Se agachó junto a Chantelle y tomó sus hombros en cada una de sus manos—. Que tengas un día increíble—dijo, y Emily escuchó un toque de emoción en su voz—. No puedo esperar a oírlo todo.
Puso sus brazos alrededor y la abrazó con fuerza. Emily se dio cuenta de la forma en que apretaba los labios, conteniendo las lágrimas que intentaban escapar. Viéndolo de esa manera, ella también se emocionó, y eso hizo que ella lo amara aún más.
Daniel salió del abrazo y ahora era el turno de Emily de dar palabras de aliento a la niña. La abrazó con fuerza.
—Sé valiente—dijo—y muéstrales a todos los demás niños que tienes un alma amable, cariñosa y generosa.
Chantelle asintió. Se volvió hacia el edificio de la escuela y respiró hondo. Daniel extendió la mano y agarró la de Emily.
—Va a tener un día muy divertido—les aseguró la Srta. Glass mientras introducía la mano semi-reticente de Chantelle en la suya—. Lo prometo—añadió, moviendo el brazo.
Juntos, Emily y Daniel aguantaron la respiración mientras veían a Chantelle caminar por el camino hacia su nueva escuela. En el escalón superior, se detuvieron, y Chantelle se volvió. Con el aliento de la Srta. Glass, se despidió y luego desapareció dentro.
—El primer día de clases de nuestro bebé—susurró Emily.
*
En el camino de regreso a la Posada, Emily se preguntó qué harían con su día. Chantelle llevaba menos de una semana en sus vidas y ya no podía recordar lo que había hecho antes.
— ¿Qué hacemos hoy?—le preguntó a Daniel.
—Creo que debería mudarme—contestó, su mirada aún fija en el parabrisas.
Emily lo miró—. ¿Hoy?
Daniel la miró y sonrió—. Es hora de que seamos una familia adecuada—dijo.
El estómago de Emily dio una voltereta. Las cosas con Daniel de repente se movían muy rápido, y le sorprendió lo mucho que quería que lo hicieran.
Llegaron a la posada y Daniel se estacionó fuera de su cochera. Al entrar, Emily sintió una extraña punzada de nostalgia. Apenas habían pasado tiempo en casa de Daniel, pero aun así se sentía especial para ella, un lugar lleno de recuerdos. Ya se sentía con menos vida, transformado por los acontecimientos recientes. Daniel había llevado una tonelada de sus cosas a Tennessee cuando se había ido en el verano y no había desempacado ninguna de las cajas o maletas, así que ya había algunas estanterías vacías y equipaje apilado en la esquina.
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