Colleen McCullough - Tim

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough - Tim» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tim: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tim»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El pájaro espino, la magnífica novela de Colleen McCullough, ha sido best seller en muchos países del mundo por su notable calidad literaria y el denso contenido humano que la distingue. Tim es una novela anterior de la misma autora, que no le va en zaga en forma alguna. Plantea el viejo problema de la edad en el amor, mejor dicho, de la diferencia de edades en el amor. Tim es un joven obrero de veinticinco años, hijo de un matrimonio humilde, que posee la belleza y la perfección física de un Adonis griego. Conserva, empero, una mente infantil, poco desarrollada. Mary es una solterona de más de cuarenta años que ha encontrado su tranquilidad espiritual consagrándose a su trabajo, hasta que, inesperadamente, un día ve a Tim. Estudio penetrante de psicología humana, escrita con dignidad y sencillez, Tim es otra notable creación de Colleen McCullough.

Tim — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tim», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

»Sé que te es difícil comprenderlo todo inmediatamente -finalizó Mary-, pero aquí estaré, explicándotelo hasta que no tengas la menor duda.

Como una mezcla de lluvia y viento y sol, el dolor y el gozo se confundían en los ojos de Tim, hasta que éstos se opacaron y hundió la cabeza en el regazo de Mary. Ella no se movió, acariciándole el cabello y le habló en voz baja, siguiendo el contorno de su cuello y de la oreja tiernamente con la punta del dedo, una y otra y otra vez.

Cuando al fin alzó la cabeza para mirarla, trató de sonreír y no lo consiguió. De pronto, la expresión de su rostro cambió, la mirada perdida volvió a aparecer en sus ojos y la mirada extrañada que había en ellos se retiró tras un velo de melancólico retraimiento. Al lado izquierdo de su boca el hoyuelo se hizo todavía más pronunciado y su rostro volvió a ser el del payaso trágico de toda comedia, volvía a ser el amante repudiado, el cuclillo en el nido de la alondra.

– ¡Oh, Tim! -le rogó ella-. ¡Por favor, no me mires así!

– En el trabajo me dicen el lerdo Tim -dijo él-, pero si de veras me esfuerzo, puedo pensar un poco. Desde que mamá se fue, he estado tratando de pensar algo que te muestre cuánto me gustas, porque creía que papá te gustaba más que yo. Mary, yo no sé qué es lo que tú me haces, únicamente lo siento y no puedo decírtelo porque no tengo las palabras. Nunca pude encontrar las palabras… Pero en las películas que veo en la televisión, el hombre abraza a la muchacha y luego la besa y entonces ella sabe cuánto le gusta a él. ¡Mary, tú me gustas mucho! Me seguiste gustando aunque creí que yo ya no te gustaba; ¡me gustas, me gustas!

La tomó de los hombros y la puso de pie, abrazándola con demasiada fuerza cuando la rodeó con los brazos; instintivamente, ella alzó la cabeza para respirar mejor.

No sabiendo encontrarle la boca, él oprimió su mejilla contra la de ella, buscándole torpemente los labios con los suyos. Tomada completamente desprevenida, porque las últimas palabras y la última acción de él habían sido demasiado rápidas para comprenderlas de inmediato, Mary luchó frenéticamente por librarse del abrazo y, repentinamente, ya nada importó, había sólo la sensación de ese hermoso cuerpo joven y de esa boca que experimentaba ansiosamente. Tan falta de experiencia como él, pero mentalmente mucho mejor preparada, Mary sintió la necesidad que Tim tenía de ayuda y seguridad. No podía fallarle también en eso, no se sentía capaz de hacer pedazos su orgullo, de humillarlo rechazándolo. El apretón en que él la tenía se aflojó lo suficiente para que ella librara las manos y éstas volaron a la cabeza de Tim, acariciándole la frente y cerrándole los ojos abiertos, explorando la seda de sus pestañas y los cóncavos huecos de sus mejillas. Él la besó según él creía que se hacía, con los labios fuertemente apretados, y no le satisfizo; ella se apartó durante un momento y le bajó un poquito el labio inferior con el pulgar, haciéndole que abriera ligeramente la boca, y luego las manos ascendieron hasta su rubio cabello y le forzaron la cabeza hacia abajo. Tim no se sintió desilusionado esta vez y su estremecido deleite se le transmitió a ella como una corriente eléctrica.

Mary ya antes lo había tenido en sus brazos, pero como un niño, nunca como un hombre, y el impacto de descubrir en él al hombre la dejó estupefacta. El perderse en sus brazos, el sentir su boca, el permitirle a sus propias manos que siguieran los planos del cuello de él, descendiendo hasta el terso y musculoso pecho, era descubrir en ella misma una necesidad de todo eso, un agonizante placer en sentir las fuertes manos en su cuerpo. Tim encontró sin que lo guiaran los contornos de sus senos y luego deslizó una mano por la abertura del cuello del vestido y la cerró posesivamente en uno de sus hombros.

– ¡Mary! ¡Tim! ¡Mary! ¡Tim! ¿Dónde estáis? ¿No me oís? ¡Soy Ron! ¡Contestad!

Mary se separó bruscamente de él y lo tomó de la mano, forzándolo a que la siguiera al refugio de los árboles. Siguieron corriendo hasta que la voz de Ron ya no se escuchó a sus espaldas y al fin se detuvieron. El corazón le latía a Mary tan furiosamente que apenas si podía respirar y por un momento pensó que se iba a desmayar. Respirando afanosamente, se aferró a uno de los brazos de Tim hasta que se sintió mejor; luego se retiró de él un poco, ya más dueña de sí misma.

– Estás viendo a una estúpida vieja tonta -dijo entonces, volviéndose a mirarlo.

Tim le sonreía a la manera de antes, totalmente adorable, sólo que ahora había cierta diferencia, con una nueva fascinación y asombro que antes no existía, como si, ante sus ojos, ella hubiera ganado toda una nueva dimensión. La mirada de él la volvió a la realidad como ninguna otra cosa lo hubiera hecho; se llevó la mano a la cabeza, tratando de pensar.

¿Cómo había sucedido? ¿Cómo iba ahora a llevar la situación? ¿Cómo iba a regresar al terreno que antes ocupaban sin lastimarlo?

– Tim, no debíamos haber hecho eso -dijo lentamente.

– ¿Por qué? -el rostro se le había encendido de felicidad-. ¡Oh, Mary, yo no sabía que se sentía así! ¡Me gustó! ¡Me gustó mucho más que cuando me abrazas y me consuelas!

La mujer movió la cabeza decididamente.

– ¡No importa, Tim! -exclamó-. ¡No debíamos haberlo hecho! Hay cosas que la gente no debe hacer y ésa es una de ellas. Es muy malo que nos haya gustado porque no debe volver a suceder; no debe volver a suceder nunca, no porque no me haya gustado tanto como a ti, sino porque no debe ser. Tienes que creerme, Tim, ¡sencillamente no debe ser! Yo soy responsable de ti, tengo que cuidarte del mismo modo como te hubieran cuidado tu padre y tu madre y eso significa que no podemos besarnos; sencillamente no podemos.

– ¿Pero por qué, Mary? ¿Qué hay de malo en eso? ¡A mí me gustó mucho! -Toda la alegría se le había ido del rostro.

– En sí, Tim, no hay nada de malo. Pero entre tú y yo está prohibido, es un pecado. ¿Sabes lo que es pecado?

– ¡Claro que lo sé! Es cuando haces algo que a Dios no le gusta -repuso él.

– Pues bien. A Dios no le gusta que nos besemos.

– ¿Pero cómo puede importarle eso a Dios? ¡Oh, Mary, nunca antes había sentido algo así! ¡Es lo más cercano que he sentido alguna vez a tener bien la cabeza! ¿Por qué había de importarle eso a Dios? No es justo que eso le importe a Dios. ¡Sencillamente no es justo!

A ella se le escapó un suspiro.

– No, Tim -contestó-, no es justo. Pero a veces nos es muy difícil comprender los designios de Dios. Hay un montón de cosas, algunas de ellas tontas, que uno tiene que hacer sin comprenderlas en lo absoluto, ¿o no es así?

– Sí, supongo que sí -repuso él ariscamente.

– Pues bien; cuando se trata de comprender las intenciones de Dios ninguno de nosotros es suficientemente inteligente… ni tú, ni yo, ni tu padre, ni el Primer Ministro de Australia ni la Reina somos suficientemente inteligentes. ¡Tim, tienes que creerme! -le urgió ella-. ¡Tienes que creerme porque si no lo haces ya no podremos ser amigos! Tendremos que dejar de vernos. A nosotros no nos es posible abrazarnos ni besarnos; eso es un pecado a los ojos de Dios. Tú eres un hombre joven y no tienes bien la cabeza y yo ya me estoy haciendo vieja y mi cabeza funciona perfectamente. ¡Soy lo bastante vieja para ser tu madre, Tim!

– ¿Y qué tiene que ver todo eso?

– A Dios no le gusta que nos abracemos ni que nos besemos porque entre nosotros hay una diferencia de edad muy grande, y lo mismo sucede con nuestra mentalidad; eso es todo, Tim. Me gustas, me gustas más que nadie en el mundo, pero no puedo abrazarte ni besarte. No nos está permitido. Y si tú tratas de volver a besarme, Dios hará que ya no vuelva a verte, y no quiero dejar de volver a verte.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tim»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tim» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Credo trzeciego tysiąclecia
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «Tim»

Обсуждение, отзывы о книге «Tim» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x