Blake Pierce - La Casa Perfecta

Здесь есть возможность читать онлайн «Blake Pierce - La Casa Perfecta» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Casa Perfecta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Casa Perfecta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En LA CASA PERFECTA (Libro #3), la criminóloga Jessie Hunt, de 29 años, recién salida de la Academia del FBI, regresa para verse acosada por su padre asesino, atrapada en un juego letal del gato y el ratón. Mientras tanto, debe apresurarse a detener a un asesino en un nuevo caso que le lleva hasta las profundidades de los suburbios—y al precipicio de su propia mente. Y se da cuenta de que la clave para su supervivencia depende de que descifre su pasado—un pasado al que no quería volver a enfrentarse.Un thriller de suspense psicológico de ritmo trepidante con personajes inolvidables y suspense que acelera el corazón, LA CASA PERFECTA es el libro #3 de una excitante serie nueva que le hará pasar páginas hasta altas horas de la madrugada.El Libro #4 de la serie Jessie Hunt estará disponible muy pronto.

La Casa Perfecta — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Casa Perfecta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Jessie subió la potencia una vez más, esperando alejar la vergüenza de su mente con una serie de lanzamientos de codo contra la bolsa a la altura donde estaría la mandíbula de su oponente. Sus hombros estaban empezando a quejarse del dolor, pero ella continuó sacudiendo la bolsa, sabiendo que enseguida su mente estaría demasiado cansada como para estar desasosegada.

Esta era la parte de sí misma que no se había esperado descubrir en el FBI, lo duro que podía llegar a entrenar. A pesar de la típica aprensión que sintió al llegar, había pensado que seguramente le iría bien en el lado académico. Se acababa de pasar los tres años anteriores en ese entorno, inmersa en psicología criminal.

Y no le había faltado razón. Las clases de derecho, ciencia forense, y terrorismo le resultaban fáciles. Incluso el seminario de ciencias del comportamiento, donde los instructores eran sus héroes de toda la vida y pensaba que quizá estaría nerviosa, resultó de lo más natural. Sin embargo, en las clases de preparación física, y especialmente en el entrenamiento de autodefensa, era donde más se había sorprendido a sí misma.

Sus instructores le habían demostrado que con su metro ochenta y sus 75 kilos, tenía el tamaño necesario para vérselas con la mayoría de los perpetradores, si estaba adecuadamente preparada. Probablemente, nunca tendría las habilidades de combate personal de una veterana de las Fuerzas Especiales como Kat Gentry. Y salió del programa con la confianza de que podría defenderse en la mayoría de las situaciones.

Jessie se sacó los guantes de un tirón y pasó a la cinta de correr. Echó un vistazo a su reloj, vio que ya eran casi las 8 de la tarde. Decidió que una carrera de cinco millas la dejaría lo bastante exhausta como para permitirle dormir sin sueños por la noche. Esa era una prioridad ya que mañana regresaba de nuevo al trabajo, donde sabía que todos sus compañeros la freirían a preguntas, esperando que ahora fuera una especie de superhéroe del FBI.

Se dio un periodo de cuarenta minutos, presionándose a sí misma para completar las cinco millas a un ritmo de ocho minutos por milla. Entonces les subió el volumen a los cascos. Cuando empezaron a sonar los primeros segundos de “Killer” de Seal, su mente se quedó en blanco, enfocándose solamente en lo que tenía delante de ella. No albergaba la menor noción respecto al título de la canción o de los recuerdos personales que pudiera sacar a la superficie. No había nada más que ese ritmo y sus piernas moviéndose al unísono. Era lo más cerca de la paz que Jessie Hunt podía sentirse.

CAPÍTULO OCHO

Eliza Longworth iba corriendo para llegar hasta la casa de Penny cuando antes le fuera posible. Eran casi las 8 de la mañana, la hora a la que su profesora de yoga solía aparecer.

Había pasado una noche básicamente en vela. Solo cuando llegó el primer rayo del alba le pareció saber qué ruta tomar. Una vez tomó la decisión, Eliza sintió cómo se le quitaba un peso de encima.

Le envió un mensaje de texto a Penny para decirle que la noche en vela le había dado tiempo para pensar, y para reconsiderar si se había precipitado al terminar con su amistad. Tenían que ir a la lección de yoga. Y después, una vez su profesora, Beth, se hubiera ido, podían encontrar la manera de aclarar las cosas.

A pesar de que no había recibido respuesta alguna por parte de Penny, Eliza se dirigió hacia su casa de todas maneras. En el momento que llegaba a la puerta principal, vio cómo Beth conducía por la serpenteante carretera residencial y le saludaba.

“¡Penny!”, le chilló mientras llamaba a la puerta. “Beth está aquí. ¿Sigue en pie la clase de yoga?”.

No obtuvo respuesta así que presionó el timbre y se puso a mover los brazos delante de la cámara.

“Penny, ¿puedo pasar? Tenemos que hablar un momento antes de que llegue Beth”.

Siguió sin obtener respuesta y Beth ya estaba a solo cien metros así que decidió entrar, dejando la puerta abierta para Beth.

“Penny”, gritó. “Te dejaste la puerta abierta. Beth está aparcando. ¿Recibiste mi mensaje? ¿Podemos hablar un minuto en privado antes de empezar?”.

Pasó al recibidor y esperó. No hubo ninguna respuesta. Se movió a la sala de estar donde generalmente recibían las lecciones de yoga. También estaba vacía. Estaba a punto de entrar a la cocina cuando Beth entró a la casa.

“¡Damas, estoy aquí!”, les llamó desde la puerta principal.

“Hola, Beth”, dijo Eliza, girándose para saludarle. “La puerta estaba abierta, pero Penny no me responde. No estoy segura de lo que pasa. Quizá se quedó dormida o está en el baño o algo así. Puedo mirar arriba… si quieres, puedes prepararte algo de beber. Estoy segura de que solo tardará un minuto”.

“No te preocupes”, dijo Beth. “Mi cliente de las nueve y media me ha cancelado así que no tengo prisa. Dile que se tome su tiempo”.

“Muy bien”, dijo Eliza mientras empezaba a subir las escaleras. “Danos solo un minuto”.

Iba a mitad de camino por las escaleras cuando se preguntó si a lo mejor hubiera debido tomar el ascensor. El dormitorio principal estaba en el tercer piso y el ascensor no le hacía la menor gracia. Antes de que pudiera reconsiderarlo en serio, escuchó un grito que venía del piso de abajo.

“¿Qué pasa?”, gritó mientras se giraba sobre sí misma para bajar a toda prisa las escaleras.

“¡Date prisa!”, gritó Beth. “¡Por Dios, corre!”.

Su voz provenía de la cocina. Eliza echó a correr cuando alcanzó el piso de abajo, atravesando la sala de estar a toda prisa para doblar la esquina.

En el suelo de baldosas hispánicas de la cocina, tumbada en un charco inmenso de sangre, estaba Penny. Se le habían quedado los ojos abiertos de terror, y el cuerpo estaba contraído por un horripilante espasmo mortal.

Eliza se apresuró a acercarse a su mejor y más antigua amiga, resbalándose con el líquido espeso al hacerlo. Su pie salió hacia adelante y se cayó de espaldas al suelo, donde todo su cuerpo se bañó de sangre.

Tratando de no echarse a vomitar, gateó y le puso las manos en el pecho a Penny. Hasta con la ropa puesta, estaba fría. A pesar de ello, Eliza le sacudió, como si eso pudiera despertarla.

“Penny”, le rogaba, “despierta”.

Su amiga no le respondía. Eliza miró a Beth.

“¿Conoces alguna técnica de reanimación?”, le preguntó.

“No”, dijo la joven con voz temblorosa, sacudiendo la cabeza. “Pero creo que es demasiado tarde”.

Ignorando su comentario, Eliza intentó acordarse de la clase de reanimación que había tomado hacía años. Era para tratamiento infantil, pero supuso que deberían aplicarse los mismos principios. Abrió la boca de Penny, le echó la cabeza hacia atrás, le cerró los orificios de la nariz con dos dedos, y sopló con fuerza sobre la boca de su amiga.

Entonces se encaramó a la cintura de Penny, puso una mano sobre la otra con las palmas hacia abajo, y presionó la palma de su mano sobre el esternón de Penny. Lo hizo por segunda vez y después una tercera, intentando crear cierto ritmo.

“Oh, Dios”, escuchó murmurar a Beth. Elevó la vista para ver lo que pasaba.

“¿Qué pasa?”, le exigió con firmeza.

“Cuando presionas sobre ella, le rezuma sangre del pecho”.

Eliza bajó la vista. Era cierto. Cada presión causaba una lenta filtración de sangre desde lo que parecían ser unos cortes bastante anchos en su cavidad pectoral. Elevó la vista de nuevo.

“¡Llama al nueve-uno-uno!”, gritó, aunque sabía que no serviría de nada.

*

Jessie, que se sentía sorprendentemente nerviosa, llegó pronto al trabajo.

Con todas las medidas adicionales de seguridad que había dispuesto, decidió salir de casa con veinte minutos de antelación para su primer día de trabajo en tres meses, para asegurarse de llegar antes de las 9 de la mañana, la hora a la que le había pedido el Capitán Decker que apareciera. Pero parece que su capacidad de transitar las curvas y descensos ocultos había mejorado mucho, porque no tardó tanto como esperaba en llegar a la Comisaría Central.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Casa Perfecta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Casa Perfecta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Blake Pierce - Casi Muerta
Blake Pierce
Blake Pierce - Casi Perdida
Blake Pierce
Blake Pierce - The Perfect Affair
Blake Pierce
Blake Pierce - Den perfekta hustrun
Blake Pierce
Blake Pierce - Casi Ausente
Blake Pierce
Blake Pierce - A Casa Perfeita
Blake Pierce
Blake Pierce - La Casa Perfetta
Blake Pierce
Blake Pierce - The perfect look
Blake Pierce
Blake Pierce - The Perfect Lie
Blake Pierce
Blake Pierce - El Tipo Perfecto
Blake Pierce
Blake Pierce - La Esposa Perfecta
Blake Pierce
Отзывы о книге «La Casa Perfecta»

Обсуждение, отзывы о книге «La Casa Perfecta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x