Los polos como parte del todo
A menudo encontramos gente que se maneja mayormente con el hemisferio izquierdo, que defienden los puntos de vista lógicos, las matemáticas, y que piensan que no hay otra cosa fuera de esta forma de análisis, pero también están aquellos que se manejan casi exclusivamente con el hemisferio derecho, el que interpreta al sentir y sus decisiones pasan casi todas por este punto de vista, desechando la actitud racional de las personas que todo lo analizan.
Yo pienso que ambos hemisferios no son distintos en calidad, y que emplean los mismos sistemas de análisis.
Entonces, alguien se preguntará, a qué viene la división entre razón, y sentir?, pues bueno, es una forma más humana y más integrada de mencionar las cosas de manera de que nos resulte más fácil explicarlas.
El cerebro derecho con su capacidad para sentir, es un órgano que trabaja con funciones muy complejas y variadas, que en la mayoría de los casos no solo son muy complicadas sino que también están codificadas, de aquí que sus resultados sean muy generales, amplios, pero de escasa precisión, y su estructura está adaptada a este funcionamiento.
Por ello en este hemisferio se procesan las cosas muy complejas, sentimientos, música, arte, sensaciones, símbolos etc.
El cerebro izquierdo y su capacidad para analizar, vendría a ser una especie de hemisferio derecho con una enorme lupa, lo que hace que pueda mirar en el espacio micro–cósmico con una excelente definición, pero con un rango de amplitud muy limitado, con una gran precisión, pero con escasa capacidad para abarcar.
Por esto, en este hemisferio se desarrollan tareas vinculadas a lo lógico, a lo digital, a decidir entre una cosa y la otra, entre blanco o negro, a la construcción de modelos mediante el uso de las matemáticas, etc.
De este modo, los hemisferios presentan las capacidades distintas que están listadas más adelante en el cap. VII polaridad y sexo.
Es como un telescopio, y la visión humana normal, la que en nuestra analogía representa el hemisferio derecho, y el telescopio, propiamente dicho, es el izquierdo.
Jamás captaremos con el telescopio la belleza del universo en su conjunto, su magnitud, sus colores, y por lo tanto, tampoco existirá inspiración en el alma del observador inclinándose ante tanta belleza, y llenando su corazón de armonía y grandeza, pero tampoco sin él sabremos datos relativos a un cráter de Marte que buscamos y que nos interesa desde el punto de vista práctico, y por lo tanto no conoceremos el microcosmos de este Universo.
El que usa solo el hemisferio izquierdo pierde la perspectiva, es como estar mirando una pared a dos centímetros de distancia, no alcanzamos a ver la amplitud de la misma, pero sí vemos la rugosidad, su terminación, etc.
El que usa solo el hemisferio derecho ve solamente la globalidad de un sistema, pero jamás podrá observar los detalles.
Es como dice el dicho, el hemisferio izquierdo sería ver el árbol, y el derecho sería ver el bosque.
El oído es el órgano sensorial más desarrollado que posee el ser humano, con el mismo se pueden apreciar no solo, frecuencias que van del orden de los 20 Hertz hasta los 20000 Hz, es decir unas mil veces de diferencia, sino que también nuestro oído tiene la capacidad de escuchar sonidos muy débiles, hasta sonidos muy, muy fuertes, digamos que el volumen de un sonido se mide en Decibelio dB, que está expresado como un logaritmo, ya que se precisa reducir el número debido a las magnitudes excesivamente altas que darían los volúmenes si fueran lineales.
Para poder hacer estas operaciones en un rango tan grande de calidad (frecuencia) y cantidad (volumen), nuestro oído debe dividir al igual que el cerebro humano las tareas. Se sabe que la excitación sonora proveniente del aire, se transforma en movimiento en el tímpano, y se transmite a los huesos del oído, y finalmente llega al nervio auditivo, que conduce el impulso al cerebro.
Las células que transforman las vibraciones en impulsos eléctricos, que son los que entiende nuestro cerebro, están ciliadas. Desde su superficie nacen unas prolongaciones cilíndricas delgadas, dispuestas en forma perpendicular a la membrana celular.
Los movimientos en los cilios son transformados por las células en impulsos eléctricos, pero como no es físicamente posible que una sola célula transforme en impulsos nerviosos el total de la frecuencia del rango audible, por lo menos con la eficacia necesaria para que nosotros escuchemos bien, entonces se dividen en zonas de células, algunas se encargan de “escuchar las tonalidades muy agudas, otro grupo las agudas, otra las medias, otra las graves etc.
Lo mismo sucede con los volúmenes, no todas las células que están preparadas para escuchar sonidos, supongamos agudos, pueden “escuchar” sonidos de intensidad muy baja o muy alta, por lo que dentro de la zona de células que trabaja para escuchar los sonidos agudos existirán células que en esa banda se encargan de escuchar los sonidos muy débiles, otra los muy fuertes, pero la principal virtud de nuestro oído es la de afinar.
En electrónica de audio se conoce como ruido blanco a un conjunto de señales audibles que no poseen ningún patrón de comportamiento, no tienen una frecuencia fija y determinada, pero que son de una amplitud similar (volumen parecido), es el sonido que escuchamos cuando se corta la transmisión de un canal de TV, si tenemos una señal de audio que sea menor en amplitud que el ruido blanco, será imposible separar esta señal ni reconocerla, ya que al ser la señal del ruido blanco irregular no se puede suprimir.
Sin embargo, el oído del ser humano es a veces capaz de distinguir un tono de voz conocido aún en un lugar en donde están hablando muchas personas a la vez, lo que representa un buen ruido blanco.
Esto se debe a que el oído es capaz de interpretar las armónicas provenientes de una voz conocida, y reconocerla como tal, aún más, es capaz de designar un grupo de células acorde con la frecuencia y la intensidad de lo que se desea escuchar y afinar los cilios de las células, es decir que por medio de agentes químicos, los cilios se endurecen o ablandan con el objeto de tener mayor sensibilidad para afinar con la voz que se quiere escuchar.
Vemos muchas veces que la naturaleza ha empleado sistemas y tecnología similares para resolver diseños, por lo que la capacidad de nuestro oído de afinar también la tiene nuestro cerebro, que es capaz de sintonizarse con un determinado tema, problema o situación, como vimos con Kekulé los hemisferios se sintonizan o sincronizan en busca de la verdad, y quedan “afinados” con un problema, o con una preocupación, buscando solos la solución, aunque no nos demos cuenta y estemos haciendo cualquier otra actividad, la solución muchas veces aparece en cualquier momento, y con distintas formas de manifestación.
El problema actual, que muchos mencionan como falta de desarrollo del hemisferio derecho, en desmedro del izquierdo, se debe básicamente a la capacidad de la mente humana para sintonizarse, y usar su mejor órgano para la solución de un problema.
Entonces, el problema que tenemos, no es que debamos desarrollar el hemisferio derecho, el problema es que nos interesamos básicamente por cosas que no precisan su uso.
Esto se debe fundamentalmente en Occidente al desarrollo demasiado rápido de tecnología, y los intereses económicos que están detrás de esto, lo que hace que la mayoría de las personas dediquen la mayor parte de sus energías a la supervivencia, el placer físico y las sensaciones nuevas que brinda la nueva tecnología, en desmedro del conocimiento espiritual, el arte o la música.
No debemos interpretar que el desarrollo tecnológico sea malo, sino que debe ser equilibrado con el resto de los desarrollos de las demás partes del ser humano.
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