– Te pillamos, papá.
– Cici, un poco de respeto. Algún día voy a hacerte desaparecer a ti.
– ¡Ahora! -gritaron dos o tres de los pequeños Zombini saltando sobre la tapicería-, ¡que desaparezca ahora mismo!
Luca llevaba mucho tiempo interesado por la ciencia moderna y los recursos que ponía a disposición de los magos, entre ellos el pris_ma de Nicol y los usos ilusionistas de la doble refracción.
– Cualquiera puede partir a su asistente por la mitad -dijo-; es uno de los números más viejos de la profesión. El problema es que siem_pre se recompone, siempre hay un final feliz.
– ¿«Problema»? ¿Es que no debería haber un final feliz? -pregun_tó pasmada Bria-. ¿Como en esos sangrientos espectáculos de horror que hay en París, Francia?
– No exactamente. Ya conocéis esto. -Extrajo un pequeño cristal de espato de Islandia casi perfecto-. Dobla la imagen, las dos se sola_pan; con el tipo de luz apropiado, las lentes adecuadas, pueden sepa_rarse por fases, un poco más cada vez, paso a paso, hasta que de hecho es posible escindir a alguien por la mitad ópticamente, y en lugar de dos trozos distintos de un cuerpo, tenemos ahora dos individuos comple_tos andando por ahí, que son idénticos en todos los sentidos, capisci?
– No muy bien, pero…
– Pero ¿qué? -replicó un poco a la defensiva.
– Es un final feliz. ¿No vuelven a ser una persona otra vez?
Se miró fijamente los zapatos, y Bria comprendió que seguramen_te era la única en la casa de la que él podía esperar que le planteara esa pregunta.
– Pues no, y eso ha supuesto una especie de problema continuo. Nadie sabe cómo…
– Oh, papá.
– … revertir el proceso. He estado en todas partes, he preguntado a todo el mundo, a profesores universitarios, a gente de la profesión, incluso a Harry Houdini en persona, y ni idea. Mientras tanto…
– No me lo digas. -Sí.
– Y bien… ¿cuántos?
– No sé, puede que… ¿dos o tres?
– Porca miseria, eso quiere decir que son cinco o seis, ¿no? ¿Te das cuenta de que podrían demandarte por eso?
– Era un problema óptico. Creía que sería completamente rever____________________sos irreversibles de uno y otro tipo, y se abría un poco una especie de hueco, y eso bastaba para que fuera imposible volver atrás, al punto exacto del que se había partido.gamos, un par de segundos en los que el tiempo transcurría, procesible. Pero según el Profesor Vandequice, de Yale, se me pasó por alto el factor tiempo: no sucedía todo a la vez, de manera que había, di
– Y yo aquí pensando que eras perfecto. Imagina mi decepción. Así que esos sujetos tuyos andan por ahí llevando dobles vidas. No creo que les haga mucha gracia.
– Abogados, funciones interrumpidas, amenazas de violencia. Lo habitual.
– ¿Y qué hacemos nosotros?
– Sólo hay un lugar en el mundo donde se fabrican estas unidades: la Isla de los Espejos en la Laguna de Venecia. Puede que a estas al_turas no sea más que el nombre de un holding, pero todavía fabrican y comercializan los espejos de mago más finos del mundo. Es muy probable que allí alguien tenga cierta idea.
– Y casualmente nos ha contratado el Teatro Malibran de Venecia para dentro de un par de semanas.
Sí, Luca Zombini se había presentado ese día con la sorprenden_te noticia de que su número estaba contratado para una gira europea, y toda la familia, Dally incluida, iba a navegar en el transatlántico Stupendica ¡dentro de dos semanas! Como si acabara de abrirse una vál_vula en un remoto rincón del sótano, el apartamento entero se sumió en las turbulencias de la preparación para el viaje.
Entre las múltiples faenas, Dally encontró un momento para ha_blar con Erlys.
– ¿Estáis seguros de que hace falta que os acompañe?
– Dahlia. -Se quedó paralizada de golpe, el trapo del polvo a pun_to de escurrírsele entre los dedos.
– Quiero decir que presentándome como lo hice…
– No…, no, nosotros ya…, la verdad es que supongo que ya contá_bamos contigo. Dally, mujer, sencillamente llegaste… y, bueno, ¿qué pasaría con el Truco del Gong Chino?
– Oh, Bria ya sabe hacerlo hasta dormida.
– No sé si prefieres quedarte aquí, vamos a subarrendarle la casa a aquellos acróbatas rumelianos orientales, aunque puede que no sea la compañía ideal para ti.
– Ya me las apañaré en cualquier sitio. Con Katie, o con quien sea.
– Dahlia, mírame. -Era más fácil no hacerlo, pero la chica obede__te y esperar demasiado. Por parte de cualquiera de las dos.ció-. Sé que nunca quisiste quedarte con nosotros. Habría sido pedir
Un leve encogimiento de hombros.
– Nunca tuve la seguridad de que siquiera fuerais a aceptarme.
– Pero apareciste en la puerta, y a lo mejor, quién sabe, se suponía que debías estar con nosotros, no sé, de algún modo…
Un silencio, grave y antinatural, se había extendido por el inmen__gamente reprimido susurro:so apartamento, como si sugiriera que ése era el instante perfecto, sin un Zombini que lo pudiera oír, para manifestarse con un feroz y lar
– Apenas era un bebé… ¿cómo pudiste abandonarme así?
Una especie de sonrisa, casi de agradecimiento.
– Me preguntaba cuándo saldría.
– No he venido a buscar nada.
– Ya sé que no. -¿Lo que sonaba en su voz era un acento neoyor_quino?-. Bueno. ¿Cuánto te contó Merle?
– Nada malo de ti. Sólo que nos abandonaste.
– Pues eso ya es bastante malo, diría yo.
– El sabía que yo acabaría viniendo aquí. Nunca me lo impidió.
– Pero no te dio ningún mensaje para mí. Nada de «lo pasado, pa_sado está», ni nada por el estilo.
– Si hubo algo así, nunca lo supe. A lo mejor… -Levantó la mira_da hacia Erlys, insegura.
– A lo mejor pensó que debías escuchar la historia de mi boca.
– ¿Y bien? Eso significa que confía en que tú me cuentes la verdad.
Erlys se dio cuenta de que ambas estaban sosteniendo los extre__le, se acercaron, la doblaron, la redoblaron y se apartaron.mos opuestos de una sábana. Con la gracilidad de unos pasos de bai
– No tengo muy claro que sea el mejor momento para hablar de eso…
Dally se encogió de hombros.
– ¿Cuándo lo será?
– Muy bien. -Lanzó una última mirada alrededor con la esperan__ra-, Cuando Merle y yo nos conocimos, yo ya estaba embarazada de ti. Así que…za de que apareciera un Zombini pequeño, cualquiera, y lo pospusie
Ahí estaba. Dally se encontró inesperadamente sentada en el sofá cama. Se levantó polvo, los cojines resollaron y las enaguas suspiraron a su alrededor. Dos o tres posibles comentarios mordaces le pasaron por la cabeza.
– Muy bien, en ese caso -tenía la boca inexplicablemente seca-, mi verdadero padre… ¿dónde está?
– Dahlia -dijo asintiendo enérgicamente, como si no quisiera de____________________lo en dos palabras, me puso de patitas en la calle. Merle nos dio un hogar. Y en cuanto a tu «verdadero» padre, bueno, es Merle, mucho más de lo que lo hubiera sido el otro. Por si te sirve de ayuda.maba Bert Snidell. Ese pelo rojo tuyo es de él. Su familia, por decirjarse caer en un fácil distanciamiento-, murió. Un poco antes de que tú nacieras. Un accidente de tranvía en Cleveland. Fue rápido. Se lla
No de mucha.
– ¿Te parece que es eso lo que quiero escuchar? ¿Un hogar? ¿Tú me hablas de un hogar? Lo que hiciste fue huir en cuanto pudiste, ¿por qué no me tiraste al mierdoso vertedero de la ciudad de camino? -¿De dónde le habían salido esas palabras? No de ninguna parte en concre_to, sino de mucho más lejos que nada de lo que hubiera sentido hasta ese momento…
Читать дальше