CAPÍTULO I MI MISIÓN
CAPÍTULO II AMOR IMPÍO
CAPÍTULO III ZOZOBRA
CAPÍTULO IV PECADOS ORIGINALES
CAPÍTULO V FUEGO NEGRO
CAPÍTULO VI DESESPERACIÓN
CAPÍTULO VII SACRIFICIO
ENTREACTO
AGRADECIMIENTOS
A Tatiana Ortega, mi amiga y musa más preciada, a quien más admiro y quiero. La principal responsable de que «Conversaciones con Lucifer», la idea original de esta historia, naciera.
A Manuel Baraja, porque gracias a ti he podido ver realizado el sueño de auto editarme. Pocos son los que verdaderamente merecen el título de «Editor», y tú, amigo mío, eres uno de ellos.
A Tania Jaramillo, por su pedazo de portada, ser siempre tan diligente a la hora de escuchar mis exigencias y aguantarme, a pesar de lo quisquilloso que puedo llegar a ser. Pero sobre todo por ser mi «hermana».
A Jacobo Otero, gran amigo, compañero y hermano de armas. Si no el primero, uno de los primeros que se prestan a dar «el callo» cuando la situación lo requiere. Gracias por tus consejos y tu prólogo.
A Lydia Barranco, mi «tigretona», por haber aceptado ser la modelo que encarna a Julie. Gracias por tu amistad tan sincera, después de más de 10 años.
A los pocos que considero mis amigos, los que habéis estado SIEMPRE ahí; en las buenas, en las malas y en las peores. Los que de verdad tenéis un hueco en mi corazón.
A Karolina Rose, Anna Lakomy, Rick Rocker y Max Major. Vuestro apoyo y amistad aunque estéis en EE.UU., son dos de mis grandes fuentes de inspiración y motivación para seguir luchando, pronto nos veremos.
A Pettitsu, porque por tu culpa soy más conocido en EE.UU. y Suramérica que en ningún otro lugar del mundo.
A mi familia, porque gracias a ellos hoy soy quien soy, más fuerte de lo que jamás imaginé.
Y sobre todo, a aquellas personas que estáis leyendo estas líneas. Sin vosotros yo no sería nadie, gracias a vuestro apoyo, mi voluntad de luchar y superarme crece a cada instante.
Gracias, desde lo más profundo del corazón del Lobo Fantasma.
MÁS ALLÁ DE LAS SOMBRAS
Hacer un prólogo siempre supone una tarea complicada, y más cuando se trata de la obra de un amigo. Las malas lenguas empezarán a soltarse de forma descontrolada: «Claro, su coleguita prologó EL OCTÓGONO y ahora este tiene que devolverle el favor».
Pues nada más lejos de la realidad. Si las novelas y relatos de Juan no me hubieran impactado, hoy no estaría escribiendo estas líneas. Seguí con verdadero interés las peripecias de «Normando Graco». Me puso nervioso con sus cuentos de Halloween. Y ahora, con EL PERIPLO DEL ÁNGEL, no he podido dejar de leer una historia que además de emocionante, no deja indiferente. No esperen una novela corriente (Juan nunca lo hace). Vayan preparándose para vivir emociones fuertes. Hay escenas tan vívidas que casi parece que en vez de leer estemos ante un relato gráfico. La influencia del cine y las series de animación están muy presentes a lo largo de las páginas, pero lo que de verdad atrapa al lector es una trama que te lleva de sorpresa en sorpresa. Que el argumento tenga como trasfondo la IGM (Primera Guerra Mundial), es otro acierto. Pero lo que más me ha llamado la atención, es esa manera en la que el autor pone a los personajes al límite. Algunos sin duda creerán que rezuma una crueldad innecesaria, pero basta echar un vistazo a obras tanto clásicas como contemporáneas, para descubrir que no es el único. Wilbur Smith o John Le Carré son maestros en esa forma de narrar. Antes lo hizo el propio Goethe con su WERTHER. ¿A dónde quiero llegar con esto? A que sólo las personas que hemos sentido de manera muy profunda la vida, podemos catalizar ese sentimiento a través de la escritura. Hay quien toca fondo y se suicida, mientras que los verdaderos valientes (hombres o mujeres) dejamos que sean nuestros demonios quienes carguen con el peso del sufrimiento, para salir reforzados de ese proceso. Sin duda Juan es de ese tipo de personas, y por eso no me cabe duda de que esta novela llegará muy lejos
Jacobo Otero
POR AMOR SE PRODUCEN
LAS PEORES CAÍDAS
Loados seáis mortales. Veo que a pesar de todos mis intentos por ocultar mi presencia habéis encontrado mi crónica. Por lo que lo más correcto es que me presente como es debido: Aunque actualmente mi nombre es Jhon Dusk, antaño fui conocido como Dekkar’iël; y efectivamente mi nombre original era el de un ángel. Sí, fui uno de ellos y lo puedo decir orgulloso y con el pecho henchido, o como os gusta decir a vosotros: «con la boca llena».
Os estaréis haciendo la pregunta más obvia: ¿Cómo es posible que anteriormente fuese un ángel y ahora no sea más que un mono de barro como vosotros? Como habéis podido comprobar ya, mis ojos son de color dorado. A pesar de lo que algunas historias paganas hayan podido contar para desfigurar la verdad, el color de los ojos dorado es una señal inequívoca de que son los de un ángel, al igual que el rojo y sus distintas mezclas y variantes son los de un demonio. Me crearon con un único cometido: custodiar el alma que me fuese designada en el camino de su «penitencia». Existen muchas teorías al respecto sobre la reencarnación y los castigos que supuestamente elegimos antes de nacer como humanos para expiar nuestros pecados. Ciertamente, eso sólo se les concede a unos pocos privilegiados, el resto debemos morar bajo los designios escritos en los renglones torcidos de Dios. Toda esta historia y otras tantas quizás las revele en un futuro… por ahora sólo me centraré en mi «caída» y mi periplo.
Como he dicho, mi cometido era custodiar y vigilar cada paso de la persona que me asignaron. Podía inspirarla y alentarla con mi esencia y luz cuando sus días fuesen más oscuros, pero se me prohibió terminantemente intervenir en su vida o influenciarla para que tomase una decisión u otra; debía respetar su don único como persona humana, don y regalo supremo de Dios: el libre albedrío.
CAPÍTULO I
MI MISIÓN
Vi a mi protegida por primera vez mucho antes de que renaciera como humana. Conversaba con nuestra madre y creadora –sí, Dios es una mujer cuando toma apariencia humana. ¿De verdad os creéis esa patraña de que es un hombre con barbas?, por favor… pensad un poco en el significado de: «Y Dios hizo al humano a su imagen y semejanza»–, y vi que era muy guapa, una belleza como pocas habían existido; antes de morir en su anterior vida su nombre fue Inanna, y fue comúnmente conocida como La Reina Serpiente. Hizo muchos estragos en nombre de un perverso conquistador tan maligno como Lucifer, pero gracias a un alma caritativa pudo encontrar su segunda oportunidad para redimirse ante los ojos de Dios. De esta alma caritativa aún no sabemos nada, sólo sabemos que Arsenio Aurah, el nefilim e hijo bastardo de Modiahk Inserez, desapareció en el Infierno tras sacrificar su alma a cambio de salvar la de su amada Inanna.
Poco antes de que Inanna se reencarnara, Dios se acercó a mí y me habló sobre su historia y que yo iba a ser su custodio. Aunque en un principio me mostré ligeramente reticente de tener que custodiarla al haber escuchado su dantesca y fatídica historia como La Reina Serpiente, finalmente cedí y acepté ser su ángel vigía.
Nació con otro nombre, sin recordar absolutamente nada de lo que hizo o vivió como Inanna. Su nuevo nombre era Julie, y conservaba la esencia de su belleza aunque su aspecto físico fuese muy distinto al que tenía en su vida anterior. Julie nació en el seno de una familia pobre y humilde, en la Bélgica del año mil ochocientos noventa y seis. Su padre era un alcohólico que la maltrataba desde muy pequeña tanto física como psicológicamente, abusó sexualmente de ella repetidas veces –e incluso llegó a violarla cuando fue un poco más mayor–. Su madre era una psicópata y una sociópata por ser una mujer frustrada, no tenía remordimiento o sentimiento de culpa alguno por el desaliento que cada día le daba a Julie, dejándole claro que no fue una hija deseada y que como nadie la quería, nunca llegaría a ser nada en la vida.
Читать дальше