Entonces, en El pozo , el texto que abre toda la escritura de Onetti, y también en la serie de las novelas cortas, ustedes van a encontrar un sistema de micro historias y de sueños que se van entrelazando en ese relato fragmentado, que por momentos parece un relato de historias que se cuentan y se vuelven a contar. En el interior de El pozo se puede discutir el modo en que Onetti reelabora una anécdota. Otro ejemplo es “La larga historia”, un cuento que Onetti escribe en 1942 y que reescribe como nouvelle en 1960 con el título de La cara de la desgracia . Onetti reescribe “La larga historia” y vamos a ver cómo un secreto que funciona en la primera historia reaparece en la segunda en otro lugar y con otra función.
Ustedes verán cómo hay un trabajo con una tradición que él mismo ha construido. Pero también hay una relación de Onetti con la tradición del género nouvelle , con Henry James; con el género policial; con cierta posición narrativa en Faulkner y, por fin, yo diría, una relación de Onetti con lo que podríamos llamar la tradición del Río de la Plata, si podemos nosotros construir ese contexto. Es decir que existe una tradición literaria que entre los años cuarenta y los años sesenta circula en el Río de la Plata, donde por supuesto está Borges, están Bianco, Silvina Ocampo, Cortázar, Felisberto Hernández. Y me parece que Onetti permite leer de manera distinta estas dos tradiciones: la tradición de Roberto Arlt y esta otra tradición que tiene que ver con la presencia plena de lo imaginario y de la literatura fantástica. Onetti se fascina con la figura del profesor de matemáticas que se convierte en rufián y por supuesto el melancólico que alegoriza lo real, es una figura que persiste en su obra y define en gran medida su estilo. La melancolía es una mirada oblicua y negativa que decide el tono de su prosa.
Entonces vamos a dedicar un espacio a la discusión de este asunto, y yo quisiera anticipar algo de esta línea para que ustedes estén más abiertos a la problemática. En principio, por supuesto, aparece la marginalidad como mundo paralelo en Arlt. Por ejemplo, me parece que Onetti trabaja sobre el Rufián Melancólico de Los siete locos , gran personaje, muy conectado con Larsen y con el universo del prostíbulo y las prostitutas. El viraje de Onetti es que él ve ahí un modelo del artista que aspira al prostíbulo perfecto como obra de arte y modelo de organización social. ¿Se acuerdan que en Los siete locos el Astrólogo designa al Rufián como el economista de la revolución? En esa sociedad secreta el que se ocupa de las finanzas es el Rufián Melancólico, que va a establecer una cadena de prostíbulos con la que va a financiar las actividades clandestinas. Es la idea de que existe un espacio antagónico al mundo social: la noción de rufián y de mundo alternativo, de los prostíbulos y de las prostitutas, y la idea de que ahí hay una alianza con la contrasociedad, una alianza entre los que están, como dice el Astrólogo, “del otro lado de la vida”. Pregunta el Astrólogo, “¿Quiénes van a hacer la revolución?”, las putas y los cafishos, la revolución la van a hacer los delincuentes y los estafadores porque la revolución, dice, no la van a hacer los cagatintas y los tenderos. Es muy interesante porque veremos que Onetti vuelve más privado este mundo, lo mete entre cuatro paredes. Arlt lo hace circular por la ciudad, en Arlt nunca se para, se mueve todo el tiempo, los personajes siempre están armando redes y moviéndose por calles y por lugares donde no se sabe bien qué van a encontrar, van a Temperley, vuelven, van de un lado a otro; mientras que en Onetti todo es sedentario, la gente está sentada en un bar o tirada en la cama; esas serían las escenas de lo social que han quedado internalizadas en Onetti.
Hay entonces un antagonismo a lo que podríamos llamar el funcionamiento normal de la sociedad. Quiero decir, este giro de Arlt que insiste en que es necesario oponerse al funcionamiento normal de la sociedad haciendo alianzas, esta especie de contraeconomía y de contrasociedad de las putas y los rufianes tiene todavía un elemento social. En Arlt hay proyectos, empresas, industrias, mientras que en Onetti lo contrasocial es total. Digamos, el antagonismo, la negatividad a lo social es total, no solamente el hecho de que están aliados con aquellos que son contrarios a la sociedad, sino que además no se hace nada de lo que la sociedad cree que es preciso hacer. Entonces ahí hay un punto extremo de esta tradición nada progresista, en el sentido más estricto. Por eso me parece que la gente de la revista Contorno no pudo leer a Onetti, un escritor “negativo”, digamos, porque en Arlt ya aparecía este experimento, pero también aparecía el intento de construir algo. Onetti cristaliza de manera muy clara la concepción de que negarse a la sociedad, rechazar a la sociedad, es rechazarla en un sentido extremo, entonces ahí hace aparecer el otro movimiento, una especie de utopía privada, un espacio no real, que es, en última instancia, el espacio de los sueños y de la fantasía, como se ve en El pozo .
Se trata de vivir en el mundo de la ficción privada. Onetti mantiene un diálogo con Borges respecto al poder de lo imaginario. La construcción de mundos alternativos y el imperio de la ficción en Onetti, lo fantástico como construcción de otro espacio, está muy tramado en torno a la idea de que es el sujeto asocial quien consigue instalarse en el espacio de los sueños. Ese es el modo en que se constituye Santa María, ese lugar imaginario, ese espacio que se construye porque hay un personaje llamado Arce, en La vida breve , que es un asocial que vive tratando de tramar la realidad en términos de los sueños y de la imaginación; que se instala en una especie de sueños diurnos, en un lugar que él inventa mientras escribe un guion, que de pronto toma realidad y él mismo se convierte en Brausen y que va a ese lugar como si fuera a su sueño. Como cualquiera de nosotros, imagina vidas posibles y se reserva esa zona no social del sueño privado en el que uno imagina el “como si”, lo que podría haber pasado o lo que uno podría haber sido.
Es decir que el mundo de la ficción que en Borges está hecho de una manera extraordinaria y caligráfica, en Onetti funciona, a su manera, del mismo modo. Es lo imaginario que de golpe toma realidad. Un sujeto tirado en la cama construye la fantasía de estar en un lugar llamado Santa María, que de pronto se transforma en el escenario de todas las novelas. Y toda la historia desde La vida breve está construida sobre la realidad de ese espacio.
Y después Onetti, en el final, en Dejemos hablar al viento , y en Cuando ya no importe , habla de Brausen, el que inventó todo, y este mundo posible, este mundo paralelo que ha tomado realidad, se incendia y se destruye. Una tradición sería la constitución de un universo fantástico a partir de un universo real pero no en el sentido de Faulkner, que lo da por hecho. Onetti cuenta cómo se hace, cómo se constituye ese lugar de la ficción y cómo ese lugar de la ficción se impone.
Bueno, vamos a detenernos aquí. Pero digamos, en principio, que vamos a seguir discutiendo en la próxima clase alrededor de El pozo . Por un lado, vamos a discutir esta relación de secreto y subjetividad, ¿qué pasa con este sujeto que tiene un secreto? Es un sueño en el que existe un lugar al que puede fugarse, por ejemplo. ¿Qué relación se puede establecer entre secreto y subjetividad?
La otra cuestión es la idea de que en El pozo hay una serie de fragmentos, historias y sueños que se entrelazan y que plantean el problema del secreto como lo planteaba Shklovski, como algo que ata esas historias. Y entonces en relación a cómo el secreto anuda una serie, vamos a plantear el asunto más específico de la construcción de una trama, que es el problema de la causalidad, sobre la cual siempre hemos insistido y que vamos a retomar desde esta óptica de discusión.
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