BUSCANDO A JAKE y OTROS RELATOS
Un libro de
China Miéville
Copyright © China Miéville 2005
Ilustraciones de «Rumbo al frente» © Liam Sharp 2005
Foto China Miéville © Katie Cooke
© de la presente edición La máquina que hace PING!
Traducción
María Pilar San Román
«Detalles», «Mensajero»,
«Entrada extraída de una enciclopedia médica» e
«Informes sobre diversos sucesos acaecidos en Londres»
Silvia Schettin
«Buscando a Jake», «Cielos diferentes», «Cimiento»,
«Familiar», «Jack» y «Noche de paz»
Arrate Hidalgo
«Acaba con el hambre»
Cristina Jurado
«Rumbo al frente»
Marcelo Cohen y Cristian Arenós Rebolledo
«El Azogue»
Prólogo
Cristina Jurado
Ilustración de cubierta
Juan Alberto Hernandez
Diseño de cubierta
Carolina Bensler
Correcciones y edición
Cristian Arenós Rebolledo
Laura Ponce - Cristina Jurado
ISBN 978-84-948852-7-3
El derecho de China Miéville a ser identificado como el autor de este trabajo ha sido reivindicado conforme a la Ley británica Derechos de Autor, Diseños y Patentes de 1988. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida, de ninguna forma o por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación u otro) sin el permiso previo por escrito del editor. Cualquier persona que realice cualquier acto no autorizado en relación con esta publicación podrá ser objeto de acciones penales y civiles por daños y perjuicios.
La cita de «La fauna de los espejos» ha sido reimpresa con el permiso de The Random House Group Ltd. La lista ubicada al final de este libro constituye una extensión de créditos.
La máquina que hace PING!
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Prólogo
Prólogo
Escribir este prólogo ha supuesto convertirme en arqueóloga de la obra de China Miéville (Norwich, 1972), un autor británico contemporáneo que se mueve con igual soltura en la ficción, en el ensayo y en el cómic. Como su primera publicación data de 19861, Miéville habría visto su primer cuento impreso con solo catorce años en Young Words 1986, un recopilatorio de jóvenes escritores. Después vendrían años de formación en Cambridge, donde se licenciaría en antropología social en 1994, y de una profunda concienciación política, que culminaría en 2001 tras su paso por la London School of Economics, con un máster y un doctorado en relaciones internacionales bajo el brazo.
Durante esta etapa escribió su primera novela, King Rat (Macmillan, 1998)2, y algunos de los relatos que vas a leer a continuación. La comprendida entre 1998 y 2005 supone una etapa muy fecunda para el británico en la que sale a la luz su aclamada trilogía Bas-Lag (Perdido Street Station, 2000; The Scar, 2002; Iron Council, 2004)3 y deja claro su compromiso político al presentarse como candidato a las elecciones a la Cámara de los Comunes en 2001 por la Socialist Alliance. No saldría elegido pero, lejos de apartarse del activismo político, Miéville reorientaría su mirada hacia el arte y seguiría escribiendo artículos para la revista marxista Historical Materialism, de cuyo consejo editorial forma parte. En 2005 publica su tesis doctoral Between equal rights: A Marxist Theory of International Law (Brill, 2005) y Looking for Jake (Del Rey para USA, 2005, y Macmillan para UK, 2015).
Esta última obra, que en español se titula Buscando a Jake, es una primera colección de relatos que comprende trece relatos y una novela corta con traducciones de Pilar San Román, Silvia Schettin, Arrate Hidalgo, Cristina Jurado, Marcelo Cohen y Cristian Arenós Rebolledo. En esos trece textos se recoge el material temprano confeccionado en los años de descubrimiento del mundo y del despertar de las inquietudes políticas del autor, que representa el inicio de su carrera como escritor de ficción y sus primeros triunfos4. Solo cuatro de los trece relatos («Mensajero», «Jack», «El parque de bolas» y «Rumbo al frente») son inéditos en la primera edición de 2005, mientras que el resto se pudieron leer en su momento en las páginas de publicaciones como Socialist Review, o en antologías seleccionadas por editores de la talla de Ann y Jeff VanderMeer o Michael Chabon.
Buscando a Jake es cualquier cosa menos una colección convencional, y no solo porque incluya historias que se distancian formalmente de lo habitual en una antología de relatos, como «Rumbo al Frente», un comic ilustrado por el artista británico Liam Sharp, sino porque da cabida a narraciones como «El parque de bolas», co-escrita con Emma Bircham y Max Schaefer. También el contenido de estos textos desafió las etiquetas literarias de tal manera que, la irrupción de Miéville en la escena artística e intelectual de finales de los ’90 y principios del tercer milenio, es un elemento importante en el advenimiento del new weird: una vanguardia no realista que recogía las ideas y la energía creativa del pulp, de la novela gótica, del simbolismo, del realismo mágico, del horror lovecraftiano, de la Nueva Ola británica de los ‘60, del surrealismo, el dadaísmo, de la hibridación de géneros, y de la experimentación. Aunque Miéville no fue ni el primer ni el único autor adscrito a este movimiento, es precisamente en el prólogo a una de las historias contenidas en esta colección —la novela corta El azogue5—, donde M John Harrison acuña por primera vez el término new weird para señalar la existencia de un fenómeno que revolucionó la escena literaria posthatcheriana. Es en esta novela corta donde se siente con más fuerza la influencia de los dadaístas (los “patchogues” son una réplica de Lord Patchogue6, el doble procedente del otro lado del espejo concebido por el escritor francés Jacques Rigaut7) y de Borges8.
Mención aparte requiere su indiscutible vinculación con el weird de finales del siglo XIX y principios del XX, que el propio Miéville ha definido como «un tipo de ficción escurridiza y macabra, capaz de cortarnos la respiración, un fantástico («terror» sumado a «fantasía») oscuro, que incluye monstruos alienígenas alejados de la tradición (aquí se une la «ciencia ficción»)»9. Con este género comparte una existencia intersticial poblada de tropos prestados de otros géneros, con el objeto de inspirar una sensación entre lo sublime y lo asombroso. La especificidad del new weird radica, sin embargo, en su interés por el espacio urbano, su capacidad para subvertir los tropos mencionados y un continuo cuestionamiento de las ideologías subyacentes de la sociedad.
Al igual que el resto de integrantes del new weird, Miéville pertenece a una generación inmersa, desde la cuna, en una cultura audiovisual y un sistema económico de libre mercado, en el que las obras de fantasía y ciencia ficción son abundantes y accesibles. Eso convierte la especulación con ingredientes fantásticos en un lenguaje legítimo para (re)conocer la realidad. No es de extrañar que el género se auto-cuestione constantemente su propia naturaleza debido, en buena medida, a la diversidad de fuentes de las que bebe. Es esa diversidad la que da lugar a la dificultad de encontrar una descripción precisa del new weird, como si resistiese cualquier definición y reivindicase su derecho a transformarse, e incluso contradecirse, y reclamase una fluidez que lo coloca en una postura de tensión constante con respecto a la industria editorial. La voluntad de publicar fuera de etiquetas comerciales familiares supone, en sí misma, una posición de resistencia contra el status quo, que incomoda a algunos tanto como fascina a otros.
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