Así pues, Edwarda y Scarsdale se veían cada día pero llevaban vidas casi completamente desincronizadas, habitando cada uno en su pro__nos grises; el de Edwarda en malva, a veces castaño rojizo.pia ciudad incompleta, como capas superpuestas parcialmente en uno de los nuevos procesos de impresión de color: el de Scarsdale en to
* * *
Kit había bajado a los establos, donde al poco se le unió Dittany Vibe, cuyos ojos centelleaban bajo el ala de un sombrero casi irresistible. En el cuarto de los arreos, ella simuló inspeccionar un conside__tos, fustas, látigos de calesa y demás.rable inventario de arneses, ronzales, bridas, collares, tirantes, látigos cor
– Me encanta cómo huele aquí -susurró ella. Cogió una fusta tren__lizado de éstas en Colorado, Kit.zada de semental y la chasqueó un par de veces-. Debes de haber uti
– Nos suele bastar con unas pocas palabras escogidas -dijo Kit-, Nuestros caballos se portan bien, supongo.
– Pues nada que ver con estos animales del este -dijo ella en voz baja-. Ya ves cuántas fustas y cosas por el estilo hay aquí. Nuestros caba_llos son muy, pero que muy malos. -Le pasó la fusta-. Imagino que ésta debe de hacer un daño espantoso.
Antes de que él se diese cuenta, ella ya se había dado la vuelta, se había levantado la falda de su atuendo de amazona y se exhibía, mi__nominado traviesa expectación.rando hacia atrás por encima del hombro con lo que uno habría de
El miró la fusta. Medía metro veinte, y tenía un dedo de grosor.
– Por su peso, parece una fusta profesional… ¿estás segura de que no te sentirías mejor con algo más ligero?
– Me puedo dejar las bragas puestas.
– Umm, veamos…, si no recuerdo mal, depende de cómo plantes los pies…
– Bien pensado -dijo la prima Dittany-, tu mano enguantada de_bería servir de sobra.
– Será un placer -respondió sonriente Kit y, como se vio, también lo era para Dittany, aunque las cosas se pusieron un poco ruidosas al cabo de un rato y decidieron trasladarse al pajar contiguo.
Se pasó el resto del día intentando encontrar un momento para hablar con 'Fax sobre ese asunto de su prima, pero, como si los demás conspiraran para impedírselo, siempre había visitantes inesperados, lla____________________gía por fin para ver qué podía hacer.tores durante demasiado tiempo se sumía en un estado muy parecido a la ebriedad, momento en el que su otra mente co-consciente emerpezó a inquietarse, como cuando al trabajar en un problema de vecmadas de teléfono, improvisados partidos de tenis sobre hierba. Kit em
Avanzada esa tarde, tras otros jadeantes diez minutos con Dittany dentro de una tienda de palmito a rayas durante una fiesta con parti____________________nipulada por una mano en una válvula oculta. Miró a su alrededor buscando interruptores en las paredes, pero no encontró ninguno. A lo lejos, al final de uno de los pasillos, creyó ver una figura oscura que retrocedía hacia lo invisible luciendo uno de esos salacots que se decía llevaban los exploradores. Kit se dio cuenta ra escurriendo, disminuyendo suavemente como una luz de gas mado de croquet, y después de que se retiraran casi todos, Kit vagaba por la casa cuando oyó música de piano procedente, supuso, de la sala de música. Buscó el origen del sonido, las frases inacabadas que daban paso a nuevas que igualmente quedaban inconclusas, los acordes con los que él mismo había dado por casualidad, sentado al teclado del piano, pero que nunca había considerado exactamente música… Avanzó bajo una luz ámbar oscura como si la corriente eléctrica de la casa se estuviede que debía de tra_tarse de la oveja negra de la familia, aquel del que tanto se hablaba, Fleetwood Vibe, de regreso de una de sus expediciones.
R. Wilshire Vibe no se había ganado la simpatía de su sobrino con su «espectáculo» actual, Travesuras africanas, donde se oía el pegadizo:
Cuando esos nativos se vuelven locos,
cuando tu vida no vale un moco,
con ojos desorbitados, vestidos con andrajos,
van a hacerte llegar tarde al trabajo;
así que, dime, qué vas a hacer,
cuando vengan aullando a por ti, ¡unga, unga!
corriendo entre esos árboles de la jungla
para no convertirte en su cena. Pues
allá, en aquella tierra remota,
no encontrarás hot-dogs ni jamón de bellota,
lo que les gustaría zamparse es
sesos a la parrilla sacados de tu cabezota, así que
Si viajas por esos lares,
escucha mi consejo
para no acabar en la olla, viejo:
no seas quijotil
y llévate un automóvil.
A todos les gustaba reunirse alrededor del Steinway, en el salón, para cantarlo juntos. Y a todos les divertía mucho, salvo a Fleetwood, que se pasaba como poco treinta y dos compases por noche intentan_do no tomárselo a mal.
– En realidad todavía no saben que estoy aquí -le confesó a Kit-. Y si perciben mi presencia, lo hacen como el que ve fantasmas, aun__para a la corrupción generalizada, pero últimamente la he perdido.que es posible que ya te hayas dado cuenta de que no se trata de gente muy espiritual. En el pasado albergué la esperanza de que Dittany esca
– Pues a mí me parece bastante honrada.
– En cualquier caso, no soy quién para juzgar. Es más, no deberías creerte nada de lo que yo diga sobre esta familia.
Kit se rió.
– Oh, bueno. Paradojas lógicas. Las entiendo bien.
Habían subido a la cima de una colina empinada, tras dejar atrás un bosquecillo de arces y de nogales negros, algunos ya viejos cuando llegaron los primeros europeos, y la mansión quedaba oculta entre el follaje, más abajo.
– Antes todos subíamos hasta aquí en invierno y luego bajábamos en trineo. Por entonces nos parecía casi vertical. Y fíjate en aquello. -Hizo un gesto con la cabeza hacia el oeste. A través de kilómetros de humo de carbón y bruma salada, Kit distinguió algunas torres casi invisibles de Nueva York, sobre las que se abatían los rayos radiales del sol de última hora, desde detrás y entre nubes que parecían casi sus pro__día imaginar ningún paisaje continuo que llevara de manera natural desde donde estaba a lo que veía. Claro que ahí se encontraba Queens, pero pios prototipos celestiales, lo que los fotógrafos llamaban un «cielo de dos minutos», destinadas a encapotar el cielo rápidamente y puede que a dejar caer algunas gotas-. Cuando venía solo era para contemplar la ciudad, pensaba que tenía que haber un portal a otro mundo… No pocuando me enteré, ya era demasiado tarde, yo estaba obsesionado con el sueño de un pasaje a través de una puerta invisible. Podría tra_tarse de una ciudad, pero no necesariamente. Era más una cuestión de lo invisible adquiriendo sustancia.
Kit asintió. -Y…
Fleetwood se metió las manos en los bolsillos y negó lentamente con la cabeza.
– Se cuentan cosas, como mapas que coinciden…, demasiado cohe____________________teza no es que la has descubierto, sino que vuelves a encontrarla. En un único e intenso episodio de iluminación, lo recuerdas todo.grafía es tanto espiritual como física. Si te topas con ella, tu mayor cersiones… Siempre hay un lugar oculto cuya entrada no es obvia, la georentes en demasiadas lenguas e historias como para tratarse sólo de ilu
– El hogar.
– Oh… -exclamó siguiendo la mirada de Kit colina abajo, hacia la «gran casa» invisible, el sol de última hora sobre los árboles-. Hay hogares y hogares, ya lo sabes. Y en estos tiempos…, lo único que les preocupa a mis colegas es encontrar cataratas. Cuanto más espectacu____________________tas vectoriales?co que yo busco ahora es el movimiento por el movimiento mismo, lo que vosotros llamáis el vector, creo… ¿Existe algo parecido a incógnilares sean, más oportunidades para un hotel caro… Parece que lo úni
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