— Трансцендентальные, — хохотнул Хоакин.
— А мы с тобой, — сказала она, помолчав и глядя в белый потолок, — тоже мертвые?
Он лежал возле нее в неудобной позе: одной рукой подпирал голову, другой ласкал гладкий впалый живот Элены. Улыбнувшись, он сказал:
— Мы — другое дело.
— Чем же мы отличаемся от остальных?
Для ответа, которого она ждала и который он ей с радостью готов был дать, минута представлялась не самой подходящей. Хоакин поднял брови:
— Это тайна.
— Тайна?
«Зачем она допытывается?» — подумал он. Поменял позу, улегся на спину, как и она.
— Мы с тобой не мертвые. Пока еще не мертвые.
— Уверен?
— Абсолютно.
Она поставила бокал на пол.
— Но мне, если говорить откровенно, кажется, что ты уже потихоньку твердеешь.
— Как камень, — сказал он.
Она прикоснулась к нему.
Так оно и было.
Родриго Рей Роса в России не издавался и пока не известен, чего не скажешь про другие страны, где он уже давно знаменит. Пытаясь наверстать упущенное, мы и решили познакомить нашего читателя с его творчеством. Его открыло миру литературное агентство «Carmen Balcells», в свое время подарившее нам таких мастеров, как Габриэль Гарсиа Маркес и Марио Варгас Льоса. Уверены, что ни они, ни мы не ошиблись, предлагая вам запомнить это имя и следить за творчеством этого писателя. Надеемся, вы уже получили удовольствие от книги. Те же, кто «говорит на одном языке» с гватемальским писателем, надеемся, обрадуются, обнаружив в этой книге его рассказ на испанском, — это отличная возможность познакомиться с творчеством одного из ярчайших представителей гватемальской литературы в оригинале.
Septiembre de 1995
Disculpa que no te escribiera antes, pero he estado adaptándome a esta ciudad, cosa que, hasta cierto punto, ha sido fácil. No te imaginas cuánto ha cambiado mi vida, cuánto he cambiado yo misma en este tiempo. ¡Pero tardarme tres meses en escribirte a ti, mi mejor amiga! Para eso hay una explicación, o mejor dicho, una serie de explicaciones.
Recién llegada, antes de que se armara el escándalo acerca de mi padre, yo creía haber encontrado aquí mi versión del paraíso terrenal, y tú sabes que nunca he aspirado a paraísos de otra especie. ¡Qué sensación de libertad, después del ambiente al que estamos acostumbrados allá! La gente me parecía toda guapísima, una fauna exótica y como más allá de la última moda, con el fondo de líneas verticales de este rompecabezas de rascacielos. Como todo el mundo repite, lo bueno de Manhattan es que tiene de todo, y eso ayuda a que aun alguien con una historia como la mía pueda sentirse más o menos normal. (Estoy segura de que te encantaría, y espero que algún día puedas venir a visitarme.)
Mi madre me ha obligado a inscribirme en una escuelita de música llamada The Music Box, creo que sólo porque se encuentra a la vuelta de la esquina. La escuela me parece malísima, de lo más retrógrada, de verdad, con momias en lugar de profesores, que creen que la historia de la música terminó hace casi un siglo, más o menos con Brahms. En Downtown — la parte baja y más vieja de Manhattan — las hay mucho mejores, con programas acerca de Cage, Cowel & Company. Pero mi madre dice que no quiere tener que preocuparse porque yo ande viajando en el subterráneo o en autobús. La verdades que quiere mantenerme alejada de Downtown, que le parece territorio de perdición. Pero ése es el barrio que más me gusta, y adonde pienso mudarme en cuanto pueda. (O sea, inmediatamente déspues de mi próximo cumpleaños.)
Mientras tanto, recibo clases de piano, flauta y solfeo todas las mañanas. Por las tardes, mi madre me pone a practicar (hay un piano de media cola en el apartamento) y más tarde me lleva a una clase de danza un día, y al otro, a una de gimnasia. Así fuimos a Downtown la primera vez, porque allí se dan las clases de danza más innovadoras, como las de técnica de contact y release. Pero, como en una de estas clases era principalmente cosa de revolcamos todos por el suelo y tocarnos por todas partes (y aunque los bailarines te dirán que no hay nada sexual en todo eso, que sirve solamente para «hacer correr las energías», algo tiene de sexual, no creas que no), mami resultó escandalizada. Llegó a usar la palabra «degenerado» al referirse al profesor, y ahora la usa al referirse a los habitantes de la isla que viven al sur de la Calle 34.
No me gusta el barrio donde vivimos, el Upper East Side, que, abstracción hecha del paisaje de edificios, podría ser la Cañada, en cuanto al clima mental. Claro que no deja de ser Nueva York, pero la acción ocurre en otra parte. Te lo repito, ven a verme si puedes. Hay sitio en el apartamento, si quieres quedarte con nosotros, así que si no tienes dinero para el pasaje, intenta conseguirlo. Yo creo que vale la pena el esfuerzo.
Diciembre de 1995
¡Feliz Año Nuevo!
Hace casi tres meses que te escribí, y todavía no tengo noticias tuyas. Ojalá tuviera un número de fax a donde mandarte ésta, pero qué le vamos a hacer.
Aquí mi vida sigue sufriendo transformaciones. En primer lugar, el escándalo de mi padre ha alcanzado proporciones gigantescas. En noviembre, mi tío, el hermano de mi madre, nos envió algunos periódicos locales, así que supongo que ya te habrás enterado. Y espero que tu silencio no se deba a que estás demasiado horrorizada por el hecho de que tu mejor amiga de la infancia resultara ser la hija de un secuestrador.
Mi madre está desecha. La comprendo, incluso la compadezco, pero aun así me cuesta muchísimo simpatizar verdaderamente con ella. Mi padre será lo que quieran, pero para mí fue un padre ejemplar, al contrario de mi madre, que siempre me pareció que disfrutaba haciéndome la vida imposible.
No puedo creer que mi padre sea culpable de todas las atrocidades de que le acusan. Y en cualquier caso, le creo cuando me dice que todo lo hizo por mi madre y por mí. En lo más profundo, lo he perdonado. No así mi madre. Ahora que lo han extraditado, dice que no quiere saber nada más acerca de él. Que si antes de casase le hubieran dicho que pasaría veinte años en compañía de un asesino, se habría suicidado, que todavía no está demasiado vieja para rehacer su vida, etcétera, etcétera. En todo caso, está bastante bien instalada en este edificio de apartamentos (plagado de familias centroamericanas, casi todas judías, por si te interesa saberlo), que mi padre dejó a su nombre, y con una cuenta bancaria que le permitirá vivir el resto de sus días sin trabajar.
Читать дальше