Julia Navarro - La Sangre De Los Inocentes

Здесь есть возможность читать онлайн «Julia Navarro - La Sangre De Los Inocentes» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Sangre De Los Inocentes: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Sangre De Los Inocentes»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Algún día alguien vengará la sangre de los inocentes…
Soy espía y tengo miedo. Así empieza la crónica que escribe Fray Julián, notario de la inquisición, cuando recibe la misión de relatar los enfrentamientos acaecidos en Montsegur (Francia) a mediados del siglo XIII. Las luchas de poder entre los cátaros y el control que, en nombre de la fe, lleva la inquisición, propiciarán que la crónica del fraile sea un valioso tesoro a descubrir. Su última frase – algún día, alguien vengará la sangre de los inocentes – se convertirá en un enigma a descifrar de generación en generación. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, Ferdinand verá con sus propios ojos como el mundo se desintegra. Tiempo después, a principios del siglo XXI, Raimón de la Pallisiére, hijo del aristócrata francés, recurrirá a El Facilitador, un hombre que desde la sombra maneja los hilos de poder, para un único fin: cumplir la sed de venganza por tanta sangre derramada a lo largo de la Historia.

La Sangre De Los Inocentes — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Sangre De Los Inocentes», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Raymond la escuchaba fascinado. El tono de voz de Ylena era cansino; parecía estar contando una historia banal. Lo que más le sorprendía era la rigidez de su rostro, que no cambiara de expresión.

– Me encontraron al día siguiente. No podía hablar, ni andar, ni llorar. Estaba inconsciente, en coma, más cerca de la muerte que de la vida. La sangre se había hecho una costra a mi alrededor. Me llevaron a un hospital y allí lograron devolverme a la vida. Tuvieron que operarme y vaciarme por dentro. Aquellos bestias… me destrozaron el útero, los ovarios… y además me mutilaron. Sí, después de lo que me habían hecho, me mutilaron por si acaso algún día lograba recuperarme y me quedaba algún deseo de tener un hombre cerca. ¿Sabe? Lo peor fue que a nadie le importó. La matanza que llevaron a cabo en mi pueblo, las violaciones… eso no salió en las noticias, nosotros éramos serbobosnios, y en aquella guerra nos había tocado el papel de malos. Cuando nuestros hombres destrozaban algún pueblo y violaban a sus mujeres se convertía en noticia internacional, pero si se violaba a las serbias tanto daba, el mundo entero clamaba por los bosnios y por nadie más. Ellos organizaron bien la propaganda y contaron con la ayuda de aquellas brigadas musulmanas con voluntarios de todos los países islámicos. Ellos parecían ser las únicas víctimas. Nosotros éramos cristianos, pero a los cristianos del resto del mundo no parecía importarles lo que nos hacían los musulmanes, les defendían a ellos, protestaban por lo que les sucedía a ellos. Ni siquiera la poderosa Iglesia de Roma hizo nada eficaz…Ya le dije que perdí a casi toda mi familia a manos de aquellos mercenarios, y yo… yo sólo soy un resto de mujer sin porvenir, ni nada que ofrecer, porque ni siquiera a mí misma puedo ofrecerme. No me importa morir. En realidad me mataron aquel día, de manera que tanto me da volar en Estambul al tiempo que todas esas reliquias. Al menos, con eso les devuelvo algo del mal que nos hicieron.

»No me vuelva a preguntar si me importa morir, no lo haga. Sepa que yo ya estoy muerta.

Raymond se levantó de la silla sin mostrar ninguna emoción. En realidad no sentía piedad por aquella mujer. Era sólo un instrumento más en su venganza, a él tanto le daban los cristianos como los musulmanes; eran parte del precio que tenía que pagar, el que le había puesto el Facilitador: la Cruz por las reliquias de Mahoma, y luego la gran confrontación. Ahí es donde el Facilitador ganaba. Él sólo quería ver a Roma humillada, y de esa manera vengar a aquellos inocentes que regaron con su sangre Occitania.

– No salga del hotel hasta mañana. Coja un taxi para ir a la estación. Ya nos pondremos en contacto con usted.

Cuando llegó a su suite se sirvió una copa de calvados y luego buscó el móvil al que colocó una tarjeta nueva.

– Buenas noches.

El Facilitador le respondió al otro lado de la línea. Estaba satisfecho por la marcha del plan. Raymond de la Pallisière, vigésimo tercer conde d'Amis, acababa de recibir la orden de que no se moviera de París hasta que él le llamara.

Uno de los policías franceses adscritos al Centro de Coordinación Antiterrorista se percató de la mirada que los dos hombres del Yugoslavo dirigieron a la mujer que en aquel momento estaba pagando la cuenta del hotel.

Eran las once de la mañana, y el vestíbulo se hallaba repleto de gente, huéspedes que deseaban abonar el importe de su cuenta y otros nuevos que llegaban.

El policía llevaba cerca de una hora haciendo que leía un periódico y degustaba un café, exactamente lo mismo que parecía hacer uno de los hombres del Yugoslavo, mientras el otro se encontraba cerca de la puerta de entrada, en un punto donde podía ver a todo el que entrara o saliera del hotel.

La mirada del hombre del Yugoslavo se posó durante unos instantes en Ylena, pero inmediatamente apartó la mirada y se concentró de nuevo en el periódico. El policía observó a la mujer y pensó que era atractiva aunque, salvo los ojos azules que destacaban sobre el rostro ovalado, tampoco vio en ella nada especial. La mujer parecía fuera de lugar en aquel hotel. No llevaba joyas, ni iba vestida con demasiado gusto: unos pantalones negros, un jersey de seda negro, un pañuelo que no parecía ser de marca envolviéndole el cuello, un bolso negro colgado al hombro que no ostentaba ninguna de esas marcas prohibitivas para el común de los mortales como él.

Pensó que a lo mejor la chica había pasado la noche con alguien, pero descartó la idea de inmediato al verla pagar la cuenta en metálico. Eso tampoco era normal: ¿quién paga en metálico hoy en día y más en un hotel como el Crillon? A lo mejor se equivocaba y era una simple turista pero, por si acaso, siseó a través del transmisor que llevaba oculto y cuyo micrófono parecía ser un inocente pin en la solapa de la chaqueta.

– Puede no ser nada, pero va a salir una mujer de aproximadamente uno ochenta de estatura, el cabello rubio oscuro y ojos azules, va vestida de negro, y el sujeto la ha mirado. No sé, pero no parece una dienta habitual del hotel.

– ¿Es guapa? -le respondió con sorna uno de sus compañeros que aguardaban fuera-. A lo mejor el tipo tiene buen olfato y le ha gustado esa mujer -continuó.

– Puede ser, estad atentos a la reacción del otro sujeto.

Ylena salió del hotel llevando, además del bolso de mano, una maleta pequeña de color negro. Un botones la acompañó a la puerta empeñado en llevársela. El portero le ofreció pedir un taxi, lo que ella aceptó de inmediato. Dos minutos después se perdía en el tráfico de París.

El hombre del Yugoslavo que vigilaba la puerta no se movió, ni tampoco miró a Ylena. Su compañero de dentro del hotel le acababa de llamar por el móvil.

– No mires, aquí hay uno de la competencia. Me acabo de dar cuenta.

Un minuto más tarde el policía que continuaba dentro del hotel escuchó la voz de su compañero.

– Falsa alarma. Hemos visto salir a la chica; no estaba mal, pero el tipo ni la ha mirado, tampoco la ha seguido.

– ¿Por qué no mandáis a uno de los nuestros que lo haga?

– Chico, ya me dirás por qué! Ya te digo que ni la ha mirado, y te aseguro que hemos peinado la zona; por aquí no hay más hombres del Yugoslavo. No nos hagas perder el tiempo ni lo pierdas tú. Procura que no se te escape el sujeto porque eso sí que sería un problema.

El policía asintió de mala gana. Algo le decía que el hombre del Yugoslavo había mirado de manera especial a aquella mujer y que ese interés nada tenía que ver con la apariencia de la joven. Pero decidió obedecer. Si el sujeto se le despistaba el que tendría problemas sería él.

23

– Aquí vivió Beato de Liébana en el siglo viii. Todos ustedes conocerán sin duda sus Comentarios al Apocalipsis de San Juan . Beato fue un monje muy singular que incluso se atrevió a polemizar con el entonces metropolitano de España y arzobispo de Toledo que defendía la doctrina adopcionista. Pero lo importante son los textos que escribió, que ya entonces alcanzaron una gran difusión y fueron ilustrados con magníficas miniaturas. Beato también escribió un himno en el que por primera vez se defendía la predicación de Santiago el Mayor en España; realmente ese himno fue premonitorio porque casi de inmediato se encontró la tumba del Apóstol en Compostela, y…

– Entonces, ¿por qué este monasterio se llama de Santo Toribio en vez de estar dedicado a Beato? -preguntó una mujer interrumpiendo las explicaciones de la guía, que la miró a su vez con fastidio porque no era la primera vez que la cortaba.

– Precisamente se lo iba a explicar ahora. Este monasterio fue fundado en la época visigoda. Entonces se llamaba San Martín de Tours. La tradición nos ha legado dos historias: una se refiere al obispo de Palencia, Toribio, que en el siglo vi andaba por estas tierras intentando convertir a los paganos; la otra se refiere a que santo Toribio de Astorga, famoso por combatir la herejía prisciliana, estuvo también aquí, y precisamente él, que en el siglo y había peregrinado a Tierra Santa, trajo numerosas reliquias; es posible que entre ellas se encontrara el mayor trozo de la Vera Cruz. En el siglo xi los monjes de la abadía seguían la regla de san Benito y entre los tesoros del monasterio se encontraba el cuerpo de santo Toribio, y…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Sangre De Los Inocentes»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Sangre De Los Inocentes» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Sangre De Los Inocentes»

Обсуждение, отзывы о книге «La Sangre De Los Inocentes» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x