Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Antonio y Cleopatra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Antonio y Cleopatra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La culminación de la Saga de Roma, que ha entusiasmado a millones de lectores.
Roma, año 41 d. J. C. Tras la muerte del César, Octavio y Marco Antonio se ponen de acuerdo para administrar juntos el imperio: Marco Antonio gobernará en las provincias del Este y Octavio en las del Oeste, donde está Roma, el corazón del imperio. Marco Antonio buscará la ayuda de Cleopatra para perpetrar sus planes de conquista y ésta intentará seducirlo para conseguir que su hijo Cesarión, hijo de Julio César, gobierne en Roma. Mientras Octavio asegura su posición en Roma e Italia con la ayuda de su esposa y de Marcus Agrippa, Antonio reúne a sus fuerzas en Grecia para invadir Italia… Las tensiones entre ellos harán estallar una guerra entre ambas facciones y pondrán en peligro la unidad del imperio.
Con gran precisión y maestría, Colleen McCullough nos transporta a los escenarios de la Roma clásica y nos ofrece un verdadero episodio épico en el que el poder, el escándalo, la guerra y la pasión son el telón de fondo para un impresionante reparto de personajes brillantemente construidos.

Antonio y Cleopatra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Antonio y Cleopatra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

«Y ni siquiera todavía tiene seis años -pensó Sosigenes-, este chico ha sido bendecido por todos los dioses de Egipto.»

– No me ha gustado que dijeras que estabas dispuesto a ir -dijo su madre con el entrecejo fruncido mientras el brillante y ansioso rostro perdió su animación.

– ¡Mamá! ¡No puedes decirlo en serio! Voy a ir, debo ir contigo.

– Alguien tiene que gobernar en mi ausencia, Cesarión.

– ¡Yo no! ¡Soy demasiado joven!

– Lo bastante mayor, y es suficiente. Nada de Tarsus para ti.

Aquel veredicto rompió la vulnerabilidad de un niño de cinco años, y una inconsolable pena se apoderó de Cesarión, el típico dolor que sólo un niño puede sentir al verse privado de una nueva experiencia deseada con tremenda pasión. Se echó a llorar, pero cuando su madre fue a consolarlo, la apartó con tanta violencia que ella se tambaleó y él salió corriendo de la habitación.

– Lo superará -dijo Cleopatra, muy tranquila-. Vaya, sí que es fuerte.

– ¿Lo superará? -se preguntó Tach'a, que veía a un Cesarión diferente, dividido, ¿olorosamente solo. Él era de César, no de Cleopatra, y ella no lo comprendía. No era la oportunidad de pasearse como un niño rey lo que le hacía ansiar ir a Tarsus, era la oportunidad de ver nuevos lugares, aliviar su inquietud en aquel pequeño mundo que habitaba.

Dos días más tarde la flota real estaba reunida en la gran bahía, con el enorme navío de Filopátor amarrado en el muelle, en el pequeño anexo conocido como Rada Real.

– ¡Oh, dioses! -exclamó Delio, que la miró boquiabierto-. ¿Es todo más grande en Egipto que en el resto del mundo?

– Eso es lo que nos agrada creer -respondió Cesarión, quien por razones que él solo conocía había tomado el hábito de seguir a Delio por todas partes.

– ¡Es una barcaza! ¡Zozobrará y se hundirá!

– Es un barco, y no una barcaza -le explicó Cesarión-, Los barcos tienen quilla, las barcazas, no -continuó como un maestro-, y la quilla del Filopátor fue tallada de un enorme cedro cortado en el Líbano; en aquel entonces éramos dueños de Siria, El Filopátor fue construido correctamente, con su quilla, sus sentinas y un casco de fondo plano. Tiene muchísimo espacio bajo cubierta, y, ¿lo ves?, los dos bancos de remeros están en el exterior. No está lastrado por el peso interior ni por las batangas El mástil tiene cien pies de altura, y el capitán Agatocles ha decidido mantener la vela latina a bordo por si acaso el viento es bueno. ¿Ves el mascaron? Es el propio Filopátor que marcha delante de nosotros.

– Sabes mucho -dijo Delio, que no entendía demasiado de barcos, incluso después de aquella lección.

– Nuestras flotas viajan a la India y a Taprobane. Mamá me ha prometido que cuando sea mayor me llevará al Sinus Arabicus para verlos zarpar. ¡Me encantaría ir con ellos! -De pronto, el chico se puso rígido y preparado para la fuga-. ¡Allí está mi niñera! ¡Es un asco tener una niñera! -Se alejó a la carrera, dispuesto a eludir a la pobre criatura que no era rival para su pupilo.

No mucho después, un sirviente vino a buscar a Quinto Delio; era hora de subir a su barco, que no era el Filopátor. No sabía si estar agradecido o lamentarlo. La nave de la reina, sin duda, navegaría detrás, a cierta distancia de los demás, con todas las comodidades y los lujos preceptivos.

Aunque Delio no lo sabía, los constructores de Cleopatra habían hecho cambios en su nave, lo que había propiciado que ésta superara las pruebas marítimas sorprendentemente bien. Medía trescientos cincuenta pies de eslora, y cuarenta pies de manga. El faraón no estaría alojado cerca de los marineros; por consiguiente, bajo cubierta acomodaron a los ciento cincuenta hombres que tripulaban el Filopátor, la mayoría de ellos casi locos de terror al pensar que navegarían por el mar.

La vieja sala de recepción la convirtieron en el dominio del faraón, lo bastante grande como para albergar un espacioso dormitorio, otro para Charmian e Iras y un comedor con veintiún divanes. La arcada con columnas con capiteles de loto -lo único que se conservó de origen- acababa por delante del mástil en una tarima elevada, techada con tejas de loza fina y apoyada con una nueva columna en cada esquina. Delante había una sala de recepción un poco más pequeña que la otra para que Sosigenes y Cha'em pudiesen tener sus propias habitaciones. Y más adelante, hábilmente oculta en la proa, había un área de cocina abierta. En los cruceros por el río, la mayoría de las comidas se preparaban en la costa; el fuego siempre era un peligro a bordo. Pero en el mar no había costa donde cocinar.

Cleopatra había llevado con ella a Charmian e Iras, dos mujeres rubias de impecable descendencia macedonia que habían sido sus compañeras desde la infancia. Suya había sido la tarea de seleccionar a treinta muchachas para viajar con el faraón hasta Tarsus; debían ser hermosas de rostro y voluptuosas de cuerpo, pero ninguna podía ser una prostituta. La paga era de diez dracmas de oro, una pequeña fortuna, pero no era la paga lo que las reconciliaba con lo desconocido, sino las prendas que les habían dado para vestir en Tarsus: transparentes telas de oro y plata, brocados resplandecientes con hilos de metal, linos traslúcidos en todos los tonos del arco iris, lanas tan finas que se pegaban a sus cuerpos como si estuviesen mojadas. Una docena de niños hermosos y quince bárbaros muy altos con magníficos físicos habían sido comprados en los mercados de esclavos de Pelusium. Todos los varones a la vista estaban vestidos con faldellines bordados que parecían colas de pavo real. Cleopatra había decidido que el pavo real debía ser el tema del Filopátor, por eso se había gastado mucho oro en comprar plumas de pavo real para hacer llorar a Antonio.

La flota zarpó el primer día de mayo y con la vela, el Filopátor mostró su popa despreciativamente al resto. El único viento que se hubiese opuesto a su rumbo norte, el etesio, no soplaba en aquella época del año. Una fuerte brisa del sudeste llenaba las velas de las flotas y hacía la vida mucho más fácil para los remeros, No se presentó ninguna tempestad que los obligase a buscar refugio a lo largo del camino, y el piloto a bordo del Filopátor, en la vanguardia, identificaba cada punto de tierra en la costa siria sin vacilar. Al llegar al cabo de Heraclea, que miraba a la punta de la costa de Chipre, vino a ver a Cleopatra.

– Su majestad, tenemos dos alternativas -manifestó, de rodillas.

– ¿Cuáles son, Palamedes?

– Continuar a la vista de la costa cilicia, hasta llegar al promontorio de Rhosicum, y luego cruzar por lo alto del Sinus Isicus hasta las desembocaduras de los grandes ríos de Cilicia Pedia. Eso significa bancos de arena y bajíos y, por ende, una navegación lenta.

– ¿Cuál es la otra alternativa?

– Salir aquí a mar abierto y navegar casi al noroeste (algo posible con este viento) hasta que alcancemos la costa de Cilicia en algún lugar cerca de la desembocadura del río Cidno.

– ¿Cuál es la diferencia de tiempo en el mar, Palamedes?

– Eso es difícil de decir, su majestad, pero quizá tanto como diez días. Los ríos de Cilicia Pedia estarán desbordados, una dificultad adicional si nos mantenemos por la costa. Pero debes comprender que la segunda alternativa es peligrosa. Una tormenta o un cambio en la dirección del viento podría enviarnos de Livia a Grecia.

– Correremos el riesgo y navegaremos por mar abierto. Los dioses fluviales de Egipto, que el padre Neptuno quizá no esperaba que apareciesen en las enormes extensiones de su reino, demostraron ser lo bastante poderosos como para mantener a la flota navegando sin error hacia la boca del río Cidno. O quizá el padre Neptuno, un dios romano, había cerrado un trato con sus colegas egipcios. Con independencia de cualquiera de las dos razones, el décimo día de mayo la flota se congregó a barlovento de la barra del Cidno. No era un buen momento para cruzar, con la corriente crecida que se oponía a la entrada. ¡Ahora, los remeros se ganarían su paga!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Antonio y Cleopatra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Antonio y Cleopatra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antony and Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «Antonio y Cleopatra»

Обсуждение, отзывы о книге «Antonio y Cleopatra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x