primer whiskey hubo un segundo y suavizó el tercero agregándole cubos de hielo hasta que el vaso se rebalsó. Entre sorbos, distrajo los dedos sobre las teclas del piano en arpegios que más bien dispersaron su imaginación antes que concentrarla. Sentía tal aversión hacia la apatía política de los chilenos que se preguntó si el suicidio del presidente Allende había tenido sentido en un país tan pusilánime. ¿Qué quedaba de ese nervio de los años setenta? Toneladas de escepticismo, lastre gris que impedía volar.

En la televisión no había sino programas de concursos, estelares de musas revenidas, boleros de afeminadas lentejuelas, noticias con voces engoladas sobre el nuevo asfalto en una calle de Ñuñoa.

Y publicidad.

Vértigo de propaganda, departamentos, brassières, jeans, lápices labiales, leche achocolatada, perfumes, créditos bancarios, colchones, supermercados, anteojos, vinos en cajas de cartón, pasajes a Cancún, universidades privadas. Los spots publicitarios eran tanto mejores que las telenovelas y los cantantes de moda.

No le extrañaba: todos sus amigos cineastas, hoy cesantes, hacían cameos con un nombre falso en las empresas de publicidad. La gente estaba acostumbrada a este lenguaje. Es lo que convendría para su producto «No». Presentarlo apetecible como un helado de fresa, como un champagne francés, como una vacación en Punta del Este, como un traje de Falabella, como un crujiente pollo a la spiedo.

Se lo dijo a Magdalena cuando se sentaron a cenar. Mientras lo oía, la mujer arrancó migas de la marraqueta y comenzó a hacer pelotitas con ellas. Hasta que no contuvo más el silencio y limpiando de un palmotazo el mantel enfrentó a su marido.

– El «No» a la dictadura no es un producto. Es una profunda decisión moral y política. Tienes que convencer a la gente que es su dignidad la que está en juego. Tú siempre mantuviste tu ética. No te prostituyas ahora.

Bettini también elevó la voz.

– Sé que el «No» no es un producto. Pero para convencer a la gente, Pinochet ha hecho publicidad en la televisión durante quince años. A mí sólo me dan quince minutos para seducir a los «indecisos» a que voten contra él. Tengo que excitar a los chilenos a que compren algo que hoy no hay en el mercado.

– ¿Qué?

– ¡Alegría! Partamos por un dibujo, una simple idea que sea el afiche de la campaña.

Desplegó la cartulina blanca sobre el mantel y sujetó con cuchillos sus bordes.

– Vamos por parte -propuso la mujer-. Esa simple idea, ¿qué debe expresar?

– Debe ser un dibujo que de un solo golpe visual nos diga que hay dieciséis partidos que difieren esencialmente entre ellos pero que se han unido para triunfar.

Magdalena marcó en la cartulina un trazo con el plumón negro.

– Una mano. ¿Qué te parece? Son cinco dedos, pero una sola mano. Da la idea de unidad y diversidad.

– Hum. A esa mano le faltan dedos.

La mujer trabajó sobre la imagen inicial.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los días del arco iris»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los días del arco iris» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los días del arco iris»

Обсуждение, отзывы о книге «Los días del arco iris» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x